Terminado *_*

Apr 22, 2008 03:16

Reitero los millones de gracias a todos los que me hicieron feliz el día de mi cumpleaños y gracias por lograr que me pase toda la próxima semana sorprendida porque debe ser cierto que sí que hago algo bien para que haya tanta gente con ganas de felicitarme. Como ayer no lo dije, felicidades también a Ninette, que cumple años conmigo y a la Reina Isabel II, que es otra de las personas que ayer cumplían un año más.

Hablando de otras cosas... Me he dado cuenta de que tengo montón de motes diferentes. Mola. Ayer una de mis amigas puso en su messenger "Felicidades Portadora Del Yaoi" por mí ^_^ y me hizo mucha gracia cuando lo descubrí. Todavía tengo regalos que leer, pero me caigo de sueño y no voy a ser capaz de echarles un vistazo, así que me los reservo para mañana.

Pero antes... lo ÚLTIMO de la tabla de Fuji. Por fin. En total, la tabla han sido 51212 palabras; lo cual, deja una media de... 1707 palabras por vicio. Menos mal que son drabbles que sino...

Fandom: Prince of Tennis
Personaje: Tezuka/Fuji
Universo: Quod scripsi, scripsi
Advertencias: NC-17, yaoi, fluff 
Tema: #27- Deseo.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Takeshi Konomi. Ni son míos, ni saco beneficios haciendo esto.

Deseo

Fuji y Kakumi estaban plácidamente sentados en una cafetería cerca de la universidad de Bellas Artes de Tokio.

-¿Qué tal ayer con tus viejos amigos?- preguntó el galerista con una sonrisa sádica mientras sus ojos brillaban con alguna maldad en trámites que estuviese pensando.

-Bien.- respondió Fuji ignorando las ganas de su amigo de jugar y siendo sincero y feliz.- En un par de meses todo ha vuelto a ser como antes.

-¿Todo?- la sonrisa de Kakumi creció un poco más.- ¿Todo, todo, todo?

-Ya te he dicho que no me saques ese tema.- espetó Fuji frunciendo los labios y abriendo los ojos. Su amigo, en vez de asustarse se echó a reír.

-¡Quién te ha visto y quién te ve! ¡El gran Fuji Syuusuke con problemas de cama!

-¡No son problemas de cama!- se quejó en un tono bajo, disminuyendo el volumen de su voz y mirando hacia las mesas próximas en busca de oídos indiscretos.- ¡Y baja la voz, Kakumi!

-Oh, vamos; no puedes negar que hay problemas en tu cama.- a pesar de seguir pinchándolo, Kakumi tuvo la decencia de bajar de verdad la voz.- Mejor dicho, el problema es que no hay nada en tu cama excepto tú y las mantas.

-Yuuta y su novia se instalan definitivamente aquí.- cambió Fuji de tema sabiendo que era inútil- Parece ser que Mizuki ha heredado una casa en las afueras y se mudarán después del cumpleaños de Yuusuke.

-Ciertamente tiene que ser algo nuevo para ti, que siempre has tenido a todo hombre y mujer que deseases a tus pies que tu “novio” haya decidido ir despacio y que no haya sexo hasta que os re-conozcáis como antes.

-Ya les dije que si quería los iba a ayudar con el traslado. No me fío demasiado de Mizuki. Es capaz de convertir la casa de mi hermano en un antro púrpura de tintes afrancesados. No que tenga algo en contra de los franceses, pero a veces su estilo es demasiado pomposo.

-Porque claro, no habéis pasado de los besos de despedida en el coche, cada vez que salís.- Kakumi se estaba divirtiendo mucho conforme veía la vena del cuello de Fuji inflarse con cada uno de sus comentarios.- Bueno, y eso cuando no os dedicáis a ir por ahí con los niños. ¡Me siento tan orgulloso de verte convertido en un gatito tan hogareño, Syu-chan!

