EXO [Reminiscencia, Parte 1: Luz (de mi vida) (7/17)]

Oct 14, 2014 02:09

Título: Reminiscencia
Parte: Primera, Luz (de mi vida)
AU: Reminiscencia!AU
Fandom: EXO
Pairing: Chanyeol/Baekhyun, Kai/D.O, Suho/Chen
Rating: R
Palabras: 6.746
Summary: Baekhyun soñó. Soñó con las sirenas de las ambulancias, con el calor asfixiante sobre la piel. Soñó con un chico hecho de fuego, con un grito sobre el silencio; con otro hombre, de rostro muy joven y ojos muy cansados, leyendo la etiqueta que alguien le había colocado en el pie.
Y de repente, todo seguía pareciendo un sueño, pero él había abierto los ojos y estaba quieto, de pie, en el lugar en el que había empezado todo.
[Reminiscencia (del latín: reminiscentia)
-Acción de representarse u ofrecerse a la memoria el recuerdo de algo que pasó.
-Recuerdo vago e impreciso]


¿Quién es el que ostenta una mayor fuerza, chiquillo? ¿Aquel que posee la capacidad de de alzar los mares, partir la tierra, derretir con llamas las mismísimas rocas? ¿O quizás aquel que, si bien posee un poder más escaso, es capaz de ejercer control?

¿Qué es más poderoso, un volcán o un arma de fuego? ¿Cuál de los dos ha acabado con más vidas humanas?



Parte primera - Capítulo 7

-No hay manera de mejorar así -gruñó Kyungsoo, sosteniendo la puerta para que Baekhyun saliera delante de él de la sala de entrenamiento y cerrándola con un poco más de fuerza de lo recomendado tras de sí-. Ya no sé ni qué vamos a hacer contigo.

-He mejorado -replicó Baekhyun con un mohín, caminando detrás de él pasillo abajo. El chico conseguía ahora controlar con mayor precisión la luz que producía, hacerla más fuerte y más débil, lograr que parpadease, concentrarla en una parte de su cuerpo, pero la cantidad que lograba crear seguía siendo demasiado escasa, inútil según las palabras del propio Kyungsoo, así que casi estaba esperando la mirada de reproche que recibió por su parte.

-Necesitas entrenar más.

-Vamos, ¿durante cuántas horas al día entreno ya?

-Está visto que no las suficientes.

Poner morritos o cara de pena era totalmente inútil en el caso de personas (desalmadas) como Kyungsoo, así que Baekhyun se limitó a suspirar en un tono lo suficientemente alto como para que su acompañante lo escuchara y a seguirlo a través del pasillo, sin preocuparse demasiado por a dónde estaba yendo.

Era siempre así, aquellos últimos días. No es que acostumbraran a dejarle mucho tiempo libre desde que había comenzado a entrenarse, pero desde hacía días, las horas de práctica se habían multiplicado, y Baekhyun estaba siempre ocupado, por no decir exhausto. En condiciones normales, tal vez el chico hubiera podido achacar aquello a Suho y a su deseo por convertirlo en un Reminiscente operativo para el equipo en el menor tiempo posible, pero a Baekhyun no se le había pasado por alto que, incluso en su tiempo libre, siempre parecía haber alguien con él, fuera Chanyeol o Kyungsoo, y que escaparse sin permiso en aquellas condiciones era prácticamente imposible.

Lo había logrado en un par de ocasiones, sí, en los escasos momentos en los que se quedaba solo, y únicamente porque Luhan parecía estar de su parte, pero los esfuerzos de los demás por no despegarse de él ni un solo momento se redoblaban en cuanto alguien se enteraba de que había estado fuera, espiando de lejos a Sehun en la universidad una vez más.

Estaba claro que, como se negaba a obedecerlos, lo estaban vigilando. Y aquello no era algo que Baekhyun apreciara, precisamente.

-¿Vamos a seguir entrenando luego? -preguntó, rogando interiormente para que Kyungsoo tuviera alguna otra cosa que hacer y pudiera dejarlo en paz aunque fuera durante un momento.

-Por supuesto. No hay patrullas hoy. No tengo nada más que hacer en todo el día, y espero que tú tampoco.

Baekhyun puso los ojos en blanco e hizo una mueca que pretendía imitar la expresión seria de su interlocutor, pero continuó caminando tras él arrastrando los pies. Kyungsoo cruzó pasillos y salones hasta detenerse frente a una puerta conocida, y Baekhyun, tras dudar un instante, entró tras él. No es que el otro chico fuera a dejarlo irse, de todas formas.

En sus primeros días como residente en el hotel, Baekhyun había tenido la continua impresión de que, con excepción de las reuniones y las patrullas, los Reminiscentes no socializaban demasiado los unos con los otros. Salvo en su caso, eran solamente cuatro y Suho y Kyungsoo estaban muy centrados en sus propias cosas, Luhan no podía salir de la sala de control y Chanyeol daba la impresión de estar siempre solo, con él, en su habitación u observando las estrellas en su escondite en la azotea. Los humanos que vivían juntos se reunían a veces, aunque solamente fuera para desayunar o decidir quién hacía la compra el próximo mes. El problema con los Reminiscentes era que aquel tipo de pequeños rituales diarios desaparecían cuando no se estaba vivo y todo se convertía en una clase de rutina distinta, más monótona y más gris.

O eso, al menos, era lo que había pensado él.

