Nov 21, 2005 14:27
Porque la confesión es buena para el alma...
El jueves pasado, después de salir del trabajo, quedé con tres amigos para ir a tomar una cerveza en el Phobia. Hasta ahí, todo normal. Llegué a casa a eso de las doce. Hasta ahí todo normal. El problema es que le había dicho a Fridaluna que estaba volviendo de la oficina en vez de decirle la verdad: que estaba con Mithur, Sombra y Cribby en el Phobia tomando unas cervezas. Y Fridaluna no es tonta. Y se armó.
Y el problema es que no es la primera vez que lo hago. Ni la segunda, ni la décima. Siempre es lo mismo: me busco cualquier excusa o patraña para irme a tomar unas cervezas con mis amigotes, sea un jueves, sea un fin de semana. Y resulta que mi mujer no es tonta y se lo huele y la estoy volviendo paranóica con mis paranoias.
Es curioso el círculo vicioso. Todo empieza cuando ella desaprueba que me vaya a tomar una cerveza (o unas cervezas). Si no fuera porque yo bebo bastante (como sabe todo el que me conoce) podríamos decir que son manías suyas, pero el hecho es que me gusta beber y divertirme y tiendo a llegar a casa un poco perjudicado. "Un poco perjudicado" es solo eso: un poco perjudicado, pero ella opina que no es propio de mi comportarme como si fuera Homer Simpson (Homer llega a casa más perjudicado que yo, que conste). Yo... digamos que prefiero no opinar. Porque Homer no es el modelo de persona en la que quiero convertirme, precisamente y si bien se que llegar a casa un poco perjudicado alguna vez tampoco es nada malo ni del otro mundo, también se que tengo ya 31 añazos, que es mejor no llegar un poco perjudicado nunca y que, probablementem estoy ya un poco talludito para comportarme como si tuviera diez años menos. SE SUPONE que tengo que ser adulto, maduro y responsable y dejar de desfasar como cuando tenía 20 años (que tampoco desfasaba tanto, caray, ni siquiera me he fumado un porro en toda mi vida). Pero claro, resulta que "todavía soy joven" y todavía me gusta hacer las mismas cosas...
Sea como sea y tenga la razón quien la tenga (y probablemente la tengamos los dos, quizá Fridaluna un poco más en el fondo y yo un poco más en la forma) el hecho es que Fridaluna desaprueba mis correrías. Como mi madre, que también me quiere. Y hubo un momento, antes incluso de que viniera de Texas, en el que empecé, de la forma más estúpida del mundo, a contar cuentos. A mentirle, vamos, con todas las letras. Simplemente no tenía ganas de aguantar la charla por hacer algo que tenía todo el derecho del mundo a hacer. Y ese tema ha seguido durante casi dos años. Excusas que me he inventado para irme a tomar una cerveza al Phobia entre semana incluyen irme al cine, a la filmoteca, a tener una cita con un cliente (estas solían ser ciertas, pero más cortas), cenas con compañeros de trabajo...
Pero mi mujer no es tonta, claro. Y se lo olía. Y me acusaba sin pruebas y yo la decía que no fuera absurda. Y ella se callaba (o no) muy poco convencida y cada vez iba confiando menos en mi (me lo merecía) y cada vez era mayor la presión ejercida y las sospechas, y yo me sentía cada vez más agobiado y me quejaba más y ocultaba más... Y mentía más...
Y al final todo reventó. Y me la he cargado. Y me ha hecho hacer penitencia, y me la he ganado. He tenido que llamar a muchísima gente a reconocer que la había mentido y, como las llamadas salen caras, además me ha hecho poner este artículo para reconocer mis mentiras, admitir mi error, quedar como el tipo de persona que soy y escarmentar.
Pero he escarmentado. Y mi amor, que me sigue queriendo a pesar de todo, me ha perdonado y me ha dado otra oportunidad y ha hecho borrón y cuenta nueva. Porque es una gran persona y sabe que, a pesar de este error, la quiero con toda el alma. Gracias, esposa. Prometo que esta vez no te defraudaré. Te quiero.
En fin. Escarmentad en cabeza ajena. No mintais a vuestra pareja con tonterías para "poner un parche" porque a la larga solo empeora las cosas. Y es tan fácil perder la confianza de alguien como difícil recuperarla. Menos mal que tengo toda la vida para intentarlo.
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