Autor:
briece Historia Original: "Circunloquio".
Género: C. Ficción.
Tabla:
30 DíasPrompt: # 8 - Repetición.
Título: Repetición.
Resumen: Los errores regresan a ti.
Personaje: Thornsley.
Extensión: 657 palabras.
Notas: Sin betear. Y todavía no encuentro un nombre que me guste para este personaje ...
* * * *
Le habían enseñado en la Academia que se creía que la historia humana consistía en búsquedas interminables consistentes en un prueba y error, pero que se sentían condenados a repetir siempre los mismos errores, como si no fueran capaces de aprender del resto. A veces eso errores parecía ser todo lo que se recordara de ellos, aunque sus logros hubieran sido enormes.
Thornsley nunca tenía presentimientos, eso era cosa de... otros. Sin embargo fue con una sensación de inevitabilidad que alzó lentamente la mirada preparándose mentalmente para el impacto que sabía iba a enfrentar a continuación. Aunque tal vez tuviera que ver un poco con las comunicaciones de perturbaciones que recibía directamente, antes que el resto. Que no se equivocaba no era extraño, era cansador. Sobre todo cuando la puerta del fondo se abrió, y la figura se detuvo frente a él. Una multitud de instintos diversos le aullaron miles de veces, algo semejante a lo que le ocurría un segundo antes de una gran batalla. Hizo lo que hacía en esas circunstancias y su mano acudió sin necesidad de ser comandada a su arma, apuntando entre los ojos a la criatura que se alzaba ante él.
Registró de manera secundaria como el resto de los guardias y suboficiales en la habitación seguían su ejemplo, apuntando sus armas hacia ella. Se preguntó vagamente si los idiotas se darían cuenta que de disparar, acabarían con media guarnición en el proceso. Y también una señal terciaria de consideración en su cerebro le hizo preguntarse si contaría con suficientes cargas manuales consigo para las repeticiones.
Ella se había detenido frente a él, llevaba una chaqueta verde oscura del servicio y una servilleta blanca sobre el hombro izquierdo, la bandeja en una mano, el otro brazo detrás de la espalda en una pose de camarero. Sólo el pulso acelerado en su garganta blanca delataba su... ¿su qué? ¿Quién sabía qué cresta estaba ella pensando? No él. Por el Iterador, no él.
-Pensé que un café te vendría bien -dijo ella, descendiendo pausadamente la mano para enseñarle el contenido de la bandeja.
-Girbert -gruñó él, y su sargento saltó para sostenerla. Mientras uno de los soldados pasaba un scanner sobre ella.-Entrega tus armas -le ordenó a ella.
Una mueca de irritación pasó como una sombra por su rostro cuando el sargento le quitó la bandeja de las manos. Thornsley era el único que seguía sentado en la sala de descanso, aunque el resto de los uniformados habían tenido el suficiente juicio para retroceder con sus armas dejando espacio al pequeño drama que se desarrollaba en ese momento.
Ella abrió la boca para mentir, por Apolodoro, no sabia cómo, pero de ello estaba seguro-. Te lo digo en serio. *Todas* las armas -su mano seguía arriba apuntándole a la cabeza.
-El scanner no dice nada, señor -dijo el soldado.
El scanner de mierda no la conocía.
-Señora... -el sargento apuntó su arma al estómago de la mujer como disculpándose (y que se jodiera, eso era precisamente lo que estaba haciendo).
Si era como antes, sus lugares favoritos para esconder una eran la cadera y el tobillo. El sargento también lo sabía, porque retrocedió un paso cuando ella subió lentamente una pierna, mientras se escuchaban ruidos de cambio de posición de cuerpos y rifles en la sala. Uno de los pliegues del pantalón a media pierna dio paso a un estilete delgado; al parecer algunas cosas nunca cambiarían. Y ella lo dio vuelta lentamente en su mano, y apostaría a que su sargento estaba sudando en ese momento, recordando otras ocasiones. Esperaba que los hombres se fijaran más en su brazo, porque él no podía dejar de mirarle la cara.
-Eso es todo -dijo ella despacio mirándolo a los ojos, y Thornsley se dio cuenta que debía de haberle entregado el cuchillo al sargento. Nadie se movió-. En serio -reiteró ella.