EXO [Reminiscencia, Parte 1: Luz (de mi vida) (12/17) {Parte 1/2}]

Apr 13, 2015 22:03

Título: Reminiscencia
Parte: Primera, Luz (de mi vida)
AU: Reminiscencia!AU
Fandom: EXO
Pairing: Chanyeol/Baekhyun, Kai/D.O, Suho/Chen
Rating: R
Palabras: 9.365
Summary: Baekhyun soñó. Soñó con las sirenas de las ambulancias, con el calor asfixiante sobre la piel. Soñó con un chico hecho de fuego, con un grito sobre el silencio; con otro hombre, de rostro muy joven y ojos muy cansados, leyendo la etiqueta que alguien le había colocado en el pie.
Y de repente, todo seguía pareciendo un sueño, pero él había abierto los ojos y estaba quieto, de pie, en el lugar en el que había empezado todo.
[Reminiscencia (del latín: reminiscentia)
-Acción de representarse u ofrecerse a la memoria el recuerdo de algo que pasó.
-Recuerdo vago e impreciso]


Somos recuerdos que se desvanecen.



Parte Primera - Capítulo 12

-Muy bien, ¿qué te parece? Ya estamos aquí.

Baekhyun miró a su alrededor, sin sentirse demasiado seguro de todo aquello. Estaba detenido frente a una puerta de madera normal, en un descansillo sin ventanas, como cualquier otro, ladeando la cabeza para observar el perfil de Chanyeol que, allí sonriéndole con el cabello negro un tanto despeinado y las manos en los bolsillos de su cazadora de cuero, parecía un chico perfectamente corriente.

-¿Estamos seguros de que es esta casa? -preguntó, y su acompañante se encogió de hombros.

-Bueno, es la dirección que estaba escrita en el impreso que te llevaste de la universidad, ¿no? Debería ser aquí.

-Debería.

Había algo increíble en todo aquel asunto - en el hecho de estar allí, con Chanyeol, fuera del hotel por una vez, trabajando en algo importante, útil. Se había acostumbrado ya a sus días de entrenamiento infructuoso con Kyungsoo, a sus tardes esperando a que Chanyeol volviera de patrulla, o a que Luhan dejase de estar ocupado y pudiera dedicar unos minutos a hablar con él. Cuando Chanyeol se había ofrecido a pedirle a Suho que lo dejara hacer trabajo de campo, parte de él había creído que su líder se negaría, pero el otro chico no había tardado en llamar a la puerta de su habitación, prácticamente dando brincos en el sitio como un niño emocionado, y se había colado en su cuarto antes de que él hubiera tenido tiempo de respirar.

“¡Vía libre!” había exclamado. “¡Tú y no nos vamos a investigar qué es lo que pasa con Oh Sehun en cuanto lo tengamos todo preparado!”

Baekhyun no había podido negar que la idea de poder hacer algo por fin había logrado emocionarlo, y que además la alegría de Chanyeol era contagiosa, pero algo en él se preguntó hasta qué punto aquel permiso habría sido fácil de conseguir para el otro chico; si habría discutido con Suho por él o no.

Pero ahora, por fin, estaban allí, quietos ante la que, según los registros de la universidad donde había estudiado (y de la que Baekhyun había robado los datos vilmente la última vez que había estado allí), vivía Oh Sehun, y el chico no sabía lo que iba a encontrar allí dentro.

-Lo que queremos es entrar, ¿no? -preguntó en alto-. ¿Cómo se supone que vamos a hacerlo? La última vez que lo comprobé, no podíamos atravesar paredes, y dudo que Sehun guarde una llave extra debajo de la alfombrilla.

Chanyeol le dedicó una sonrisa enigmática y, sacando las manos de los bolsillos, avanzó hasta posar una de ellas sobre la cerradura metálica.

-Así -respondió sin más, y Baekhyun abrió la boca para preguntarle qué hacía hasta que sintió el calor y vio que la superficie bajo los dedos de Chanyeol se ennegrecía.

-¿Estás quemando la puerta? -exclamó-. ¿Pero eso es legal?

-En el mundo de los vivos probablemente me detendrían por pirómano, pero te recuerdo que yo estoy trabajando en Reminiscencia -su interlocutor empujó la puerta y esta se abrió hacia dentro con facilidad-. Nadie que no exista en el mismo plano que nosotros podrá ver ese estropicio, así que estamos a salvo.

-Te recuerdo que Sehun puede vernos a nosotros.

-No sé si vernos a nosotros implica que puede ver también el resto de Reminiscencia, pero una cerradura quemada es un riesgo que estoy dispuesto a correr. Las cartas están sobre la mesa, ¿no? Sabemos que está con los Caídos. Si alguno de ellos ve algo, probablemente no le sorprendería que estemos aquí.

-Lo cual quiere decir que también es posible que en este piso no haya nada de información relevante.

-Ya lo sé, pero es la única pista que tenemos. Por alguna parte hay que empezar, ¿no?

Sin poder hacer más que darle la razón, Baekhyun siguió a Chanyeol dentro del apartamento, ignorando el metal quemado de la cerradura y tirando de la puerta para dejarla entrecerrada tras de sí.