Había descubierto aquel cuarto hacía poco, la primera vez que Kyungsoo lo había arrastrado allí a regañadientes, tratando de mantenerlo pegado a él para que no pudiera escaparse. Era uno de los comedores privados del hotel, una habitación no muy grande en la planta baja, con una mesa ovalada en el centro, moqueta roja cubriendo el suelo y un televisor en una esquina. Según le había explicado Chanyeol con una sonrisa el primer día, cuando lo había visto mirando a su alrededor desde el umbral, aquel lugar había comenzado siendo su segunda sala de reuniones, pero había acabado convirtiéndose en “el cuarto de las noticias”.

-A Suho le gusta leer todos los periódicos del día, y siempre los deja aquí a primera hora de la mañana -le había dicho-. Es una buena manera de ver lo que pasa en el mundo real, aunque sigo sin saber cómo le compensa hacer el esfuerzo de ir a buscarlos casi de madrugada cuando podría estar durmiendo.

Baekhyun había asentido entonces, ignorando los periódicos y sentándose en una silla a observar el televisor encendido en el rincón, en el que se retransmitían las noticias de la mañana. Siempre había pensado que, ya que los relojes y los teléfonos móviles no funcionaban en aquel mundo, los televisores tampoco lo harían, pero no parecía ser el caso, porque las imágenes se sucedían en pantalla las unas a las otras, como lo habrían hecho en la cocina de su casa, o en cualquier otra parte.

El chico había descubierto entonces que aquel cuarto era el equivalente de los Reminiscentes a la socialización matutina; que las noticias y los periódicos del mundo real eran lo que sustituía a los desayunos, a las tardes de charla en el salón de la gente normal.

Y casi lo agradecía, aquella mañana, porque de no haber querido hacer su pausa diaria para leer el periódico, probablemente Kyungsoo lo habría estado mirando mal mientras él intentaba generar luz hasta después del mediodía.

-¡Buenos días, vosotros dos! -los saludó la voz alegre de Chanyeol tan pronto como hubieron entrado a la habitación. Todavía era relativamente temprano, pero el otro chico estaba ya allí, perfectamente arreglado y muy despierto, sentado, con las piernas colgando, directamente encima de la mesa-. ¿Habéis dormido bien?

-Venimos de entrenar -comenzó Baekhyun, y Kyungsoo chasqueó la lengua.

-¿Qué es lo que haces sentado ahí arriba? -preguntó. Chanyeol le dedicó una sonrisa de disculpa.

-Estoy más cerca del televisor.

-No me vale. Abajo.

Chanyeol se rió, pero no tardó en obedecer, pasando a sentarse en una de las sillas, haciéndole un gesto a Baekhyun para que fuese a reunirse con él. Kyungsoo ya estaba mirando los periódicos alineados sobre la mesa como si no hubiese nadie más en la habitación, así que el chico sonrió y aceptó la invitación, sentándose en la silla a su lado con una mueca.

-Da miedo a veces -le dijo Chanyeol, cubriéndose los labios con una mano como si le estuviese contando un secreto, en voz lo suficientemente alta como para que Kyungsoo pudiera escucharlo de modo suficientemente claro.

-Es peor que mi madre -respondió él-. Hasta se parecería a ella, de hecho, si le pones un delantal y unos cuantos bigudíes en la cabeza.

-¿Bigudíes?

-De colores.

Kyungsoo les lanzó una mirada furibunda por encima del periódico que estaba hojeando, y Chanyeol volvió a reírse una vez más. Baekhyun estaba tratando de mantenerse medianamente serio, sólo sonriendo, aunque fuera para evitar la ira de su tutor después, pero no pudo evitar que se le escapara una carcajada de entre los labios.

-¿Sabes? Yo no me reiría tanto si fuera tú -murmuró Kyungsoo-. Puede que yo me parezca a tu madre, pero tú vas a acabar muy mal uno de estos días como no aprendas a controlar tu poder de una vez.

Baekhyun paró de reírse en seco, parpadeando, y Chanyeol lo observó durante un momento, para luego volverse hacia Kyungsoo con las cejas arqueadas.

-¡Vamos, está haciendo progresos!

-Estaríamos haciendo progresos si lo que necesitásemos fuera una linterna humana, Chanyeol.

-No seas tan duro con él. Nunca sabes cuándo se nos pueden fundir los plomos, ¿no?

La mirada asesina de Kyungsoo valió para que, esta vez sí, Chanyeol se quedase callado de golpe. Todavía sentado a su lado, miró a Baekhyun, casi como si esperara que éste también fuera a reñirlo por haber bromeado con el estado lamentable de sus poderes, pero todo lo que hizo él fue suspirar y clavar los ojos en la pantalla del televisor. La presentadora estaba recitando una noticia en voz monótona, algo sobre los precios de apertura de la bolsa y la economía - el tipo de novedades que su madre siempre había dicho que deberían interesarles a los universitarios de provecho como él, y que él llevaba ignorando concienzudamente desde su más tierna infancia.

-Chanyeol, no tiene ni la más mínima gracia -estaba diciendo Kyungsoo-. Se supone que Baekhyun era nuestro Reminiscente especial, y ni siquiera tiene la capacidad de luchar con los monstruos de nivel más bajo después de semanas de entrenamiento. Suho es relativamente optimista, pero…

-¿No queréis que os ayude yo, de verdad? -intervino éste con una sonrisa, tal vez divertida, tal vez un tanto peligrosa de más. Inclinándose hacia delante, chasqueó los dedos y las llamas escarlata que aparecieron de la nada parecieron engullirle la mano de pronto -. Ya sabes, práctica de combate. Puede ser útil, ¿no?

