Título: Aquí
Fandom: Castillo de sueños
Pareja: Kyle/Kotaro o más bien, Byaness/Kotaro
Advertencias: un poco de incest, ligero. Yaoi por supuesto.
Notas: Los viajes en carreteras y 36 horas sin dormir lo hacen alucinar a uno, ciertamente. Fic muy mal escrito, pero al menos me lo saqué del sistema.
Kotaro escucha el sonido seco de su cuerpo al golpear contra la pared y luego un quejido ronco que se da cuenta es suyo. Frente a él observa los ojos azules, brillantes y demasiado desconocidos que le recorren de arriba a abajo y luego se clavan en los suyos. Siente que su hermano es un cazador y él la presa.
- Aléjate. - Reclama frunciendo el ceño pero no avanza ni trata de quitarse al otro de encima, porque Kyle debe obedecer. Debe obedecerle porque es su hermano menor y porque debe tenerle aún un poco de respeto.
El menor coloca ambas manos a los lados de la cabeza de Kotaro y se acerca, peligrosamente, casi rozando. Mantiene en sus labios la sonrisa predadora y casi ríe cuando responde contra su oído que no va a obedecer y que tampoco piensa hacerle daño.
- No te temo - Reclama el otro mientras siente la presión sobre su cuerpo, el calor del de su hermano rodeándolo todo y entonces sí, se atreve a empujarle y forcejear un poco.
- Mentiroso - Kyle lo dice y lo toma de los hombros y lo empuja contra la pared y es de nuevo un sonido seco, un quejido y la cercanía. Kotaro maldice la estúpida manía de su hermano de acorralarlo contra las paredes y comienza a pensar que es comportamiento Odergand.
- ¿Por qué te temería? Eres sólo un niño - Musita casi sin voz y con tono despreocupado, menospreciándole, altivo. Pero el efecto es contrario y el moreno se pega más y Kotaro puede aspirar el aroma del shampoo en el cabello todavía húmedo y maldice haber entrado a la habitación antes de que su hermano se vistiera por completo.
- No soy un niño
El castaño no dice nada. Kyle es un niño, apenas quince años y sin embargo, su comportamiento no corresponde al de un niño, sus acciones van más allá de lo que un adulto haría. Siente manos sobre las suyas y sin emoción en la mirada, deja que Kyle las manipule y las coloque en sus hombros. Unos instantes, porque comienza a bajarlas, una en su pecho, otra a su costado, tanteando su cintura y deteniéndose en la cadera.
Siente la piel cálida y tersa bajo sus dedos y no puede evitar que sus manos tiemblen ligeramente. Kyle entrecierra los ojos, se acerca aún más y recarga la frente en el hombro de su hermano.
- ¿Qué haces?
- Quiero que veas que no soy un niño. He crecido, ¿lo notas? - Y el pequeño sigue dirigiendo las manos y Kotaro sigue cediendo, aparentando desinterés. - Siéntelo... - Siente bajo las puntas, con su tacto, pequeños músculos marcados, pero en su opinión, su hermano sigue manteniendo la forma delicada usual. - Ya no soy un niño - Y lo dice tras un suspiro y con voz repentinamente temblorosa porque Kotaro ha apresado entre sus dedos un pezón y hala, despacio.
- Kyle...
Se calla y se da cuenta de que no tiene caso llamarle de esa manera. Escucha un gemido ronco y siente que su mano, mantenida en la cadera, es dirigida al frente y permite que el niño le obligue a meterla dentro de la ropa interior. Kotaro cierra los ojos y suelta un suspiro, porque el moreno está lamiéndole el cuello.
- Ky...
Siente risa contra su cuello, labios rozándole y el niño se frota contra su mano y gime despacio, bajito y no hace mucho caso de las palabras. Kotaro no mueve la mano, deja de tratar los pezones del chico y va calmando su respiración. Eso no le parece al menor, que le muerde y trata de marcar ritmo y con una mano se sostiene aferrándola a sus hombros.
- Newes... - Y Kotaro abre los ojos y observa la mirada, azul y nublada por algo que no entiende si es deseo o simple necesidad. Siente, conforme su nombre es pronunciado, los labios rozando los suyos y son una tentación en la que no está dispuesto a caer. - Más... por favor... hazlo...
- Byaness. - El menor se destroza entre sus dedos, serpenteando contra su cuerpo que no es indiferente y tratando de crear contacto. Kyle muere de deseo entre sus manos y suplica, gime y el castaño sabe que si lo quisiera, podría dirigirlo a la cama y hacerle lo que quisiera, pero perdería, porque el único manipulado sería él.
- ¿Si? - El menor responde apenas y gruñe cuando siente la mano salir y colocarse en su espalda. Siente los labios de Kotaro contra su oído y el calor de su aliento le hace estremecer.
- Regrésame a mi hermano - Es un siseo suave, amenazante y Kyle reiría pero está ocupado sintiendo frustración, porque los papeles han sido invertidos y Kotaro le tiene contra la pared y le presiona y él apenas entreabre los ojos para mirarle con odio antes de que el mayor se separe, retroceda varios pasos y termine por abrir la puerta de la habitación.
Afuera, Aishi permanece con la espalda en la pared y esperando algo que nunca sucederá. Mira al interior y Kyle le sonríe -con lascivia, incitándola - y ella desvía la vista, se apena, se sonroja y no mira más.
- Ven por él - Responde Kyle y finalmente se ríe cuando Kotaro vuelve a mirarle y esta vez es lástima lo que lee en sus ojos. Cierra la puerta y se va.
Todo está oscuro y Kyle se queda ahí, con el sonido de la lluvia que lleva ahí horas y el cuerpo pesado. Cierra los ojos y vuelve a reír, mientras se desliza hacía abajo y queda sentado en el suelo. Va calmando sus risas, mientras decide que hay maneras para calmar las ganas que el idiota de su medio hermano no ha logrado calmar. Otras oportunidades habrá. Desliza su mano dentro de su ropa interior, piensa momentáneamente en las palabras de Newes.
- Byaness - Susurra y se da cuenta que quizá, realmente, ese nombre y esa identidad sea ya parte dominante de lo que él cree su personalidad. Tal vez y sólo tal vez, pero no es tan mala idea.