No sabía qué era lo que había esperado de aquel lugar - una casa familiar, tal vez, con gruesas cortinas y muebles de madera oscura, como la suya - pero no fue lo que encontró. El apartamento era pequeño, aséptico, formado por una única habitación con baño de unos veinte metros cuadrados, de paredes color crema y con una ausencia casi total de mobiliario o decoración.

-¿Vive solo? -preguntó Chanyeol, recorriendo el total de la habitación con los ojos y dirigiéndose finalmente a la pequeña nevera plateada que estaba enchufada en una esquina del cuarto. Tras abrirla, frunció la nariz y se rió-. Vaya, eso parece. Leche que huele a rancio y restos de comida para llevar: dieta de soltero emancipado.

-No sabía que vivía solo.

Chanyeol de espaldas a él, se dedicó a curiosear en el resto de los armarios colindantes sin responder de modo inmediato. La pequeña cocina, apenas un fuego de gas, formaba una única unidad empotrada en una de las paredes de la habitación. No estaba demasiado surtida (la mayoría de lo que había allí eran galletas, paquetes de sopa de sobre y fideos) pero el chico revolvió entre el resto de los alimentos igualmente, como si aquello pudiera aportarle alguna clase de información.

-¿Qué es… lo que sabías de él, entonces? -preguntó tras un rato, con algo parecido a la duda tras la voz-. Es decir, ¿no te contaba cosas, cuando hablabais? Solías ir a la universidad a eso, ¿no?

No quedaba nada más que registrar en la pequeña cocina, así que Chanyeol dio media vuelta y comenzó a pasear los ojos por el resto de la pequeña habitación. Había una única estantería, en la que estaban alineados lo que claramente parecían libros de texto, así que se acercó a ella con expresión resuelta. Baekhyun suponía que tendría que estarlo ayudando, pero en lugar de eso se sentó sobre la cama, echando un vistazo vago al libro y a la taza que descansaban sobre la mesilla de noche.

-Iba a la universidad a verlo, sí, pero ahora que lo pienso, el que hablaba era siempre yo -explicó-. Él a veces decía cosas sobre sus clases, los profesores o sus amigos, pero nunca me dijo cómo era su vida más allá de eso. Supongo que lo que quería era que fuese yo quien le contara cosas. Parece obvio, viendo que todo era una trampa.

-Eh, vamos, no te desesperes -replicó Chanyeol, ligeramente alarmado-. No te he traído aquí para que te pongas triste.

-No estoy triste, es sólo que todo esto me enerva -para probar que lo que decía era cierto, el chico abrió el cajón de la mesilla y empezó a curiosear los papeles que había, descuidadamente guardados, en el interior. La mayoría eran resguardos, facturas, a nombre de Oh Sehun-. Parece que vive aquí, sí. Y que además paga la luz tarde.

-Su nombre también está en todos estos manuales -confirmó Chanyeol, que seguía hojeando los tomos-. Aunque la mayoría de ellos están nuevísimos, casi como si no los hubiera abierto. Se ve que no le gusta mucho eso de estudiar.

-Creo que nunca sacó malas notas, al menos hasta donde yo sé, pero puede que me equivoque.

Los dos continuaron registrando la habitación en silencio a partir de ahí, con Chanyeol curioseando en la estantería y el armario adyacente y Baekhyun rebuscando bajo los cojines del sofá y en las cajas de plástico debajo de la cama. Nada parecía tener utilidad - sólo había apuntes, facturas, alguna que otra revista y mucha ropa; parte de ella doblada y mucha otra hecha un gurruño en los cajones. Aquel parecía el piso de un estudiante normal, el de alguien que viviera una existencia tan corriente como lo había sido la suya antes de morir, no el de una persona que conociera la existencia de un plano distinto, ni que tuviese tratos con un montón de fantasmas.

-¿De verdad crees que va a haber algo aquí, Yeol? -preguntó tras un rato, sacando la cabeza de debajo de la cama, donde había estado mirando, rebuscando en las esquinas, iluminando los rincones más oscuros con su propio poder-. Lo más comprometedor que he encontrado ha sido una caja con porno debajo de la cama.

-¿Ah, sí? ¿Y por qué no has avisado? -antes de que Baekhyun pudiera hacer nada para detenerlo, Chanyeol había cruzado la habitación en dos zancadas y había metido la mano en la caja llena de revistas que él acababa de sacar de debajo de la cama. Al ir a incorporarse, una de ellas se abrió, permitiendo que el poster interior se desplegara y dejando al descubierto a una chica con un bikini rojo bastante revelador-. Vaya con las señoritas que tiene aquí… y con los señoritos -añadió, riéndose como un crío que acabara de robar las llaves de una despensa llena de chocolate-. Si no encontramos nada más, siempre podemos llevarle esto a Suho. Seguro que le encanta.

-Y no te olvides de Kyungsoo. Creo que nos amaría para siempre si le llevamos un par de revistas de porno de rusas.

-¿Nos amaría lo suficiente como para arrancarnos la cabeza?

-Probablemente.

-Uh, no, gracias -Chanyeol se rió, agachándose para devolver la revista a la caja, y el flequillo negro le cayó durante un instante sobre los ojos. Baekhyun siguió el movimiento con los ojos y se mordió el labio, conteniendo el repentino impulso de apartárselo. El otro chico estaba guapo cuando sonreía, pensó, cuando estaba relajado en vez de preocupado, o luchando.

