Contestaba a uno de tantos comentarios en un grupo de Facebook acerca de la relación entre el nombre de Ashtar Sheran y la diosa mesopotámica Ishtar. “Ashtar-Astaroth-Ishtar”, escribió alguien, y esto me hizo caer en cuenta de algo quizá muy obvio, pero que nunca había notado, y que pienso que puede brindarnos una clave fundamental para la comprensión de todo el escenario traído y llevado acerca de los pleyadianos y los reptilianos.
Recapitulemos: un gran sector de la entidad pleyadiana que forma parte de la Confederación Galáctica, de acuerdo a contactados, médiums y canalizadores, sería el Comando Ashtar, así llamado al parecer porque lo administra el comandante Ashtar, también llamado Ashtar Sheran. Éste se presenta con la forma de un hombre rubio de rasgos delicados; a diferencia de otros pleyadianos, el color de su piel es como el nuestro (hay un subgrupo de pleyadianos que se muestran con piel azul).
Como probablemente sepa de sobra quien lea esto, los Emisarios Pleyadianos de Luz son una suerte de maestros ascendidos cósmicos, que al parecer están aquí para guiarnos en un salto evolutivo inminente para el año 2012 (aunque cuando Ashtar se dio a conocer, aseguraba que venía a supervisar una evacuación mundial antes de una hecatombe irrevocable, algo que de alguna manera se pospuso más de una docena de veces en las últimas décadas, y ahora parece haber sido cancelado; aclaro que en contra de mi hábito, no estoy siendo irónico ni sarcástico, así es como son las cosas según los enterados).
Cabe mencionar que en opinión de la mayoría de los creyentes del comandante Ashtar Sheran, éste es nada menos que el propio arcángel Miguel, y Ashtar es sencillamente el nombre que asume en otros lugares del cosmos (aunque al menos una angelóloga me aseguró en una ocasión que Ashtar es otro nombre para Jesucristo, esta no parece ser una idea generalizada).
Los Emisarios Pleyadianos nos advierten una y otra vez de la amenaza de los perversos reptilianos o reptoides, unos seres ofidios antropomórficos con la habilidad de cambiar de forma que aprovechan esta facultad para suplantar a mandatarios y líderes religiosos a conveniencia, manipulando nuestra civilización, un reino de las sombras y de la desinformación.
Aseguran los pleyadianos (por ejemplo, en el libro dictado a Barbara Marciniak Mensajeros del alba) que todas las religiones humanas fueron fabricadas por los reptilianos, para manipularnos mejor y truncar nuestro desarrollo evolutivo; todos los dioses de las religiones humanas eran realmente reptilianos impostores, todos excepto unos pocos que tampoco eran dioses, sino pleyadianos que recurrieron a estos mismos medios para reencaminar a la humanidad. Así, todas las religiones son invenciones reptilianas de acuerdo a esta doctrina (convenientemente, en grupos mayoritariamente cristianos suele considerarse a las religiones paganas y al catolicismo como manipulaciones reptilianas, y en grupos católicos, se dice lo mismo del paganismo y de las religiones protestantes; como se ve, en este escenario sólo los paganos no se salvan ni de milagro, lo que no impide que haya algunos wiccanos trabajando con meditaciones pleyadianas a veces).
Entre las identidades asumidas por los reptilianos están los anunnaki, los dioses celestes a los cuales se rendía culto en Sumer. Se dice, siguiendo las afirmaciones de Zecharia Sitchin, que los anunnaki/reptilianos eran extraterrestres que vinieron de un planeta llamado Nibiru que actualmente está aproximándose a la Tierra (aunque Sitchin afirmaba que esto pasaría dentro de varios siglos en sus primeros libros, la fecha fue adelantada). Entre estos anunnaki, una de las figuras más importantes es la diosa Inanna, lo que era de esperarse debido a la predominancia de la misma en la civilización sumeria.
Ahora bien, tengamos presente lo anterior mientras analizamos la situación actual.
En los grimorios medievales utilizados en la magia ceremonial, los tratados de demonología mencionan con frecuencia al demonio Ashtaroth. En realidad, Ashtaroth es una derivación lingüística del nombre Astarté, diosa fenicia que no es sino la babilónica Ishtar. Como ha sucedido muchas veces, los dioses de una religión antigua fueron convertidos en los demonios de la nueva, y son varios los dioses caldeos que aparecen en los listados de demonios del Medioevo y renacimiento. Sin embargo, a pesar de que Ishtar era una diosa, y de que la terminación “oth” en hebreo es femenina, Ashtaroth es identificado en detalle como un ser masculino en la jerarquía infernal, un “príncipe” mencionado en el Libro de la Magia Sagrada de Abramelin; seguramente, el nombre fue tomado fuera de contexto y una identidad y personalidad muy distintas, incluso en género, acabó por desarrollarse, uno de muchos casos similares que suelen hacer las delicias de los antropólogos. Sin embargo, en un texto mucho más antiguo, el Testamento de Salomón (que posiblemente se remonta a los primeros siglos del cristianismo), ya se mencionaba a “Asteraoth”, no como un demonio sino como un ángel opuesto al demonio del poder.
Entre otras variantes de su nombre, el archidemonio Ashtaroth es bien conocido por los demonólogos con el nombre Ashtar. Y aquí es donde se pone complicado el asunto.
