CAPITULO 6
En los primeros dos días, Jared tuvo que acostumbrarse a la rutina de Jensen de levantarse y de inmediato aferrarse al inodoro. Ya sabía que lo estaba pasado mal con las náuseas, pero una cosa era saberlo y otra ser testigo. Odiaba la sensación de impotencia. Lo único que podía hacer era tener una toalla húmeda y un vaso de agua preparados para cuando terminara de vomitar. Lo que más odiaba era que Jensen había estado pasando por eso solo durante las últimas seis semanas.
Los que hizo el primer día fue llamar a su madre para quejarse, no le importaba que los libros, internet y Jensen le dijera que era normal. No podía ser sano ni para él ni para el bebé que vomitara todo lo que comía. Sherri le aseguró que por desgracia sí lo era, cuando se trataba de embarazos, pero que si de todas formas le preocupaba mucho, que se asegurara de preguntárselo al doctor en la siguiente cita. Eso le recordó otra cosa que debía preguntarle a Jensen, tenía que decirle a Chad las fechas de las citas para que dejara libre su agenda esos días.
Jensen estaba en el solárium mirando alrededor cuando Jared entró. El día anterior el castaño le había preguntado que si necesitaba ayuda para acomodar sus equipos, pero Jensen le dijo que quería establecer primero lo de la habitación, antes de ponerse con las pinturas.
- Oye, voy a preparar algo de desayunar. ¿Quieres sólo tostadas o te animas a intentar algo más pesado? - preguntó Jared.
- ¿Qué quieres decir con pesado? - preguntó girando y levantando una ceja.
Jared tenía que meterse las manos en los bolsillos para contener las ganas de saltar sobre el hombre frente a él. Jensen vestía una camiseta y un chándal que no deberían quedarle tan jodidamente bien, estaban lo suficientemente bajos como para que pudiera ver una línea de piel gracias a que la camiseta se subió un poco. Y como si no fuera suficiente, su marido estaba descalzo, tenía el cabello despeinado, una sombra de barba y llevaba gafas.
Jared casi gimió. No creía tener ningún fetiche con las gafas, nunca le habían acelerado tanto, pero en Jensen lo llevaban de 0 a 100 en solo un segundo. Se escondió detrás de una silla con la esperanza de ocultar la reacción que tenía Jensen en su cuerpo, agradeciendo que el rubio parecía ser ajeno al efecto que causaba en quienes le rodeaban.
- Bueno, mi mamá dijo que deberías mantenerte alejado de las grasas, pero si te sientes mejor podría hacer unos panqueques - respondió tratando de disimular el que su cerebro tenía un corto circuito.
- ¿Llamaste a tu madre?
- Me preocupaban tu nauseas. - respondió encogiéndose de hombros.
- El doctor dijo que era normal. - dijo Jensen, luego hizo una pausa y preguntó porque no podía con la curiosidad - ¿Qué dijo tu madre?
- Oh eh - Jared pensó como podría mencionar lo de las citas medicas sin que sonara a presión - dijo lo mismo, y eso, que te mantuvieras lejos de las grasas. Que las cosas ligeras son mejores, y que si te sentías bien trataras con algo más pesado. Que si nos preocupaba mucho le preguntáramos al medico en la siguiente cita.
- Ok, - a Jensen le alivió que la respuesta de la madre de Jared y la del doctor fuera la misma - ¿Dijo algo acerca de la acidez?
Jared estuvo un poco sorprendido por la pregunta, pero recordó lo que había leído en uno de los libros.
- No, pero el libro dice que no es raro tampoco.
- Sí, lo que pasa es que siempre es mejor escucharlo de alguien que lo haya vivido - dijo Jensen encogiéndose de hombros.
- Podrías llamarla y preguntar.
- Tal vez - respondió Jensen sonrojándose un poco.
Ver a Jensen desviar la mirada al resto de la habitación y balancear su peso entre ambos pies, dejaba en evidencia que se le hacía incomodo llamarla.
- ¿No le preguntaste al médico la última vez que fuiste?
- No, no ha comenzado hace mucho - confesó sonrojándose de nuevo.
- ¿Cuándo es tu siguiente cita?
- Dentro de dos semanas. Creo que el 27. Por ahora, tengo que ir una vez al mes, siempre y cuando las cosas vayan bien.
- Falta mucho tiempo. ¿Por qué no vamos a desayunar y llamamos a mamá luego? Veremos que dice, si no tiene ninguna sugerencia podemos llamar al doctor.
- No es para tanto, en serio. Solo pensé que ella podía haberlo mencionado. En realidad no es nada importante.
- Es importante. No hay ninguna razón para conformarte si hay algo que se puede hacer. Me refiero a que ya habrán un montón de cosas sobre las que no vamos a tener control, así que si hay otras que se pueden aliviar, me aseguraré de que las tengas. - dijo Jared con firmeza. No sabía porque Jensen seguía pensando que tenía que hacer las cosas solo, pero ahí estaba él para que fuera lo contrario.
