PARA:
nande_chanDE PARTE DE: Amigus anonimus
Título: Tomando el té con Mrs. Malfoy
Fandom: Harry Potter
Personaje/pareja(s): Lucius Malfoy / Narcissa Black
Rating: PG
Resumen: Glorinda Susurros de Amor os trae en exclusiva una entrevista con la bruja del año, la recién casada Narcissa Malfoy en la que os explica a todas las lectoras de nuestra revista cómo fueron los inicios de su relación con, el hasta hace poco soltero de oro, Lucius Malfoy.
Disclaimer: Ni Lucius ni Narcissa ni ninguno de los personajes de los libros de harry Potter me pertenecen. Esto es sólo un hobbie sin ánimo de lucro. Todos los derechos de dichos personajes son propiedad de la señora J.K Rowling (alabada sea ella), su editorial y los señores de la W&B. Sólo me pertenece la insignificante “Glorinda Susurros de Amor” pero tampoco es que valga mucho...
Advertencias: Oh queridas, dejad de limpiar vuestros calderos y preparaos para la entrevista más romántica del siglo
Notas: Con todo mi cariño Nande-chan, espero que te guste y que lo disfrutes tanto como yo he disfrutado escribiéndolo. Imagen a modo de fotografía acompañando el artículo al final. Modificada foto original por parte de un pajarito a quien le agradezco mucho el favor.
REVISTA SEMANAL CORAZÓN DE BRUJA
Columna Historias de Vodevil
Por Glorinda Susurros de Amor
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Tomando el té con Mrs. Malfoy
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Es de dominio común que toda bruja que se precie de ser de buena familia no puede iniciar sus estudios en Hogwarts sin estar debidamente comprometida.
¡Escándalo, indecencia, Morgana bendita! Gritarían todas las matriarcas si llegaba a suceder tal cosa. Una familia se puede convertir en la comidilla de todos los chismorreos si no se hacen las cosas bien: tal y como siempre se han hecho.
Y no hay familia que haga las cosas más bien que la familia Black. O eso se dicen ellos mismo... Las malas lenguas cuentan otras cosas, cosas sobre Blacks de alocadas ideas liberales, sobre Balck que rechazan a su familia y rompen contratos matrimoniales, Blacks que se fugan con magos de origen muggle, Balcks que hacen todo aquello que no se espera de un Black
Las malas lenguas sin embargo no suelen ser escuchadas si se tiene dinero o influencias, y especialmente son ignoradas si se tienen ambas cosas.
Los Black quizás tienen más de lo primero que de lo segundo, por eso seguramente Sir Cygnus y Lady Druella Black se sienten tan satisfechos con las nupcias recién celebradas. Unas nupcias que hacen honor a un acuerdo matrimonial firmado doce años atrás para la menor de sus hijas.
“¡Un Malfoy nada más y nada menos! Oh Narcissa querida, ya sabía yo que no podías haber salido tan rubia y tan guapa para nada” se dice que había exclamado Lady Black en la intimidad de su casa tras firmar dicho acuerdo
Y es que cazar un Malfoy es el sueño de toda bruja. Algunas brujitas incluso han crecido con sus madres, abuelas o nanas diciéndoles que si se portan bien quizás el próximo heredero Malfoy las convertiría en ama y señora de Malfoy Manor.
Los Malfoy tienen aquello que todo el mundo desea: son influyentes, son adinerados - dinero viejo querida, del bueno, nada de nuevos ricos -, y son hermosos. Y si alguna vez han estado algo escasos de esto último... Bueno, un joven siempre se ve más gallardo y atractivo con el brillo cegador de brillantes, dorados y resplandecientes galeones a su alrededor.
Desafortunadamente queridas mías, el joven Lucius Malfoy ya está cazada. Cazado y y bien casado ¡Oh sí! La elegida de esta generación, la bruja más envidiada y a la que más maldiciones y se le han intentado lanzar para evitar el feliz enlace es la joven Narcissa Black.
La bonita historia de amor sin embargo, no siempre ha sido tal. A lo largo de esta entrevista que tuve el placer de mantener con la mujer más envidiada de nuestra sociedad, me comentó entre risas lo poco que le había gustado Lucius al conocerlo.
