¡¡Feliz Amigo Invisible, Malena Sama!!

Dec 12, 2011 00:39

PARA:malena_sama
DE PARTE DE: Amigus anonimus

Título: Vueltas
Fandom: Ookiku Furikabutte (Oofuri)
Personaje/parejas: Yuuichirou Tajima/Azusa Hanai
Rating: PG-13
Resumen: Son extrañas las vueltas que da la vida. El camino que recorremos, las personas con las que lo hacemos. Lo único importante es no arrepentirse de nada.
Disclaimer: Ookiku Furikabutte le pertenece a Asa Higuchi.



Vueltas

Es extraño. Eso. Todo. Los giros que da la vida, lo rápido que cambian las cosas. Como terminas haciendo (siendo) algo que nunca hubieses imaginado.

Nueva York es una linda ciudad. Y grande, sobre todo. Tiene los edificios más altos que vio en su vida y la gente más extraña también.

No se parece a Saitama en lo más mínimo, principalmente porque no tiene un lugar a dónde ir a tomar sake con Abe, Mizutani, Mihashi e Izumi. Bueno, en realidad sí tiene un lugar a donde ir a tomar sake, lo que no tiene es a sus amigos. O a su familia.

- ¡Estoy en casa!

Y, aparentemente, tampoco tiene paz.

- ¡Azusa, dije que estoy en casa!

- ¡Te escuché! ¿Quieres callarte? Tengo un examen en dos días y tus gritos no me dejan estudiar.

Unos segundos después, Yuuichirou entra en el cuarto. Sonriendo, obviamente. A Azusa le parece que fueron sólo una o dos las veces que no lo vio con esa sonrisa en la cara.

Puede despedirse de la paz que tenía, porque su… novio se tira a su lado en la cama, mirando sobre su hombro lo que está leyendo.

- ¡Has estado estudiando durante semanas! ¿No puedes tomarte un descanso?

Va a contestarle de manera cortante, pero antes de que pueda hacerlo, Yuuichirou ya lo ha dado vuelta y lo besa, algo desesperado. Azusa gruñe e intenta separarse, pero no dura mucho así, ya que él también siente necesidad de tocar al muchacho.

Así y todo, cuando se separan no puede evitar darle un golpe en el hombro.

- ¡Auch! Oye, ¿y eso por qué?

- Porque que lo único que tengas que hacer tú sea jugar al béisbol, no significa que yo no tenga que estudiar. - se queja, volviendo a recostarse boca abajo, leyendo sus apuntes de Semiología Clínica.

Yuuichirou se ríe, levantándose de la cama y yendo hacia la puerta.

- Lamento molestarlo, doctor. Si no le importa, voy a prepararnos algo de comida. Le aviso cuando esté lista.

Y así el huracán Tajima sale del cuarto, dejando a Azusa tan revuelto como cada vez que se tocan.

No es que él sea lento aprendiendo, o que tenga problemas de comprensión. Es que el inglés nunca fue su fuerte y aún le cuesta moverse en ese idioma.
En ocasiones no puede evitar preguntarse si mudarse a Estados Unidos fue una buena idea. Es increíble lo mucho que extraña Saitama a veces. A sus amigos, a su familia.

Ir a visitar a Momokan a Nishiura y ver cómo va el equipo del colegio. Reunirse con sus viejos compañeros e ir a hacer el ridículo a algún karaoke. Incluso echa de menos cosas que antes le parecían estúpidas, como el Festival de Hanami.

Un ruido que sin lugar a dudas pertenece a todas sus ollas cayendo al piso se escucha y Azusa suspira, cansado.

- ¡Lo siento! ¡Está todo bien! - grita desde la cocina Yuuichirou.

Bien, el estudio tendrá que esperar. Habrán pasado los años, pero Yuuichirou es tan inútil en las artes culinarias como cuando tenían quince años.

- ¡Intenta no quemar el departamento mientras voy a ayudarte!