- Esta bien - aceptó Jensen tratando de averiguar si debía irritarse o no. Entonces se dio cuenta de que si le tomaba tanto tiempo descubrirlo, era porque en realidad no se había enojado. - ¿Necesitas ayuda con el desayuno?
- Nop, lo tengo todo bajo control. ¿Qué hacías antes de que entrara?
- Tratando de averiguar que tipo de sistema de almacenamiento puedo usar aquí. Quiero conservar los bastidores de secado, pero sería bueno tener un lugar donde guardar los cuadros listos. Así no tendré que ir a la galería tan seguido solo para buscar más espacio.
- ¿Por qué no buscas el portátil y vienes a la cocina? Mientras cocino puedes buscar algo que te parezca adecuado y quizás yo podría ayudar. - sugirió Jared.
- Ya, podría ser más sencillo decidir si tengo una idea de que usar - reconoció siguiendo a Jared hasta la cocina.
Jared comenzó a sacar ingredientes de la nevera y la alacena mientras Jensen iba a buscar el portátil. Estaba mezclando todo cuando su marido llegó y se sentó en la silla junto a la ventana. El sol brillaba a través de las cortinas iluminando todo. Jared no se había dado cuenta de que se le había quedado mirando hasta que Jensen se aclaró la garganta.
- ¿Qué? - preguntó suponiendo que le había preguntado algo.
- Te preguntaba que si tenías planeado ir alguna parte hoy. - repitió mirándolo con curiosidad.
Jared podía sentir como su cara se sonrojaba por haber sido atrapado. - Sí, justo estaba pensando en ir a la oficina y luego pasar por tu casa a recoger las cosas que quedaron pendientes. - respondió golpeándose mentalmente para volver al mundo real.
Jensen no parecía del todo convencido pero se encogió de hombros. - ¿Crees que tendrías tiempo para ir a la panadería? Le prometí a Sophia que los presentaría y si no lo hago pronto vendrá a formar un escándalo y a treparse por el muro del jardín. - pidió con timidez.
- Me encantaría conocer a tu amiga y esta semana no tenemos prisa para hacer nada - dijo, luego repensó la frase. - Bueno, yo no tengo prisa. Le dije a Chad que cancelara todas mis reuniones de esta semana, pero sé que tienes que trabajar en tu exposición.
Jensen se había estado preguntando cuando tendría Jared que volver al trabajo, no había caído en cuenta en que se tomó una semana libre para estar con él. Eso le despertó un inesperado sentimiento calido y al mismo tiempo otro de culpa.
- Probablemente necesite hacer algo este fin de semana, pero me gustaría tomarme unos días para adaptarme y asentarme, acostumbrarme a las cosas y arreglar mis materiales, así que si quieres hacer algo está bien por mi.
Entonces Jensen volvió a concentrarse en el ordenador. Tenía el ceño fruncido mientras paseaba por las páginas y analizaba sus opciones. A Jared casi se le quema la primera tanda de panqueques por quedarse viendo como su marido se lamía el labio inferior y lo mordía hasta que se tornaba rojo brillante. Se quejó en voz baja y giró justo a tiempo para sacarlos del fuego y centrarse, esperando que Jensen no se hubiese dado cuenta.
- ¿Encontraste algo? - preguntó minutos después mientras ponía el plato sobre la mesa y se sentaba junto a Jensen.
- Creo que sí, pero me preguntaba ¿Crees que el marco se podría hacer de la misma madera del suelo?
- Probablemente. Sin embargo, ¿no necesita ser de metal para que pueda ventilarse y que la pintura se seque?
- El interior tiene que ser con hendiduras para que el aire fluya, pero lo que quiero es algo para almacenar los cuadros terminados. Estaba pensando que tal vez se puede hacer una pequeña habitación en el solárium y poner mis bastidores, de esa forma no se vería todo mal puesto. No quiero llegar aquí con mis cosas y hacer que tu casa se vea cutre.
- En primer lugar, es nuestra casa. Y te dije que ese solárium nunca lo he utilizado, pero si quieres hacerlo más atractivo, porque tú quieres, entonces llamaré a Erin. Ella fue quien hizo las estanterías del estudio, tengo que llamarla de todas formas para hablar de la habitación que se convertirá en biblioteca. Ah y estaba pensando que tal vez podríamos hacer algo diferente en la sala, con los CD’s y DVD’s de ahora ha quedado bien, pero seguro luego agregaremos más. - dijo Jared comiendo panqueque.
- ¿Cómo se las arregla para hacer esas cosas? - preguntó refiriéndose a las grandes estanterías.
- En realidad son Erin y su hermano Preston. Comenzaron el negocio cuando ella salió de secundaria. Sacaron la universidad en la noche y por medio de internet, el negocio de la madera ya lo sabían, lo aprendieron de su abuelo. Por lo general hacen trabajos cada uno por su lado para cubrir más, pero si se trata de algo grande lo hacen juntos ¿Encontraste algo que pudiera funcionar?