- Me pareció un jovencito repelente y arrogante, la verdad - me dice con una risita tímida, bebiendo seguidamente de su taza de té -. Supongo que no empezamos con buen pie.
Pero qué se puede esperar, la pobre niña apenas acababa de cumplir los 10 años y la primera impresión que se llevó de su prometido no era especialmente esperanzadora... Ni la segunda impresión tampoco...
¿La tercera, me preguntas querida? Bueno, a partir de la tercera impresión ya la cosa empezó a mejorar. Claro que habían pasado muchos años, queridas.
Y ya era hora, dejadme que os diga, que un poco más y casi llegan a la boda sin tenerse demasiado aprecio - no que eso se a tan importante realmente, ya sabemos todas como funcionan estas cosas...
Pero es que hacen tan buena pareja... Tan guapos los dos, ¡y ricos!
Dejadme que os explique como se conocieron tal y como me lo ha relatado la propia Narcissa Malfoy en exclusiva para vosotras mis queridas lectoras.
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- Cissy! Cissy corre, ven aquí - gritaron “bajito” las dos mayores de las hermana Black con grandes ademanes para llamar la atención de su hermana pequeña - Mira quien está aquí - le dijeron, haciéndole mirar por entre las cortinas del salón de té de primavera. - Es el practicamente mariperfecto en todo Lucius Malfoy.
Cissy había oído hablar de los Malfoy, ¿cómo no hacerlo? Pero nunca había prestado demasiada atención que digamos, especialmente a las quejas de sus hermanas contra el joven heredero. Antes de que la pobre niña tuviera tiempo de pode preguntar que le importaba a ella que hubieran venido de visita los Malfoy escuchó nuevamente su nombre siendo gritado. Esta vez, por su mamá.
- ¡Cissy, Cissy! ¿Donde estás querida?
Narcissa entró en el salón preferido de su madre, orientado hacia el sur con una espléndida vista del jardín. Siempre había sido una niña algo tímida, lógico siendo la menor de tres hermanas con personalidad arrolladora una, y con una gran inteligencia la otra, sin embargo el momento de entrar en esa salita con cinco pares de ojos observándola.
- Madre, padre ¿me llamabais? - preguntó la niña, haciendo una educada referencia hacia los invitados.
- Sí querida, ven a sentarte con nosotros. Tenemos algo muy importante que explicarte - Cissy se acercó a su madre y se sentó en el reposabrazos de su butaca, la mano de su madre entrelazándose con la suya al instante -. Ya sabes que en pocos meses cumplirás los once años y que el año que viene irás a estudiar a Hogwarts con tus dos hermanas.
“Oh... oh Merlín...creo que ya sé que me van a decir... ” Pensó Narcissa, dirigiendo una discreta mirada al joven sentado en el lado opuesto del salón.
- Tu padre y yo hemos estado hablando con los señores Malfoy y hemos llegado a un feliz acuerdo - continuó su madre -. Serás la próxima Lady Malfoy querida. Déjame que os presentemos.
Ambas familias se levantaron, acercándose y tras presentar formalmente al matrimonio Malfoy y a la joven Narcissa, presentaron formalmente a los dos jóvenes.
Lady Black y Lady Malfoy observaban a los dos jóvenes con ojos gozosos, comentando la maravillosa pareja que hacían y lo maravillosa que sería la boda, y de los maravillosos nietos que iban a tener.
Narcissa y el joven Lucius Malfoy seguían el uno junto al otro, sin haberse dirigido más palabras que los “hola” y “un placer conocerla al fin” y demás fórmula de cortesía. La pequeña Cissy sentía que debería decir algo más, al fin y al cabo, si ese era el hombre - futuro hombre, en esos momentos Lucius Malfoy no tenía más de doce años - más les valía tener una relación cordial. Repasó mentalmente todas las cosas que su madre le había explicado sobre iniciar una conversación ligera de cortesía, y aunque lo ideal era hablar del tiempo cuando no se sabía de que hablar, Narcissa sentía que eso aún haría que se sintieran ambos más incómodos de lo que ya estaban.
- Mi madre me ha contado que ya asistes a Hogwarts, en el mismo curso que mi hermana Andrómeda me parece - inició algo titubeante Cissy, realmente sus hermanas ya le habían contado la vida y milagros de estudiar en Hogwarts, pero no se le ocurría nada más -. ¿Cómo es estudiar allí?