Baekhyun se echó hacia atrás en su silla, tragando saliva al sentir el calor de aquel fuego tan cerca, pero Kyungsoo no pareció impresionado en absoluto.

-¿Quieres apagar esa cosa antes de prenderle fuego a algo? -murmuró-. Si entrenaras más y te esforzases por controlar tu fuerza tal vez pudieras pretender ofrecer práctica de combate de alguna clase a alguien, pero lo único que vas a lograr así es quemar las cortinas.

Chanyeol se rió una vez más, con el brillo de las llamas reflejándosele en los ojos.

-No es para tanto -comenzó a protestar en tono de broma, pero Kyungsoo chasqueó la lengua y se acercó a él a paso rápido.

Todo lo siguiente ocurrió muy deprisa. En un momento dado, parecía que Chanyeol fuera a salir corriendo y Kyungsoo fuese a pegarle con el periódico que todavía sostenía en la cabeza. Lo siguiente que supo Baekhyun fue que Chanyeol se había echado hacia atrás y había exclamado algo, haciendo el amago de cubrirse con las manos, que Kyungsoo estaba tan enfadado que echaba chispas y que el periódico en sus manos estaba ardiendo como una tea.

-¿Qué es lo que te he dicho? -exclamó, sacudiendo el trozo de papel en llamas con el ceño fruncido mientras Chanyeol se levantaba de la silla de un salto para intentar quitárselo-. Algún día de estos te juro que…

-¿Quieres soltar eso? -protestó el otro chico, casi suplicando, mientras intentaba arrebatarle los papeles en llamas. Kyungsoo estaba cómicamente enfadado, blandiendo el periódico, ardiente y enrollado, como si fuera un garrote, pero Chanyeol era considerablemente más grande que él y logró quitárselo de las manos a tiempo. Por lo visto, sin embargo, y si bien parecía no tener problema alguno en prender fuego a cosas, sus poderes no incluían la capacidad para apagar las llamas-. Estupendo -murmuró.

El chico parecía más que dispuesto a tirar lo que quedaba del periódico sobre la moqueta y comenzar a pisarlo para extinguir el fuego, pero apenas tuvo tiempo de bajar el brazo un par de centímetros antes de que se escuchara una exclamación y lo que a todas luces era un chorro de agua le empapase la mano - por no decir el resto del cuerpo de cintura para arriba.

-¡Por dios, Chanyeol! -exclamó una nueva voz, y Baekhyun se dio la vuelta en la silla justo a tiempo para ver a Suho plantado en el umbral con el ceño fruncido y un brazo extendido hacia ellos-. ¿Qué es lo que te he dicho de ir por ahí quemando la propiedad ajena?

-¡Ha sido sin querer! -Chanyeol lo miró con los brazos extendidos, los restos del periódico empapados en una mano y los ojos muy abiertos-. ¿Era esto necesario? -añadió, señalándose a sí mismo-. ¿De verdad?

Suho comenzó a explicar algo sobre cómo era su obligación moral proteger la moqueta (y el resto de la habitación) de la falta de control de Chanyeol sobre sus propios poderes mientras el chico seguía parado en mitad de la sala, con el flequillo pegado a la frente y algo parecido a una expresión de horror infantil en la cara. Parecía un perrito enorme al que su amo acabara de sacar de debajo de la ducha tras un baño forzoso, y Baekhyun no pudo evitar reírse, con tantas ganas que todos se giraron hacia él.

-¡Eh, tú! -protestó Chanyeol, pero no había fuerza ni reproche en su voz. El chico se cubrió los labios con una mano, tratando de recuperar la calma, pero una vez hubo empezado ya no pudo parar.

-Es sólo que… -logró decir-. El cómo ha pasado todo… Y la cara que has puesto…

Kyungsoo soltó una especie de resoplido y volvió a sentarse donde había estado antes, alargando la mano para coger un nuevo periódico que, a ser posible, no estuviera mojado ni prácticamente reducido a cenizas, pero Suho pareció un tanto arrepentido.

-Tenía que haber apuntado con más cuidado. Lo siento -se disculpó-. ¿Quieres que te traiga un secador?

-¿Tenemos un secador? ¿En el hotel? -Suho se encogió de hombros y Chanyeol sonrió-. No hace falta. Estaré bien si me cambio de sudadera. No es como si pudiera resfriarme, ¿no?

Suho volvió a parecer consternado, y Baekhyun, que había conseguido a duras penas parar de reírse, ahogó una nueva carcajada. Era en momentos como aquel, en los que su líder se sacaba un pañuelo del bolsillo y se ofrecía a secarle la cara a Chanyeol antes de darse cuenta de que no llegaba, o en los que Kyungsoo se escondía detrás de la página de noticias locales de uno de los periódicos, haciendo como que no los escuchaba pero observándolos por el rabillo del ojo, cuando Baekhyun podía permitirse olvidar por un instante que estaba atrapado en un mundo hostil y simplemente tratar de que no le doliera el estómago de tanto reírse.

