Fanfiction

Apr 06, 2007 21:11


Titulo: Como un vampiro

Libro: Harry Potter

Personajes: Daphne Greengrass y Theodore Nott. Aparición de Pansy, Millicent y Draco.

Género: Humor/General

Ranting: Todo público.

Advertencias: Ninguna.

Notas: Fic producto de una sobredosis de "Lestat, el vampiro" :)

Como un vampiro

─Theodore Nott se parece mucho a un vampiro.

Pansy y Millicent levantaron la mirada de sus libros de Defensa Contra las Artes Oscuras para dirigirla al mismo punto que señalaba Daphne. Ésta, antes, dejó de leer la descripción de su libro sobre criaturas y demonios nocturnos, posando toda su atención en Nott.

─No le veo el parecido. Es pálido, sí, ¿Pero de allí a…? ─pero Pansy no logró terminar su pregunta.

─¡Cierto! Se parece mucho ─exclamó Millicent─ ¿Tendrá algún familiar con sangre vampírica?

─Eso es imposible ─le contrarió Pansy─. Los vampiros no se pueden reproducir, sus cuerpos no están vivos.

─Sí, pero… ─aceptó sin mucha convicción Millicent─ ¿Qué opinas, Daphne? ─le preguntó a su compañera.

Daphne no respondió, ya que se había levantado de la mesa, dirigiéndose a la salida de la biblioteca. Cargaba su libro de Defensa Contra las Artes Oscuras y una novela bastante gruesa que trataba sobre la vida de los vampiros que previamente solicitó a la Sra. Pince, la bibliotecaria. Le dirigió una rápida mirada a Nott antes de salir.

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─Theodore Nott se parece a un vampiro ─le dijo Daphne─. Estoy casi segura que podría ser uno ─continuó─. ¿Has notado que los ojos de Nott proyectan la luz, y que, a veces, sus ojos negros se tornan más claros cuando lo ves desde ciertos ángulos?

A Draco la sospecha le sonaba rocambolesca y también le resultaba preocupante el hecho de que Greengrass se lo tomara con tanta seriedad.

Se encontraban en los jardines de Hogwarts, recostados bajo la sombra de los árboles, cerca del lago. En la orilla de éste, unos gryffindors de quinto curso descansaban, sólo un poco, del ajetreado lunes que tenían.

─No lo he notado ─decidió Draco contestar por fin─. Generalmente no me fijo en detalles tan pequeños, y menos cuando la persona no me interesa ─terminó en un tono educado que ocultaba su desdén.

─¿Y qué hay de la cabellera? ─siguió Daphne, tercamente negándose a cerrar el tema.

Draco emitió un suspiro inaudible. Intuía, por sus años conviviendo con ella, que el asunto iría para largo.

─¿Qué hay sobre su cabello?

─A veces, parece brillar con inusual luminiscencia, me refiero a un brillo sobrenatural. Además, su piel es demasiado pálida, incluso mucho más pálida que la tuya. Su color es semejante al de una fotografía de un vampiro que hallé en unos de los libros de la biblioteca─aseguró Daphne con certeza.

─No me he quedado observando extremadamente a Nott como para percatarme de ello ─respondió Draco a sus palabras─. Ya te dije que a las personas que no me resultan llamativas simplemente las ignoro.

Daphne no le contestó, sin embargo, aprobó lo que él dijo con un asentimiento de cabeza. Se levantó, y, echando una última mirada a Draco antes de irse, susurró:

─Una lástima que no le pongas la misma atención a Nott que la que le pones a Harry Potter, siquiera una mínima parte bastaría para que te percataras de todas las características que te digo.

¡Cuan ofendido se mostró Draco!

Él intentó replicarle, pero ya Daphne se encaminaba al interior del Castillo.

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Después de mucho estudiar y repasar el tema, y de comparar las características y humanidad de los vampiros con las de Theodore Nott, Daphne concluyó que había llegado el momento de consultar el asunto con el aludido.

Nott estaba sentado en un rincón de la biblioteca, oculto tras los altos estantes y libros amontonados a su alrededor. Encima de la mesa estaba un grueso libro de tapa dura, algo desgastado: uno de los volúmenes más viejos de la biblioteca. Leía pausadamente, con tanta inmovilidad que cualquiera pensaría que se trataba de un chico bajo los efectos de la maldición de petrificación; pasaba las hojas de manera silenciosa; sólo interrumpía su lectura para escribir pequeñas anotaciones en su pergamino, dejado en la mesa al lado del libro, y luego volvía a éste.

Su figura, en aquella posición y en aquella atmósfera de libros viejos y gastados, madera lijada y una tranquilidad imperiosa, le daba un toque sereno y afable, al mismo tiempo que embargaba a la persona que lo miraba con una calma absoluta, de tal magnitud que a Daphne, lejos de tranquilizarla, le inquietaba. Pero, si bien la postura de Theodore reflejaba todo ello, él, su presencia, le parecía una corriente helada y a la vez, contradictoriamente, suave. Daphne se estremeció al pensarlo. Palpaba esa frialdad. «Estando cerca de él, las emociones y sensaciones las siento mucho más profundas…» pensó ella «Sin duda, esto reafirma mucho más mi conclusión de que él en realidad es un vampiro, sólo esos seres sobrenaturales pueden hacer esto con los sentidos de las personas»

Decidió, de una vez, acercársele. Sus pasos fueron pesados.Sintió en su interior que interrumpirlo sería casi un crimen. A pesar de que él fuera una criatura oscura, le gustaba la presencia y la sensación que daba. Tenía que admitirlo «Podría ser parte del encanto del vampiro ¿no?»