- Sí, pero no es exactamente lo que quiero. - dijo poniendo el portátil a un lado para centrarse en el desayuno.
A Jared le alegró ver que estaba comiendo bastante, solo esperaba que su estomago lo soportara.
- ¿Por qué mejor no dibujas lo que quieres? - dijo Jared de pronto, dándose cuenta de que había pasado por alto la solución más obvia.
Jensen parpadeó un par de veces y se quedó con el tenedor a medio camino de su boca, luego lo bajó y se recostó de la silla con mirada incrédula.
- Nunca había pensado en eso, usualmente comienzo a dibujar lo primero que veo alrededor. Te lo juro, mi cerebro se está descomponiendo - dijo Jensen dramáticamente.
- Tu cerebro no se está descomponiendo. - Jared frunció el ceño por la manía de Jensen de criticarse. - Solo estás sobrecargado. Es decir, Dios, mira todo lo que ha pasado estos últimos dos meses. Es un milagro que no hayas olvidado como dibujar ¿Tienes una agenda o algo donde anotar tus citas o presentaciones?
La mirada de Jensen fue toda la respuesta que necesitaba. Eso explicaba porque Jared no había podido encontrar anotado en algún lugar la cita del medico ni la exposición.
- Bueno, no puedo recordar nada si no lo tengo anotado en mi calendario, si quieres puedo añadir tus cosas en el y recordártelas, y tu podrías hacer lo mismo por mi. Así Chad pensará que ya no lo necesito y comenzará a ser más amable conmigo. - sonrió ante la idea de poder jugar con Chad.
- ¿Sabes? Un día terminará renunciando, entonces ¿Qué harás? - preguntó Jensen negando con la cabeza.
- Nah, nadie más lo soportaría.
- Probablemente él dice lo mismo de ti. - le picó Jensen, agachando la cabeza para esquivar la servilleta que le lanzó Jared.
Terminaron de desayunar y subieron a cambiarse para ir a la oficina. Jensen decidió darse una ducha rápida cuando vio que su cabello apuntaba a todas partes como un cuerpo espín. Cuando terminó, Jared estaba al teléfono, así que se sentó cerca de la ventana, abrió su cuaderno de dibujos y comenzó a garabatear mientras le llegaban trozos de la conversación del otro.
- No, él va a dibujarlo… sí, será algo más complicado que una caja…
Jensen lo miró arqueando una ceja, Jared negó con la cabeza así que él continuó con su dibujo. Cuando terminó, Jared aun le estaba explicando los planes para la biblioteca, por lo que decidió ir a buscar una cinta métrica. Finalmente, diez minutos más tarde encontró la caja de herramientas en el garaje, por suerte Jared era un poco quisquilloso con las cosas así que las tenía en lugares accesibles. Media hora más tarde, cuando Jared lo encontró, ya tenía establecidas las medidas.
- Me preguntaba donde te habías metido.
- Pensé en terminar esto mientras estabas al teléfono, así es una cosa menos para hacer en la tarde.
- ¿Terminaste el dibujo?
- Sí, pero lo dejé arriba - respondió guardando la cinta métrica - podemos subir y así te digo mis citas para que las anotes en tu calendario.
Mientras subían, Jared casi se tropieza por ver como Jensen se metía la cinta métrica en el bolsillo de su vaquero.
- Preston se va a encargar de la biblioteca y Erin de tus unidades de almacenamiento. ¿Crees que cuando tengas tiempo puedes dibujar algo para la sala?
- Claro ¿Tienes algo especifico en mente?
- Nop, quiero que lo hagamos juntos y quiero que me des tu opinión para la biblioteca tam… - se detuvo en seco y tubo que agarrarse de la barandilla para no caer.
Jensen había llegado al último escalón, y volteó a verlo con expresión confusa. Jared se quedó mirando hacia abajo para evitar la embarazosa situación de tener que explicar lo que le producía tener el culo de Jensen frente a él.
- No hagas eso - regañó Jared cuando se dio cuenta de que Jensen lo había ayudado a estabilizarse.
- ¿Qué cosa? - preguntó aun más confuso.
- Agarrar a alguien cuando va a caer.
- ¿Y por qué demonios no? ¿Prefieres partirte el cuello? ¿Por qué no ves lo que hay frente a ti, para empezar? - Jensen alzó la voz con un poco de frustración.
Jared terminó de subir el par de escalones y se acercó a Jensen invadiendo su espacio personal, tanto que el acostumbrado color rojo apareció de nuevo en el blanco rostro de su marido e hizo resaltar el verde de sus ojos.
- Si hubiese estado viendo más de cerca lo que había frente a mi, tú ahora estarías estampado contra la pared y mis manos ciertamente no estarían lejos de ti - gruñó.
Adelantó un par de pasos, obligando a Jensen a retroceder otros dos para no ser aplastado contra ese musculoso pecho. Jared vio como sus mejillas volvían a ponerse rojas y como bajaba la mirada.
- Jared…
El castaño retrocedió, se pasó las manos por la cara y el cabello y respiró profundo.
