Uy, a veces quiero mandar lo que se dice a la “Cresta” a todo el mundo, aunque no sé si es bonito lugar. Sencilla palabra que usamos en Chile, para definir cierto estado mental, gran parte de las veces. Cuando estamos más calmados, decimos “ya me harté”, “no soporto más esta situación”, “no quiero saber nada”. En fin, una infinidad de frases, con un poco más de sentido. No sé, siempre me he cuestionado de dónde viene eso de mandar a la cresta. Como se considera una grosería, lisura o garabato, muchos lo suavizan diciendo “quiero mandar a la punta del cerro”, así que luego de mucho hacer caldo de cabeza, concluí que no se refiere a esa roja membrana que corona la cabeza de los gallos, también pensé, en la cresta de una ola. Definitivamente, tiene más sentido la acepción referente al punto más alto de un cerro. Volviendo al tema, cuando mando a la cresta, siempre es cuando ya no puedo más referente a un tema. Muchas veces quiero mandar a la cresta a mis papás, o mis hermanos, creo que los temas familiares son los que más me sobrepasan (aunque a mis amigos también, ni te creas). ¡Qué complicada son las relaciones humanas! Al calmarme ya no los quiero mandar ahí. ¿Tiene algún sentido?, no realmente. Al final, lo idiotas (como los veo en ese minuto), no se les quita.