-Supongo que se debe a haber estado demasiado tiempo en Inglaterra. Se suele decir que es difícil no terminar cogiendo vicios del lugar en el que uno vive.

-E ir juntos a jugar al tenis tiene que ser terrible. Verlo jadeando y sudando y con poca ropa...

-¡Cállate de una vez!- le gritó Fuji mordiéndose el labio y tratando de que su ligero sonrojo desapareciese por completo. Suspiró.- Es frustrante. Sí. Lo has expuesto perfectamente bien. ¿Podemos, por favor, cambiar de tema ahora?

-Tienes que entender que me resulte divertido verte frustrado, cariño.- hizo una mueca cariñosa y acarició un mechón de pelo de Fuji con dulzura.- En nueve años y pico que hace que nos conocemos es la primera vez que te ocurre algo así. Solía ser yo el frustrado.- hizo una pausa y se puso serio, obligando sin palabras a Fuji para que abriese los ojos.- Por lo demás, ¿todo va bien con vosotros?

-En cierto sentido, Tezuka tiene razón queriendo ir despacio.- admitió Fuji tomando un sorbo de su zumo.- Nos ha dado tiempo a hablar de muchas cosas y a volver a conocernos. No es el Tezuka que yo conocía, como estoy seguro de que yo no soy el Fuji. Podemos estar empezando otra vez, pero todo es muy diferente y nosotros somos muy diferentes. Por no mencionar que la prensa es insoportable con lo de las infidelidades de su mujer y eso. Menos mal, que todavía no nos han visto juntos en ningún lugar en actitud cariñosa.- esbozó una sonrisa melancólica.- Antes habría dicho que Kunimitsu sería incapaz de demostraciones de afecto en público, pero realmente ha cambiado mucho. Nunca va a ser una lapa pesada como tú, pero ahora sería capaz de darme un beso en plena calle sin asegurarse de que no hay gente mirando.

-Gracias por el cariño en el cumplido, cielo.

-Te lo mereces.- y lo decía en serio.- Pero hablando de todo un poco... ¿qué tal te fue ayer por la noche con Sae?

-¿Entonces Yuuta-kun se muda? ¿Ya te ha obligado a firmar que no te pasarás media vida puteando a su novio?

-Oh, amor, no te preocupes. Conozco lo hábil que puede llegar a ser Sae-chan; esté en la posición que esté.- lo picó Fuji viendo como su desvergonzado amigo se sonrojaba ligeramente y miraba al suelo.- Lo cierto es que los dos sois terriblemente versátiles, así que ilumíname y dime quién estuvo arriba. No me gusta ser un ignorante.

-¿Y qué tal van los preparativos del cumpleaños de Yuu-chan? Supongo que Yumiko-san está siendo tan concienzuda como siempre.

-Evidentemente, yo fui quién le enseñó a Sae ciertos trucos con la lengua. Aunque siempre ha sido un alumno ideal y aprende rápido.- el sonrojo de Kakumi se hizo más evidente y Fuji supo que si su mejor amigo se sonrojaba así era que por fin había encontrado un candidato a “persona especial”.

-Está bien, tú ganas.- se resignó Kakumi sin levantar la vista.- Fue bien. Kojirou es alguien muy particular. Me parece perfectamente comprensible que sea tu gran amigo de la infancia.

-No sé a cuál de los dos tengo que advertirle primero que no le haga daño al otro si no quiere verme enfadado.- comentó sonriendo con dulzura.- Estáis los dos invitados a la fiesta de Yuu-chan, por supuesto.

***

-¡Aniki! ¡Espera!- Fuji se detuvo en medio del pasillo de casa de su hermana y esperó a que Yuuta terminase de subir las escaleras.

No pudo evitar la mirada cargada de cariño. Su hermano había crecido y se había convertido en todo un hombre. Y, sin embargo, no había perdido la mayor parte de su inocencia y seguía siendo demasiado dulce. Automáticamente, Yuuta se hizo cargo del pesado bolso con el regalo de Fuji para su sobrino y del trípode para la cámara que había traído.

