Jan 08, 2008 22:48
Que horor. Acabo de superar el día de la Bestia y lo único de lo que tengo ganas es de gritar cosas como "Putos martes de los cojones". Tantas clases acaban conmigo. Ya estoy empezando a estresarme con los dos meses que vienen ahí. Lo bueno, es que mi mente suele desconectar antes de llegar a las crisis, y, por eso, en vez de acabar histerica perdida, escribí dos drabbles ^^
El primero tiene aparición estelar de Jiroh ^^ Y el segundo... digamos que está un poco influenciado por haber sido escrito en clase de Historia Medieval.
Fandom: Prince of Tennis
Grupo: Rikkai
Advertencias: PG para el primero. El segundo AU y NC-13 por conceptos.
Tema: #Siempre que las cosas parecen fáciles es porque no oímos todas las instrucciones; #Hay dos clases de personas: las que se preocupan por las cosas y las que se ocupan de ellas.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Takeshi Konomi. Ni son míos, ni saco beneficios haciendo esto.
Siempre que las cosas parecen fáciles es porque no oímos todas las instrucciones
-¡Jiroh!
El chico rubio pestañeó un par de veces antes de abrir los ojos. Levantó un brazo pesadamente para evitar que el sol lo cegase, pero al no notarlo, abrió los ojos poco a poco pero sin miedo. Tener la cara de Atobe demasiado cerca no lo hizo gritar (como habría pasado si fuese Shishido o Gakuto). Le gustaba tener a Atobe cerca, le gustaba que sus ojos lo mirasen de una forma diferente a como miraba a los demás.
-Levántate.
No tenía ganas de entrenar, por eso se había refugiado allí. Le sorprendía que Atobe lo encontrase, pero no tenía tiempo. Puso su expresión de niño-recién-levantado-que-quiere-seguir-durmiendo-y-que-es-más-mono-que-todo-lo-demás.
-No me mires así, Ore-sama también ha utilizado esa expresión.- espetó Keigo impertérrito.- Vas a ser nuestro espía.
-¿Y Oshitari?
-Tenemos que hacer unas cosas juntos.- De pronto, las posibilidades de ser el espía del Hyotei se descubrieron ante él como inmensas y fantásticas. Podía comprarse una gabardina y unas gafas de sol e ir como en las películas. Podía llevar esos sombreros tan guays y cigarrillos de chocolate en la boca.- ¡Quieto ahí!- le digo Keigo antes de que se hubiese puesto en pie y emocionado de verdad. Jiroh lo miró con curiosidad. ¿Atobe leía la mente?- Vas a ir tranquilo y normal. Tienes que dejar en buen lugar el nombre de Hyotei.
-Entendido Atobe. ¿A dónde tengo que ir?
-A Rikkai Dai. Te llevará mi chofer. Me han llegado rumores de que hay muchos alumnos muy buenos de primero. Quiero que vuelvas y me digas como son.
Así pues, Jiroh se había embarcado en su aventura de espiar al Rikkai. Parecía tan fácil lo de espiarlos que por una parte lo aburría. Lo divertido era jugar a los detectives. Y ganar. Y regresar a Hyotei con toda la información para Atobe. No creía, ni por un segundo, que hubiese un equipo capaz de vencerles ahora que Atobe se había convertido en “Rey” de Hyotei.
Se coló fácilmente en el recinto y, como todavía no habían empezado las prácticas de tenis, se subió a un árbol que había por allí. Echar un sueño no le vendría mal. Bostezó y tan pronto como encontró una posición cómoda se quedó frito.
-¡Oi Niou!- gritó una voz que despertó a Jiroh. Abrió los ojos confusos y se incorporó lo mínimo para poder mirar que ocurría en las pistas frente a él.
