Su lugar favorito en el mundo [beauxbatons rpg] [drabble independiente]
Título: Su lugar favorito en el mundo.
Fandom: Beauxbatons RPG
Personajes: Tiana Brennan, Thomas Brennan.
Rating: G
N/A: Tiana es awdorable. La awdoro. Y a Thomas también.
Palabras: 1030
Se retorció entre los brazos de Thomas, deshaciéndose en carcajadas por las cosquillas que él le estaba haciendo. Era tan pequeña y delgada que su hermano podía levantarla casi sin hacer ningún esfuerzo, por mucho que ella se resistiera. Él siempre solía reírse de ella llamándola canija, enana, retaco y cosas parecidas. Claro que la mitad de los sinónimos que le sacaba a esos motes ella no los entendía. Consecuencias de tener siete años y un hermano que ya ha terminado Hogwarts y todo.
-¡Suéltame tonto!-exclamó pataleando entre sus brazos.
Thomas comenzó a reírse mientras la arrastraba hacia el jardín de la casa. Siempre terminaban jugando allí, porque Thomas sabía que con el césped no se harían daño. No quería que Tiana terminara comiéndose la esquina de una mesa, o rebotando contra una pared. Porque cuando se proponía soltarse de él, podía llegar a ser mucho más fuerte de lo que a simple vista una chiquilla que no levantaba mucho más de un metro del suelo podía parecer. Y aunque estaba orgulloso de la fuerza de su bicho, no quería que terminara volviéndose contra ella.
Tiana consiguió soltarse de él y cayó de culo sobre la hierba, riendo a carcajadas mientras se frotaba el lugar donde se había dado. La sonrisa de Thomas se volvió más ancha a pesar de haber perdido de su agarre a su hermana, y comenzó a perseguirla por todo el jardín, a una velocidad a la que estaba seguro de que no la cogería nunca. Porque Tiana no corría a una gran velocidad, comparada con la suya, pero era divertido verla correr mientras le sacaba la lengua de vez en cuando, escogiendo los momentos adecuados en los que sabía que no podría chocarse contra nada si no miraba hacia delante.
-¡No me coges, no me coges!-canturreó la niña.
-¿Que no te cojo? ¡Veremos si te cojo o no!
Él aceleró un poco y de repente Tiana se vio colgando de su hombro, como si fuera un saco de patatas. Pataleó, pero Thomas le agarró las piernas para inmovilizarla. Ella, viendo que el juego se había terminado desde su posición, bufó.
-No es justo, has estropeado el juego.
-¿Quieres que juguemos a otra cosa?
Tiana asintió, haciendo chocar su barbilla contra la espalda de su hermano. Él aceptó su respuesta y la bajó, colocándola otra vez sobre el suelo. Se agachó hasta quedar de rodillas, mirando a Tiana. Le revolvió el pelo un poco más de lo que ya de por si lo llevaba revuelto por las carreras. Tiana esbozó una sonrisa divertida y se balanceó sobre sus pies de delante hacia detrás, esperando la explicación del juego nuevo.
-¿Alguna vez has probado a ver las cosas desde encima de un sitio alto?-Tiana negó con la cabeza.-Pues desde ahí arriba, todo se ve diferente. Si tienes los ojos suficientemente abiertos, puedes ver el interior de la gente.
Tiana frunció el ceño.
-Yo no quiero ver el interior de la gente, hay sangre y cosas feas.
Thomas soltó una carcajada. Su hermana había dicho aquello convencida, como si fuera la única verdad que había en el mundo. Pero la verdad era que ella tenía siete años, y que él debería de haberlo explicado un poco mejor, porque era obvio que Tiana no había entendido bien a qué se refería.
-No, bicho, no me...
-No me llames bicho.
-Vale, Tiana. No me refería a ver ese interior de la gente. Me refería a que puedes ver si las personas que ves son buenas o malas, si te quieren o no. Puedes ver cómo son de verdad, en el fondo.
-Ah, pero eso si que mola. Haber empezado por ahí.
Tiana se encogió de hombros, y Thomas volvió a reírse. Desde luego, aquella niña era de lo que no había. Se levantó ante la atenta mirada de Tiana, y le cogió la mano a su hermana para acercarse al único árbol que había en todo el jardín. No era muy alto, y las ramas eran lo suficientemente grandes para lo que él quería hacer. Cuando miró a su hermana, se dio cuenta de que ella miraba hacia arriba con curiosidad.