-¿Puedo hacer algo por ti?- preguntó dulcemente mientras entraban en la habitación de invitados. Abrió los ojos y posó una mano sobre el brazo de su hermano con sorpresa y angustia.- Si tu novia te ha hecho algo sólo tienes que darme permiso para librarme de él.

-Baka aniki...- resopló Yuuta liberándose y dejando las cosas con cuidado sobre la cama.- Hajime y yo estamos perfectamente bien. ¿Y no puedes dejar de llamarlo “mi novia”? Es un hombre.

-Ya, bueno, supongo que esa parte de él tiene que resultarte interesante.- concedió el mayor sonriendo al ver el sonrojo en el rostro de Yuuta.

-¡Aniki!- protestó empezando a enfadarse.- Quería hablar de algo serio.- Fuji abrió los ojos y dejó la sonrisa a un lado. Yuuta echó una mano y sacó una cajita del bolsillo de su pantalón.- Quiero pedirle a Hajime que se case conmigo.- musitó sonrojado como un colegial mientras le enseñaba un delicado anillo dorado.- ¿Crees que le gustará?

-Es precioso, Yuuta.- dijo con sinceridad Fuji acariciando levemente el contorno de la joya. Su pecho se había llenado de orgullo hacia el buen gusto y la consideración de su hermano. Había recurrido a él. Durante un tiempo, Fuji creía que no era más que un problema para Yuuta y... estaba conmovido.

-Gracias.- se sonrojó un poco más, si es que eso era posible, y guardó la caja en el bolsillo.- Ehm... hay otro favor que quiero pedirte. Quiero que Hajime tenga la boda y la celebración de sus sueños. Y voy a pagarlo yo TODO. No pienso permitir que emplee su dinero en la boda. Ya bastante me fastidia que la casa sea suya...- masculló bajando el tono y sumiéndose en un silencio mientras fruncía el ceño.- Eso, que quiero pagarlo yo, pero no creo que me llegue el dinero que tengo ahorrado y me preguntaba si a ti no te im...

-Toma.- mientras Yuuta se esforzaba por vocalizar su petición, Fuji ya había sacado su chequera y extendido un cheque en blanco a nombre de su hermano. Avergonzado pero sonriendo ligeramente, Yuuta lo tomó entre las manos.

-Haré un presupuesto de todo y te lo enseñaré. Además, cuando sepa la cantidad exacta haremos un proyecto para devolverte mes a mes todo lo que hayas invertido y con intereses.

-No digas tonterías, anda.- replicó Fuji poniéndose de puntillas para abrazarlo y darle un beso en la mejilla.- Para recuperar el dinero sólo tengo que ganar un par de premios y ya estará. Lo que sí.- dijo sonriendo mientras su hermano le devolvía el abrazo.- Si tu prometida te hace daño me tomaré la libertad de vengarme. Es mi única condición.

-¡Aniki! ¡Es H-A-J-I-M-E!

-Tú me dijiste que no le llamase “tu novia”.- Syuusuke sonrió una vez más con picardía y salió de la habitación para ayudar a su hermana con los detalles de última hora y hacerle compañía a Yuu-chan. Su sobrino era un niño listo y siempre se burlaba de la prometida de Yuuta, así que iba a ser divertido ver a Mizuki intentando ganarse que su sobrino no se metiese con él. Además, tenía que esperar a Tezuka con los niños; a los Atobe y a los Sanada con sus respectivos hijos. Iba a ser una tarde divertida.

***

Media hora después, Yuuta y Mizuki se encargaban de guiar a la gente hacia el jardín trasero de la casa, en dónde su hermana había preparado todo. Fuji, en la entrada, se dedicaba a sacar fotos de todos los recién llegados.

-¡Fuji!- lo saludó Saeki entrando acompañado de Kakumi. Con perversidad, Fuji se dijo que dedicarles especial atención a esos dos para robarles fotos iba a ser divertido. Después podría torturarlos cuando viesen de qué forma brillaban sus ojos cuando se miraban el uno al otro.