- ¡No puedo asegurarte nada!

***

Ellos tienen una regla. Bueno, en realidad la regla se las impuso el entrenador del equipo de Yuuichirou: la semana anterior a tener un partido, cero sexo. Y, después de él, sólo puede haber la misma noche si ganan.

Azusa cree que Momokan tendría que haberles impuesto esa norma también, porque Yuuichirou nunca había tenido tan buen rendimiento. El sexo es algo sagrado para él, por lo que la idea de no tenerlo le desagrada completamente.

A Azusa tampoco le simpatiza mucho la idea, así que la amenaza antes de los partidos es casi un ritual.

- Más te vale ganar, ¿escuchaste? - del otro lado de la línea, Yuuichirou se queja pidiéndole que confíe un poco más en él. - Si no confiara en tus habilidades, ¿crees que me hubiese venido al otro lado del mundo sólo para acompañarte?

Y tras eso corta la llamada, apresurándose para ingresar al estadio donde jugará su novio.

***

Obviamente, los Yankees de Nueva York ganan, la estrella japonesa brillando como lo ha hecho desde que pisó Estados Unidos por primera vez.

Aunque ha crecido, Yuuichirou sigue siendo el más bajo de toda la cancha. Lo cual, lamentablemente para los equipos rivales, no impide que haga home runs como en otras épocas.

Azusa lo espera a la salida del estadio, dentro del auto que compraron a medias con lo que gana Yuuichirou por partido y su sueldo de asistente de cátedra.

Tamborilea con sus dedos sobre el volante, mirando por la ventanilla como el cielo comienza a oscurecerse. El clima ya ha comenzado a cambiar, estando cada vez más cerca del invierno que del otoño.

Era una tarde parecida a esa, pero a muchos kilómetros de ahí cuando Tajima le contó que un busca talentos de Estados Unidos le había propuesto una prueba para entrar en los Yankees.

Ese fue el momento en el que Azusa se dijo ‘bien, hasta aquí hemos llegado’. Sobre todo porque, cuando comenzaron a salir, pensó que no durarían mucho.

Es decir, Yuuichirou era un gran chico. Un poco loco, sí, pero buen besador y bastante imaginativo a la hora de, err… pasar tiempo a solas.

Pero, bueno, ellos eran muy diferentes. Con énfasis en ‘muy’. No sólo en sus personalidades, sino también en sus gustos, sus historias familiares, sus rendimientos académicos… en fin, eran muy diferentes.

Así que, lógicamente, Azusa pensó que lo suyo sería sólo un amor de verano, potenciado por no haber ganado el Koshien y con la juventud quemándoles más que el calor de la temporada.

Por eso, cuatro años después cuando Tajima le informó del cazatalentos, fue como dejar de esperar. Listo, ese era su final. Era de esperarse. Ya era demasiado sorprendente que hubiesen durado tanto.

Unos golpecitos en la ventanilla lo sacan de su ensimismamiento. Del otro lado del cristal, Yuuichirou le sonríe.

- ¿Me abres? - Azusa bufa, sacándole el seguro en la puerta. Su novio entra y lo besa.

Es una de esos besos. Esos que hacen que se maree y que olvide todo, todo. Esos que siempre le gustaron y que con los años sólo han ido mejorando. Es uno de esos besos que le prometen todo.

Entierra sus manos entre los cabellos de Yuuichirou, reprimiendo un gemido cuando éste le muerde suavemente el labio.

Por suerte sigue lo suficientemente conciente como para recordar que están en el estacionamiento de los Yankees, un espacio público en el cual cualquier persona podría verlos.

- Yuu… Yuu… - intenta hablarle entre besos.

Generalmente Azusa tiene más autoridad, pero cuando Yuuichirou lo besa, cuando lo toca… No quiere decir que se derrite, porque eso sería demasiado cursi y estúpido. Pero, bueno. Eso. Se derrite.