Un chico pelirrojo corría detrás de otro con el pelo blanco (‘¡Como mola el pelo blanco!’ pensó inmediatamente) y le apuntaba con la raqueta de forma agresiva. Tras ellos, un chico moreno (‘¿Se habrá caído en una piscina de tinta de pulpo?’) los miraba con el mismo ceño fruncido de preocupación que tenía Ashita, su senpai favorito, cada vez que veía como él y Gakuto jugueteaban (y Jiroh creía a veces que para Gakuto eran peleas serias y no juegos como para él).
-Parece que ya has despertado Bello Durmiente.
La voz estaba casi a su lado. Se descolgó por encima de la rama, y ahí, de pie, vio a tres chicos altos y fuertes que no parecían de su edad. Meterse en problemas con sempais en el Rikkai podía enfadar a Atobe. Tuvo la impresión de que el que había hablado era el más delgado y de pelo azul. Tenía una sonrisa tan dulce y buena que no le gustó un pelo.
-¿Sí?
-¿Quién eres y que haces aquí?- preguntó con pinta de muy enfadado el que llevaba la gorra. Ese tenía cara de tan mal humor que lo asustó.
-¿Jiroh? ¿Dormir?- preguntó medio escondiéndose tras las ramas.
-Geniichiro no va a comerte. Puedes bajar aquí y contarnos qué haces en Rikkai- intervino el que tenía los ojos cerrados y llevaba una libreta en la mano.
Se dio cuenta de que no tenía más remedio que hacerles caso. Justo cuando ponía un pie en el suelo, escuchó al monstruo de la gorra gritar que un tal Marui y un tal Niou tenían que jugar un partido en la pista 1.
Iba a enfadarse con Atobe. No le había dicho que había monstruos semejantes en Rikkai. Si le hubiese dicho que no era una misión tan fácil como parecía, le habría dicho que no iba. Todas sus fantasías de detectives desaparecieron cuando el ogro de la gorra volvió a fijarse en él. Que el otro no abriese los ojos y el guapo no dejase de sonreír tampoco le daba buenas vibraciones.
-Habla, por favor.- pidió el del pelo azul.
-Kei-chan me despertó.- no iba a llamarle Atobe en público. Si decía Kei-chan nadie se daría cuenta probablemente de quién era.- Y me dijo que fuera a dar un paseo. Y me metí en el coche y me quedé dormido. Desperté justo enfrente de este edificio y vi el árbol. Siempre se duerme mejor en los árboles ¿sabías? Lo siguiente que sé es que me estabais despertando.
En el silencio que siguió a su declaración (algo le decía a Jiroh que el único que lo había creído era el ogro, más que suficiente para él de momento) el único sonido era el de la pelota botar en las pistas. Inconscientemente llevaba el ritmo del partido más próximo a ellos. Entonces, uno de los jugadores golpeó la pelota antes de tiempo. Jiroh giró la cabeza hacia ellos. El pelirrojo y el del pelo blanco jugaban juntos. Y, el primero, estaba casi en la red. Vio fascinado como se movía allí y sin darse cuenta, salió corriendo de dónde estaba y se paró frente a la red. Completamente maravillado con el juego del chico pelirrojo.
-¿Qué hacemos con él, Seiichi?- preguntó el chico del cuaderno.
-No te preocupes Renji. Creo que gracias a él Marui va a tener a su primer fan.
-¿Crees que es sensato dejarle ver nuestro entrenamiento?- preguntó Sanada con el ceño fruncido bajo la gorra.
-No te preocupes por eso. No está al nivel que nos pueda suponer un peligro. Atobe sí resulta más interesante. Y es bueno que lo informen bien. Nadie mejor que un fan para hacer correr el rumor de que somos los mejores.
-Eso es retorcido Seiichi.- afirmó Renji viendo la sonrisa de Yukimura crecer poco a poco.
-¿Qué sabes de ese Yagyuu en el que se ha fijado Niou?- preguntó el capitán de primer año al empezar a caminar hacia las pistas.
-Podría ser interesante, pero no hay demasiados datos de su personalidad. Es educado y caballeroso, pero puede ser una fachada.
-Dejemos a Niou manejar el asunto.- sugirió Sanada mientras llamaba a Jackal de un grito.- A la pista tres conmigo, Jackal.