-Ni se te ocurra.- ordenó Kakumi reconociendo el brillo de su mirada.- Sea lo que sea lo que estés tramando, ni se te ocurra.

-Tengo que sacaros una foto.- contestó sonriendo dulcemente.- Juntaos un poco más.- se quedaron el uno al lado del otro. Fuji abrió un ojo y los miró por encima del borde de la cámara.- ¿Os estáis volviendo tímidos con el paso de los años niños?- preguntó con sorna. En la distancia vio las cabezas de Tezuka y Sanada. Cuando volvió a mirar a Saeki y a Kakumi, el galerista tenía un brazo por encima de los hombros del otro y los dos sonreían. Ajustó el objetivo y sacó la foto a tiempo para enderezarse cuando el grupo de Tezuka (con Nika a la cabeza) entraba en la casa.- Hola guapo,- saludó revolviéndole el pelo a Kunikata. Kei-chan fue directo a sus brazos. En esos meses el pequeño de los Tezuka se había apegado mucho a él. Fuji sabía que, en muchas cosas, lo veía como a un sustituto de su madre. Sobre todo desde que se encargó de cortarle el pelo y llevarlo a comprar ropa. Ryosuke frunció el ceño y se mantuvo a una distancia segura de él. Fuji tuvo que reprimir una sonrisa. Era entrañable que mini-Sanada estuviese celoso de él.- Hola chicos. Antes de entrar; las fotos. Primero de los Tezuka, pero no os vayáis que...

-Mejor nosotros al final.- dijo Tezuka, apartando por primera vez la vista de la mano que Kakumi había apoyado sobre su hombro.

-Nosotros esperamos dentro.- dijo Saeki sonriendo con un brillo malévolo en la mirada tras reconocer la actitud posesiva de Tezuka. A él también le había tocado soportarla tiempo atrás.

-Ore-sama irá primero.- dijo Atobe sonriendo petulante. Tenía a su hijo en brazos y avanzó un par de pasos antes de darse cuenta de que Ryoma no lo había seguido.- ¿A qué esperas?

-No me gusta salir en fotos, Monkey King.- masculló el más joven frunciendo el ceño.

-¡Onke in!- dijo Taro riéndose. Era demasiado pequeño para hablar perfectamente y más si eran palabras en inglés. Atobe miró al niño en sus brazos frunciendo el ceño y luego a su pareja. Sus ojos amenazaban a un Ryoma sonriente con terribles represalias. Fuji les robó una foto sin que se diesen cuenta para su colección personal.

-Venga,- dijo Syuusuke dirigiéndose a Ryoma.- Te aseguro que saldrás bien, Monkey Queen.

Al ver los ojos azules de Fuji relucir con malicia, Ryoma no tuvo más remedio que adelantarse mientras Yukimura se reía suavemente y ni siquiera Sanada había podido contener una sonrisa traviesa. Ajustó el objetivo y aprovechó que Taro le estaba reclamando la atención de Ryoma para sacar la foto cuando los tres sonreían en su propio mundo. Les llevaría una copia al día siguiente, porque la foto le había quedado realmente bien.

-Nosotros ahora.- dijo Yukimura tomando de la mano a Ryo y esperando a que Sanada le echase el brazo que tenía libre sobre los hombros. Eran la estampa de una familia ideal. Pero a Fuji no le gustaba eso en sus fotografías. No quería las máscaras estereotipadas.

-¿Al final te compraste aquel disfraz de enfermera, Seiichi?- preguntó con malicia. Justo cuando los ojos de Yukimura lo miraban con malicia, diciéndole que entendía porque lo había dicho; Sanada estaba sonrojándose. Ren, divertido, era todo sonrisas y Ryo miraba a sus padres con el ceño fruncido de sospecha. Ese niño también era demasiado parecido a su padre.- Una de todos ahora, por favor.

