Título: Apoyo
Pareja: Gabrielle/Loren
Fandom: Turmalina
Advertencias: Lógicamente algo de shojo ai.
Apoyo
Es su mejor amiga y dios, cuánto la ama. No es por su físico, claro que no, porque Loren Makepeace es una mujer atractiva, sí, pero tampoco es la gran cosa. La veía desnuda en las regaderas de la escuela y sabía bien que sus senos eran pequeños, que si bien su cintura era estrecha a sus caderas le hacía algo de falta carne. Pero era hermosa y su belleza radicaba en aquella sonrisa amable capaz de despertar compasión y cariño.
Son muy distintas y le parece un poco extraño que sean tan amigas. Loren ama quedarse en casa, leer un buen libro, descansar y mirar la lluvia a través de la ventana, resolviendo algún puzzle. Ella, al contrario, no soportar estar encerrada por mucho tiempo. Ama salir a esquiar, ir a la playa, hacer deporte, lo que sea, mientras más arriesgado mejor. Pero tampoco son tan distintas, porque en esencia son lo mismo. Independientes, animosas, criaturas amantes de una naturaleza que les rodea.
A Gabrielle le desagrada un poco Yaotzin pero no la odia porque puede comprender por qué la menor de las Makepeace se comporta de esa manera. Estudia psicología y se había prometido que, algún día, cuando fuera profesionista, curaría a Yaotzin, para que Loren no sufriera más. Pero es una promesa que no podrá cumplir.
William Odergand es algo completamente distinto. Es un mal hombre y ella lo supo desde que lo vio, desde que en el colegio reñía con él todo el tiempo, desde la época en que el chico le arrojaba bolitas de papel entre clases y la acosaba para molestarla durante semanas. Ella y Loren las víctimas favoritas de la inmadurez del estúpido de Odergand. Y apenas puede creer que ese tipo es el novio de Loren. Los giros que daba la vida a veces eran una gran mierda.
Se retoca la pintura de sus labios y pide un café, observando distraída por las ventanas del café en que se encuentra, rayando por inercia la página de una libreta. Loren la ha citado y le parece extraño y tiene un mal presentimiento. Uno muy malo, como esos que te dicen que alguien morirá o que te han robado el dinero del banco o algo mucho peor. Se revuelve en la silla y deja que su cabello, teñido de un rojo fuego, caiga a sus espaldas.
Las mujeres son intuitivas y está segura que Loren lo sabe, la verdad acerca de su relación. Necesita protegerla y cuidarla, necesita tenerla segura del resto del mundo y de personas como Odergand, porque Loren es una gran mujer y necesitaba algo más, merecía algo mejor que esclavizarse para siempre, atándose a un hombre que la trataría como basura. No quiere ni pensar en eso y niega con la cabeza, prefiriendo pensar en mejores cosas, hundirse en recuerdos más dulces.
Loren sabe a frambuesa. Sonríe por aquella oración tan repentina y deja que el recuerdo le haga sentir de nuevo los labios pálidos de la chica. Sólo una vez la ha besado y no ha sido algo real, porque era un juego y eran niñas pequeñas y ni siquiera está segura de que Loren sepa a frambuesa, porque si bien recuerdo, Loren estaba comiendo gelatina de la dichosa fruta antes del beso y no puede fiarse. Un juego, nada más. Su único beso dado con amor y cariño se limitaba a un juego.
- Suena un poco patético. ¿No te das lástima, Gabrielle Kamaishi? - Ríe y habla sola y sabe que las personas la miran extraño y ella les devuelve las miradas con una que claramente indica que si se atreven a decir algo, morirán lenta y dolorosamente. Claro, dice eso con los ojos, encubriéndose tras una sonrisa más falsa que Odergand trabajando en un asilo. Vuelve a reír, tocada por la comparación y su mente danza entre pensamientos incoherentes e imágenes mentales que involucran a un William con tutú rosa, al más puro estilo 'el lago de los cisnes'. Tal vez tomar tanto café le estaba matando el cerebro. O algo así.
La puerta se abre y su sonrisa desaparece, porque es Loren y a la vez no lo es. Su mirada está hueca, opaca y herida. Y aún así trata de sonreír cuando la ve, haciendo grandes esfuerzos. Gabrielle finge que le cree y le sonríe y acerca la taza de café cuando la otra se sienta, casi dejándose caer en el asiento, derrotada.
- Loren... ¿qué...? - Comienza, pero Loren se muerde el labio inferior y Gabrielle maldice la exactitud de sus presentimientos y masculla molesta por la costumbre de no equivocarse. La morena inhala profundo, antes de tratar de contestarle.
- Yaotzin está muerta.
Muerta. Y suena tan irreal que le asusta y quiere preguntar si acaso es una broma pero no se atreve porque le cree. Le cree y no quiere hacerlo y no sabe qué decir. Gabrielle se ha quedado sin palabras y es el fin del mundo.
- ¿Cómo...?
- Estoy embarazada.
Y no puede procesar nada más. Sus manos tiemblan, las conexiones entre sus neuronas parecen de pronto haber sido rotas, bloqueadas, algo parecido a los efectos del alcohol. Maldice a William Odergand, quiere gritar que no es cierto, la idea de abrazar a Loren y besarla y decirle cuanto la quiere se vuelve una constante, de nuevo quiere matar al estúpido aquel, se siente perdida y Yaotzin ya no está, quiere llevarse a su amiga lejos, muy lejos y que nadie las encuentre. Puto Odergand. Vorágine y ya no sabe cuanto tiempo ha pasado ni desde cuando Loren le mira con los ojitos abiertos, esperando, como una cachorrita abandonada, una palabra de consuelo.
Se limita a abrazarla cuando recuerda cómo es eso. Con la mesa de por medio, con las manos temblando, con los labios fríos y sin labial, le sujeta las manos, la atrae hacía ella. Acaricia su rostro, su frente y la consuela como a una niña pequeña. Maldita sea. Y le importa poco no ser correspondida y le vale madre que alguien los esté viendo y la besa, despacio, un roce de labios, sin lengua, sin saliva, sin nada más que esa necesidad y amor, porque es amor, confianza y amistad.
"Estoy embarazada" Más que la muerte de Yaotzin, es lo último lo que la trastorna, lo que la lastima. "Estoy embarazada"
- Mierda
Masculla, con rabia, con dolor, porque ya no hay nada que hacer.