No se dio cuenta de que Chanyeol le estaba hablando hasta que reparó en que estaba moviendo los labios.

-¿Eh? ¿Qué?

-¿Hola? ¿Tierra llamando a Baekhyun? Preguntaba si, viendo que los libros y todo lo demás parece sin usar desde hace tiempo, no detectaste tú ningún cambio de comportamiento en Sehun. De antes de tu muerte a ahora, de cómo te trataba entonces a cómo lo hizo en estos últimos días… Cualquier cosa. De entre todos nosotros, tú eras el que mejor lo conocía, ¿no?

Chanyeol había empezado a buscar bajo los cojines del sofá, y Baekhyun quiso recordarle que él ya había mirado allí, y que de todas formas aquel habría sido un escondite horroroso.

-Tampoco lo conocía tanto -dijo en realidad, y se sintió un tanto cohibido y muy estúpido cuando su interlocutor giró la cabeza para mirarlo-. Es decir, no sé si te lo conté tal cual, pero cuando yo estaba vivo no hablábamos tanto. Teníamos amigos en común, y nuestros grupos habían salido por ahí o comido juntos alguna vez, pero nada más. No solíamos hablar; no éramos amigos de antes.

-Pero te gustaba.

-¿Y a ti no te ha gustado nunca nadie a quien básicamente sólo te dedicaras a observar de lejos? -la protesta de Baekhyun había sido principalmente un modo de justificarse, pero al acabar de hablar se dio cuenta de lo que acababa de decir-. Perdón, no quería ser ofensivo. Lo que quería decir es…

-Eh, no pasa nada. Sé lo que querías decir -lo tranquilizó Chanyeol-. Pero aun así, me sorprendes. Y yo que creía que quedabas con él para susurraros palabras de amor y daros besitos. Qué engañado me tenías.

-¿Qué?

Un único vistazo a Chanyeol, que había dejado de revolver bajo los cojines del sofá y se estaba tapando los labios con una mano, intentando esconder una sonrisa, le valió a Baekhyun para darse cuenta de que el otro chico estaba bromeando. Por un momento, se sintió muy estúpido.

-¿Entonces nunca hicisteis nada? Pobre Baek.

-Eh, es casi mejor así, ¿no? Teniendo en cuenta lo que ha acabado pasando. Y en cuanto a ti, deberías dejar de reírte de mi vida amorosa lamentable.

-Bueno, tú al menos tienes una que recordar -Chanyeol se encogió de hombros y se dejó caer sobre el sofá con algo bastante parecido a una sonrisa resignada. Baekhyun, que seguía arrodillado junto a la cama, se reprendió mentalmente por pensar en cosas que no le incumbían, pero si Chanyeol llevaba tres años allí y había perdido todos sus recuerdos anteriores, entonces…-. Si me paro a pensar, parece lógico que yo tuviera una también, cuando estaba vivo, pero, ya sabes, todo está en blanco. No me acuerdo de mi primer beso, ni de mi primera vez, ni de la primera persona con la que salí, ni nada por el estilo. Si es que todo eso existió, claro; supongo que sí: no soy tan feo, ¿no?

Algo en Baekhyun se negó a responder en alto aquella pregunta.

-¿Y nunca en tres años has pensado en comprobar si sigues teniendo por ahí el conocimiento práctico? -bromeó en su lugar-. Podrías haber besado a Suho, para comprobar si sabes cómo hacerlo o no.

Chanyeol prácticamente se atragantó con su propia saliva ante la idea.

-¿A Suho? Pero si eso sería como besar a mi madre. Es prácticamente incesto, no seas ridículo.

-Bueno, si no siempre te queda Kyungsoo.

-Tampoco hace falta que seas cruel.

-¿Luhan, entonces?

-¡Eh, para ya! -lo cortó Chanyeol con una carcajada-. Vale, admito que es verdad que a veces me pregunto qué se sentirá, pero tampoco hace falta llegar a medidas tan drásticas. Creo que puedo vivir en la ignorancia un poco más de tiempo.

-¿De verdad?

-¿Qué iba a hacer si no?

Baekhyun se encogió de hombros, recordando de repente de qué estaban hablando. La habitación era pequeña, y el ambiente estaba cargado, y el chico no sabía cómo habían sacado aquel tema, pero Chanyeol lo estaba mirando como si esperara que él fuera a continuar bromeando, y él no tenía nada con sentido que poder decir.

-Basta ya de no hacer nada -acabó protestando, levantándose de su posición en el suelo-. Seguimos en la casa de Sehun; deberíamos acabar y salir de aquí antes de que venga alguien. ¿Hemos registrado todo ya?

-Creo que sólo falta el baño.

-¿El baño? -Chanyeol asintió y se levantó, dirigiéndose hacia la puerta en una de las paredes, junto a la entrada. Cuando la abrió, Baekhyun pudo ver que la habitación al otro lado era diminuta, con apenas espacio para una bañera minúscula, un retrete, un lavabo y un armarito en la pared-. ¿Qué es lo que esperas descubrir ahí, Yeol? ¿Su marca de champú?