El grupo, estaba vez incluyendo a los Tezuka, se acomodó para la fotografía. Kei-chan y Ryo estaban uno junto al otro e ignoraban lo que los demás decían. Taro y Ren se hacían señas desde los brazos de sus padres y se estaban hablando el uno al otro. Mientras que Atobe y Sanada compartían la misma mirada orgullosa. Tezuka era el más serio y enmascarado, pero ya se enfocaría en él individualmente después.

-Ya que ahora está, nos vamos adelantando que tenemos que entregar nuestros regalos.- dijo Yukimura guiándolos a todos hacia el interior.

-Nika, Yuu-chan no quiere abrir ningún regalo antes que el tuyo; no seas impaciente.- le dijo al niño mientras se colocaba tras el objetivo y aprovechaba que la mirada de Tezuka había descendido hasta su niño para sacar la primera de las fotos. Pero seguía sin ser el Tezuka que quería ver.- Mitsu.- los ojos tras las gafas se clavaron en los suyos. No le había dicho lo que iba a decirle desde que habían vuelto a empezar a conocerse, pero no habría mejor momento que ese.- Te quiero.

Sacó dos fotos. En la primera, los ojos de Tezuka estaban sorprendidos y abiertos más de lo habitual. Kei-chan y Nika fruncían el ceño de forma idéntica. En la segunda los ojos de Kunimitsu parecían miel líquida y mostraban algo que casi nadie conocía de él.

-¿Eso quiere decir que sois novios?- preguntó Nika.

-¿Como Tobe-jiisan y Ryoma-jiisan? ¿Igual que los padres de Ryo?

Fuji se dio cuenta de que no estaba respirando mientras Tezuka lo miraba. No esperaba una respuesta. Al menos, su parte racional no. Pero alguna tenía que haber que sí porque de pronto todo lo que le importaba era la mirada clavada sobre sus ojos azules.

-Sí. Como ellos.

-Vale.- aceptó el mayor de los niños tras intercambiar una mirada con su hermano pequeño.- ¿Podremos llamarle papá?

Entonces sacó la tercera foto. Los tres miembros de la familia Tezuka le estaban dando la aprobación para ser parte de ellos.

Cuando se apartó del objetivo, todavía sobrecogido con la calidez en su pecho y las ganas de llorar de alegría, los niños ya se habían ido hacia el interior y Kunimitsu estaba junto a él, abrazándolo con dulzura y besándolo en la frente.

-¡Aniki! ¡Oh... lo siento!

Tezuka se apartó de Fuji y dejó que Yuuta se acercase.

-Me voy hacia dentro.

-¿Habéis vuelto?- preguntó Yuuta después de observar como Tezuka desaparecía sin dejar de fruncir el ceño y los labios.

-Sí.

-Nfu.- Fuji observó a su hermano con los ojos abiertos como platos.- ¿Qué?

-¿Desde cuando has copiado ese sonidito de tu prometida?

-¿Qué sonido?

-El “nfu”.

-Hajime no hace eso. YO no hago eso.- Fuji alzó una ceja.- Da igual. ¿Estás seguro de que debes volver con él?

-Muy seguro, Yuuta.

-Está bien. Confiaré en ti. Con la condición de que si te hace daño me tomaré la libertad de vengarme, igual que tu harás con Hajime. ¿Trato?

-Trato hecho.

-Bien. Nee-san ha dicho que estamos todos y que vayas que Yuu-chan quiere abrir el regalo de Kunikata-kun.

***

Tezuka tuvo que repetirse unas trescientas veces en cuatro horas que necesitaba ir despacio con Fuji y hacer las cosas bien desde el principio. No quería errores como los que ya había cometido. Y alejarlo de sus cámaras, su mejor amigo y el resto de presentes para encerrarlo en una habitación y follarlo hasta que todo lo que fuese capaz de decir fuese su nombre; no era lo mejor para hacer las cosas bien.