Lucius la miró detenidamente por unos segundos, Cissy pensó que o ella era muy bajita o él era muy alto porque le sacaba bien, bien cabeza y media de diferencia.
- A las niñas rubias y tontas como tú nos las comemos el primer día - le respondió finalmente, sacando la lengua en burla y estirándole un tirabuzón. El semblante le cambió rápidamente, poniéndose serio, mucha más serio de lo que cabía esperar para un niño de doce años -. Por tu bien espero que seas sorteada en Slytherin, no ha habido ningún Malfoy sorteado en otra casa en generaciones, sería una humillación terrible que mi prometida fuera la primera en tantos años.
Y con eso el joven se alejó de Narcissa hacía uno de los ventanales, dejando a la niña sorprendida, estupefacta, enojada e increíblemente furiosa cuanto más pensaba en tal maleducada respuesta.
“¡Oh como odio a Lucius Malfoy!” pronto se convirtió en uno de sus mantras preferidos.
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- Finalmente fue sorteada en Slytherin, ¿no es así?
- Sí, Slytherin de los pies a la cabeza - me responde sonriente -. Los Blacks también somos de larga tradición Slytherin aunque si que es cierto que en los últimos años no todos los miembros de la familia han hecho honor a dicha tradición - añade frunciendo el ceño.
Me muero de ganas de preguntarles queridas. Preguntarle sobre el sonado romance de su hermana Andrómeda con el joven Tonks. ¡Qué escándalo! La joven Andrómeda no sólo rompió su compromiso con el joven Parkinson sino que además se fugó con un nacido-de-muggles. Y también sobre su primo Sirius, heredero de la familia que por lo que parece ha dado la espalda a los suyos y está residiendo con los Potter. Oh queridas no sabéis como me muero de ganas... Pero estás cosas no funcionan así, una indiscreción por mi parte y estoy segura que esté pequeño tete-a-tete llegará a su fin y lady Malfoy no volverá a conceder ninguna entrevista, ni a permitirnos ver parte de su nueva residencia. ¡Y eso sería imperdonable! Así que me muerdo la lengua queridas, ¡oh sí! Me la muerdo y me aguanto las ganas también de decirle que no debería fruncir el ceño, por más joven y bonita que sea, las arrugas no personan al final.
- ¿Y cómo fue vuestra relación mientras ambos estudiasteis en Hogwarts?
- Totalmente inexistente, si te soy sincera - responde, dando un sorbito más al té que nos han servido en un delicioso servicio de porcelana con adornos florales en oro y malva -. Ahora con el tiempo lo puedo entender, Lucius es dos años mayor que yo y a esa edad que tus amigos te vean relacionándote con una jovencita recién llegada no es muy bueno para la reputación. Pero en su momento recuerdo que me molestó tremendamente. No esperaba que estuviese todo el día conmigo, pero sí quizás más como mis hermanas a quienes no les molestaba saludarme si nos cruzábamos por los pasillos.
- ¿No se dignaba a saludarla? - le pregunto totalmente divertida ante un comportamiento tan infantil de ahora siempre elegante, educado y perfecto Lucius Malfoy - ¡Oh que chico más malo!
- ¡Exacto! Eso es lo que yo pensé - me responde entre risas - . Recuerdo que al principio si me lo encontraba, siempre lo saludaba educadamente. A la semana de ser ignorada decidí pagarle con la misma manera. Si nos cruzábamos por un pasillo, giraba la cabeza; si entraba en una estancia donde él y sus amigos estuvieran, los miraba y me iba sin decirla nada. Supongo que quería darle a entender que yo también era capaz de jugar a ese juego. Y que tampoco necesitaba su ayuda o protección.
- Cierto, cierto. Un currículum francamente extraordinario el suyo, si me permite el halago - le comentó sacando mis notas para revisar la información de la que dispongo -. Primera de su promoción, summa cum laude en Hechizos, Transfiguración y Herbología. Incluso asistió a la Escuela de Medimagos.
- Sí, afortunadamente la boda y el resto de obligaciones familiares no fueron inmediatamente después de terminar Hogwarts así que se permitió avanzar en mis estudios. Me hubiera encantado dedicarme a ello de forma profesional... - aquí, dejandme que os diga queridas que una ligera mirada soñadora se dibuja en el rostro de Lady Malfoy - pero tengo otras responsabilidades ahora. Y en parte siento que desde mi posición también puedo ayudar a los demás, quizás incluso más que trabajando de medimaga.