Era entonces cuando los demás dejaban de parecer un montón de extraños y se convertían en un grupo de chicos jóvenes, de su misma edad, reunidos en una habitación y bromeando de buena mañana. La visión era extrañamente… humana, enternecedora, incluso, teniendo en cuenta que todos ellos habían muerto, de un modo u otro, y estaban perdidos entre el mundo real y el más allá.

Pensar en todo ello así lo hacía sentir extraño.

-Sea como sea, Chanyeol, ten más cuidado. Sabes que es fácil que tu fuerza se descontrole -estaba diciendo Suho cuando Baekhyun volvió a centrar la atención en él, hablando en el tono ligeramente amonestador del que ha repetido esa clase de discursos mil veces-. Si quieres practicar, ve a las salas de entrenamiento, pero intenta vigilar tus poderes en las zonas comunes, y más cuando no sea necesario utilizarlos.

-Sí, señor líder.

Chanyeol volvía a parecer tan animado como siempre, así que Suho suspiró y se volvió hacia Kyungsoo.

-¿Tienes un momento? Quería hablar contigo -comentó.

-Teníamos práctica esta mañana.

-Tenéis práctica todas las mañanas. Supongo que a Baekhyun no le importará tener unas horas libres, para variar.

Por el modo en el que Kyungsoo frunció los labios, era él quien no estaba conforme con darle a su alumno ningún tipo de libertad, pero Suho no dejaba de ser su líder, así que acabó asintiendo con expresión impasible, dejando el periódico que había estado leyendo cuidadosamente doblado sobre la mesa.

-¿Nos llevará mucho tiempo? -preguntó mientras se levantaba, se despedía de los presentes con un gesto y cruzaba la puerta que Suho estaba manteniendo abierta para él. El murmullo quedo de sus voces se escuchó durante unos segundos más en el pasillo al otro lado, pero no tardó en apagarse, sumiendo la habitación en un silencio casi antinatural.

El plan original de Baekhyun para aquella mañana había sido el mismo que para tantos otros días - entrenar con Kyungsoo desde el amanecer a la noche y descansar, frustrado, en su habitación hasta quedarse dormido - pero su tutor acababa de marcharse, a saber por cuánto tiempo, y lo había dejado solo.

O, más bien, lo había dejado solo con Chanyeol.

No era la primera vez que pasaba, ni desde que había llegado allí ni en aquellos últimos días, y el otro chico estaba actuando de un modo completamente natural, como siempre, palpando las mangas de su sudadera para comprobar hasta qué punto estaban empapadas y torciendo el gesto al ver que estaban caladas. Baekhyun lo observó, sin decir ni una palabra, ahogando una sonrisa al escucharlo quejarse de Suho, con la mitad de su cerebro preguntándose si le sería posible darle esquinazo y escaparse una vez más ahora que ni su líder ni Kyungsoo estaban cerca, y la parte restante sintiéndose culpable por pensar siquiera en evadir a Chanyeol.

-Creo que voy a subir a mi cuarto -comentó, rogando interiormente para que el otro chico decidiera quedarse en aquella sala leyendo el diario y no escogiese seguirlo. No tuvo suerte, sin embargo, porque éste no tardó nada en apagar el televisor, que continuaba retransmitiendo las noticias, y le sonrió.

-¿Te importa si voy contigo? -había preguntado con toda la amabilidad del universo de un modo casi inmediato. Y Baekhyun había querido negarse, pero no había encontrado dentro de sí mismo las fuerzas para decirle que no. Tal vez porque se sintiera algo culpable en lo que respectaba a Chanyeol.

-¿No deberías ir a tu habitación a cambiarte? -trató de protestar-. ¿No tienes frío así?

-Ya sabes, no estoy vivo. Lo he dicho: me da igual.

Baekhyun asintió, no muy convencido, levantándose de la silla al mismo tiempo que Chanyeol comenzaba a sacarse la sudadera por la cabeza. Debajo llevaba una camiseta negra, simple, que se desplazó hacia arriba con el movimiento, revelando una franja de piel blanca que le abarcaba desde encima del ombligo hasta la cadera. Baekhyun tragó saliva, intentando convencerse a sí mismo de que estaba tratando de atisbar un rastro de la quemadura que tenía el otro chico en la espalda, ver si era tan terrible como la recordaba, por mucho que Chanyeol estuviera de frente a él y las cicatrices no entraran en su campo de visión.

-Aún así, no creo que sea cómodo, eso de ir mojado por ahí -murmuró. Su interlocutor le abrió la puerta y arqueó una ceja.

-Después de ti.

La moqueta amortiguó el sonido de sus pasos en su camino hacia los ascensores del recibidor, que estaba tan desierto como de costumbre. Baekhyun no sabía a dónde se habían marchado Suho y Kyungsoo, pero suponía que habían subido al salón de cristal, como siempre, lo cual dejaba la totalidad del hotel desierta, tan silenciosa que el chico se sintió casi forzado a decir algo. Acababan de separar los labios, sin embargo, buscando las palabras para empezar un nuevo tema de conversación que lo hiciera sentirse bien consigo mismo cuando fue Chanyeol quien habló.

-No le tengas muy en cuenta a Kyungsoo cualquier cosa que diga sobre tu entrenamiento -comenzó con una media sonrisa, haciéndole un gesto para que entrara al ascensor antes que él cuando llegaron al hall-. No tiene paciencia, nunca la ha tenido. De hecho, no sé cómo no te ha pegado aún.