-Nunca se sabe. Hombre de poca fe…

Dentro del aseo no había espacio para los dos, así que Baekhyun se quedó sentado donde estaba. Seguía sin acostumbrarse al hecho de que Chanyeol - el mismo chico que se sentaba a observar las estrellas en la azotea, el que lo había acompañado a todas partes desde que había llegado allí - no tuviera recuerdos de cuando estaba vivo, que no se acordara de personas tan importantes como su propia familia, ni de sensaciones tan… naturales como haber besado a alguien. Todos en Reminiscencia no lo cuestionaban y parecían asumirlo, tanto los otros como el propio Chanyeol, pero en momentos como aquel él sentía una presión horrible en el pecho.

Se preguntó si, por mucho que nunca hablara de ello y siempre estuviera distraído y de buen humor por otras cosas, cuando estuviera solo, justo antes de dormir, Chanyeol no miraría al techo y se preguntaría quién era y cómo había ido a parar a aquel lugar.

“¿No le gustaría saber…?”

Casi como si lo hubiera invocado, y de repente, la voz de Chanyeol lo llamó, grave sobre el silencio que había cubierto la habitación, y el chico dio un brinco en su asiento.

-¡Baek! -lo oyó decir, y al alzar los ojos lo vio inclinado hacia delante dentro del baño, con el rostro oculto tras la puerta abierta del armarito sobre el lavabo-. ¡Mira esto!

-¿Qué tienes? -murmuró, levantándose.

Tal y como ya había previsto, no había espacio suficiente en aquel baño para dos personas, y Baekhyun prácticamente tuvo que colarse entre los brazos de Chanyeol para poder entrar a echar un vistazo. Cuando lo hizo, trató de ignorar la respiración del otro chico en su nuca y centrarse en lo que tenía en las manos.

-¿Pastillas? -preguntó, arqueando las cejas y girándose para mirar a Chanyeol-. ¿Para qué son?

-No lo sé exactamente, pero el bote de cristal está sellado por el Hospital Universitario Nacional -replicó éste, apoyándose contra su espalda para plantarle el botecito de cristal en las narices, señalándole la pegatina con un dedo-. De hecho, tiene el mismo sello que esto.

Baekhyun tardó un rato en procesar la información, y en darse cuenta de que Chanyeol estaba sujetando un fajo de papeles en la mano cuyo antebrazo le estaba apoyando en el hombro. Tragó saliva.

-¿Qué es eso? Parecen recetas médicas.

-De la botica del Hospital Universitario, sí, y hay muchas; todas a nombre de Oh Sehun -la sonrisa en el rostro de Chanyeol, cuando Baekhyun giró sobre sí mismo para ponerse de cara a él, era triunfal. Él, sin embargo, no se sentía del todo contento.

-Sehun nunca me dijo que se medicara.

-Creo que hubo muchas cosas que no te dijo -el tono de Chanyeol fue casi duro, pero al ver que Baekhyun había bajado los ojos, le apoyó una mano en el hombro y le sonrió con suavidad-. Eh, no te preocupes. Sé que… Bueno, estoy seguro de que para ti esto no es un asunto agradable, pero lo único que podemos intentar hacer ahora es descubrir la verdad, ¿no? Y ahora estamos más cerca que antes. Anímate, ¿vale? Tenemos algo.

Baekhyun alargó la mano para quitarle a Chanyeol las recetas de entre los dedos. En ellas no había nada escrito, salvo el nombre del medicamento, el de Sehun y el sello del hospital, estampado en la parte baja a modo de firma.

-Tenemos algo -concedió-. ¿Y ahora qué vamos a hacer?

Cuando alzó los ojos para mirarlo, la sonrisa en los labios de Chanyeol era deslumbrante.

-Muy, muy fácil, Baek: tú y yo nos vamos ahora mismo a urgencias.

--

Baekhyun había visto el Hospital Universitario Nacional antes - en reportajes en las noticias de la tarde y en artículos en el periódico - pero nunca había estado allí en persona antes. Lo primero que pensó, cuando Chanyeol y él salieron del metro y se detuvieron, durante un segundo, a observarlo, fue que era inmenso: una construcción enorme de acero, cemento y cristal. Hileras e hileras de ventanas minúsculas, que se repartían en pisos y más pisos, formando una edificio de tres alas frente a la cual ellos dos apenas parecían un par de hormigas.

-No me gusta este sitio -murmuró el chico, incómodo, observando por el rabillo del ojo como la gente entraba y salía de allí sin poder verlos-. Es como… No lo sé. Hay algo opresivo en el aire.

-Es un mal territorio -dijo Chanyeol, que tenía las manos en los bolsillos y el cuerpo tenso, alerta-. Hay mucha muerte en este lugar. Mucho dolor. Me pregunto si…

Si cerraba los ojos, Baekhyun prácticamente podía sentirlo también: algo que no estaba bien; algo negro y triste que parecía cubrir aquel lugar. Recordó el hotel, la habitación calcinada en la que había comenzado el incendio que lo había arrasado todo, el modo en el que el dolor y las desgracias parecían grabarse de un modo más profundo en el plano en el que existía Reminiscencia, y recordó que la muerte en lugares como aquel era constante, continua.

-¿Estamos en peligro aquí? -preguntó-. ¿Deberíamos volver?

-No lo sé. No creo -replicó Chanyeol, haciendo una mueca-. Se me había olvidado por qué los Reminiscentes no solemos pasarnos por los hospitales. La sensación es… desagradable.

