Son exactamente las *mira su reloj* 1:01 del 16 de febrero. Por lo que, técnicamente, nuestra amiga
nisaly está cumpliendo la mayoría de edad (o por lo menos en latinoamerica) la cosa es que, vamos, que es una persona muy especial que conocí aquí y eso es una de las tantas cosas buenas del lj, que conoces a personas tan maravillosas que te quedas con ganas de tener más amigos.
Así que ¿Qué están haciendo aquí leyendo? Deberían estar felicitándola por tener 18 añitos. Y no te preocupes, no te voy a decir que te estás poniedo vieja, porque estás en plena flor de tu juventud.
Así que ¡¡¡¡¡Feliz cumpleaños, nisaly!!!!! ¿Ves? Ya puedes hasta formar tu propia orgía si se te da la regalada gana xD o por lo menos comprar bebidas y mostrar tu identificación y sacarles las lengua a los demás y decirles "Ja ¿Ven? Tengo 18 años, idiotas"
Última cosita, te prometí tu regalito, pero ¿Sabes qué? Que primero había escrito uno y no me convenció mucho y después escribí otro, así que para no discutir, publico los dos y to escoges cuál quieres (o si quieres los dos, da igual xD)
Muchos, muchos, muchos besos!
Y feliz cumpleaños, por supuesto.
-¿No puedes dormir, Sirius?
Hay algo en la forma en la que Remus habla, que lo hace sentirse en paz. Lo hace pausado, sin presiones y con mucha calma. Habla en susurros, con miedo a algo que Sirius desconoce, pero que se puede asemejar a la luna llena. Es como una melodía que entra por sus oídos, retumba en su cabeza y vuelve a salir con más rapidez de la que debería.
-No.
Sirius tiene la mirada fija en la chimenea de la Sala Común. El fuego aún crepita, de manera leve y cálida, pero lo hace. Está preocupado, no sabe por qué, pero tiene una presión en el pecho que no le deja dormir y que le incomoda de sobremanera. Es un aviso, lo sabe, le pasa lo mismo cuando la luna está cerca, como un augurio de peligro, dolor y sufrimiento que lo traspasa de manera taladrante y le impide respirar bien.
-¿Ocurre algo?
Remus está preocupado, lo puede sentir en su manera de hablar. Puede escuchar sus pensamientos flotando en el ambiente. Ha ocurrido algo. Su familia. Le pasa algo. ¿Qué te ocurre, Sirius? ¿Puedo ayudarte? Siempre le ha gustado esa manía que tiene Remus de preocuparse por los demás antes que él. Y cada día que pasa, se da cuenta de que una persona como él, con sangre Black corriendo por sus venas, no merece a alguien como Remus.
-No pasa nada, solo no puedo dormir.
Relaja los hombros, asiente y se sienta a su lado con parsimonia. No hablan en un buen rato. Ambos se enfrascan en una discusión muda con sus pensamientos, hasta que Sirius decide que ha estado mucho tiempo callado.
-¿Qué te pasa a ti?
-La luna llena está cerca, estoy preocupado por lo que pueda pasar.
Sirius no da crédito a lo que escucha. Remus no se enorgullece de su estado, pero nunca había estado tan preocupado como para no dormir. A no ser que hubiera estado lo suficientemente ocupado con sus asuntos, que no le prestó la atención necesaria a su mejor amigo.
-¿Por qué? Nunca ha pasado nada de lo que…
-No es eso, Sirius, es solo que la mitad de mi vida es un lobo ¿Entiendes? No estoy seguro de lo que pueda pasar y tengo miedo.
-Y yo que pensé que Peter era el único miedoso del grupo.
Lo hace reír. Siempre lo consigue cuando adopta ese aire serio que le queda mal y le baja medio punto a su reputación de gamberro. No es mucho, si se toma en cuenta que tiene más puntos que toda la escuela junta y tal vez un poco del Reino Unido, pero no puede evitar soltar esa risa que más bien parece un gemido ronco y lastimero que puede asustar a cualquier persona que no lo conoce.
Y Sirius lo mira, provocando que deje de reír en cuestión de segundos, porque hay algo en su mirada, algo que va más allá del iris, que le hiela la sangre y le forma un nudo en la garganta. Está serio, son pocas las veces en las que lo ha visto así, como si algo le atormentara y no pudiera soltarlo y liberarse.