- Shh… shhh... - Yuuichirou lo calla, comenzando a besarle el cuello. - Dios, no sabes como necesitaba besarte… no sabes…

En cualquier otro momento, Azusa le daría un golpe, le gritaría un poco, Yuuichirou reiría y el momento pasaría. Obviamente, retomarían cuando llegaran a su hogar, pero en lo privado ya sería otra cosa.

Sin embargo, su novio se muestra demasiado… fogoso. Después de tres años ya se estaban acostumbrando a pasar días sin sexo. Pero, aparentemente, esta semana fue más difícil de llevar.

- Yuuichirou…

- Shh… te amo… te amo…

Y Azusa no está seguro de en qué momento terminó sentado sobre las piernas de su novio, ni cuando éste se quitó la camisa. Azusa no está seguro de nada y no le importa.

Es esto que tiene Tajima, esto que hace que el mundo deje de importar cuando lo besa. Esto que hace que deje a su familia, a sus amigos y lo siga a la otra punta del mundo.

- Yo también pero… pero… Yuu… - no puede seguir hablando porque Yuuichirou le da un beso especialmente húmedo, para luego bajar por su cuello y su raciocinio se va de viaje a la luna.

Las luces del estacionamiento son bajas, pero cualquier persona podría verlos. El riesgo de ser descubiertos tiene algo que hace que tiemble un poco de la excitación.

Es como cuando tenían dieciséis años y de pronto Yuuichirou comenzaba a besarlo y meter sus manos dentro de sus pantalones y él escuchaba a Momokan y Shinooka hablando sobre el entrenamiento del otro lado de la puerta, a unos pocos metros de distancia.

Se siguen besando y sus manos han tomado vida propia, porque estás seguro de que no les ordenó desabrochar el pantalón de Yuuichirou.

- No sabes lo mucho que te amo…

Y entonces se escucha como alguien hace sonar la bocina de un auto.

Azusa se sobresalta y rápidamente vuelve al asiento del piloto, acomodándose la ropa. Yuuichirou carraspea, mientras abrocha los botones de su camisa. Unos metros más adelantes, dos automovilistas discuten por cuál de los dos tenía el paso.

- Será mejor que vayamos a casa, ¿verdad? - sugiere Yuuichirou, sonriéndole de lado.

Azusa bufa, maldiciendo entre dientes.

- Eres un imbécil.

Lo único que hace su novio ante eso es reír.

***

Le cuesta un poco recuperar la respiración. Viéndolo en retrospectiva, dejar de hacer deportes al comenzar la universidad no fue una buena idea. Pero siendo sinceros, con un novio rayando en lo hipersexual como Yuuichirou, pensó que sería suficiente ejercicio.

Obviamente, se equivocaba. Hay veces en las que, luego de tener sexo, siente que todo el aire deja sus pulmones y que nunca va a poder volver a respirar.

Una vez que se lo comentó a Yuuichirou, este le dijo que seguro era porque lo amaba demasiado y cada noche (o tarde, o mañana) con él eran lo mejor que te pasó en tu vida, admítelo.

Pero Azusa estudia medicina y sabe que no es ninguna de las cursiladas que dice el imbécil de su novio. Su problema es la falta de ejercicios y una dieta mal equilibrada, nada más.

(Que a veces se quede sin aire sólo viendo a Tajima jugar o dormir o lo que sea, es otro tema)

Siente como Yuuichirou lo abraza por la espalda, besándole la nuca. Suspira, para luego morderse el labio. Odia sentir como si tuviera dieciséis años otra vez y que esto sea lo mejor que le pasó en la vida.

- Azusa…

Responde con un ¿Mmm? que bien podría significar ¿qué? o ¿por qué me molestas?. Lamentablemente, Yuuichirou ya lo conoce y sabe que significa ¿sucede algo?.

- ¿Te arrepientes?

La pregunta lo toma por sorpresa. ¿Qué?