Los vaqueros con agujeros de Fuji no ayudaban. Ni su camiseta informal y juvenil. Ni que estuviese especialmente guapo con los ojos llenos de la alegría que parecía ser contagiosa entre tanto niño como había presente.

-Oh, vamos, Tezuka.- musitó la voz de Sanada a su oído. Su amigo se había quedado a su lado durante toda la tarde.- Llévate a Fuji y deja esa tontería de ir con calma. Necesitas follarlo.

-Me esperaría ese comentario de Atobe, pero no de ti, Sanada.- explicó Tezuka alzando las cejas mientras lo miraba.

-La mejor defensa es un buen ataque, sí, yo también lo creo.- la sonrisa de Geniichiro se parecía demasiado a la de su marido.- Pasamos demasiado tiempo con los otros tres.- y esa fue toda su explicación.

Mientras se miraban el uno al otro, compartiendo la misma sonrisa divertida al pensar en Atobe, Ryoma y Yukimura y lo mal que con los años habían influenciado su carácter (por mucho que la mayoría no notase esa influencia) el sonido de un clic los distrajo repentinamente, con el tiempo justo de ver a Fuji a dos pasos de ellos sonriéndoles perversamente.

-No os distraigáis por mí.- les dijo Syuusuke con una última sonrisa antes de darse la vuelta y volver hacia dónde estaban los niños.

-Espera un momento.- pidió Tezuka. Fuji esperó y el escritor se colocó a su lado, apretando los puños dentro de los bolsillos de su pantalón para no acariciar el pelo o tocarlo o arrastrarlo a algún lado y poder hacerle todo lo que se le ocurría mientras soñaba y mientras se duchaba y mientras jugaba al tenis y mientras intentaba trabajar en su nueva novela.

-¿Quieres algo, Mitsu?

-Sacarte una foto.- en realidad, Tezuka no quiso ni preguntarse de dónde había salido esa idea ni porque no le había dicho lo que realmente necesitaba.- Estás sacando las de todos y no tienes ninguna.

-No me gusta salir en las fotos. Estoy mejor detrás del objetivo.

-Por favor.- antes de terminar el por favor, ya había colocado la cámara en sus manos.- ¡Kunikata, Keigo, Yuusuke!- gritó para que los tres niños dejasen sus juegos y fuesen hacia ellos. Cuando se detuvieron, sonrojados de tantas horas de juego, les dedicó una sonrisa que hizo que Yuusuke se sorprendiese.- Quiero sacaros una foto con Syuusuke.

-¿Ves como mi padre puede sonreír?- le decía Nika a Yuu-chan mientras se colocaban junto a Fuji.

Tezuka sabía que su foto no tendría nada que ver con las de Fuji. Pero quería esa fotografía. Quería sentir el deseo que los ojos azules no dejaban de emitir tan fuertemente que quemaban. Quería poder ver como los tres niños sonreían y el adulto lo miraba a él con toda la mala intención del mundo.

Esas miradas de Fuji lo derretían más que ninguna otra cosa del mundo.

-¡Tezuka-kun!- se giró y en segundos Yumiko Nakajima estaba a su lado, arrebatándole la cámara de las manos.- ¡Ponte para la foto!- Caminó y se detuvo al lado de Syuusuke.- Un poco más de cariño queridos.- ordenó Yumiko con la sonrisa dulce y peligrosa de todos los Fuji.

Casi aliviado por tener una excusa, Tezuka aprovechó para pasar un brazo por encima de los hombros de Syuusuke, pegándolo casi literalmente contra él. Tuvo la sensación de que los latidos de su corazón se detenían hasta que el brazo delgado se enganchó a su cadera, devolviéndole el abrazo.

-Entonces... ¿ahora vas a hacer todas las cosas que hacías con Kakumi con el padre de Nika, Tío Syuusuke?- preguntó con inocencia Yuusuke mirando el abrazo de los dos adultos.