-¿Es siempre así?

-A grandes rasgos, sí. Aunque no recordaba que lo fuese tanto. Ugh. Si lo llego a saber, podía haber venido solo.

-¿Qué dices? Yo voy contigo -Baekhyun tragó saliva, esforzándose por ignorar el modo en el que la atmósfera parecía estar asfixiándolo y sonreír-. ¿No se supone que estamos haciendo el trabajo de campo juntos? Tendremos que seguir los dos hasta el final.

Había duda en los ojos de Chanyeol, pero Baekhyun estaba resuelto a seguir adelante con aquello y, tras unos instantes, sintió a su compañero ceder. Fue éste quien abrió la marcha, guiándolo hasta el vestíbulo del edificio principal a través de las puertas automáticas.

-Bueno, ya hemos llegado -anunció-. Bienvenido al Hospital Nacional.

En toda su vida, y quitando los chequeos rutinarios, Baekhyun sólo había tenido que ir al hospital dos o tres veces. En una ocasión cuando se había caído, de niño; otra cuando se había cortado el dedo con un cuchillo, o cuando había caído enfermo con una gripe especialmente fuerte. Siempre había creído que aquellos lugares eran demasiado neutros, demasiado asépticos, con largos pasillos, todos idénticos, y médicos con batas blancas que nunca daban buenas noticias.

Seguramente, habrían llevado su cuerpo a un hospital de la ciudad después del accidente; habrían certificado la hora de su muerte en una morgue subterránea. Puede que incluso hubiera sido allí mismo.

-Nunca me gustaron los hospitales, ¿sabes? -dijo en alto, soltando una risita forzada y mirando a Chanyeol-. Cuando me llevaban al pediatra de pequeño siempre lloraba. Mi madre prácticamente tenía que arrastrarme, y eso que la consulta a la que yo iba era un lugar bastante menos… grande que esto.

El otro Reminiscente miró a su alrededor: a las paredes blancas, el suelo pulido, el mostrador enorme frente a las puertas y el techo de cristal. Allí, quieto entre la gente que entraba y salía, con su sudadera roja brillante y su cazadora de cuero negro, resaltaba entre la multitud monocroma como una gota de color en un lienzo gris.

-Es intimidante, ¿verdad? -susurró-. A mí tampoco me gustan los hospitales. Ya sabes, hay un mayor tráfico de almas, de las que suben hacia la Rueda y de las que no pueden llegar, y eso no sólo implica que haya este tipo de ambiente, sino que muchas veces alrededor de estos lugares se congregan monstruos.

-¿Hay monstruos aquí? -Baekhyun miró a su alrededor, prácticamente esperando ver ojos amarillos brillando desde los pasillos, pero Chanyeol se rió.

-¿Tan poca fe tienes en tu entrenamiento con Kyungsoo? -le preguntó-. Vaya, el pobrecillo se va a sentir muy decepcionado.

-Más bien, y desde que Luhan nos habló del making of de tus aventuras en la colmena, tengo poca fe en tu habilidad para escapar del peligro con elegancia.

-¡Eh, tú! -protestó Chanyeol, frunciendo los labios en algo bastante parecido a un puchero. Baekhyun todavía sentía que la atmósfera lo oprimía, pero aun así se rió, acercándose a él y dándole una palmadita en la espalda.

-Era broma. Claro que me fío de ti.

Chanyeol parpadeó.

-¿Ah, sí? -preguntó, sonriendo. Instantáneamente después, carraspeó-. De todas formas, siempre puede pasar que encontremos alguno, pero no siento monstruos aquí, hoy. Así que aprovechando que estamos de suerte deberíamos ponernos manos a la obra.

-¿Y qué es lo que vamos a hacer?

-Fácil. Preguntar.

Baekhyun no estaba seguro de si aquel era el mejor curso de acción, pero antes de que pudiera expresar sus dudas en alto, Chanyeol había cerrado los ojos y algo en él había cambiado. Era la misma sensación que había percibido semanas atrás, cuando el otro Reminiscente había cambiado de plano en la universidad, así que no le sorprendió ver a Chanyeol tambalearse levemente, aturdido, ni darse cuenta de que la gente a su alrededor ahora sí que parecía reparar en él.

-Por favor, explícame por qué a ninguna de estas personas le ha sorprendido ver materializarse en su plano de la nada a un poste de teléfonos humano -dijo arqueando las cejas, viendo que quienes cruzaban el vestíbulo ahora esquivaban a Chanyeol, pero que ninguno de ellos había gritado al verlo… bueno, aparecer.

-La gente ve lo que quiere ver -le respondió el otro chico sin más, dedicándole una sonrisa brillante antes de dirigirse con toda la tranquilidad del mundo hasta el mostrador de recepción, que, blanco y brillante, abarcaba toda la superficie de la pared trasera del hall-. Buenos días -saludó entonces, deteniéndose frente una de las recepcionistas, una mujer de mediana edad con el cabello oscuro recogido en un moño bajo, y sacando un papel doblado del bolsillo de su cazadora-. Venía de parte de mi primo, ¿ve usted? Me dijo que tenía que haberse pasado hoy por farmacia a recoger las medicinas para su tratamiento, pero al final no ha podido venir. ¿Podría indicarme a qué sección tengo que ir, o si necesito algo más?