Más tarde ese día, Jiroh llegó emocionado a casa de Atobe. Estuvo hablando durante horas sobre lo que había visto en Rikkai. Dos de cada tres palabras hacían referencia a Marui (que había averiguado el nombre del chico pelirrojo) y fue el primero en llamar Dios a Yukimura Seiichi, tras verlo jugar contra Yanagi. Meses después, cuando comenzó el siguiente curso y empezaron a llegar los rumores de Kirihara Akaya, a Jiroh no le sorprendieron en lo más mínimo. Fue el único que le dijo a Atobe que el pequeño no era el demonio del club, porque, en realidad, todos lo eran.
Hay dos clases de personas; las que se preocupan de las cosas y las que se ocupan de ellas.
Yanagi Renji, el estratega de Lord Rikkai, paseaba por su habitación del castillo inquieto. De vez en cuando, miraba de reojo la mesa que había en un rincón. En ella, pequeñas piezas de madera representaban a sus rivales. Por el norte, el banderín azul indicaba las tropas de Lord Seigaku. Por el Este, Lord Higa avanzaba hacia ellos con una fuerza que podría suponer peligro. Al Oeste, Lord Shitenhouji empezaba a mover sus fichas. Y, en el sur, el poderoso Lord Hyotei.
En las manos de Renji estaba encontrar la forma más positiva para ellos de llevar la situación. Pero, ciertamente, las variables del asunto complicaban demasiado su función. Un golpe firme perturbó sus pensamientos.
-¿Sir Yanagi?- preguntó un paje a través de la puerta.- Lord Rikkai quiere veros en la sala del consejo.
Antes de salir de la sala, echó un último vistazo a la posición de las piezas. Suspiró y salió para reunirse con Seiichi y los demás. En cuanto puso un pie en la sala, Lord Rikkai, que había estado esperando su presencia, empezó a hablar.
-Como todos sabéis, hay dos clases de personas: las que se preocupan por las cosas y las que se ocupan de ellas. Nosotros, todos nosotros.- un gesto lánguido de su mano señaló a las siete personas que lo acompañaban.- somos del segundo tipo. Geniichiro.
-Por eso, somos como somos y estamos en dónde estamos.- Sanada Geniichiro era el mejor de los guerreros de Lord Rikkai. Su mano derecha y siempre sentado a la diestra del señor.- Nuestros enemigos no son así. Nuestros enemigos, empiezan a creer la estupidez de que pueden enfrentarse a nosotros.- hizo un sonido desdeñoso y burlón al pensarlo.- Es nuestro deber darles una lección.
-Los destrozaré a todos.
Yanagi sonrió ante las palabras arrogantes de Kirihara Akaya. Era el sobrino de Lord Rikkai, el más joven de sus siete consejeros y un luchador tan talentoso y despiadado como vulnerable ante otras cuestiones.
-Yo no pienso ir detrás de Akaya para contarle los cadáveres.- se quejó Marui, apartando un mechón de cabello rojo de delante de los ojos.
-No deberíamos enfrentarnos a ellos de esa forma exclusivamente.- opinó sabiamente Yagyuu.
-Para eso tenemos a Renji con nosotros.- expuso Lord Rikkai con una sonrisa. Todas las miradas se fijaron en él. Suspiró. Yanagi sabía que tenía razón y el resultado de sus análisis era perfecto. Eso no significaba que se sintiese cómodo dirigiendo los actos de todos.
-No podemos usar la fuerza contra todos. Ganaríamos, pero las bajas serían demasiado importantes y conllevarían problemas internos. No seríamos capaces de mantener la estabilidad. La vía política es demasiado lenta y el rey Sakaki siempre ha favorecido a Lord Hyotei. Los asesinatos sigilosos tampoco funcionarían. No tenemos suficientes asesinos para hacer el trabajo rápido. Propongo que nos decantemos por utilizar todos los caminos.
-¿Si puedes ir por todos los frentes para que conformarte con uno?- dijo en voz alta Jackal, absolutamente complacido con la idea.
