La autoaceptación y las vallas publicitarias

Jul 20, 2014 13:21

Hay algo sobre el tema de la autoaceptación (la física, al menos) que siempre me ha fascinado. Y es que la gente nunca se compara con otras personas antes de decir "estoy gordo/a" o "soy feo/a". Se compara con las fotografías de las vallas publicitarias y con los modelos de los anuncios de perfumes. Y claro, se sienten fatal. Y aunque si nos paramos a pensarlo todos sabemos que las modelos de las revistas no existen en el mundo real, sino que están hechas con photoshop, de alguna forma nos han convendo de que se canon de belleza inalcanzable por el ser humano es el único válido.

Basta con ir a cualquier playa para darse cuenta. No una de estas playas de postureo (que las hay), sino una playa de las de toda la vida, cerca de urbanizaciones de veraneo, donde se mezclan jubilados, adolescentes, treitañeros y familias de cuarentones con los niños. Es suficiente un rápido vistazo para descubrir que lo normal es tener michelines. Lo normal es estar blancucho y ponerse rojo después. Lo normal son las tetas caídas y los pelos en la espalda. Los granos y las estrías. Y no pasa absolutamente nada.

Sin embargo, nadie se compara con sus iguales cuando decide sentirse mal por su cuerpo. Prestar un mínimo de atención en el metro nos descubriría un universo completo de narices bulbosas, ojos hundidos y labios leporinos. Rostros no simétricos, a fin de cuentas, que son lo más normal del mundo. Podemos opinar acerca de si los michelines y las asimetrías son bonitos o feos, lo que no admite discusión es que son normales, porque casi todo el mundo los tiene.

Pero no. Mientras ellas se fustigan mirando fotos de modelos creadas por ordenador, ellos se machacan en el gimnasio, sintiéndose culpables por no parecer un dios griego. Comparándose con revistas de culturismo y anuncios de Calvin Klein en lugar de mirar al resto de gorditos sudorosos y medio calvos que comparte gimnasio con ellos. Porque de alguna manera nos han cegado a la realidad que nos rodea y nos han puesto un bocado que sólo nos permite mirar esos anuncios que nos obligan a vivir permanentemente insatisfechos.

filosofía barata

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