- No quiero que me sujetes porque si caigo te llevaría conmigo y yo prefiero correr el riesgo de una fractura de cuello y no que tú o el bebé se lastimen.
Esperó para ver si Jensen se animaba a dejar de inspeccionar el piso, estaba a punto a darse por vencido cuando por fin levantó la mirada y se fijo en sus ojos.
- Bueno, la próxima vez te dejaré caer. - dijo Jensen con una pequeña sonrisa antes de inclinarse un poco y darle un beso en la mejilla. - Gracias por cuidar de nosotros - dicho eso, dio media vuelta y entró en la biblioteca.
Jared se quedó en shock durante un minuto antes de ser capaz de seguirlo. Cuando entró, Jensen estaba con el calendario en la mano y el ceño fruncido por tantas notas puestas a lápiz.
- ¿Alguna vez tienes tiempo libre?
- Bueno, la mitad de esos compromisos se establecieron el año pasado y la otra mitad fue antes de que supiera del bebé y casarnos. Están escritos en lápiz porque todavía no son nada seguro, Chad y yo vamos a revisarlos de nuevo antes de meterlos en la agenda. Lo que si te digo es que a tus compromisos no voy a faltar así me llame el presidente para comer con él.
- Oh… bueno… hagámoslo para poder irnos. Llamé a Sophia y estará allí hasta las cuatro.
Jared no podía decir que, pero algo en la voz y el rostro de Jensen cambió, como si se hubiese molestado. No cree que fuera la confrontación del pasillo, de ser así Jensen no le hubiese dado el beso ni las gracias. No, era algo que había pasado en ese mismo momento. De igual forma comenzó a marcar las citas en el calendario.
- ¿A que hora es tu cita del 27?
- A las cuatro, lo prefiero así para poder hacer los recados en la mañana, de esa forma, si el medico me va gritar y mandarme a casa, puedo hacerlo sin problema.
Jared levantó bruscamente la mirada y dejó de escribir.
- ¿Eso ha pasado antes?
- No - sonrió Jensen - pero me gusta estar preparado por si sucede. He leído sobre embarazos masculinos, la presión arterial suele ser un problema y mandan reposo en la cama para eso.
Jared negó con la cabeza y volvió a escribir.
- ¿Todas tus citas son el mismo día cada mes?
- No, cambian cada vez que voy ¿Por qué?
- No sé, lo pensé cuando dijiste que era mensual. Creí que te daban un programa o algo así. ¿Qué más tienes?
- Mi exposición en febrero. Es el día 12 y comienza a las 8, pero estaré allí todo el día. - dijo en voz baja.
Jared volteó la página del calendario y se congeló. Miró a Jensen, pero este estaba viendo por la ventana, luciendo muy interesado en los árboles y sus ramas. Jared volvió a ver el calendario, decía que estaría de viaje desde el día 8 y no regresaría hasta el 13. Jensen se había dado cuenta de que no estaría aquí para su exposición, eso era lo que le había decepcionado, por eso el cambio de actitud de hace un rato. No había forma de que pudiera faltar a esa reunión. Le había tomado meses coordinar a todos los actores, productores y al director en una misma semana para finiquitar detalles.
- Jensen. - Jared esperó hasta que volteó a mirarlo.
- Está bien. Sé que lo tienes todo planificado desde mucho antes de que yo llegara. Es solo una exposición, no es gran cosa. - respondió Jensen encogiéndose de hombros.
- Sí que es gran cosa, y estaré allí. Quizás llegue tarde pero estaré. - dijo asegurándose de mantener contacto visual con él. No sabía como iba a hacerlo pero ni por el carajo se lo perdería.
- Está bien - dijo en voz baja y asintiendo con la cabeza.
- ¿Qué más?
- Será hasta las once. Oh y una semana después de eso comenzaré a dar clases lunes miércoles y viernes de dos a cuatro.
Jared estaba un poco perplejo por la repentina necesidad de Jensen por conseguir trabajo, ya que parecía no haber necesitado uno adicional a la pintura durante mucho tiempo. No sabía como plantearlo sin sobrepasar los límites pero no quería que Jensen se esforzara demasiado.
- Jensen, no estoy seguro de cómo pedirte esto sin molestarte, no quiero, pero…
- ¿Pero me lo vas a decir de todas formas? - completó Jensen sonriendo.
- Más o menos, sí. Bueno, en realidad no te voy a pedir nada, solo voy a decirlo y luego me puedes golpear, gritar o lo que sea.
- Bueno, gracias por tu permiso - dijo con sarcasmo y retrocedió un paso. Si Jared pensaba que le iba a prohibir algo la llevaba claro.
- No estoy seguro de porque crees que necesitas conseguir un trabajo, si es solo porque quieres ocuparte en algo esta bien, pero si es por dinero, en serio, no es necesario. Ya te dije que gano más de lo suficiente para mantenernos por el resto de la vida y…
Jensen estaba tan predispuesto a que Jared le dijera que tenía prohibido trabajar, que cuando salió con todo eso de que no necesitaban más dinero, no pudo contener la risa que comenzó a burbujear desde su pecho.