-Para eso necesitamos clasificar a nuestros enemigos: los que se preocupan por las cosas no nos interesan. Eso ya deja fuera a Lord Rokkaku, uno de los aliados más importantes de Lord Seigaku. En apariencia, nuestra atención tiene que caer únicamente (y es fundamental que los demás piensen que nuestra atención va a parar a ellos exclusivamente) a Lord Higa y su principal aliado Lord Nagoya. Ellos son de los que actúan. Y la política es absurda con gente como Kite Eishiro. Recomendaría que Sir Jackal, Lord Kirihara y Sir Marui se llevasen tropas suficientes y se encargasen del Este.- miró directamente a Yukimura, que asintió y lo instó a proseguir con una sonrisa.- Antes de empezar con los preparativos para eso, Lord Yagyuu debería ser enviado a la corte de Lord Hyotei. Lo óptimo sería que pasase un mes entre ellos antes de que nosotros nos movamos aquí. A Lord Hyotei le interesa que Higa y Nagoya desaparezcan.
-No hay que olvidar que lo que Atobe quiere es el trono de Sakaki.- intervino Sanada sin mostrar ninguna emoción en la expresión. Yanagi las presentía, pero le fastidiaba no saber hasta que punto Geniichiro estaba involucrado con Lord Hyotei. No dudaba de su fidelidad a Seiichi. Probablemente no habría nadie más leal a Seiichi en todo el mundo. Pero había tenido algo con Lord Hyotei y nadie sabía exactamente el que.
-Por eso necesitamos a Lord Yagyuu allí.- Yanagi miró directamente al hombre de gafas.- Nadie domina mejor que él las fachadas políticas. Estará allí, y cuando Lord Hyotei solicite información sobre como va nuestra campaña en el este, le dará la cantidad que nos convenga que sepa. Asegurándose de que no hay ni un solo punto por el que entrar en la coartada de diplomático. Así, Lord Hyotei no se arriesgará a asesinar sin motivos de peso a un enviado político.
Hubo una pausa de varios momentos y volvió sobre su análisis una vez más. Se acercaban a la parte en la que tenía dudas.
-Lord Shitenhouji y Lord Fudomine no son un peligro para nuestra posición. Están empezando a sentirse incómodos por la amenaza de Lord Higa en el este y el aumento de territorios de Lord Seigaku en el norte. Por si eso fuese poco, nunca se han fiado de Lord Hyotei. A nosotros no nos afecta directamente, pero debería ir yo allí con una alianza de protección y defensa bajo el brazo. Firmarán. Y, con ese tratado tendremos asegurados los cabos más débiles.
-Todavía no nos has hablado de Lord Seigaku.
-Está rodeado de personas muy diferentes.- suspiró.- Conozco a su estratega.- y no quiso recordar más la sonrisa de Sadaharu. Le llegaba con hacerlo en sueños.- Es bueno. Antes pecaba de poca fe, pero ahora no sé si sigue teniendo el mismo defecto. Es casi tan bueno como yo, y eso explica porque han subordinado a tantos lords. Incluyendo al esquivo Lord ST Rudolph.
-¿Deshacerse del estratega solucionaría el problema?- preguntó Yukimura mirándolo fijamente. Yanagi sabía que estaba probando su fidelidad. Pero no podía evitar sentir una punzada de dolor en algún lugar profundo. Una palabra y Sadaharu estaría muerto. Niou, al lado de Yagyuu, le dedicó una de sus sonrisas ladeadas.
-No.- dijo al fin. No lo hacía por Sadaharu. Era cierto. Matarlo a él no cambiaría nada.- Lord Seigaku es el problema.
-Previsible.- dijo Sanada encogiéndose de hombros. Yukimura dejó una mano encima del hombro del más alto instándolo a continuar.- Tezuka es fuerte y noble. Trata a su pueblo bien y lo quieren. Su mano derecha, Lord Oishi, es el catalizador de toda la admiración que sienten todos hacia él. No son rivales para nosotros, pero una batalla contra ellos nos causaría demasiadas bajas. Y, después, jamás podríamos volver a ese pueblo hacia nuestra causa. Nos odiarían.