-Ha amenazado con ello -Chanyeol se rió, pero no dijo nada más, y los dos volvieron a sumirse en un silencio cómodo mientras el ascensor traqueteaba a su alrededor, llevándolos hasta las plantas más altas del edificio. Baekhyun se apoyó contra la pared tras de sí, observando al otro chico tratar de doblar su sudadera empapada sin mucho éxito con la sombra de una sonrisa en los labios. No fue hasta que subió la vista, casi experimentalmente, desde sus manos a su rostro, cuando descubrió a Chanyeol mirándolo con una expresión que fue incapaz de leer del todo.

Sus ojos se encontraron y el otro chico carraspeó.

-Yo no… -comenzó a decir, interrumpiéndose como si hubiera comenzado a hablar sin estar muy seguro de lo que iba a decir-. ¿Sabes? A pesar de todo el tiempo que llevo aquí, yo no creo que sea un buen guerrero. De hecho, creo que dejo bastante que desear como Reminiscente.

El cambio de tema había sido tan repentino que Baekhyun no supo muy bien qué contestar.

-¿Y eso? -dijo sin más, en el instante justo en el que el ascensor se detenía en su planta. Chanyeol hizo una mueca.

-Supongo que porque odio luchar. Puede que porque se me dé mal, o algo así.

-¿A ti?

-Es difícil de asimilar, ¿eh? Que yo haga algo mal, pero son cosas que pasan.

Baekhyun puso los ojos en blanco.

-Idiota.

-¡Eh!

-Me sorprendes que digas eso, por mucho que insistas -Baekhyun bajo el tono un tanto, y Chanyeol lo observó como si no supiera muy bien qué quería decir-. Kyungsoo me habló de todos nuestros poderes una vez, cuando comenzó a entrenarme. Me dijo que tú eras el Reminiscente más fuerte que ha habido nunca.

Acababan de llegar a la puerta del dormitorio de Baekhyun, y el otro chico se detuvo allí de modo extraño, con el ceño fruncido en un gesto de confusión que era casi adorable.

-Te lo ha dicho -murmuró, mordiéndose el labio-. Bueno, supongo que eso es cierto, pero una cosa no quita la otra. Es decir, soy fuerte, en términos de energía. Puedo crear fuego, mucho fuego, pero no tiene demasiada utilidad si no puedo controlarlo, ¿no? Es como una marea destructiva, y a mí nunca me ha gustado destruir sin más. Preferiría ser como Luhan o Suho, poder usar mi propia fuerza para proteger las cosas que me importan.

Por enésima vez en aquel día, Baekhyun no supo qué decir, qué se tenía que contestar a eso. Aquella era una de esas raras ocasiones en las que Chanyeol estaba extraordinariamente pensativo, con una seriedad solemne que no era habitual en él, y había algo en todo aquel tipo de situaciones que lo hacía sentirse casi triste a él - como una punzada de dolor casi imperceptible, en algún punto más allá de las costillas.

-Vaya, y yo que creí que todo el mundo quería ser el chico de fuego al jugar de niños a los superhéroes. A mí nunca me lo dejaban, no te quejes. Siempre acababa teniendo que tener poderes de elemento tierra o algo lamentable, y eso sólo servía para causar terremotos y hacer crecer flores. Deberías estar agradecido -bromeó-, eres la encarnación del sueño de mi infancia.

Chanyeol lo miró durante un momento con la boca abierta, momento que aprovechó él para devolverle el gesto con su mejor cara de falsa pena. Durante una milésima de segundo, pareció que el otro chico fuera a protestar, pero de repente se cubrió los labios con una mano, soltando una carcajada tal alta que resonó a través de todo el pasillo.

-¡No te rías! ¡Era injusto! -protestó Baekhyun con una sonrisa-. Yo siempre quise tener poderes de fuego. Es mi trauma de infancia.

-Ya veo, ya. A partir de ahora me portaré bien.

-¿Conmigo?

-En general.

-Vale -todavía sonriendo, Baekhyun tomó aire y abrió la puerta de su habitación. Chanyeol seguía detrás de él, con el flequillo todavía pegado a la frente, la camiseta negra aún adherida contra la piel, hasta el punto de hacerlo sentir un poco incómodo de más porque se suponía que él no tendría que estar mirando, ni siquiera fijándose en aquello-. De verdad, insisto. ¿No deberías cambiarte, Yeol? Me está dando frío el verte así.

Baekhyun ya estaba dentro del cuarto, y Chanyeol se encogió de hombros y lo siguió antes de que nadie pudiera prohibírselo.

-Estoy bien -dijo sin más, observando las paredes a su alrededor, con, quizás, un poco de entusiasmo de más-. Vaya, ¿ya has empezado a decorar? -preguntó-. No lo sabía. Me gusta.

En ningún momento había planeado hacerlo, no a propósito, pero era cierto que Baekhyun había ido recogiendo cosas aquí y allá, durante sus últimas escapadas al exterior. Un par de libros que había empezado a leer en las horas previas a dormirse por las noches, revistas de música, un catálogo del festival de invierno de su universidad, una foto de su familia que había acudido especialmente a llevarse a su casa cuando sabía que no iba a haber nadie. Aquella habitación seguía muy lejos de parecer un hogar, pero al menos ya no daba la impresión de ser un lugar totalmente hostil.

-Algo he hecho -concedió-. Supongo que me apetecía darle a todo esto un aire distinto, teniendo en cuenta que tengo que quedarme.