La mujer cogió el papel que Chanyeol había dejado sobre el mostrador con expresión aburrida, y cuando lo desdobló, Baekhyun vio que era idéntico a los que habían encontrado en el armarito del baño de Sehun cuando habían estado registrando su casa.

-¿Le has robado una receta? -dijo, incrédulo, preguntándose cómo no había podido darse cuenta él-. ¿Qué hay de eso de ser discreto?

“Seguro que no se dará cuenta,” vio vocalizar a Chanyeol, y se cubrió los labios con una mano para reírse al ver que la recepcionista había alzado los ojos y lo estaba mirando como si se hubiera vuelto loco. Problemas de hablar con alguien a quien el resto del mundo no podía ver.

-Verá, señor…

-Kim. Kim Jongdae -Chanyeol sonrió con total y absoluta inocencia y Baekhyun volvió a reírse, porque aquel era el trabajo de campo menos sutil y discreto que había visto en su vida. La recepcionista, sin embargo, seguía pareciendo mortalmente aburrida.

-Lo lamento mucho, pero para poder retirar este tipo de medicamentos de la farmacia del hospital necesita una autorización firmada por el paciente que… -de repente, los ojos de la mujer se clavaron en un punto del papel que todavía sostenía en las manos, agrandándose por la sorpresa-. ¡Vaya! ¿Conoces a Sehunnie?

-¿Sehunnie? -repitió Baekhyun, atónito.

Chanyeol parecía igual de sorprendido que él, pero no tardó en recuperar la sonrisa de niño bueno que había venido utilizando desde que había llegado allí.

-Sí, yo… Claro, ya he dicho que soy su primo -dijo de nuevo, inclinándose sobre el mostrador para mirar a la mujer con un brillo travieso tras los ojos-. Nuestras madres son hermanas. ¿No cree usted que nos parecemos? Los dos somos altos.

-No sabía que tuviera un primo de su edad…

-Ah, es que estudio fuera. Acabo de volver a la ciudad ahora mismo y mi madre me había encargado que hiciera este recado antes de pasarme a verlo a su casa -Chanyeol señaló el papel con convicción-. Ya sabe, es nuestro pobre niño enfermo. Todos en la familia tenemos una cierta predisposición a cuidarlo.

Baekhyun se mordió el labio, preguntándose si aquella mentira sería lo suficientemente creíble como para que la recepcionista llegara a morder el cebo - ahí parado, todo ojos grandes y fingida inocencia, parecía el hijo/yerno/supuesto primo perfecto, pero quizás su sonrisa fuera un poco brillante de más para resultar cien por cien auténtica - pero si la señora parecía algo era aburrida, no había demasiada gente en el mostrador de información y Chanyeol la estaba incitando a hablar.

-Ah, sí, pobre criatura, cuidadlo mucho -dijo-. Cada vez pasa más tiempo aquí. Sé que él no quiere internarse de forma permanente todavía, pero los últimos ataques que tuvo nos preocupan a todos. Es triste ver tanto tiempo en el hospital a alguien tan joven, sobre todo cuando después de saber que los últimos tratamientos experimentales han fallado.

Chanyeol cruzó una levísima mirada con Baekhyun que, invisible a su lado, se había cubierto los labios con una mano. No sabía lo que había esperado averiguar en aquel hospital, pero no algo así. Al ver que tenía medicamentos recetados, había supuesto que estaba enfermo, pero no tanto. Lo había visto en la universidad todos los días, había hablado con él; entonces ni se le había pasado por la cabeza que pudiera tener algún problema serio de salud, pero tal y como aquella mujer había hablado, parecía casi como si…

-¿Van a… tener que internarlo pronto? -preguntó Chanyeol, que ahora estaba mucho menos sonriente que antes, expresando en alto precisamente lo que él habría querido preguntar.

-No lo sé, yo no soy su médico. Yo sólo sé que viene, nos saluda, nos habla de su universidad a veces… Una pena.

-Ya veo -Chanyeol asintió, pensativo, como si tratara de buscar algo más que añadir o preguntar. Finalmente, suspiró y le dedicó a la recepcionista una sonrisa cansada-. Y, bueno, entonces no puedo retirar los medicamentos de la farmacia sin autorización, ¿verdad? ¿Tienen que venir él o mis tíos personalmente?

-Así es.

-De acuerdo. Muchas gracias, entonces, y disculpe por haberla molestado.

La recepcionista le dedicó a Chanyeol una sonrisa antes de inclinar la cabeza en una leve reverencia y volver a prestar toda su atención al monitor de su ordenador, y, con su trabajo ya cumplido, el chico dio media vuelta y se alejó el mostrador, desandando su camino a través del vestíbulo con el ceño fruncido en una expresión confusa. Baekhyun, que todavía no había terminado de procesar lo que acababan de escuchar, prácticamente tuvo que echar a correr para alcanzarlo, torciendo el gesto al intentar posarle una mano en el hombro y ver cómo sus dedos le atravesaban la piel.

-¿Qué está pasando aquí? -preguntó, y por fin Chanyeol se detuvo, mirándolo como si no comprendiera nada.