- ¿Piensa seguir entonces con las labores filantrópicas y de beneficiencia que solía llevar a cabo la difunta Lady Malfoy?
- Sin lugar a dudas. Tengo grandes planes para el futuro - me dice con una sonrisa.
- Siguiendo con el tema de sus días en Hogwarts, ¿cuál fue el peor momento vivido allí respecto a su relación con Lucius?
- El Baile de Yule de la graduación de Lucius - me responde sin pensárselo ni un segundo, y aunque supongo que en su momento fuera lo que fuese que pasase no fue agradable, ahora se puede apreciar un brillo divertido en sus ojos conforme me explica dichos acontecimientos.
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Como cada curso al aproximarse el solsticio de invierno, todo Hogwarts se preparaba para la celebración del baile de Yule en honor a los estudiantes de último curso.
Era un antigua tradición que se esperaba cada año con ilusión. Todo el castillo se decoraba hermosamente, se disfrutaba de una cena de gala para todos los cursos y finalmente se celebraba un baile para los estudiantes de sexto curso en adelante o que fueran invitados a asistir como pareja de algún alumno mayor. .
Narcissa se sentía extremadamente ansiosa. Era costumbre para magos y brujas comprometidos asistir al baile con su respectiva pareja como acompañante. Sólo se buscaba una pareja alternativa cuando se trataba de alguien con una importante diferencia de edad. Narcissa por su edad no podía asistir al baile, pero tampoco era una niña de once años recién llegada. De hecho, sólo estaba a un curso por debajo del límite de edad permitido para asistencia.
Era de esperar que Lucius fuera al baile con ella, que no se molestara en buscar otra acompañante - alguna compañera de clase cuyo prometido se hubiera graduado ya.
¿Había venido Lucius a invitarla para ser su acompañante? No, aún estaba esperando.
Y esperando se podría haber quedado toda la vida, porque por lo que parecía Lucius no tenía intención de ir con su prometida, quien por lo que comentaban las slytherins de séptimo curso, Lucius seguía considerando demasiado infantil.
“¿Demasiado infantil? ¿Cómo me puede considerar infantil si no ha vuelto a hablar conmigo desde que tenía once años?” pensaba Narcissa furiosa. No podía evitarlo, le hervía la sangre viéndolo siempre tan perfecto con todo el mundo a su alrededor como si fuera un regalo de los dioses para todas las mujeres del mundo. “Envidiosas meretrices de mala calaña... Voy a estar en ese baile como que me corre sangre Black por la venas” se juró a ella misma.
Lo consiguió, no con Lucius quien finalmente asistió al baile con la escandalosa Rita Skeeter, sino con el joven Parkinson, quien después de la ruptura con Andromeda había sido prometido a una joven bruja de primer año. No era un mal arreglo, ambos se conocían de años y ambos asistían con alguien que no levantaría demasiadas habladurías.
“No como Lucius y esa Skeeter ”. Narcissa estaba convencida de que Lucius hacía todo eso para enojarla, si no fuera porque una parte de ella insistía en recordarle que Lucius ni siquiera se daba cuenta de su presencia.
“¡Oh cuánto de odio Lucius Malfoy!” siguió siendo una de las frases preferidas de Narcissa por unos cuantos años más.
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- Permítame que le diga que el gusto de Lord Malfoy a mejorado hasta cotas inimaginables con usted - le comento con total sinceridad. Todas sabéis queridas lo mucho que detesto a esa farsa de periodista que se ha hecho un lugar inventando rumores y esparciendo mentiras.
- Muchísimas gracias, aunque en favor de Lucius he de decir que por lo que me contó tiempo después, sólo lo hizo para molestar a sus padres - me responde plácidamente, aunque en sus bellas facciones se puede apreciar lo mucho que la ha complacido el cumplido -. Los jóvenes a cierta edad es normal que pasen por alguna fase de rebeldía. Gracias a Merlín, la de Lucius fue bastante comedida.
- Sin lugar a dudas, según con quien se le compare sí que se puede ver como algo bastante inocente . Aunque a usted en ese momento no le hiciera la menor gracia.
