Tema: 5# Templanza
Pareja: Kyle Makepeace/ Aine Newbury
Rating: G
Tabla:
7 virtudes.Notas: Hecho algo rápido y ni idea de cómo. No sé si tenga mucho que ver con el tema, pero igual publico. De cómo Missy también puede ser mala gatita y cómo es que la señorita Newbury ama tener la razón.
Templanza
Los ojos azules, repentinamente brillantes, se posan en el color blanco, descubriendo bajo la textura que quiere tocar, un rastro de café que asoma apenas. Sobre el blanco hay algo de rojo, un poco de verde y varios colores más. La vista toca lo que sus manos no deben, más bien lo que su boca no debe probar.
- No, Missy, lo prometimos - La gatita le mira fijamente y suelta otro maullido, mientras el chico sigue recostado boca arriba sobre la hierba, con el pastelillo sobre su pecho y mirándolo, fijamente. Sospecha que pueda estar encantado, por lo hipnótico que resulta. - No me lo voy a comer.
La gata se restriega contra el chico y trata de subir encima de su pecho, aunque él le aparta, y la gata vuelve a maullar, reclamando atención, porque esa cosa que su amo devora con la mirada le está quitando su espacio exclusivo. Kyle suspira y estira una mano, para que Missy comience a jugar con ella, rasguñando apenas, tirándose panza arriba y mordiendo. Al chico ya ni siquiera le duele.
- Pero está tardando demasiado - Murmura y el pastelillo le está mirando también y su mirada dice 'cómeme'. Y bien, aunque él odia obedecer, quizá pueda hacer una pequeña excepción. La mano libre sube, va a tocarlo, va a tomarlo y acabar con él de una buena vez...
Missy maúlla casi en reproche y Kyle baja la mano, avergonzado, como un niño pequeño descubierto a mitad de una gran travesura.
- ¡Tarda mucho! - Desvía la vista y trata de verla, pero no, la señorita amargura no ha regresado, no está y ella dijo claramente que tenía que cuidar el pastelillo porque tampoco es de ella.
Kyle suspira, se está hartando.
Claro, el pastelillo no sería para Newbury, la señorita dieta saludable y sepa qué más. No, el delicioso pastelillo de chocolate, con crema, grageas de caramelo y esa fresa -tentadora, que le hace agua la boca - , no es para ella. Al menos Uilleam deberá tener buen gusto y aceptar el pastelillo, porque si no, él mismo es capaz de hacer que se lo coma a la fuerza. Si conociera al chico en cuestión, claro está.
- Siempre puede ir por otro - Susurra y es monólogo, para sí, aunque Missy le está escuchando. Kyle termina por cerrar los ojos y esperar, porque debe esperar que llegue Aine y porque si se come el pastelillo, ella le asesinará, lento, muy lento y no, él aún tiene cosas que hacer, y no va a dejar a su Integra viuda antes de casarse.
Se adormece y pensando, imaginando un futuro prometedor - lujo que puede darse, ocasionalmente - queda casi dormido, aunque percibe el mundo aún, de manera difusa, muy ligera y todo es muy relajante. Se siente en un espacio vacío, entre luz incolora y es acogedor. Incluso siente la paz del silencio...
- ¡Makepeace!
Y al caño su paz y silencio.
- Newbury... - Responde adormecido sin abrir los ojos y desvía el rostro, recargando la mejilla contra el césped, sintiendo la frescura de este. Eso y después de unos instantes, siente frío y húmedo y un sobresalto.
Abre los ojos, se incorpora de inmediato quedando sentado y se ve a si mismo, empapado.
- ¡¿Qué rayos?! - Exclama mirándola casi, casi enfadado porque igual no puede enojarse mucho con una chica.
- ¡Le dije que lo cuidara! Sólo unos momentos y cuando regreso, se lo ha comido - Ella reclama y tiene el ceño fruncido, las manos en la cadera y la palabra mamá Kyle la puede ver con luces de neón sobre su cabeza.
- ¡No me he comido nada!
- Claro, y el pastelillo desapareció por arte de magia.
- Es posible...
Newbury sigue enfadada, él no se explica qué pasó y tampoco encuentra a Missy, ahora que la busca.
- Creí que podía confiar en usted
- Drama Queen
Y de nuevo la mirada fulminante, ella se acerca un paso y se ve grande y poderosa y sí, Kyle traga saliva, porque hacer enfadar a una fémina enamorada no ha sido lo mejor que le ha pasado en la vida.
- Newbury, no me lo comí. Desapareció, así, nada más - Se encoge de hombros.
- Y para colmo, mentiroso.
Sí, sin duda, aquello es un castigo divino. Es su castigo por robarle los dulces a Nicholas y por aprovecharse de Eysenck todo el tiempo, haciendo que le compre cosas para disculparse por hechos insignificantes. Maldito karma.
Y si no hay nada que remediar, mejor no intentarlo. Kyle saca de su túnica un dulcecito y lo desenvuelve y va a llevárselo a la boca cuando la chica se lo arrebata.
- Newbury... me está haciendo enfadar.
- Me alegra - Y Kyle pide paciencia y se repite que ella es una chica y que las chicas tienen días malos
- Bien, me lo comí, ¿está contenta? - Miente porque está hastiado y al fin la chica le regresa el dulce y suspira, sentándose en el suelo junto a él.
- Más o menos. Usted tendrá que conseguirme uno igual o mejor, Makepeace.
El chico suspira y vuelve a recostarse y ni siquiera se molesta en secarse. Aine le imita, se acuesta también, de manera perpendicular al chico y con la cabeza recargada en su pecho húmedo. Hay silencio, hay paz y Kyle piensa que debería dormir más para no tener que tomarse esas extrañas siestas.
Vuelve a girar el rostro y observa, algo alejada, a Missy que juega con algo de un blanco sucio, rodándolo por el pasto. Tarda poco en darse cuenta de lo que es. Y algo ahí le parece de pronto malvado, intencionado, como si Missy se hubiera llevado el pastelillo a propósito.
Maldita gata
- Es usted injusto, Makepeace
Kyle alza una ceja y baja una mano a juguetear con el cabello de la chica y es indicativo de pregunta.
- Cuando me deja los dulces y demás cosas a mi cuidado, no me los como.
Y el moreno se ahorra tener que decirle que es porque ella no es una chica normal, no come casi dulces, es una paranoica de la alimentación y que además sabe bien que si toca un dulce de los suyos, él puede olvidar que ella es una chica.
- Usted tiene autocontrol, Newbury. Templanza, le dicen.
- Y usted es un goloso.
- Por eso nos llevamos tan bien.
Y ella no evita reírse por lo bajo y mover un poco la cabeza y Kyle puede escuchar un 'sí, como no' escéptico. Y la risa es contagiosa, así que termina por sonreír y seguir el juego con el cabello de la niña. Después de todo, cree, es la diferencia lo que le da diversión a eso que intenta llamar amistad.