-¿Sirius? ¿Ocurre algo que deba saber?
-No tienes por qué tener miedo. Yo estoy aquí, lunático.
Traga saliva. Las palabras pesan más que cualquier cosa y forman algo en el ambiente que lo hace pesado y nocivo. Sirius lo sigue mirando de esa forma que provoca que una brisita helada le recorra por la nuca, porque cuando Sirius está serio, no hay nada que se pueda hacer y eso le da más miedo que la luna.
-Lo sé, Canuto.
Y Sirius también lo sabe. Solo que es tan obvio, que no necesitan más palabras.
Esa noche, Remus no puede dormir bien. El pecho le duele, y las palabras de Sirius aún retumban en su cabeza.
Yo estoy aquí, lunático.
Es bueno saberlo.
Si alguien le llegara a preguntar a Remus Lupin qué es lo mejor de tener a Sirius como amigo, él no dudaría ni un solo instante en responder. Es una pregunta fácil.
Cualquiera que lo conociera mínimamente bien, respondería que su sentido del humor. Ese que siempre, sin importar lo grotescas que puedan resultar sus bromas, te roba una sonrisa en contra de tu voluntad.
En cambio Remus, no respondería eso, porque él le conoce más que minimamente bien. Remus sabe que Sirius Black es una persona que prefiere mostrar su lado despreocupado, arrogante y espontáneo antes de que alguien se dé cuenta de su verdadero aspecto. Muy pocas personas han tenido el placer de conocer al verdadero Sirius, y él está satisfecho de ser uno de ellos.
Por eso, Remus respondería diferente. Diría que lo mejor de tener a Sirius Black como amigo, no son las bromas, sino que al contrario, es ese aire de madurez el que le llama la atención. Ese que nunca muestra, pero que siempre está ahí. Formando una línea invisible que separa a las bromas de la realidad. Ese que sale a flote cuando mira directamente a los ojos y es inevitable no agachar la mirada, porque te escudriña con tanta intensidad, que se te mete en la piel y es difícil sacarlo de ahí.
Ese que se revela en las mañanas cuando Sirius despierta, hace un sonido ronco y jadeante con la garganta y se acerca a la ventana solo con el pantalón del pijama y con las manos entrelazadas en la espalda. En momentos como ese inspira tanta calma, que es inhumano interrumpirlo.
-Va a llover.
No dice nada más, pero las palabras quedan flotando en el aire de tal manera, que Remus está seguro de que si alarga un poco el brazo, puede tocarlas con las yemas de los dedos.
-Eso parece.
Sirius se aleja de la ventana, bosteza y se acuesta junto a Remus en su cama. Su respiración es pausada, se pasa un brazo por debajo de la cabeza y cierra los ojos tarareando una canción. No se distingue cuál es, pero Remus puede jurar que se trata de una de Bob Dylan. Siempre lo hace en las mañanas de los sábados, es como una tradición para él.
-Just like a Rolling Stone…
Es un susurro casi inexistente, pero Remus lo escucha, porque Peter y James aún están dormidos y aunque sus ronquidos se hacen escuchar, Sirius está tan cerca que es imposible no escuchar los latidos de su corazón y las palabras, gruñidos y sonidos que salen de su boca.
-Estoy aburrido, lunático.
-¿Qué quiere hacer?
-Molestar a Quejicus.
Remus rueda los ojos y se incorpora rápidamente. Sirius no se levanta, pero su pecho tiembla mientras ríe por algo que solo él parece conocer. Pero aunque ese aire maduro solo duró varios minutos, Remus puede asegurar que, contra todo pronóstico, eso es lo que más estima de tener un amigo como Sirius Black.
Siempre vuelve a ser un hombre con alma de niño.
Y para qué mentir, también eso le agrada de tenerlo como amigo.
Ya bueno, te prometí un regalo y como me dijiste que te gustaba mi manera de tratar a Sirius, pues te dí otra cosa de la que hablar.
Espero que te haya gustado y que la pases muy, muy bien porque es tu día especial y te lo mereces.
Besos!