-¿Vamos a subir, Thomas?-preguntó ella, sin mirarlo.
-¿Quieres subir, bicho?-Tiana arrugó la nariz al escuchar cómo la había llamado.-Vale, Tiana. ¿Quieres subir?
-Si. Yo quiero ver tu interior. Pero el de sangre no, ¿eh? El otro que tú me has dicho.
El chico esbozó una sonrisa y se agachó para levantar a Tiana. Ella, como pudo, se agarró a la rama que más cerca le quedaba, abrazándose a ella. Pasó una pierna por encima de la rama y se impulsó hacia arriba, hasta quedar abrazada a ella. Thomas la miraba desde abajo, con los brazos extendidos por si resbalaba. Una vez estuvo sentada en la rama y abrazada al tronco volvió a mirar a su hermano con los ojos muy abiertos.
-Tiana, ¿qué haces?-preguntó Thomas desde abajo, al ver a Tiana con los ojos tan abiertos y con expresión concentrada.
-Pues intentar ver tu interior, tonto.-respondió ella, como si fuera algo obvio.
Thomas estalló en carcajadas una vez más, y Tiana parpadeó un par de veces antes de mirarlo confundida.
-A mi no me hace gracia, me has mentido, no veo nada.-se quejó.
-Porque no tienes práctica, canija. Pero, ¿has visto que bien se ve todo desde ahí arriba?
Tiana levantó la vista y miró hacia delante. Desde aquella posición, veía todos los jardines de las casas vecinas. Veía toda su calle, en realidad. Además, había un dato que no se le había pasado por alto: desde aquella posición Thomas no llegaba hasta ella. Definitivamente había sido buena idea subir allí, aunque no hubiera podido ver el interior de su hermano. Apoyó la cabeza en el tronco del árbol, sin prestar atención a Thomas, que seguía mirándola desde abajo con una sonrisa dibujada en la cara.
El teléfono comenzó a sonar dentro de casa. Escuchó a su madre gritarle a Thomas que lo cogiera, porque ella estaba haciendo la cena y no podía. Su hermano salió corriendo, dejándola allí sola.
Entonces, en aquel preciso momento, cerró los ojos. Y decidió que aquel sería su lugar favorito en el mundo.
Fandom: Beauxbatons RPG
Personajes: Tiana Brennan, Thomas Brennan.
Rating: G
N/A: Tiana es awdorable. La awdoro. Y a Thomas también.
Palabras: 1030
Se retorció entre los brazos de Thomas, deshaciéndose en carcajadas por las cosquillas que él le estaba haciendo. Era tan pequeña y delgada que su hermano podía levantarla casi sin hacer ningún esfuerzo, por mucho que ella se resistiera. Él siempre solía reírse de ella llamándola canija, enana, retaco y cosas parecidas. Claro que la mitad de los sinónimos que le sacaba a esos motes ella no los entendía. Consecuencias de tener siete años y un hermano que ya ha terminado Hogwarts y todo.
-¡Suéltame tonto!-exclamó pataleando entre sus brazos.
Thomas comenzó a reírse mientras la arrastraba hacia el jardín de la casa. Siempre terminaban jugando allí, porque Thomas sabía que con el césped no se harían daño. No quería que Tiana terminara comiéndose la esquina de una mesa, o rebotando contra una pared. Porque cuando se proponía soltarse de él, podía llegar a ser mucho más fuerte de lo que a simple vista una chiquilla que no levantaba mucho más de un metro del suelo podía parecer. Y aunque estaba orgulloso de la fuerza de su bicho, no quería que terminara volviéndose contra ella.
Tiana consiguió soltarse de él y cayó de culo sobre la hierba, riendo a carcajadas mientras se frotaba el lugar donde se había dado. La sonrisa de Thomas se volvió más ancha a pesar de haber perdido de su agarre a su hermana, y comenzó a perseguirla por todo el jardín, a una velocidad a la que estaba seguro de que no la cogería nunca. Porque Tiana no corría a una gran velocidad, comparada con la suya, pero era divertido verla correr mientras le sacaba la lengua de vez en cuando, escogiendo los momentos adecuados en los que sabía que no podría chocarse contra nada si no miraba hacia delante.
-¡No me coges, no me coges!-canturreó la niña.
-¿Que no te cojo? ¡Veremos si te cojo o no!
