Escudriñando la Marcha de las Calaveras

Nov 27, 2011 22:32


He tenido la oportunidad de ser parte del evento solidario realizado en Guadalajara, Jalisco, para la marcha ideada por Alejandro Jodorowsky. Quiero compartir aquí algo que escribí unos días antes, y que inspiró mi interpretación y aportaciones al evento:

Escudriñando la Marcha de las Calaveras (Guadalajara)

Escrito el Sábado, 26 de noviembre de 2011, 0:19

“Muchos me preguntan si estaré presente en la marcha de las calaveras. Voy expresamente al DF para eso. Ahí estaré”

-Alejandro Jodorowsky

¿De qué se trata esto? En Twitter, un usuario preguntó al Alejandro Jodorowsky: “En México ha habido más de 50 mil asesinatos en 5 años por el narco. ¿Es posible algún acto psicomágico para México?”. Y su respuesta fue: “Se debe organizar un desfile de exactamente 50 mil personas con máscaras de calavera gritando: ‘¡Basta!’” Así se organizó la Marcha de las Calaveras para este domingo 27, a las 8:00 AM, cuya versión tapatía dará inicio en la Glorieta de Minerva. Todos los participantes irán vestidos, disfrazados o pintados con cualquier forma de representación de la muerte, aunque el modelo básico es una muerte “a la mexicana”, con máscaras o maquillaje de calavera decorada como las de cartón o de dulce.

Y de eso quiero hablar un poco. Me preguntan varias personas por qué apoyo esto en particular, sobre todo porque les parece evidente que no comulgo con Jodorowsky. Pues es por esto...

México es un país donde, cuando las cosas se ponen críticas, se resuelven caminando.

Esta no será una marcha común; será algo extraordinario, ese tipo de marcha excepcional y decisiva de las cuales la primera y más famosa es la “marcha del silencio” del 68. Desde entonces, se han llevado a cabo más y más marchas con distintos propósitos, de concienciación, orgullo, protesta, etc. Aquí mismo en Guadalajara han pasado desapercibidas para la mayoría las caminatas solsticiales que se llevan a cabo todos los años por los grupos de Mexicanidad, esos que tienen como un modelo arquetípico a la mítica Regina, mártir de Tlatelolco. Aquí no se trata de si los libros de Velasco Piña son verdad iniciática o charlatanería, a otro lado con ese debate. La cuestión es que los “caminantes sagrados” son muy reales y presentes en la vida mística de México. Sólo en una ocasión tuve la oportunidad de participar en una de estas caminatas encabezada por el difunto tío Luciano Pérez, jefe de sangre purhépecha, formación lakota y espíritu muy mexicano. Esa fue una caminata pequeña, humilde, en compañía de un grupo de niños entusiastas. Pero fue, como toda caminata ritual, una manifestación microcósmica de la peregrinación arquetípica que está por verificarse este domingo una vez más.

El propósito es sanar a México, purificarlo del dolor y heridas sangrantes de tantas muertes terribles ocurridas en su territorio. La tierra del antiguo Anáhuac debe ser sanada, dice Jodorowsky, y este es el procedimiento de acuerdo con los parámetros de la psicomagia, una visión/praxis/técnica desarrollada por Jodorowsky.

Seré sincero; no me interesa la psicomagia. Mis respetos a quienes la estudian; en lo personal, la reinterpretación de esencias más viejas con sustancias medio cientificas y medio filosóficas modernas me estorba, así como a muchos les ayuda a asimilar las cosas. Lo importante es que la psicomagia se basa en los mismos parámetros del misticismo de la Mexicanidad sagrada, representada por los brujos, curanderos y sanadores indígenas, así como los de la brujería y paganismo europeos, que conozco mucho mejor. Hasta donde puedo ver, desde mi perspectiva profana en psicomagia, este ritual es un ritual mágico a secas, ante todo, y potencialmente eficaz; puede ser lo que detenga en seco la precipitación cuesta abajo de nuestra nación, y nos levante de nuevo.