- Es verdad, ahora me río pero en aquel momento por lo único que pasaba era lo humillante que yo sentía toda esa situación. ¿Un poco más de té? - me pregunta como la perfecta anfitriona, ante lo que no puedo evitar aceptar.
Todas queridas mías deberíais poder pasar una tarde con esta encantadora criatura. Narcissa Malfoy no es sólo la bella esposa de Lucius Malfoy. Sentada aquí, en su salón de primavera, tomando el té relajadamente, casi me puedo creer que es una simple amiga, una más de nosotras queridas.
Nada de toda esa altivez y frialdad por la que tanto se la ha criticado.
- Afortunadamente las cosas cambiaron, y entre ese momento y la boda, simplemente surgió el amor, ¿no es así? - pregunto, tratando de obtener alguna jugosa información.
El cortejo del matrimonio Malfoy fue seguido atentamente por toda la prensa, pero hasta el día en que se recibió el comunicado oficial no sabemos nada queridas, nada que nos muestre como pasaron de ignorarse y prácticamente detestarse a ser la pareja ideal.
- Más que en ese momento, me atrevo a decir que todo cambió el verano después de graduarme en Hogwarts, cuando se celebró mi Puesta de Largo - me responde con una sonrisa soñadora, aún sirviéndome el té veo como su mente se aleja de nuevo y recuerda los acontecimientos de aquel verano - . Sí, creo que fue precisamente ese verano de 1973, el 25 de Julio para se más exactos...
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Estaba haciendo un verano estupendo, no llovía demasiado e incluso hacía algo de calor. Lucius había vuelto a casa para pasar los meses estivales descansando y dedicándose a alguna otra cosa más que no fueran pesados tomos de derecho romano, derecho mágico o cualquier otro tipo de ley.
Tumbarse en el jardín, montar a caballo, nadar, comer bien, ponerse en contacto con los amigos y flirtear con dulces señoritas, esa era la perspectiva de verano ideal que el joven Lucius a sus diecinueve años tenía. Ninguna de esas cosas estaba incluida en asistir a la Puesta de Largo de su insulsa prometida.
Sí, allí estarían la mayor parte de sus amigos, y sí habría alcohol, buena comida y música; e incluso gran numero de señoritas a las que engatusar. Pero también estarían allí su madre, su futura suegra, su futura esposa y su odiosa futura cuñada.
“Compadezco Rodolphus enormemente...” pensó mientras paseaba plácidamente por los terrenos de Lord Cygnus Black en Wiltshire.
Se habían aparecido hacía ya unas horas, y la fiesta propiamente dicha, no sucedería hasta el día siguiente pero los invitados más cercanos a la familia habían ido llegando ya. Entre ellos, obviamente, la familia del futuro esposo de la joven en honor a quien se organizaba tal evento.
Si por el fuera se hubiera quedado en casa, pero la obligación y el deber estaban por encima de cualquier otra cosa, así que ahí estaba... Disfrutando al menos del magnífico paraje, donde la magia prácticamente se sentía chisporrotear contra la piel.
Su joven prometida había salido a montar, o eso le había informado Lady Black, y él había decidido salir a dar un paseo con la esperanza de encontrársela. No podía negar que sentía cierta curiosidad.
No había vuelto a ver a Narcissa Black desde que se graduó en Hogwarts hacía ya dos años, y por aquel entonces le seguía pareciendo una chiquilla insulsa. Pero durante sus estudios en Frankfurt de vez en cuando había escuchado algún comentario sobre lo “afortunado que era de estar prometido con Narcissa”. Y lo que más le había sorprendido era el haberlos escuchado de amigos en cuya alta consideración tenía sus opiniones.
No tubo que esperar mucho, llevaba apenas media hora paseado, dejando atrás los jardines para adentrarse en la suavidad de la campiña cuando le llegó a los oído el ruido de cascos de caballo.
Decir que lo que siguió fue uno de esos momentos cruciales en la vida de dos personas quizás sería exagerar, tarde o temprano hubiera sucedido igualmente que su opinión de Narcissa cambiara. No obstante, no podría haber acontecido de forma más idílica.
