Mar 04, 2008 16:51
Aqui tienes tu refrán, Niela querida. Aunque últimamente tengo la impresión de que estoy hablando sola en este lugar
Refrán 8: Agua que no has de beber, déjala correr
Pies en el cauce
Mackenzie Bell se acercó a su mejor amiga con cautela. La conocía demasiado bien como para no saber cuando iba a estallar, y que, cuando estallaba, era peligrosa. Los signos eran claros e inequívocos. Tenía el cabello azabache, de ese solo que ella gustaba llamar negro Black, pues decía que el mal temperamento y una desmedida propensión a la venganza eran de las pocas cosas que había heredado de la familia de su madre. Los ojos, que solían ser castaños claro, relucían con un frío color plata, con brillos acerados. En su cuerpo no había cuernos, plumas, picos o colas, y eso solo podía significar que estaba muy muy enojada. Estaba callada, y no se llevaba el mundo por delante con su torpeza habitual, porque rumiaba su enfado y todas sus neuronas estaban demasiado ocupadas planeando una venganza apocalíptica, como para acordarse de que su dueña era dicharachera, efusiva, impulsiva y sumamente descuidada.
- Nymph, ¿qué demon…?- Pero las palabras de Mackenzie murieron en su garganta cuando ella entró en el mismo campo visual que tenía su amiga.- Ah.- Dijo simplemente, comprendiendo todo a la perfección.
Tomó a la metamorfomaga de los hombros e intentó hacerla dar media vuelta, pero Tonks se lo impidió con un gruñido. Tenía los ojos desorbitados, las venas palpitantes y el labio superior ligeramente doblado, de manera que dejaba a la vista sus colmillos. Parecía un predador a quién han invadido en su territorio de caza.
Y así era, pensó Mackie con un suspiró. Que Lynda Jonson estuviera besándose apasionadamente con Charlie Weasley en el Gran Comedor, ante la vista y los cuchicheos emocionados de todo el colegio, era para Nymphadora Tonks una ofensa personal. Mackenzie detestaba que su amiga pensara así, pero no podía evitarlo.
Personalmente, el Weasley intermedio le caía particularmente bien. Bill era el amor platónico y/o imposible de al menos dos terceras partes de la población femenina de Hogwarts y eso le permitía estar más allá de cosas mundanas como las simpatías personales, mientras que Percy era un renacuajo llorón intolerable. Las chicas se reían de Percy y se enamoraban de Bill, pero elegían a Charlie como el blanco de sus simpatías. Por esa, se consideraba un acontecimiento social el verlo con una chica.
Si Charlie era feliz así, a Mackenzie no le hubiera importado en lo más mínimo, pero no podía eludir la responsabilidad que tenía en evitar que su mejor amiga saltara sobre la yugular de Lynda, la desangrara con avidez, golpear a Charlie hasta hacerlo pedir perdón de rodillas, prendiera fuego el castillo y bailara sobre las cenizas de todos un aquelarre interminable.
Mackenzie era consciente de que a menudo su imaginación desbordante le jugaba malas pasadas, pero se estremeció al pensar que, al menos esta vez, su predicción hipotética, no estaría demasiado alejada de la realidad. Por eso, tomó aire, enlazó el brazo de Tonks firmemente con el suyo y haciendo oídos sordos a las protestas, se la llevó arrastrando hasta la Sala Común de Hufflepuff.
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- ¿Se puede saber que demonios te sucede? - gritó Tonks, histérica, espantando a unas niñitas de primero que bajaban tarde a desayunar.
Mackenzie sonrió a las niñas, alentándolas a seguir adelante e ignorar a la metamorfomaga. Era escrupulosa con sus deberes de Prefecta. Recién cuando estuvo segura de que las niñas habían recuperado el color en las mejillas y respiraban con normalidad, se volteó a enfrentar a su mejor amiga con gesto adusto.
- No me espantes renacuajos, ¿quieres Tonks?
- Solo cuando me expliques porque me sacaste del Gran Comedor a la rastra, Mackenzie.
- Para evitar que cometieras un asesinato en masa, Nymphadora.
- No me llames Nymphadora.
- No me llames Mackenzie.
Se miraron a los ojos con el ceño fruncido durante interminables segundos, hasta que finalmente Mackenzie se echó a reír.
- Dejemos esta estupidez, por favor, Tonks.
La metamorfomaga suspiró y se desplomó en el sillón más cercano.
- Si. Lo último que necesito es pelearme también contigo.
Mackenzie se sentó en el suelo, con las piernas extrañamente cruzadas.
- Eso era lo que pensaba. Te saqué del Gran Salón par evitar que se te desorbitaran los ojos, matarás a Jhonsy Jhoony Jue,- Tonks no pudo menos que reír ante el apodo- incendiaras el castillo o todo eso junto.
Nymphadora se llevó las manos a la cara.
- Quiero su sangre, Mackie.
Bell la miró con ojos desprovistos de piedad. Solía consolarla, pero esta vez había sobrepasado los límites y su paciencia se había roto.
- Imagino el porque Tonks, pero no lo entiendo ni lo apruebo.
- ¿Cómo que no lo entiendes? Porque esa zorra con piel de bebé y pelo de hada va a hacerlo sufrir, creí que era evidente!
Mackenzie se tragó la opinión de que ninguna otra mujer en su vida podría hacerlo sufrir tanto como la propia Tonks, porque sabía que no sería preciada.
- Déjalo vivir la vida, Tonks. Quizás y hasta ella aprende el abecedario por amor a él.
- No entiendes, Mackie. Charlie es demasiado bueno como para que yo pueda dejarlo en manos de una mujer como esa. Le destrozará el corazón.
Mackenzie agachó la cabeza y se mordió los labios. Nuevamente, le hubiera gustado poder decir que él ya tenía destrozado el corazón. Por ella.
- Nymph, somos pocos y nos conocemos mucho. Tú no estás enojada porque ella pueda hacerle daño a Charlie. Lo que a ti te molesta es que pueda haber otra en su vida más importante que tu.
- ¡Eso no es cierto!
- Oh, si, si que lo es, y tú lo sabes tan bien como yo. -Mackie alzó la vista y le tomó la mano.- No conozco a Charlie tan bien como tú, pero me enorgullezco de juzgar bien a las personas y a sus sentimientos. Si tú le dijeras que te molesta, que te hace sufrir, él no volvería a tocar a una mujer en su vida. Realmente te ama, no lo decía en chiste, ni está confundido. Tu lo rechazaste, Tonks. Prefiero no inmiscuirme en el por qué.- Se puso de pie y limpió una lágrima que corría por la mejilla de Nymphadora.- ¡No, no, no llores! No es para llorar. Pero tienes que retractarte de lo que le dijiste o hacerte cargo de las consecuencias. ¿Alguna vez escuchaste que agua que no has de beber, déjala correr? Bueno, es hora de que dejes de lado ese maldito egoísmo. O tomas un vaso, o dejas de entorpecer el cauce.
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¿Saben? Nunca creí que fuera tan difícil escribir sobre estos dos. Pero lo es. Y no se imaginan cuanto.
Por otro lado, acaban de asistir al nacimiento de Mackenzie. Necesitaba alguien que contara desde su punto de vista, y la mejor amiga de Tonks me pareció ideal. El caso es que me gustó, y comencé a darle aspecto físico y personalidad. Y a escribir sobre ella. Ya tengo tres viñetas que protagoniza. Pero lo que no quiero, es que se convierta en una Mary Sue. Así que cualquier crítica a ese respecto, será bienvenida.
¿Comentarios?
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