Tezuka sintió un acceso de bilis ascendiendo por su garganta y apretó sin darse cuenta el hombro de Fuji mientras endurecía la mirada. Syuusuke era suyo y nadie tenía derecho a abrazarlo como lo abrazaba él en esos instantes.

-No te preocupes, Yuu-chan. Mitsu es más serio y no me dejará hacer esas cosas.

-Mejor.- asintió el niño volviendo a agarrar de la mano a Keigo, que estaba entre él y Nika.- Puedes sacar la foto mamá.

A Tezuka no le gustó que Fuji dijese que él no le dejaría hacer esas cosas. ¿Qué era “esas cosas”? El propio Fuji le había contado que Saitou había sido el primer amante que había tenido después de él y el único que había durado más de un par de meses. Y no podía negar que con su pelo negro y el cuerpo que tenía, ese tipo era atractivo. Además, entendía de arte y él y Fuji tenían mucho en común.

-Bien, ahora que está la foto.- empezó Yumiko devolviéndole la cámara a su hermano.- la fiesta se va a terminar. Ya he preparado la habitación para que Kei-chan y Nika se queden a pasar la noche, Tezuka-kun. ¿Acercas a Syuusuke a su casa?

Si decía que no dejaba a los niños quedarse, no llevaría a Fuji y... pero si decía que sí, si llegaba tal y como estaba de celoso a la puerta de Fuji entraría en su casa y terminarían teniendo sexo y él no quería tener sexo aún. Aunque, por otra parte...

-Estupendo.- respondió por él Yumiko y se encargó personalmente de echarlos de su casa sin dejar caer la sonrisa en ningún momento.

-En realidad puedo ir caminando.- le dijo Syuusuke mientras caminaban hacia el coche.

No se molestó en responderle. Cuando el vehículo estuvo en marcha condujo directamente al apartamento de Fuji y aparcó en el garaje para residentes.

-¿Vas a subir?- preguntó sorprendido el fotógrafo. Tezuka simplemente lo miró por encima de las gafas.

-¿No quieres que suba?

-Que yo sepa fuiste tú el que dijo que a menos que estuviesen los niños no ibas a entrar en mi casa hasta que...

-Voy a subir.- tomó aire un momento, planteándose si confesar o no lo que lo carcomía desde el comentario de Yuusuke.- ¿Qué es lo que hacías con Saitou que tanto molesta a tu sobrino?

-Oh eso...- para su sorpresa, Fuji lo deleitó abriendo los ojos para él y dejando fluir una sonrisa perversa mientras las puertas del ascensor se abrían.- Digamos que somos los dos bastante espontáneos y nos conocimos en Londres. Allí es normal abrazar a la gente por la calle si a uno le apetece. Incluso si la otra persona es un hombre.

-¿Sólo eso?

-¿Celoso?

Se planteó no decirlo en voz alza pero supo que no le iba a servir para nada. Empujó a Syuusuke contra la puerta del ascensor y le dio un beso que enturbió los ojos de su pareja.

-Más de lo que imaginas.

Le arrebató las llaves de la mano y abrió la puerta, arrastrándolo dentro. Con delicadeza, dejó la cámara sobre el aparador como última concesión a los modales. Justo después, cerró de un portazo y empujó a Fuji contra la puerta, alzándolo en el aire hasta que sintió como atenazaba con las piernas sus caderas. Cinco minutos de besos después, Syuusuke empezaba a gemir en voz alta y trataba de fundir su cadera con la de Tezuka.

No supo como fueron capaces de llegar al dormitorio, pero de pronto, Tezuka estaba desvistiendo con prisa a Fuji. Apremiado por sus propias necesidades y las que leía en el cuerpo del otro. Tantos años y sus cuerpos se adaptaban el uno al otro con total y absoluta naturalidad. Algo que en esos instantes, con el hombre que había echado tanto de menos tumbado gloriosamente en su cama; le daba exactamente igual. Lo que lo importaba era el sonido que hacía Fuji cuando sus labios atraparon uno de sus pezones y comenzó a succionar y acariciarlo con la lengua. Lo que le importaba eran las manos que le acariciaban los bíceps y que cuando sus labios tragaron el miembro de su amante se clavaron sobre sus hombros provocándole un grito ahogado de dolor. Le importaba como se arqueaba de placer el cuerpo de Syuusuke cuando sus dos dedos rozaban y acariciaban su próstata. Las piernas totalmente abiertas para él y completamente a su disposición.