En la ciudad de México, la marcha contará con la presencia del propio Jodorowsky. De manera espontánea, otras marchas solidarias se han organizado en diversos sitios -Ensenada, Puebla, Chiapas, según he visto mencionado… y Guadalajara. Un amigo me preguntaba hace rato, ¿entonces la de Guadalajara también será ritual? ¡Pues claro! Dije yo; la elección del punto de partida -la estatua de Minerva, patrona de nuestra ciudad y símbolo moderno de la misma- y del destino final -la Plaza de la Liberación, el sitio donde Guadalajara fue fundada gracias al arranque decisivo de doña Beatriz Hernández- así me lo decían. De hecho, no podrían ser otros sitios para lograr la misma eficacia. ¿Por qué? Remito a leer La guerra sagrada de Independencia, de Antonio Velasco Piña; véanse las razones para el traslado de Hidalgo a Guadalajara y el papel de los Caminantes Sagrados en ese libro. Y sí, no me tachen de blasfemo los puristas: sé lo mismo que ustedes acerca de Velasco Piña. No pondría mi mano en el fuego por decir que lo que contiene dicho libro son hechos verídicos. Es ante todo una novela, ¿ok? Una novela que sucede que expone de manera clara el concepto detrás de las peregrinaciones sagradas, y de la reversión. Hasta Star Wars usaré como referencia si en ella se encuentra un concepto expuesto de manera accesible -¡y lo he hecho! Así que los detractores de don Antonio por favor, dejen a un lado sus reflejos instintivos y capten que aquí no estamos hablando de historia, sino de mito, rito, transformación, renovación.

La invitación es a ser creativos; se vale ser una calavera elegante, un esqueleto en patines, una catrina en bicicleta. Los caminantes ataviados como muertos representarán a los victimados en la violencia creciente de nuestro país; y nunca más oportuno para nosotros en Guadalajara, por desgracia, ahora que hemos alcanzado una cuenta de víctimas sin precedentes. Los victimados marcharán en paz. A través de la ciudad, desde su corazón actual -Minerva- hasta su ombligo, el sitio donde se gestó -la Plaza de la Liberación. Un regreso a la Madre, que lo purifica y renueva todo, para renacer, redimidos. Pero es la ciudad misma la que renace, ya que la ciudad somos nosotros, y cuando ellos murieron, la ciudad murió un poco. Y para alzarse sana y viva de nuevo, Guadalajara debe asimilar y sanar esa muerte suya. Nosotros debemos.

Énfasis: NO se trata de llevar pancartas, NO se trata de ir contra el gobierno, o contra el crimen, o contra las autoridades. NO se trata de estar cantando a coro mentadas de madre contra los funcionarios, quejas pintorescas, furia desahogada. NO se trata de una protesta.

Se trata de honrar a los caídos. De verificar su presencia como tales (y su ausencia entre los vivos, por lo tanto) en nuestra nación, como parte de ella. De que aquellos que pueden hacer algo al respecto, y aquellos que han intervenido de alguna manera en conducir a nuestro país a este ambiente de violencia y de muerte, sean conscientes… y hagan, o dejen de hacer, lo necesario para que se acabe esa violencia. Para que la ciudad, y el país, dejen de sangrar. Para que sanemos, pues todos sangramos, al ser parte de Guadalajara… de México.

Inventiva, pues; calaveras de todas clases, diversidad, sencillez, barroquismo. Lleven guitarras, dice Jodorowsky; yo añado, llevemos sonajas wirrárikas, timbales y tamborcillos, flautas. Llevemos copal y sahumemos el camino, para que los caídos marchen con nosotros. Llevemos a los niños, para que en la solemnidad haya alegría, para que no sea una marcha de indignados, sino  una marcha de paz, de liberación.

Al decir ¡Basta!, no estaremos sólo clamando a las autoridades para que arreglen el desastre; estaremos declarando que ese desastre aquí termina. Estaremos arreglándolo aquí y ahora. Porque no se trata de decir “las cosas están mal, que alguien haga que cambien” como un bebé inconforme que llora; se trata de creer, sentir, experienciar, el cambio. Sanar nosotros nuestros miedos, nuestros dolores, nuestras pérdidas. Sanar México.
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