A breath of fresh air

Dec 28, 2013 19:39

¿Sábes cuando estás continuamente estresado por algún  motivo y cuando crees que ya se ha solucionado, que se ha pasado, que ya te has olvidado o relajado, te das cuenta de que sigues igual; de que piensas que es un día estresante pero cuando te levantas a la mañana siguiente no quieres salir de la tranquilidad de tu cama y la coraza que forman tus sueños? ¿Sábes cuando te levantas fingiendo ser la persona más tranquila y rutinaria del mundo en un día cualquiera, a pesar de que sabes dentro de ti, a ciencia cierta y muy a tu pesar que no estás bien? ¿Que por mucho que intentes forzarlo te descubres a ti mismo irritándote por la menor nimiedad a primera hora de la mañana, como si llevaras ya un largo día de perros a tus espaldas? La peor parte es cuando tratas de arreglarlo, de respirar, calmarte y tomar conciencia de la ligereza y falta de importancia de esas preocupaciones. Y te mentalizas. Son cosas como un estúpido vestido que no encuentras para una estúpida fiesta. Cosas que sabes que carecen de importancia y que aún así no puedes evitar sentir esa carga sobre ti como algo pendiente por hacer. Lo cual te irrita más.
Curioso el ser humano. Curiosa nuestra mente. Curiosa manera de ser la que tenemos. Se lo que estás pensando y estoy de acuerdo contigo, suena absurdo, totalmente. Con la cantidad de problemas y desgracias que hay como para preocuparse por cosas como, por ejemplo, un estúpido vestido. Es absurdo. Lo sé y lo sabes. Y aún así te estresa.
Por eso, al final llegas a la conclusión de que, o eres estúpido (como el vestido) o tu estrés y tu creciente irritabilidad no provienen solo del absurdo motivo en cuestión. Facilmente podrían provenir de las múltiples pequeñas preocupaciones que rellenan tus días como las ligeras plumas de una mullida almohada; que como esas plumas, se van acumulando poco a poco, poco a poco hasta que forman esa gran almohada de estrés. Preocupaciones a menudo insignificantes comparadas con las grandes desgracias del mundo, pero tremendamente importantes y urgentes para nosotros. Porque en definitiva ahí están sin moverse, en tu lista mental o no mental de cosas por hacer en un tiempo que no tienes.
Esa es y será la constante de la vida de la raza humana, y la fuente de ese continuo estrés nuestro, unas veces más presente que otras: mucho por hacer y poco tiempo disponible. Aspiramos a demasiado, dirán. Quizá, pero a veces no es cuestión de aspirar o no, sino de tareas impuestas más por el día en sí o por la sociedad que vivimos que por nosotros mismos. Aún así, cada uno sabrá como quiere plantearse su vida y su estrés en la medida de lo posible.
Ya entonces John Lennon dijo: "La vida es lo que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes". Bien John, de acuerdo contigo solo me queda decir que lo mejor será tratar de adaptar nuestros planes a la vida, y no la vida a nuestros planes.

S.

thoughts

Next post
Up