La semilla del Diablo

Nov 15, 2007 21:21

Aprovecho que no estoy muy inspirado ahora mismo con la tesis para, dado que me acabo de enterar casi por casualidad que ha muerto Ira Levin, decir alguna cosita acerca de su novela más famosa, La semilla del diablo, que leí hace poco dentro de ese programa de lecturas de entretenimiento sin complejos que me dio por seguir hace unos meses.

El título en español es más sugerente que el original, Rosemary's Baby, pero la verdad es que da demasiadas pistas a quien pudiera acercarse a la novela sin saber de qué va; en ese sentido, un desastre. La traducción resulta anticuada y negligente, y hace que la lectura se desluzca bastante. Y no creo que exista otra.

A pesar de todo, el libro se lee bien y engancha; la gradación del suspense está muy lograda. Es suspense, además, en el sentido estricto del término, según lo explicó Hitchcock: el lector sabe más que los protagonistas, y, claro, lo pasa fatal viendo cómo dan palos de ciego o van derechitos a su perdición ("pero no entres ahí, mujer"..., y tal); también tiene sus gotitas de misterio, que se resuelve cuando lo que nos presumíamos sucede al fin, y entonces se aclaran algunos cabos sueltos. En el clímax, la trama gira bruscamente hacia una interesantísima situación de "luz de gas" hasta desembocar en el final, perturbador pero no exento de una implacable lógica: sin duda lo mejor de la novela. Otro momento cumbre de la obra es un sueño que tiene la protagonista; yo me sentí muy identificado porque los míos son así :) No es una novela inolvidable, pero lo cierto es que se lee con gusto. Buena, por ejemplo, para el verano, para pasar un rato entretenido sin sentirse un imbécil por ello.

No he visto la película, según parece excelente, de Polanski, basada en la obra. Pero estoy casi seguro de que lo que le interesó más fue la parte de la citada "luz de gas". Cuando acabé la novela, yo pensé inmediatamente que Hitchcock hubiera hecho una adaptación excelente; por lo dicho, porque es suspense puro, y el final le pega mucho (es muy al estilo de sus historias para la televisión). Pero la novela es del 67, el pobre H. no estaba en su mejor momento ni tenía ya mucha capacidad de elección; supongo que, dada la cuestión sobrenatural, nadie pensó en él.

obituarios, libros, crítica

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