Chanyeol abrió la boca, claramente buscando algo más que añadir. No parecía haberlo acompañado porque quisiera decirle o hacer algo en concreto, así que simplemente estaba parado en mitad de su habitación, todavía con aquel aire absurdamente parecido a un perrito al que hubieran abandonado junto a la cuneta, esperando a que regresara su amo.

-Baek -comenzó a decir, pero él arqueó una ceja.

-¿Qué es lo que haces aquí, Yeol? ¿Te ha pedido a ti también Suho que me vigiles para que no me escape?

A juzgar por la expresión con la que lo miró, Chanyeol ahora mismo estaba rogando para que se lo tragara la tierra en cinco idiomas diferentes. No sabía mentir una vez lo habían descubierto, eso estaba claro, y Baekhyun se giró hacia él con los brazos cruzados mientras el otro chico hacía serios esfuerzos por decir algo coherente sin trabarse con sus propias palabras.

-Yo no… Se suponía que yo no quería hacer esto, pero Suho insistió en que tenía que colaborar también, porque de todos los que estamos aquí parezco ser al que más soportas. Quiero decir…

-Eres un espía horroroso -murmuró Baekhyun, y Chanyeol le dirigió una sonrisa de disculpa.

-Te lo he dicho antes. Es difícil de creer, pero no lo hago todo bien.

Baekhyun suspiró, yendo a tumbarse sobre la cama, con las manos sobre el estómago. Cerró los ojos un momento, tratando de reubicar sus pensamientos, y cuando los abrió Chanyeol estaba mirándolo desde arriba, con los ojos muy abiertos y los labios fruncidos en una línea.

-Lo siento. No estás enfadado conmigo, ¿verdad?

A Baekhyun le hubiera gustado poder decir que estaba aunque fuera mínimamente molesto - no le hacía ni la más mínima gracia que lo espiaran, claro estaba, y de hecho seguía resentido con Suho y Kyungsoo - pero no podía enfadarse con Chanyeol. No cuando parecía claro que aquello no había sido idea del otro chico en cualquier caso.

-No creo que tú tengas la culpa de todo esto -murmuró.

Todavía recordaba el momento, con un remolino de remordimiento en la boca del estómago, en el que había regresado de la universidad después de su último intento fallido para hablar con Sehun. Había sido Baekhyun quien se había portado mal en aquel instante, gritándole a Chanyeol cosas que no pensaba y que habían acabado con el otro chico enfadándose y dejándolo - merecidamente - solo en mitad de la universidad, pero había sido el propio Chanyeol quien se había disculpado cuando él había vuelto a casa, sonriéndole de manera incómoda y frotándose la nuca con una mano que era el doble de grande que cualquiera de las de Baekhyun.

“Lo siento, no tenía que haberme materializado así si eso no era lo que querías,” le había dicho. “Todo esto son cosas relacionadas con tu vida. Esta fuera de lugar que yo me meta, si no es lo que quieres tú.”

Baekhyun había tragado saliva y bajado los ojos, sintiéndose una vez más como un ser humano despreciable. Puede que su vida antes de Reminiscencia no tuviera que ver con Chanyeol, pero había sido él mismo quien lo había metido en todo aquel asunto al arrastrarlo hasta la universidad horas atrás.

“He sido yo el que te ha hablado mal. La culpa es mía, “ había acabado respondiendo, pensando en el fondo que aquello no era ni con mucho suficiente.

Se había preguntado entonces qué estaba haciendo, persiguiendo a Sehun de un lado a otro cuando ni siquiera habían sido amigos en vida. Se lo había preguntado cada vez que había logrado escaparse después de aquella vez, empujando el pensamiento hasta el fondo de su mente al salir fuera, convenciéndose de que estaba seguro de que éste lo había visto, persuadiéndose a sí mismo para llegar hasta el final de aquel asunto.

Y fue lo que hizo entonces, otra vez más.

-Escucha, Baek. Sé que te has escapado varias veces, todos lo sabemos, y también sé que has vuelto a la universidad desde la última vez que estuvimos allí. Y lo entiendo -Chanyeol comenzó a hablar con una mezcla de suavidad y firmeza en el tono, sentándose junto a su cuerpo tumbado en la cama. Tras morderse el labio, se apartó el flequillo mojado del rostro, y los mechones húmedos se le convirtieron en un caos sobre la frente-. Es tu vida, era tu vida, pero tu mundo ahora es este, y eso te perseguirá a donde vayas, quieras aceptarlo o no. Todos existimos en el plano real una vez, y todos acabamos muertos.

Baekhyun ladeó la cabeza sobre el edredón, estudiando a Chanyeol por un instante antes de atreverse a preguntar.

-¿Cómo fue para ti? -susurró-. ¿Cómo era?

-¿El qué?

-Tu vida. ¿Cómo era, cuando estabas vivo? ¿Puedo saberlo?

-Ah -el otro chico clavó los ojos en el techo durante un momento. Baekhyun creyó ver que sus labios se movían, murmurando algo que él no pudo llegar a escuchar, pero cuando se volvió hacia él sonreía, como tantas otras veces-. ¿Mi vida? Ya sabes, algo normal. Rutina y rutina, como tantas otras. No creo que hubiera nada de interesante en ella.

“¿No me lo quiere contar?”

El contexto de la frase parecía claro, pero aún así Baekhyun decidió intentarlo una vez más.

-Vamos, ¿no decías que a lo mejor me conocías? -preguntó con una media sonrisa-. ¿Es que yo tampoco soy interesante?