─Nott ─le llamó.

Él levantó la cabeza, sus ojos indiferentes y templados le observaron fijamente. A Daphne esa mirada no le intimidó, al contrario, le gustaba. Más bien, toda la postura de Theodore Nott le gustaba; era tan frío como el -autonombrado- príncipe de Slytherin, pero al mismo tiempo más cálido y menos humano «Claro, es un vampiro». Draco Malfoy nunca lograría producir en ella lo que le producía Nott; le fascinaba, surgía en ella una sensación puramente amorosa «El hechizo del vampiro»

Se sentó a su lado, sonriéndole espontáneamente. En el rostro de Nott apareció una mueca de confusión, sin entender el motivo de que alguien de su casa se sentara a su lado por gusto propio, pero duró unos pocos segundos, volviendo a su semblante impasible.

─¿Si? ─preguntó Theodore sin sonar interesado.

─Espero que esto no suene demasiado indiscreto, bueno, creo que así será. Después de todo, esta pregunta es todo menos indiscreta ─empezó a hablar Daphne─. Podrías, incluso, sentirte ofendido.

─Si eso piensas, no preguntes entonces ─le respondió Theodore en tono paciente.

─Pero, por otra parte, creo que sólo son imaginaciones mías. Quiero decir, te preguntaré que eres y tú me lo dirás. Y lo que dirás será lo que yo sospechaba de ti ─Theodore puso los ojos en blanco, antes de volver a ser el mismo y asentir, tratando lo más posible de parecer gentil─. ¡Es que no puedo quedarme callada! ¡Necesito preguntarte! ¡Eres tan raro que me inquietas!

«Ya me ofendió, y ella no parece darse cuenta» Se dijo a si mismo Nott. Dio otro largo suspiro ante la verborrea de Daphne. Lo mejor sería salir de ella rápidamente.

─Sólo pregunta, Greengrass ─Theodore deseó que sus palabras no sonaran tan cortantes.

─¡A eso iba! ─exclamó Daphne en un chillido.

Ella tomó aire. Él esperó. Su amable e indiferente rostro, por primera vez desde que Daphne le conocía, se marcó de un matiz de impaciencia.

─¡Tú eres un vampiro! ─exclamó finalmente.

Theodore se quedó en blanco. Las palabras se repetían en su cabeza, cada vez sonando más ridículas. Y, además, no le había preguntado… ¡Simplemente lo había dicho con atropello, afirmándolo con despreocupada ligereza!

Daphne sonreía segura, lo cual resultaba mucho más inconcebible para Nott. Ah, ¡Que graciosa en ese momento era su expresión!

─Greengrass, ¿en que te basas para…?

─¡Todo de ti se parece a un vampiro, Nott! Tu piel nervuda de un pálido enfermizo comparable al de los muertos, resplandece ante la luz, emitiendo una leve luminiscencia que ningún ser normal podría; tus ojos son intimidantes, oscuros y muestran una fría humanidad; tus pasos son ligeros; tus movimientos delicados y precisos… ¡Posees toda la esencia de un vampiro! ¡Eres uno!

Nott se encontraba pasmado. Trató de replicarle algo, cualquier cosa, pero sus sentidos se habían paralizado… ¡Era imposible que de verdad ella creyera que era un vampiro!, se repetía mentalmente. ¿Dónde estaba la lógica?

─Es incomprensible ─soltó al fin. Daphne negó con la cabeza las palabras de él─. Lo que dices (Lo que afirmas) Carece de sentido alguno ─La voz de Theodore perdió toda amabilidad posible, también toda frialdad. Estaba exasperado.

─También eres alérgico al ajo, el olor a rosas te resulta nauseabundo, evitas la luz del sol, prefiriendo un lugar oscuro y tétrico… ¡Y tus colmillos son un poco más desarrollados que los de los demás! ─siguió Daphne, mucho más convencida.

Sonaba ilógico. Era ilógico. Y ella se mantenía firme al decirlo.

Bien. Descontrolarse no era una buena opción, se decidió Theodore. Y era mucho mejor tomarse el asunto con serenidad. Contó mentalmente hasta diez, mientras que Daphne esperaba, ansiosa, una respuesta por su parte.

─Deberías dejar de leer libros de ficción, Greengrass ─declaró definitivamente Nott. Luego, se levantó.

Se alejó a paso rápido, sin voltear ni por un momento la cabeza hacia atrás. Se dirigió a las mazmorras, para allí serenarse y convencerse de que la conversación entre él y ella nunca ocurrió. Podría despejar su mente en los jardines pero, odiaba la luz del sol y el olor a flores le mareaba.

Sorpresivamente para Theodore Daphne no le siguió, pero no podía asegurar que el asunto sobre los vampiros dejaría de interesarle y, mucho menos, que lo olvidaría de ahora en adelante. Oh, pero él sí que lo haría.

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