-¿Tú sabías que Oh Sehun estaba enfermo? -quiso saber a su vez. De repente, pareció recordar que seguía siendo visible en el mundo de los vivos, porque Baekhyun no tardó en notar la sensación extraña que percibía cada vez que el otro chico cambiaba de plano, y al instante siguiente Chanyeol ya estaba de vuelta en Reminiscencia-. Si hasta las recepcionistas lo conocen esto no puede ser un problema reciente: tiene que haber estado viniendo a este hospital durante bastante tiempo.

-Él nunca dijo nada. Ya no sólo a mí: no sé si se lo dijo a alguien -respondió Baekhyun, que estaba empezando a notar el estómago tan revuelto que prácticamente sintió náuseas-. ¿Qué quiere decir eso? ¿Que nos lo había estado ocultando a todos? ¿Cómo de enfermo está en realidad?

Chanyeol tardó un momento en responder. Tenía los brazos, lacios, a los costados, y Baekhyun pudo ver cómo flexionaba y extendía los dedos de las manos, una vez y otra y otra, casi como si fuera un tic.

-Baek, no te lo puedo decir a ciencia cierta porque sé lo mismo que tú, pero… -comenzó a decir, reticente-. Por lo que acaban decirnos, parece que…

-Está muy enfermo -dijo entonces una voz, alguien que no era Chanyeol ni él y que sonó suave, casi lejana, pero absolutamente clara-. ¿Lo entendéis? Hay muchos tipos de enfermedades: unas tienen cura y otras no. Y a Oh Sehun lo único que le queda es tiempo.

Casi instintivamente, Chanyeol apartó los ojos de él y rastreó el vestíbulo, buscando el lugar de procedencia de la voz, con los puños apretados y el cuerpo alerta. Baekhyun lo vio al mismo tiempo que él, detenido junto a uno de los pasillos que se perdían más allá del recibidor, vestido con una bata blanca y observándolos totalmente relajado; sonriente, incluso.

-Yixing.

-Pensadlo, Chanyeol, Baekhyun -el recién llegado comenzó a caminar hacia ellos, despacio, con las manos en los bolsillos de la bata que llevaba puesta. Habría parecido un doctor más, uno especialmente joven, de no ser porque la gente que seguía recorriendo el vestíbulo no parecía verlo-. Imaginad que os diagnostican algo que no tiene cura: una enfermedad que va a atacar vuestro cuerpo desde dentro. ¿Cuánto tiempo os quedaría para hacer una vida normal? Pensadlo. ¿Cuánto hasta que tengáis que entrar a un hospital para no poder salir más, sólo para seguir internados allí, postrados en cama durante quizá meses, quizá años, hasta que os llegue la hora? Hay gente que tiene muy mala suerte en esta vida. Ojalá ese tipo de cosas pudieran dejar de pasar.

Yixing había llegado a su lado y, por mucho que Chanyeol lo estuviera observando como si estuviera preparado para saltarle encima, el otro hombre no parecía tener en mente ninguna intención remotamente agresiva. Más bien, la expresión en su rostro era calmada, casi triste, y quizá fuera eso lo que le diera a Baekhyun el impulso suficiente como para dirigirse a él a pesar de que Yixing fuera un Caído, y de que eso lo convirtiera en su enemigo.

-Eso es lo que tiene Sehun, ¿entonces? ¿Una enfermedad incurable?

-Degenerativa -precisó Yixing-. He estado tratando de aumentar su esperanza de vida normal, por supuesto, pero mis poderes no son ilimitados, y mucho menos cuando se trata de humanos vivos. Sólo puedo ayudarlo hasta un cierto nivel: puede que ya no la obedezca, pero la Rueda es la Rueda, y está por encima de todos nosotros.

-¿Es eso lo que le prometisteis para que se uniera a vosotros? ¿Curarlo?

-Ya he dicho que no podemos curarlo, Baekhyun. Le prometimos tiempo. Tiempo y una nueva existencia, más allá, en la que no esté condenado a depender de él. Le prometimos matarlo nosotros mismos. Él cree que es más justo que tener que sufrir durante años. ¿Qué es lo que crees tú?

-¿Qué es lo que estás haciendo aquí, Yixing? -intervino entonces Chanyeol, y Baekhyun casi pudo sentir la energía arremolinándose en su interior, como siempre que estaba alterado, o pensaba que iba a tener que luchar. El propio Yixing también pareció notarla, porque ladeó la cabeza y parpadeó, como un niño distraído pillado por sorpresa.

-¿Eso que noto eres tú, Chanyeol? -preguntó, y Baekhyun se sorprendió al descubrir que no había ni una pizca de sarcasmo en su voz, sino que parecía genuinamente sorprendido-. Yo no atacaría si fuera tú, ¿sabes? No es sólo que yo no haya venido aquí para pelear contra vosotros, sino que además no tendrías nada que hacer contra mí dentro de mi propio santuario. Tranquilízate, ¿quieres?

El poder de Chanyeol remitió, a pesar de que el chico seguía sin parecer especialmente contento.

-¿Tu santuario? -repitió.

-Soy un sanador, Chanyeol, y sabes que ya no puedo utilizar mi propia fuerza vital para curar -replicó Yixing con calma-. Aquí es donde menos daño hago. Podrías decir que, cuando me materializo en el mundo de los vivos, trabajo aquí.

-¿Eso quiere decir que este es tu territorio?

-Efectivamente. Y también que yo soy el médico de Oh Sehun.