- Sabes que no es muy agradable que te rías cuando trato de hablarte ¿No?
Por supuesto, su comentario hizo el efecto contrario y terminó riendo aun más. No fue hasta después de regresar de su rápida escapada al baño, que pudo mirar a Jared con cara seria.
- Lo siento, es que no me lo esperaba para nada y fue algo agradable.
- ¿Entonces por qué te sigues mordiendo la mejilla tratando de no reír? - se quejó Jared.
- Es que estaba preparado para que me prohibieras trabajar, y tenía pensadas unas cuantas cosas para decirte, luego me sales con algo para lo que no estaba preparado y no pude hacer otra cosa que reír por lo estúpido que estaba siendo.
- Oh bueno, no creo que estuvieras siendo estúpido - dijo Jared en voz baja - así que si no es por dinero ¿Por qué quieres comenzar a dar clases? ¿Es algo que siempre has querido hacer?
- Nunca había pensado en eso hasta hace un año, cuando un par de amigos comenzaron con esta idea de un refugio, con un estilo diferente. Pronto será la inauguración y me ofrecí para colaborar con las clases.
- ¿Qué tipo de refugio?
- Honestamente, para cualquiera que lo necesite, pero su propósito principal es para víctimas de abuso. Han hecho un trabajo increíble para prepararlo todo y asegurarse de que todo el mundo se sienta bienvenido. Yo haré lo que se llama, “Terapia de Arte”. Le permitirá a las personas plasmar sus sentimientos, a veces, cuando no puedes hablar de algo, siempre es más sencillo dejarlos salir de otra manera. Lo que espero con eso es poderles ayudar, quién sabe, tal vez pueda encontrar algún talento también.
- Suena genial. Vas a tener que mostrármelo, podría ser hoy ya que estaremos por ahí. Si quieres.
Jensen tomó su cuaderno de dibujo mientras salían, solo en caso de necesitarlo. Demonios, por la forma en la que su cerebro estaba trabajando últimamente, debería llevarlo encima todo el rato.
- ¿Cuándo vendrán para hacer el trabajo?
- El fin de semana - respondió Jared mientras entraba a la habitación para coger una chaqueta.
Jensen negó con la cabeza por la negativa de Jared de vestirse de acuerdo al clima.
- ¿Tan pronto? Por la forma en la que sonaba todo, pensé que se tardarían más.
- Debería. Por lo general lo sería, pero han cerrado dos semanas por vacaciones y se les cayó un trabajo así que tienen tiempo libre.
- Eso apesta. Me parece una caca tomar ventaja de la desgracia de alguien.
Jensen se quedó en silencio, confundido por la mirada divertida de Jared.
- ¿Qué?
- ¿Una caca?
- Cállate - se quejó Jensen. - Estoy tratando de abandonar la manía de maldecir, y no sé que tanto entienden los bebés estando ahí dentro. - dijo poniendo la mano sobre su vientre aun plano.
Un gran sentimiento de protección se abrió a través de Jared por la forma en la que Jensen se acariciaba el estomago. Estaba seguro de que no se daba cuenta de lo mucho que lo hacía, conseguía despertar un instinto incontrolable en él. Cuando levantó la mirada se dio cuenta de que Jensen lo miraba como si estuviera esperando que se burlara de él o que le dijera que eso era una tontería.
- Parece una gran idea. Así tendremos tiempo para acostumbrarnos. - concordó mientras abría la puerta del garaje.
A Jared le sorprendía estar en ese lado de la ciudad. No es que fuera un pijo ni nada, es que nunca tenía tiempo más que para ir de su casa a la oficina, cuando sacaba tiempo para otra cosa, se movía por los alrededores, otras ciudades o directamente otro estado.
Jensen aún se estaba riendo de él por preguntarle si acaso habían pasado el límite de la ciudad para ir a la panadería. Antes de salir de casa, decidió darle las llaves del coche a Jensen para que condujera, después de todo, él era quien se sabía la dirección, era lo más lógico. El rubio lo miró extrañado, pero se puso al volante y lo llevó a ese mundo desconocido.
Las calles eran de piedra, y el sonido de las ruedas al pasar sobre ellas era extraño pero emocionante. Jensen le explicó que la zona costera estaba en recuperación desde hace tres años y que hacían falta otros tres para que estuviera completamente lista. Uno de los más grandes festivales anuales se celebraba en las calles principales y duraba dos días, cerraban cuatro de ellas y solo se podía ir a pie. Los vendedores ponían los puestos de lado y lado. Ponían alimentos, artesanía, música y todo lo que se les ocurriera en el momento.
Cuando el proyecto comenzó, los artistas fueron los primeros en moverse hasta las tiendas y lofts, para aprovechar la vista panorámica del muelle. Los inmuebles viejos fueron removidos o renovados según fuera el caso, así como los jardines y parques. Lo siguiente que llegaron fueron las panaderías, bares y otras tiendas de comestibles, así que se volvió una comunidad unida y con artistas de calle.