Narcissa había salido a montar para desestresarse un poco y evitar la llegada de los Malfoy. Lo cierto era que no se veía capaz de aguantar la humillación de la indiferencia e ignorancia por parte de Lucius. Llevaba cerca de una hora cabalgando cuando atisbó a lo lejos a alguien paseando por los terrenos de su casa. Se dirigió hacia la figura rápidamente, ralentizando el ritmo al galope al ver de quien se trataba.
“Calma Narcissa, mejor que sea aquí alejados de indiscretas miradas que delante de todo el mundo” se dijo a ella misma, respirando profundamente. “Al menos si hablamos ahora podemos acordar cómo comportarnos mañana ante el resto de invitados”.
Lucius seguía caminando en dirección al jinete, aún viendo como se estaba acercando. Cuando por fin se paró a escasos metro de él no puedo evitar admirar la belleza de la joven.
Con diecisiete años recién cumplidos, Narcissa Black era un magnífico ejemplar de mujer. Subida sobre el caballo como si hubiera nacido para montarlo, ataviada en unos pantalones de montar de tweed, botas de piel y una sencilla camisa blanca, Lucius no creía que por más vestidos y adornos que se pusiera pudiera estar más bella. Llevaba el pelo recogido descuidadamente en una especie de cola, los dos primeros botones de la camisa desabrochados, y toda su piel se podía observar brillante de sudor por el ejercicio realizado.
Necesitó hacer acopio de todo su control y respeto a las tradiciones para no tumbarla en el prado y apropiarse de aquello que por derecho sabía que era suyo.
- Pero si es la futura Lady Malfoy - finalmente se decidió por decir, sabía que Narcissa no iniciaría la conversación. No estaría bien visto, claro que tampoco estaba especialmente bien visto iniciar una conversación de esa manera... - ¿Ya sabe su madre que anda correteando por el monte en lugar de recibir a sus invitados?
- Y usted el futuro Lord Malfoy, supongo... - contestó Narcissa. Se sentía repleta de energía, había notado la mirada de Lucius por cada centímetro de su piel, la deseaba, no le cabía la menor duda. Y por primera vez se atrevió a replicar a los comentarios de Lucius. - ¿Ya sabe su madre que a su hijo lo transfiguraron el cerebro en un tocón de madera tiempo atrás? - retó por su parte, riéndose e iniciando la vuelta a la Mansión Black al galope.
- Pero con una esposa medimaga, por lo que he me han contado, estoy seguro que podremos sobrellevar dicho problema - le contestó uniéndose a la risa de la joven, y viéndola alejarse añadió sabiendo que aún lo escucharía - Ya puede estar reservándome el primer baile y al menos cinco más Señorita Black, ardo en deseo de disfrutar de su animada conversación.
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Lo que siguió queridas, es ya historia. Una que hemos podido seguir en toda prensa del corazón. Una humilde servidora aquí incluida.
- Ese fue el inicio de todo... - me explica Lady Malfoy - No es que fuera amor a primera vista, pero ya no se me volvió a considerar como a una niña, y Lucius empezó a demostrar interés en la existencia de su prometida. De ahí pasamos a conocernos, ser amigos e iniciar poco a poco el camino hacia el cortejo oficial. Ambos queríamos acabar nuestros estudios primero, de lo que doy muchas gracias, porque no todos los magos hubieran consentido en posponer una boda para que su prometida cursara sus dos últimos años en la escuela de sanadores.
- Muy cierto, pero estoy segura que la espera valió la pena. Un matrimonio apresurado no es buena idea.
- Absolutamente de acuerdo - me responde con una radiante sonrisa - Por eso ni Lucius ni yo nos arrepentimos de haber mantenido un compromiso algo más largo, pero ¿qué son cuatro años de espera ante toda una vida por venir?
Qué son me pregunto yo también, nada más que pequeñas gotas de agua en la inmensidad del océano, queridas.
Narcissa y Lucius puede que no tuvieran el mejor de los comienzos, pero no son los comienzos lo que importa, sino los finales. Y yo os prometo queridas, que al matrimonio Malfoy lo veo llegando a buen puerto. Arreciará el tiempo, caerán tempestades, soplaran vientos huracanado y se encrespará el oleaje, pero a al barco de esta pareja, no lo veremos naufragar.
Os lo digo yo, queridas.
Palabra bruja chismosa.