Ya está aquí el verano, azotándonos con esa calor que nos deja a todos como si hubiesemos estado retozando sobre una barbacoa (o un geiser teniendo en cuenta los "chorreoneh de sudó" como dice mi madre).
A dos días de mi cumpleaños, sigo más blanca que la teta de una monja (con perdón de aquellas monjas que se interesen por su imagen y tomen rayos
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