Intenta girarse, mas Yuuichirou aprieta el abrazo un poco, haciéndole imposible moverse. Sí, definitivamente dejar de hacer ejercicios no fue una buena idea.

- ¿De qué hablas? ¿Si me arrepiento de qué?

Gira un poco la cabeza, para intentar mirar a su novio a los ojos, pero este esconde su rostro en la curva del cuello de Azusa.

- De haber venido conmigo a Estados Unidos. De haber dejado Saitama. - Yuuichirou habla contra su piel y Hanai no puede evitar sentir un escalofrío.

- ¿Qué? ¿Estás dem...?

Pero Yuuichirou se le adelanta.

- Sé que extrañas Japón. Yo también extraño un montón nuestra casa. Mi familia, nuestros amigos. Pero… pero yo vine aquí siguiendo mi sueño y tú… tú viniste porque yo te lo pedí. A veces… a veces me pregunto si, de cierta forma, no te obligué a que me acompañaras.

Azusa recuerda ese día a la perfección.

Él estaba seguro de que ahí terminaba todo. Tajima se iría a Estados Unidos y le estaba por decir que ahí se acababa, que había sido grandioso pero que hasta ahí había llegado.

Y no le importaba. Claro que no. En realidad sería mejor así, porque tendría más tiempo para estudiar, en vez de ir al cine con Tajima, o a cenar con su familia, o a verlo jugar.

Y entonces se lo dijo. ¿Vendrías conmigo?. Y no. Azusa no quería. No quería que todo eso se termine. No quería dejar de ver a Yuuichirou, dejar de ir al cine con él, dejar de verlo jugar, dejar de observarlo dormir aunque sea unos segundos.

No quería que lo suyo termine porque, a pesar de que en un principio pensó que no durarían mucho, no concebía un mundo en el que Yuuichirou Tajima no fuera parte de su vida.

Así que le dijo que sí. Le dijo que sí y comenzó a buscar una universidad en Nueva York, a preparar a su familia para la noticia, a despedirse de sus amigos.

¿Si se arrepiente?

- Te amo, lo sabes, ¿verdad? - dice finalmente.

No es algo que haga mucho, hablar de sus sentimientos. Es decir, obviamente que después de casi diez años de estar juntos le ha dicho a Yuuichirou que lo ama, pero no tan seguido como éste se lo dice a él.

Hablar de lo que siente, de cómo lo hace sentir Yuuichirou, hace que se sienta vulnerable, expuesto.

- Lo sé, pero no hablo de eso.

- Sí, lo haces. Yo… yo te amo y cuando me dijiste que te ibas a Estados Unidos yo… yo me dije que no importaba, que en algún momento íbamos a terminar. Pero cuando me pediste que viniera contigo… cielos, yo no podía perderte.

Yuuichirou finalmente afloja un poco el abrazo y Azusa se gira para mirarlo. El que alguna vez fue su compañero de equipo le sonríe, una de esas sonrisas sinceras que aún logran que a Azusa le tiemblen las piernas.

- Podrías haberte quedado. Podríamos haber hecho que funcione a la distancia.

- Ni tú te crees eso. Ninguno de los dos fue hecho para las relaciones de ese tipo.

Yuuichirou ríe, para luego besarlo.

Son increíbles las vueltas que da la vida. Si a Azusa Hanai el día que fue a averiguar para entrar al equipo de béisbol de Nishiura le hubiesen dicho que uno de sus posibles compañeros de equipo terminaría siendo su pareja, no les hubiese creído. Mucho menos si le hubiesen dicho que era ese muchacho chillón y pecoso, demasiado bajo para ser de secundario.

Hay muchas cosas que a Azusa le gustaría cambiar. ¿Su vida con Yuuichirou? No, eso no es una de ellas.

FIN


fic, fandom:oofuri, personaje:yuuichirou tajima, ai1112, personaje:azusa hanai

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