Le subió las piernas por encima de sus hombros mientras se inclinaba sobre él, penetrándole con una lentitud que iba a matarlos a los dos. No queriendo ser brusco, cuando se sintió totalmente dentro se detuvo unos instantes. Aprovechó y apartó el flequillo húmedo de la frente de Syuusuke para poder verle los ojos. Azules y hermosos como ningunos otros. Turbios y tan cargados de lujuria que tuvo que cerrar los suyos para no correrse.

Por primera vez en demasiados años, la calidez de Syuusuke volvía a rodearlo por completo. Volvía a engullirlo como si fuese un agujero negro. Arañándole la espalda, el cuerpo bajo él se movió y lo obligó a tomar ritmo. Un ritmo rápido e intenso que en pocos minutos los llevó al primer orgasmo compartido desde que se habían reencontrado.

Ciertamente, Tezuka no incluía lo ocurrido en los baños de los premios Akutagawa como algo compartido. Había sido un calentón y había estado mal. Eso era mucho mejor. Al menos, eso pensó mientras se dejaba caer al lado de su todo y le echaba el brazo por debajo de la cabeza para abrazarlo.

-Será mejor que no te relajes, Mitsu.- comentó Syuusuke escasos minutos después. Tezuka se sorprendió cuando se encaramó sobre él con pasmosa facilidad y lo miró sonriendo con malicia.- Tenemos muchos trucos que probar.

-Se te ve impaciente, Syuusuke.- bromeó dejando que le hiciese lo que quisiese.

-Meses de frustración sexual, cariño.- devolvió Syuusuke mordiéndole el cuello hasta dejar marcas y provocar un gemido de dolor en él.

-Así ha sido mejor.- repitió, más para sí mismo, porque con la lengua de Fuji recorriendo el mismo camino de la vena que se inflaba al enfadarse no tenía demasiado claros sus motivos para haber decidido algo así.

-Lo sé, pero hay tiempo que recuperar. Además, no nos queda ninguna excusa para mentirnos a nosotros mismos. Los niños ya lo saben.

-Cierto...- y definitivamente no podía decir nada porque ahora su nueva erección estaba contra la de su amante y la lengua de su prodigio particular seguía jugando con las zonas de su cuello que siempre habían sido uno sus puntos débiles.

-Además, creo que voy a resfriarme. Y supongo que recordarás lo que decía mi abuela. No hay mejor medicina que sudar.

Tezuka siempre había creído que de era de esa abuela de la que los Fuji habían heredado la perversidad.

Al día siguiente tenía que ir a rezarle y darle las gracias.

Después, le esperaban muchas noches de actualización para quedarse al día con Syuusuke. Y después de eso... después de eso cuidarían a los niños hasta que tuviesen que ponerse serios en lo de prohibir el sexo entre Nika y Yuusuke. Y luego entre Keigo y Ryosuke. Definitivamente, tenía que haber algo en los genes Tezuka que se inclinaban hacia nombres terminados en suke.

Justo mientras pensaba eso, la lengua juguetona que lo había estado torturando había decidido dedicarse a otra parte de su cuerpo y el calambrazo de deseo, calor y placer que sintió mientras Syuusuke empezaba a hacerle una mamada alejó definitivamente toda capacidad de raciocinio de él.

Tampoco era que necesitase perder el tiempo pensando cosas que ya sabía. Volvía a tener a Syuusuke para descifrar el viento para él y contarle cuentos al oído mientras se sentaba sobre él y lo cabalgaba tan despacio que resultaba una tortura.

Mil gracias por leer ^^

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