La panadería en la que trabajaba Sophia, estaba a solo un par de cuadras de la galería donde sería la exposición, así que Jensen decidió que aparcarían allí y dar una revisión rápida antes de seguir. Quería asegurarse de que no habían cambiado de opinión en cuanto a cual sala usarían para colocar su trabajo. Además de verificar las piezas que estaban allí sumadas a las dos que aun estaban en casa.
Jared comenzó a dar vueltas alrededor mirando las diferentes piezas, nada le llamaba la atención tanto como las de Jensen. Luego entró en la sala donde su marido y el dueño de la galería estaban hablando en voz baja. Algunas de las piezas de Jensen ya estaban colgadas en las paredes, incluyendo la que él tenía intención de comprar. Estaba tan absorto por la pintura que no escuchó cuando una de las asistentes de la galería apareció a su lado.
- Es impresionante ¿verdad?
- Sí, lo es.
- ¿Estarás en la exposición?
- Incluso si tengo que renunciar a una reunión para cerrar el trato de una película - murmuró haciendo a la mujer parpadear. - Lo siento. Es que acabo de descubrir a este artista y estoy interesado en varias piezas.
- Oh - respondió la mujer con una sonrisa - ¿Sabe? Se supone que aquella pintura no debería estar en la exposición. - confesó en voz baja.
- ¿Por qué no?
- Yo no estoy segura, pero creo que el dueño de la galería sí lo sabe. De hecho, hace un par de semanas el artista la iba a tirar a la basura, luego cambió de opinión.
Hablaron durante unos minutos, hasta que alguien llamó a la mujer. Jared se quedó estudiando cada cuadro, metiéndose las manos en los bolsillos para no tener la tentación de tocar. Jensen terminó unos minutos después y se fueron a la panadería.
- ¿Seguro que no quieres ir en coche?
- Sí, Jared, seguro, siempre vengo caminando. Prefiero hacerlo siempre que pueda. Muy pronto comenzaré a cansarme más rápido y sentiré que voy a enloquecer.
- Está bien, pero si te cansas, me dices y vendré a buscar el coche.
- Sí, mamá - sonrió por la mirada de preocupación de Jared.
Cuando entraron a la panadería, estaba llena, así que se sentaron y esperaron hasta que bajara un poco el número de personas. Jensen sacó su cuaderno de dibujo y hablaron sobre lo que quedaría bien en la sala de la casa y como aprovechar bien el espacio de la habitación que sería biblioteca.
Sophia apareció entonces con su acostumbrado chocolate caliente y rol de canela, y esperó hasta que hiciera las presentaciones.
- Sophia, este es Jared. Jared, ella es Sophia. No dejes que te intimide.
Jared se levantó y le estrechó la mano, luego tiró de una silla para que pudiera sentarse.
- Me ofendes - dijo ella fingiendo un gimoteo y pasándose las manos por los ojos - Yo nunca haría algo así.
- ¿En serio? - preguntó Jensen. - porque me parece recordar aquella vez cuando…
- Eso fue un mal entendido, y por completo tú culpa. - sentenció ella girando para ver al hombre que se había casado con su mejor amigo. - Así que tú eres el Jared Padalecki.
Jared no estaba muy seguro de cómo responder, sobre todo porque se sentía bajo la mira de un rifle, pero algo le dijo que la única manera de llevarle el ritmo a la amiga de Jensen, era dándole con todo lo que tenía.
- Sí, y tú eres la Sophia Bush.
Jensen se quejó en voz baja, viendo el concurso de meada que se estaba dando frente a él.
- ¿Jared, te gustaría comer algo? - preguntó Jensen haciendo el amago de levantarse.
- Sí, pero yo iré a buscarlo. Tú acabas de caminar dos cuadras y estoy seguro de que Sophia quiere verificar que no te tengo encerrado en un calabozo. - Jared se levantó y fue hasta el mostrador, sonriendo cuando Jensen rodó los ojos.
- ¿Acaso no te dije que fueras agradable? - la regañó Jensen.
- Estaba siendo agradable. Le hubiese traído algo pero no sé que le gusta o disgusta. - dijo. Entonces lo señaló acusadoramente con el dedo - además, no he oído nada de ti en cuatro días, entonces me llamas para saber si estaré trabajando y me cuelgas antes de que pudiera preguntarte nada. ¿Qué querías que pensara? - preguntó con un susurro.
- ¿No se te ocurrió que estaba un poco ocupado tratando de adaptarme al hecho de que estoy casado y a mi nueva casa? Sin contar con que cada vez que me descuido él sale con algo totalmente inesperado y no terminó de entender por qué. - gruñó.
- ¿Inesperado como qué?
- Como el solárium donde ahora tengo todas mis pinturas y el material de trabajo. Quiero decir, Soph, deberías ver ese lugar. Tiene la mejor vista de toda la casa, el sol entra perfectamente, se puede ajustar la temperatura y las luces, originalmente era un lugar para las plantas pero él dijo que nunca le ha dado uso.