-Entonces, será mejor que yo me ocupe de Seigaku.- Niou se alejó de Yagyuu y fue a sentarse sobre la mesa de Lord Rikkai. Era el único que se permitía tales indolencias en presencia de su Señor.
-No es tan fácil, Lord Niou.- replicó Yanagi con el ceño fruncido.- Parece ser que Lord Seigaku ha apadrinado a Lord Echizen y lo va a convertir en su heredero. Es uno de los mejores guerreros del reino.
-No me voy a enfrentar a él en combate abierto. Ni a Lord Tezuka tampoco.- la sonrisa creció un poco más.- Ofendería a la profesión si les propusiese un duelo.
-Lord Hyotei y Lord Higa ya han enviado sus mejores asesinos a Seigaku.- informó Yagyuu repentinamente serio, mirando con algo que a Yanagi le pareció reproche la arrogancia de Niou.- Los dos fueron devueltos a sus respectivos señores inconscientes, sin recuerdos y con una nota que se rumorea que decía “No aceptamos asesinos. La política de la casa es reconvertirlos en miembros no peligrosos de la sociedad. Podéis agradecérmelo donando dinero a vuestros pobres.” Por lo que sé, cuando se recuperaron tuvieron que aprender a hacerlo todo de nuevo y perdieron esas cualidades extraordinarias que los destacaban entre los asesinos.
-Eso es interesante.- musitó Lord Rikkai mirando a Yanagi.- ¿Cómo lo han logrado?
-Ni siquiera creo que haya un método para algo así.
-¿Magia?
-No lo sé.- y todos sabían que nadie odiaba más que Yanagi no saber.
-¿Quién es su “asesino” oficial?
-Parecen ser de la idea de que los asesinatos no son una buena forma de actuar.- ‘-Que imbéciles’ ‘-¿Y estás princesitas son tan peligrosas?’ Marui y Akaya hablaron al mismo tiempo interrumpiendo el silencio que se había formado. Sus voces ponían sonido a los pensamientos de todos los demás.- Se consideran “buena” gente.- el desprecio de Yagyuu por lo que implicaba “buena” era más que evidente.
-La única posibilidad que se me ocurre...- musitó Yanagi, volviendo a sentirse frustrado. Podía ser cierto, tenía que ser cierto.- Ya que Lord Rokkaku y Lord St Rudolph fueron los primeros en unirse a ellos, es que el asesino sea un Fuji.
La sonrisa de Niou ante la mención del apellido creció hasta que casi parecía un loco. Yukimura también sonreía más que en ningún momento anterior.
-Parece que vas a divertirte en el norte, Niou.
Yanagi apretó los puños. Quizá se iba a divertir sí. Pero él no podía hacer un análisis de ninguno de los dos que le permitiese crear planes de contención por si las cosas terminaban de forma imprevista. La mera idea de que algo en torno a él no pudiese ser racionalizado lo enfadaba. Siempre había sido capaz de obtener posibilidades y probabilidades con sólo echar un vistazo a la cuestión en análisis. Nunca le había fallado. Era insoportable que empezase a perder capacidades a estas alturas. Más, en una situación tan delicada como esta. Si no era preciso, todos ellos podían terminar muertos o sabe dios que cosas peores. Incluyendo a Lord Rikkai. Y él daría su vida por Yukimura Seiichi si le pedía que la entregase. Consentirse una duda con posibles consecuencias terribles como esa podía provo...
-Yanagi.- la voz de Lord Rikkai restañó como un látigo en medio de la sala. Dejó su diálogo mental y enderezó la espalda al máximo. Los demás se fijaron en él y deseó que no lo hiciesen.- Nosotros no nos preocupamos. Actuamos.
-Sí, Milord.
rikkai,
fic,
pot,
fic: any day you wake up maybe you die