Chanyeol lo miró casi como si le estuviera rogando.

-Baek -dijo, y el chico suspiró, sintiendo un extraño nudo de decepción en la garganta.

-De acuerdo, de acuerdo. Es sólo que… Deberías comprenderme, ¿no? Todos vosotros. Sé que ya no estoy vivo, lo entiendo, pero… ¿Nunca te ha pasado a ti desde que estás aquí? ¿Querer aferrarte a algo que conocías, a algo que te recuerda a tu vida anterior? ¿Algo a lo que poder regresar si es verdad que se puede y no vamos a acabar desapareciendo para siempre?

Por un momento, Chanyeol no dijo nada. Lo estaba mirando otra vez con la misma expresión de antes, casi como si le estuviera increíblemente consternado por alguna razón, y Baekhyun volvió a sentir una especie de espiral de culpa y de curiosidad, que le cortó el aire de los pulmones por un momento.

No podía presionar más, si Chanyeol no quería responderle.

-Querías ir ahora, ¿no? -le dijo el otro chico de pronto, haciendo que Baekhyun diera un respingo-. A la universidad. Es lo que querías hacer cuando te enteraste de que Kyungsoo y Suho iban a estar ocupados esta mañana.

Era cierto que aquel había sido el primer pensamiento de Baekhyun - cómo salir de allí una vez más, cómo escaparse - pero Chanyeol había pasado de estar muy serio a sonreírle de oreja a oreja, y ahora ya no estaba seguro del todo.

-¿No quieres hacer algo tú? ¿Aquí, conmigo? -preguntó.

-Debería estar vigilándote, de hecho, pero no importa. Siempre puedo irme a cambiar de sudadera y decir que desapareciste cuando te dejé solo, si me preguntan -Chanyeol chasqueó la lengua, tornándose serio en el momento justo en el que Baekhyun se incorporó, aferrándolo por los hombros con suavidad. Tenía las manos cálidas, por encima de su temperatura corporal, y el chico se estremeció al sentirlas sobre su piel-. Escucha, Baek. No puedo… Por mucho que te sientas así no puedo dejarte marchar cada vez que quieras salir. Son órdenes, ¿entiendes? No directas ni formuladas como tal, pero sí órdenes. Puedo hacer la vista gorda una vez más, ahora, o quizás un par de ellas más, para que puedas despedirte, pero no puedes seguir así si no quieres buscarte problemas.

-No estoy tratando de despedirme, estoy tratando de salvar…

Chanyeol arqueó las cejas.

-¿Yendo a espiarlo a la universidad?

-No es que pueda hacer mucho más, ¿no?

El silencio se prolongó durante un instante en el que Baekhyun sólo pudo escuchar la respiración de Chanyeol, un tanto más irregular de lo normal, en el que la única cosa que pudo sentir fueron los latidos más rápidos de lo habitual de su propio corazón. Su interlocutor no tardó en suspirar, soltándolo, y él estuvo a punto de soltar un quejido ante la pérdida de contacto, de calor.

-Escucha, Baek. Sigo sin creer que pueda hacerse nada al respecto si Oh Sehun ya ha sido marcado por la Rueda, pero te… ayudaré en el momento en el que su vida corra peligro directo. Veremos qué hacemos cuando eso ocurra, pero, mientras tanto, no puedes seguir así. Suho va a enfadarse, y con razón.

Baekhyun no se había rendido, no quería rendirse, pero tuvo que asentir.

-Supongo que todo esto no me lleva a ninguna parte-admitió-. Iré a la universidad una vez más, sólo una. A ver que todo está bien, decir adiós.

-Ahora, ¿no? -Chanyeol lo miró, con el flequillo mojado todavía hecho un caos sobre la frente. Y Baekhyun no sabía si quería ir, si quería despedirse, no en ese momento, pero se rió y alargó la mano para colocarle los mechones a Chanyeol en su lugar. No supo qué le había llevado a hacerlo exactamente, pero su interlocutor se tensó bajo su contacto y él se sintió sonreír.

-Ahora, sí -decidió-. Volveré pronto.

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La universidad estaba sumida en el bullicio habitual de la hora de comer, algo que Baekhyun también recordaba con nostalgia. Él había sido como el resto de estudiantes a la hora de la comida: ansioso por librarse de sus clases por un momento; corriendo, libros en mano, para buscar un buen sitio en el comedor. Resultaba extraño pensar que, aunque en su actual vida diaria no lo echara de menos, llevaba semanas sin comer o beber nada y su cuerpo seguía funcionando como si tal cosa, como si en ningún momento hubiese necesitado alimentarse para seguir caminando, respirando, vagando por los retazos de su antigua vida como un alma en pena.

Las puertas del hotel habían estado cerradas al salir, y Baekhyun había llamado mentalmente a Luhan, rezando por contar con su beneplácito sin tener que dar muchas explicaciones. Por suerte, el otro Reminiscente siempre se había considerado a sí mismo como uno de sus aliados y, tras constatar que Suho y Kyungsoo seguían ocupados, se había encargado de desbloquearle el camino sin prácticamente ponerle pegas.

“Vas a llevarte una buena bronca si acaban su reunión y no te encuentran,” le había advertido, sin embargo, mientras él bajaba andando desde su dormitorio hasta el recibidor - una larga caminata que, había pensado, tal vez lo ayudara a despejarse.