- Así que… suena como el lugar perfecto para que puedas trabajar.
- Lo es. ¿Pero por qué me lo da? Además de que ha acondicionado todo lo que ha podido para mi llegada. Y luego esto - dijo empujando su cuaderno de dibujos.
- ¿Qué es esto? - preguntó dando una hojeada rápida y luego frunciendo el ceño.
- Jared quiere convertir una habitación en biblioteca, ya que entre sus libros y los míos su estudio se ve muy abarrotado. Lo mismo pasa con la sala, así que también quiere que la rediseñemos.
- Sigo sin ver el problema - suspiró ella acomodándose en la silla y dándole un sorbo a su café.
Jensen levantó la mirada y se dio cuenta de que Jared sería el siguiente en la cola para ser atendido.
- Es su casa, puede hacer lo que quiera en ella, pero sigue insistiendo en que tomemos las decisiones juntos.
- Bueno, Jensen, creo que es lo que se supone debe ser un matrimonio. No limitarse a hacer cosas por su cuenta, no las cosas importantes, al menos.
- Redecoró toda la habitación que ahora es mía. - susurró, intentando desesperadamente que Sophia entendiera lo rara que había sido su semana.
- ¿Le preguntaste por qué?
- No, él solo dijo que antes era una habitación de invitados común y que quería que yo tuviera algo especial, no genérico.
- Cariño, sigo sin ver porque esto te preocupa tanto.
Jensen se echó hacia atrás viendo como Jared pagaba su café y su bollo.
- Que él no está recibiendo nada a cambio.
- Está recibiendo la oportunidad de estar cerca durante el embarazo, la oportunidad de participar. Creo que tal vez, está recibiendo mucho más de lo que tú crees.
Jensen no tuvo tiempo de responder porque Jared regresó y se sentó a su lado.
- Así que, he oído que están haciendo algo de redecoración - dijo Sophia echándose para atrás en la silla para poder ver bien la reacción de los dos. Escondió su sonrisa detrás de su taza de café cuando Jensen la miró entrecerrando los ojos.
Jared bebió de su café, gimiendo por el rico sabor. Levantó la vista para toparse con la de Jensen fija sobre él.
- Lo siento - dijo tímidamente.
Jensen decidió no hacerle caso y concentrarse en su prometedor rol de canela.
Sophia resopló para que volvieran a prestarle atención.
Jared levantó la mirada y se dio cuenta de que ella seguía esperando una respuesta. - Sí, hay lugares que necesitan expandirse ahora que tenemos más cosas en nuestra casa. Y Jensen necesita un lugar para pintar y allí hacen falta unos arreglos.- se detuvo para tomar más café, recordando no gemir otra vez.
Sophia lo escuchó hablar de los diferentes cambios y el porque los hacían. Mientras más hablaba, más segura estaba que Jensen había tomado la decisión correcta al casarse con ese hombre. No había duda de que Jared estaba enamorado de su amigo. Sabía que las razones de Jensen para casarse no eran las que deberían ser, pero si él bajaba las barreras, ella estaba segura de que se enamoraría de Jared tanto como Jared lo amaba.
Cuando llegaron y los vio interactuar mientras ella se libraba de unos cuantos clientes, lo vio relajado. Esos cuatro días sin saber de él la habían tenido de los nervios, pero supuso que estaría en proceso de adaptación y por eso no llamaba, así que se mantuvo ocupada para no hacerlo tampoco.
Jensen escuchaba la charla entre Jared y Sophia, feliz de que se estuvieran llevando bien. Le aterrorizaba que se cayeran mal, no sabía que iba a hacer si eso pasaba. Tenía la esperanza de que Sophia no preguntara por la remodelación de su habitación, ya que era un tema más personal que las otras, debía imaginar que no sería así.
- Jensen me contó que redecoraste específicamente para él lo que ahora es su habitación. Definitivamente voy a necesitar el nombre de tu diseñador si es que alguna vez consigo algo que arreglar.
Jensen se sintió un poco incomodo por como las mejillas y el cuello de Jared se enrojecieron. No tenía ni idea de que la pregunta de Sophia fuera a avergonzar al castaño.
- Bueno, la decoradora es Kristen Bell. Me la recomendó mi agente de bienes raíces, pero um… - se aclaró la garganta y tomó de su café - ella eligió casi todo - murmuró mirando a cualquier lugar menos a Jensen.
Sophia no puedo evitar que una sonrisa se dibujara en su cara. Sabía que estaba en lo cierto, y viendo a Jensen, comprobó que hasta ahora él no se había dado cuenta de la magnitud del esfuerzo de Jared para hacerlo sentir cómodo y bienvenido.
- Bueno, tendrán que mostrármelo en algún momento. Jensen me dijo lo mucho que le encantaba, y cuando llegue el verano seguro que pasará más tiempo en ese balcón que dibujando.
Jensen cerró la boca, antes de atreverse a ver a su marido, pero podía sentir como el calor invadía sus mejillas, sin saber que hacer con todo lo que había soltado Sophia. Simplemente mantuvo una sonrisa esperando que Jared entendiera.