No es la primera vez que un pleyadiano se identifica con un nombre tomado de la mitología judeocristiana; con anterioridad, el polémico Billy Meier, cuyas fotografías y películas de ovnis continúan siendo desmentidas y defendidas eternamente por escépticos y creyentes, aseguraba estar en contacto constante con una mujer pleyadiana, una rubia de nombre Semjase. Y Semjase es el nombre de uno de los ángeles caídos mencionados en el Libro de Enoch. ¿Casualidades? Quizá. Pero ¿cuán casual puede ser que de entre los relativamente escasos nombres concretos de emisarios extraterrestres que los contactados nos han transmitido, dos de ellos coincidan con figuras de la demonología? ¿Dos que son, ambos, pleyadianos? No lo sé. Y es verdad que otros han dado nombres de deidades y espíritus folklóricos y paganos, pero sólo quiero subrayar la coincidencia, matizar lo que sigue.
Porque lo más interesante para mí es otra cosa; enumeremos:
El líder de los Emisarios Pleyadianos, Ashtar, lleva un nombre derivado, bien que mal, del de la diosa Ishtar.
Una de las cabecillas de los “malvados anunnaki” o reptilianos de quienes los pleyadianos nos han venido a proteger, es Inanna.
Inanna es una diosa sumeria, llamada más tarde Ishtar por los babilonios, y Astarté por los fenicios.
En suma, pleyadianos y reptilianos son por igual encabezados por versiones groseramente distorsionadas de la figura de una misma diosa sumeria. Ambos bandos.
Ambos.
Hace días escribí
unas observaciones acerca de la fastidiosa y ofensiva actitud de intolerancia religiosa que lleva a los nazis -perdón, a los que crean y difunden libros y videos denunciando a la conspiración reptiliana- a identificar todo símbolo remotamente vinculado al paganismo como señal de la perversidad reptiliana. No me había dado cuenta de a qué extremo llega esto.
Me reafirmo en mi hipótesis de que toda esa campaña de denuncia reptiliana/anunnaki/illuminati es una campaña de desinformación sistemática destinada a volver a todos los teoristas de conspiración en contra del paganismo; es decir, volver justamente a todos los que no desean dejarse manipular por desinformación, en contra de religiones y formas de espiritualidad minoritarias que son satanizadas sistemáticamente, quizá para impedir que se extiendan y consoliden, y que puedan nunca presentar “competencia” a las religiones monoteístas, pues quienesquiera que estén detrás de esto, seguramente practican un sistema mágico o de creencias monoteísta, lo que les permite aprovecharse de la buena fe de los cristianos y católicos cuando se les ofrece (por ejemplo para rechazar y calumniar a los cultos y símbolos paganos), y cimentar su poder. Así lo creo, y en particular esta coincidencia de nombres me cuesta imaginar que sea fortuita; me parece que esta campaña de desinformación se ensaña especialmente con la diosa Inanna/Ishtar, tratando de ocultar su figura tras velos y más velos de falsedades. ¿Por qué? Transcribo un pasaje de mi libro
2012: El código secreto del Necronomicón (Rémora, 2010) que podría arrojar cierta luz sobre el asunto:
“´-…Acerca de cómo algunos seres bastante limitados, de ningún modo divinos, pretenden hacernos creer que son los Dioses de nuestras religiones, para controlarnos. Es lo que hace la Federación Galáctica. Los Pleyadianos pretenden convencernos de que los pocos dioses que no son malvados ‘reptilianos’ en realidad son Pleyadianos. Han asegurado a algunos de sus contactados que el comandante Pleyadiano Ashtar Sheran es el arcángel San Miguel; a otros les han dicho que es el propio Jesucristo. ¿Qué mejor manera de infiltrar las religiones? Los ángeles, como Miguel, son intermediarios ante dios; Ashtar Sheran se está colocando así como intermediario entre Dios y los humanos. ¡Y le creen! Básicamente, están diciendo a los contactados, ‘nosotros representamos aquello que adoras, venimos de parte de tu Dios’, y éstos, engañados, les dan acceso a manipular su espiritualidad personal, invocándolos, convencidos de que su presencia es benéfica.
“Se trata de una estrategia básica de control -intervino Mireya-. Hay un documento de la CIA de tiempos de la Guerra Fría, en el que se discutía una posible invasión de los Estados Unidos a Cuba. Se estaba contemplando proyectar sobre las nubes una imagen que aparentara la segunda venida de Cristo bajando desde los cielos, para trastornar a la población católica cubana y tomarlos desprevenidos con la invasión. Parece que tenían ya filmaciones de distintas deidades de varias culturas para poder manipular a diversos grupos étnicos y religiosos si se les presentara la oportunidad. Entonces los Pleyadianos están haciendo lo mismo.
“-Están haciendo más que eso -repuse-. Si se trata de seres del Otromundo, como pienso, al suplantar a las deidades también están logrando que los seres humanos los identifiquen a ellos con aquello que podría ser convocado en su contra si la humanidad se diera cuenta de su verdadera naturaleza. La fe es un arma contra este tipo de entes… así que están haciendo que los humanos tengan fe en ellos.
“Por eso cuando la psicóloga Abigail Tyler fue poseída por sus abductores, esa voz decía, ‘yo soy Dios’. Lo que el ente estaba diciendo era, ‘¿esperas que Dios te salve de mí? Si yo soy Dios’. Para borrarle toda esperanza de escape”.
-Luis G. Abbadie,
2012: El código secreto del Necronomicón (Rémora, 2010), Capítulo 32.