Él aceleró un poco y de repente Tiana se vio colgando de su hombro, como si fuera un saco de patatas. Pataleó, pero Thomas le agarró las piernas para inmovilizarla. Ella, viendo que el juego se había terminado desde su posición, bufó.
-No es justo, has estropeado el juego.
-¿Quieres que juguemos a otra cosa?
Tiana asintió, haciendo chocar su barbilla contra la espalda de su hermano. Él aceptó su respuesta y la bajó, colocándola otra vez sobre el suelo. Se agachó hasta quedar de rodillas, mirando a Tiana. Le revolvió el pelo un poco más de lo que ya de por si lo llevaba revuelto por las carreras. Tiana esbozó una sonrisa divertida y se balanceó sobre sus pies de delante hacia detrás, esperando la explicación del juego nuevo.
-¿Alguna vez has probado a ver las cosas desde encima de un sitio alto?-Tiana negó con la cabeza.-Pues desde ahí arriba, todo se ve diferente. Si tienes los ojos suficientemente abiertos, puedes ver el interior de la gente.
Tiana frunció el ceño.
-Yo no quiero ver el interior de la gente, hay sangre y cosas feas.
Thomas soltó una carcajada. Su hermana había dicho aquello convencida, como si fuera la única verdad que había en el mundo. Pero la verdad era que ella tenía siete años, y que él debería de haberlo explicado un poco mejor, porque era obvio que Tiana no había entendido bien a qué se refería.
-No, bicho, no me...
-No me llames bicho.
-Vale, Tiana. No me refería a ver ese interior de la gente. Me refería a que puedes ver si las personas que ves son buenas o malas, si te quieren o no. Puedes ver cómo son de verdad, en el fondo.
-Ah, pero eso si que mola. Haber empezado por ahí.
Tiana se encogió de hombros, y Thomas volvió a reírse. Desde luego, aquella niña era de lo que no había. Se levantó ante la atenta mirada de Tiana, y le cogió la mano a su hermana para acercarse al único árbol que había en todo el jardín. No era muy alto, y las ramas eran lo suficientemente grandes para lo que él quería hacer. Cuando miró a su hermana, se dio cuenta de que ella miraba hacia arriba con curiosidad.
-¿Vamos a subir, Thomas?-preguntó ella, sin mirarlo.
-¿Quieres subir, bicho?-Tiana arrugó la nariz al escuchar cómo la había llamado.-Vale, Tiana. ¿Quieres subir?
-Si. Yo quiero ver tu interior. Pero el de sangre no, ¿eh? El otro que tú me has dicho.
El chico esbozó una sonrisa y se agachó para levantar a Tiana. Ella, como pudo, se agarró a la rama que más cerca le quedaba, abrazándose a ella. Pasó una pierna por encima de la rama y se impulsó hacia arriba, hasta quedar abrazada a ella. Thomas la miraba desde abajo, con los brazos extendidos por si resbalaba. Una vez estuvo sentada en la rama y abrazada al tronco volvió a mirar a su hermano con los ojos muy abiertos.
-Tiana, ¿qué haces?-preguntó Thomas desde abajo, al ver a Tiana con los ojos tan abiertos y con expresión concentrada.
-Pues intentar ver tu interior, tonto.-respondió ella, como si fuera algo obvio.
Thomas estalló en carcajadas una vez más, y Tiana parpadeó un par de veces antes de mirarlo confundida.
-A mi no me hace gracia, me has mentido, no veo nada.-se quejó.
-Porque no tienes práctica, canija. Pero, ¿has visto que bien se ve todo desde ahí arriba?
Tiana levantó la vista y miró hacia delante. Desde aquella posición, veía todos los jardines de las casas vecinas. Veía toda su calle, en realidad. Además, había un dato que no se le había pasado por alto: desde aquella posición Thomas no llegaba hasta ella. Definitivamente había sido buena idea subir allí, aunque no hubiera podido ver el interior de su hermano. Apoyó la cabeza en el tronco del árbol, sin prestar atención a Thomas, que seguía mirándola desde abajo con una sonrisa dibujada en la cara.
El teléfono comenzó a sonar dentro de casa. Escuchó a su madre gritarle a Thomas que lo cogiera, porque ella estaba haciendo la cena y no podía. Su hermano salió corriendo, dejándola allí sola.
Entonces, en aquel preciso momento, cerró los ojos. Y decidió que aquel sería su lugar favorito en el mundo.