-¿Así que tú eres el que ha hecho que pueda vernos? -preguntó Baekhyun, tomando aire y avanzando hasta situarse junto a Chanyeol.

Yixing giró la cabeza hasta mirarlo, y lo observó de arriba a abajo con una expresión entre sorprendida y amable en la cara, como si acabara de recordar que el chico seguía ahí.

-Ah, Byun Baekhyun: el Reminiscente de luz. ¿Nadie te ha dicho nunca que tienes una energía muy bonita? -le preguntó, y el chico pudo sentir a Chanyeol moverse, volver a ponerse delante de él para cubrirlo, en parte, con su propio cuerpo-. Es una lástima que tu poder no haya despertado del todo. Me gustaría poder ver en qué se convertirá cuando alcance su máximo potencial -al acabar de hablar, pareció darse cuenta de que Chanyeol estaba poco menos que encima de Baekhyun, porque se rió-. Oh, vamos, he dicho que no iba a atacaros. Y no -añadió tras una pausa-, respondiendo a tu pregunta, yo únicamente trato su enfermedad; nunca he hecho nada para que Sehun sea consciente de Reminiscencia, o pueda ver a quienes viven en ella. Eso nunca ha sido cosa mía.

-Entonces, ¿por qué…?

Yixing volvió a reírse, encogiéndose de hombros.

-Chanyeol, sabes que te aprecio -declaró, centrándose en el chico que acababa de hablar-, pero deberías ser consciente también de que hay cosas que no puedo contarte. Estamos en bandos contrarios, ¿recuerdas? Y hay secretos que estoy atado a guardar.

Por un momento, Baekhyun creyó que Chanyeol discutiría, pero el chico asintió con la cabeza y se separó de él.

-Muy bien -cedió-. ¿Y vas a dejarnos marchar sin más?

-No veo por qué no. Hemos estado hablando y la conversación ha acabado. ¿Qué hay de malo? No tengo órdenes directas ni para atacarte a ti ni para atraparlo a él -Yixing señaló a Baekhyun con un movimiento de cabeza-. Sabes que no me gusta pelear si no hay motivo.

Chanyeol se relajó visiblemente, dedicándole una sonrisa a Yixing y apoyándole una mano en el hombro a Baekhyun para hacerlo mirarlo.

-Vámonos, ¿quieres? -le dijo tan pronto como Baekhyun hubo alzado el rostro-. Creo que hemos descubierto lo que habíamos venido a averiguar.

El chico asintió, se despidió de Yixing y prácticamente dejó que Chanyeol se lo llevara fuera de aquel lugar, con la mano todavía firmemente cerrada sobre su hombro derecho. Salir al exterior fue como sentir que le arrancaran un peso de encima - aquella atmósfera densa y desagradable fue diluyéndose tan pronto como cruzaron las puertas hasta, según se alejaban, desaparecer - pero Chanyeol no lo dejó detenerse hasta que hubieron andado un buen trecho y los edificios de las calles colindantes ocultaron del todo el hospital de su campo de visión.

-¿Qué es lo que pasa? -le preguntó Baekhyun una vez el otro Reminiscente lo hubo soltado, mirándolo sin saber qué hacer. Chanyeol se había doblado hacia delante, todavía algo tenso, haciendo visibles esfuerzos por calmar su respiración.

-Hemos acabado en el territorio personal de un Caído -respondió-. No lo sabía. Suho va a matarme en cuanto se lo cuente.

-¿Pero qué hay de malo? Ese hombre, Yixing, ha dicho que no quería hacernos daño. Y además es un sanador, ¿no? No creo que hubiera…

-Es su territorio, Baekhyun, es más fuerte allí. Si hubiera tenido órdenes… -sacudiendo la cabeza, Chanyeol se incorporó y lo observó con una intensidad que no era normal en él-. Yixing ha sido siempre bueno, y no le gusta luchar, pero no lo subestimes. ¿Te acuerdas de que antes te dije que los hospitales suelen atraer a los monstruos, pero que en ese en concreto no había ninguno? Me pareció extraño entonces, pero ahora sé que hay una razón.

-Y esa es…

-Yixing no es exactamente un sanador: es el Reminiscente, Caído, de Vida -Chanyeol clavó los ojos en la calle por la que habían venido, como si todavía pudiera sentir el hospital que habían dejado atrás. Y tal vez fuera así, en cierto sentido, porque Baekhyun todavía tenía grabado lo opresivo del ambiente en los huesos, como un frío que se negara a marcharse-. Y eso quiere decir que es poderoso, Baekhyun. Quiere decir que puede hacer florecer una flor, pero que también puede marchitarla. Y no es algo que habitualmente haga, pero es algo que puede hacer. ¿Lo entiendes?

Baekhyun recordó la escena en el vestíbulo, a Yixing siendo todo sonrisas honestas, a Chanyeol tratando de ponerse delante de él. Y fue entonces, minutos después y ya a salvo, cuando algo en la franca suavidad del joven doctor le pareció, por fin, tan asombroso como intimidante.
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[Capítulo 11, parte 3]   [Capítulo 12, parte 2]

!multi-chaptered, pairing: chanyeol/baekhyun, rating: r, pairing: suho/chen, au: reminiscencia, pairing: kai/kyungsoo, fandom: exo, fic: reminiscencia

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