Final de Crush you y 'algo' de la Sleepless
Fandom: Prince of Tennis
Personajes: Sleepless Pair
Género: Shonen Ai, fluff
Palabras: 626
Resumen: Jiroh confía en Atobe, pero a veces las cosas parecen lo que no son.
Notas: Gracias a
ary666 por tener paciencia, darme frases, animarme y betearlo. Quierote, nee-san. Como ahora mismo estoy vacía de ideas, no he encontrado ningún título. Suficiente es que haya podido escribir algo tan OOC.
Disclaimer: Las frases pertenecen a nuestro amigo Esteban Rey (Stephen King), que escribió el genial libro que es Misery.
Abrió la puerta de un empujón, lleno de rabia, y el aire gélido de la noche le golpeó la cara con brusquedad. Tosió y echó a caminar, sin pararse siquiera a ponerse bien la chaqueta.
No le importaba que la calle estuviera sumergida en una total oscuridad ni que pareciera haberse ido la luz en ese lado de la acera, porque sólo estaba interesado en encontrar un rostro, un niño acurrucado en algún lugar, aquel que, después de encontrarle en ese plan, en ese sitio, salió a toda prisa sin decir nada.
Todo lo que quería decirle era que había sido un malentendido. No buscaba preguntarle por qué había ido hasta allí, cómo había sabido donde iba a encontrarle, si lo sabía, ni si estaba molesto con él. Tampoco tenía razones para estarlo, pero él lo comprendería. Tan solo debía decirle que no necesitaba a nadie más que a él.
No había ido muy lejos. Jiroh salió de su escondite, entre los coches de un aparcamiento, en cuanto vio que Atobe estaba fuera de sus casillas, buscándole en un estado de desesperación tal que ni siquiera se había dado cuenta de que tenía un aspecto desaliñado, y según andaba parecía un borracho.
Todo tendría una explicación, seguro. Lo único que sucedía es que no podía soportar una idea tan terrible. Se dijo que también podría haber sido su imaginación, a pesar de que este último pensamiento era una tontería, puesto que lo había visto con sus propios ojos.
Atobe clavó sus ojos en él, sin aliento, y corrió hacia él para sentirlo de nuevo entre sus brazos. Jiroh no se movió. El olor a perfume barato de la camisa de Atobe le había devuelto aquella imagen. Estaba nervioso, y a la vez confuso y mareado.
No notó nada cuando Atobe lo dejó durmiendo en el sofá, unas horas antes, salvo las vibraciones de su teléfono móvil sobre la mesa. No le preguntó quién era, como solía hacer, aunque estuviera dormido, y se arrepintió cuando encontró que había anochecido y seguía solo.
Al incorporarse, vio el papel sobre la mesa y tuvo que pestañear dos veces para comprobar que no estaba soñando. Había ocurrido algo grave. Atobe no frecuentaba esos lugares, aunque Jiroh recordaba haber leído algún artículo en una revista sensacionalista que hablaba de su padre.
El orgullo de Atobe podía estar en peligro. Era lo que pensaba mientras se dirigía a aquella dirección que había anotado con letra temblorosa, debido seguramente a la ira que le invadiría al recibir aquella llamada. Sin embargo, al llegar allí las cosas cambiaron.
Había cinco mujeres. No, seis. Tal vez más. En un sofá. Atobe charlaba con ellas, reía, y dejaba que le tocasen allá donde alcanzasen sus manos. Jiroh borró inmediatamente de sus labios la sonrisa que pensaba regalarle a su novio, junto con unas palabras.
- No ha pasado nada, todo está bien.
Lo miró inseguro, queriendo creer, temeroso de creer, pero al fin, creyendo de todos modos. Y tenía motivos, porque le estaba diciendo la verdad. Si no fuera así, Atobe no se permitiría temblar de ese modo, no se aferraría a él con tanta fuerza ni habría abandonado la diversión tan rápido.
- Intentaba conseguir algo de información. - dijo, pasando el brazo por encima de los hombros de Jiroh, mientras tomaban unas bebidas calientes en un parque. - Ahora que Ore-sama va a encargarse oficialmente de la compañía, no quiero que haya ningún asunto turbio que pueda fastidiarme. Siento que hayas tenido que verme así.
Jiroh negó con la cabeza, mientras intentaba que aquello pasara de ser un recuerdo amargo a formar parte del archivo de escenas que a veces constituían sus pesadillas. Entonces, cuando sintiera miedo de perderlo, Atobe estaría ahí para disipar sus dudas.
Millones de gracias por leer ^^