Cuando finalmente sus ojos se conectaron, Jared se sorprendió al verlo sonrojado, incluso las puntas de su orejas estaban rojas. No es que lo de la decoración fuera un secreto, lo que le sorprendía eran los otros detalles. Pero la tímida sonrisa de Jensen y la forma en la que el rubor resaltaba las pecas de su nariz haciéndolas casi bailar, era una imagen que le alegraba poder disfrutar.
Sophia le preguntó cuando era la siguiente cita con el medico, Jensen le contestó y estuvieron hablando de eso unos minutos antes de que llegara otra oleada de clientes y ella tuviera que dejar la mesa. Ellos terminaron de comer y antes de marcharse, Jensen le prometió llamarla luego.
Jared escuchó a Jensen llamar al albergue pero solo pudo enterarse de parte de la conversación porque seguía fascinado por las tiendas que habían en todo el camino, estaban caminando del lado opuesto, así que ahora podían ver cosas diferentes.
Jensen colgó y estaba a punto de decirle a Jared que iban a tener que esperar para presentarle a Chris y Steve otro día, cuando se dio cuenta de que lo había dejado un par de tiendas atrás. Se había quedado mirando por una ventana. Cuando se asomó un poco, vio que era una tienda de antigüedades y restauración, pero era la mecedora de la vidriera lo que había captado la atención del castaño.
- ¿Te gusta? - sonrió cuando Jared saltó por la sorpresa.
- Sí, me gusta. Sé que no va acorde con las cosas que estamos haciendo, pero tiene algo - lucía pensativo con la frente arrugada.
- Lo entiendo. Tiene carácter. - sonrió Jensen.
- Sí, como una historia. Sabes a lo que me refiero ¿no? No es algo de fábrica. Tiene un pasado. - giró feliz de que Jensen entendiera lo que quería decir.
- ¿Quieres entrar?
- ¿Tenemos tiempo antes de ir al refugio?
- Los chicos están fuera de la ciudad buscando unas donaciones, así que tenemos un montón de tiempo. Te los presentaré otro día. - dijo abriendo la puerta y esperando para que Jared entrara.
Para el momento en el que abandonaron el lugar, el cuarto del bebé ya tenía una cuna, una mecedora y una mesa para cambiarle los pañales. Jared llamó a los chicos de la mudanza para que fueran a recoger las cosas el día siguiente y llevarlas a casa. No estaba seguro de si en ese momento estaba caminando o flotando, pero sabía que estaba condenadamente feliz.
El hombre que estaba de pie en el porche de la casa de Jensen, no estaba nada contento. Había estado ausente durante tres días, dos para complacer a sus padres y uno para complacer a su oficial de libertad condicional. Joshua no podía permitirse el lujo de que todo el duro trabajo que había hecho hasta ahora se perdiera por verse obligado a regresar a prisión. Se había asegurado de tener una coartada todo el tiempo, y que estuvieran bien lejos de Jenny.
Joshua se vio confuso el primer día por la inactividad de la casa, pero supuso que Jensen simplemente estaba absorto con la pintura o con ese maldito albergue, pero el segundo día, al llegar la noche tuvo que asomarse por la ventana. Le molestaba tener que escabullirse y actuar como un fisgón.
Él era Joshua Jackson por el amor de Dios. ¡Valía millones! Eso estaba por debajo de su nivel, pero no podía confiar en nadie más para hacerlo.
Se sobresaltó al escuchar un coche en la entrada y ver a una guapa morena bajarse de él. Decidió acercarse con una inocente sonrisa en el rostro.
- Hola ¿Puedo ayudarle? - preguntó ella al verlo.
- Espero que sí. He venido al país por una convención y uno de mis amigos vive aquí, pero no he podido contactar con él en todo el día. Me preguntaba si usted sabía donde lo podía encontrar.
- Oh, lo siento. Él se mudó, por eso estoy yo aquí. - respondió mientras abría el maletero.
Joshua pudo ver el cartel de “Se Vende” que usaban las agencias de bienes raíces para ponerlas en las entradas. Tuvo que luchar con la gran ira que le recorría por todo el cuerpo y mantener su tranquilidad.
- ¿En serio? ¿Sabe a donde? - pidió con voz amable.
- No, creo que fue algo repentino porque aun no se ha hecho ni la valoración.
- Está bien. Veré si puedo contactar con él más tarde. Es que quería darle una sorpresa.
Le sonrió de nuevo antes de emprender su camino por el sendero. Al doblar la esquina, la mujer ya estaba pegando el letrero, sin darle mucha importancia al encuentro.
Joshua sonrió triste para si mismo. Tenía que darle ese punto a Jensen. Había logrado eludirlo esta vez, pero era lo de menos, sabía exactamente donde estaría el 12 de febrero. Joshua se aseguraría pronto de que Jensen recordara que era su dueño y lo que le pasaba a los que desobedecían.
Continuará