-No te preocupes, hoy será mi último día haciendo esto en mucho tiempo -confesó.

Luhan pareció sorprendido, con el borde de su conciencia tanteando la carcasa externa de sus pensamientos, sin poder entrar más allá.

“¿Y eso?”

-Chanyeol. Dice que le preocupa que pueda estar desobedeciendo a Suho y que él se enfade.

Contra todo pronóstico, Luhan se había reído entonces, y Baekhyun, que acababa de llegar al recibidor y estaba resoplando, agotado, frunció el ceño en una expresión que nadie pudo ver.

“Siempre tan leal, Yeol,” intervino el otro Reminiscente en tono de broma. “¿Pensé que nuestro líder le había encargado vigilarte?”

Estupendo. Todos lo habían sabido menos él.

-Me está cubriendo. Sólo esta vez. Para que pueda salir.

“Qué amable por su parte, ¿no?”

-¿Eh?

La puerta al otro lado de la habitación se había desbloqueado entonces; Baekhyun lo percibió en uno de aquellos cambios en el flujo de energía a su alrededor que ya estaba aprendiendo a captar. No tenía mucho tiempo, no ya, y había tenido que irse. No había esperado una respuesta, pero Luhan le contestó en el momento justo en el que puso los pies en el exterior.

“No lo sé, pero la última vez que os oí hablar de ello en mitad del recibidor, cuando se disculpó, parecía un poquito… molesto por el estado de tu vida amorosa con terceras personas, ¿no?”

Baekhyun había parpadeado.

-No estaba molesto por eso -había logrado murmurar, pero Luhan no le había respondido.

Y ahora, detenido en mitad del comedor al que había acudido a media mañana durante años, por fin había conseguido relegar aquella conversación a una esquina de su mente donde no tuviera que pensar demasiado en ella, pero en lugar de eso estaba dándole demasiadas vueltas a otras cosas.

Le había asegurado a Chanyeol que dejaría de escaparse a la universidad siempre que pudiera; había aceptado su ayuda para salvarlo - una vez más - si se despedía de aquello, si dejaba aquella etapa de su vida atrás. Y aquello parecía fácil, se dijo mientras avanzaba hacia el fondo de la sala, hasta la mesa que ocupaba Sehun y en la que aquel día ya estaba sentado, solo - sencillo teniendo en cuenta su mundo y su situación, pero la mera idea de hacerlo se le antojaba especialmente complicada.

Baekhyun se detuvo, con las manos convertidas en puños ocultas dentro de los bolsillos de su jersey, al lado de la mesa en la que Sehun estaba sentado, engullendo su almuerzo con la cabeza gacha. Una estudiante pasó a su lado, llamando a voces a su amiga y le atravesó limpiamente el hombro con su bandeja de comida, como si no estuviera allí, como siempre. Y el chico suspiró, porque sabía que aquel era un gesto inútil, pero no podía hacer nada más.

-Escúchame -susurró-. No sé cómo me las voy a apañar, pero te juro que voy a salvarte-. Me dan igual los Reminiscentes y los Caídos. Me da igual que la Rueda te haya marcado, porque voy a hacer lo que sea para que continúes estando vivo.

No había nada más que decir, y no hacía nada allí a aquellas alturas, así que Baekhyun cerró los ojos y giró sobre sus talones.

No fue hasta haber dado un par de pasos en dirección a la salida cuando escuchó el estruendo de algo metálico golpeando el suelo detrás de él, el sonido de una exclamación ahogada que hizo que se detuviera en seco, con los ojos muy abiertos y el corazón martilleándole en el pecho.

Todas las conversaciones a su alrededor se habían detenido, y el comedor estaba sumido en un silencio tenso, incómodo, en el que los estudiantes giraban la cabeza y estiraban el cuello en sus asientos, tratando de ver qué había causado el revuelo, qué era lo que estaba mal.

Baekhyun contuvo el aire, colocó un pie detrás de otro, se obligó a dar media vuelta, sin saber qué esperar, qué hacer. Había reconocido la voz, la exclamación; habría sido capaz de reconocerla en cualquier parte.

Cuando se giró, la silla metálica en la que había estado sentado Sehun estaba caída en el suelo, y el chico estaba de pie, inclinado sobre la mesa, apoyándose en ésta con las manos y mirando, pálido como un muerto, en su dirección.

Estaba lívido, con los ojos abiertos como platos y el labio inferior temblándole, y Baekhyun se sintió soltar un quejido confuso. Había otra gente en el campo de visión de Sehun, gente que había hecho un corrillo a su alrededor al escuchar el impacto de la silla contra el suelo, pero el chico no estaba mirando a ninguno de ellos.

Sus pupilas, dilatadas y oscuras, estaban clavadas directamente en Baekhyun.

-¿Qué…? -comenzó a susurrar éste, pero fue el propio Sehun quien lo interrumpió, en un murmullo tan quedo que probablemente nadie que no fuera él pudo escucharlo.

-¿Byun Baekhyun? -susurró-. ¿Por qué estás aquí? Creía que estabas muerto -el chico volvió a intentar hablar, pero Sehun soltó una carcajada seca-. Creí que habías muerto hace semanas.

[Capítulo 6]   [Capítulo 8]

!multi-chaptered, pairing: chanyeol/baekhyun, rating: r, pairing: suho/chen, au: reminiscencia, pairing: kai/kyungsoo, fandom: exo, fic: reminiscencia

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