Autor:
azurita
Fandom: Harry Potter
Pareja: James/Remus
Tema: #2 - Lluvia
Palabras: 1.067
2 - Lluvia
Si Remus se pusiera a recordar, cosa que hace muy a menudo, se daría cuenta de que todos los sucesos importantes, al menos los relacionados con James, sucedieron bajo la lluvia.
Bajo la lluvia fue su “inicio”, cuando James bajó de la escoba para gritarle aquel día de Noviembre, cuando estaban en primero. Tras buscar hasta caer exhausto, averiguó que el día que James marcaba en su calendario como “inicio” también llovió. Es normal, dirán los que leen esto, puesto que están en Reino Unido. Remus dirá que fue demasiada casualidad que lo hiciera un día en pleno Junio, precisamente cuando salió a pasear.
Sería sobre quinto curso. Daba comienzos el sexto mes y hacía un calor espantoso, pero los alumnos no podían disfrutar de un refrescante baño en el lago. La razón no era el temible calamar gigante, sino los aún más temibles exámenes que se les avecinaban, si no habían ya empezado.
A pesar de que su propio lema era “no salgas hasta no ser capaz de decir el temario en druídico”, aquel día el licántropo se permitió un descanso. No descanso de estudiar, pues estaba más que acostumbrado a aquello y no le suponía esfuerzo alguno. Quería descansar de las constantes dudas de Peter, los incesantes flirteos de Sirius y los cambios de humor de Lily con respecto a James. Pero cuando lo pensaba, caía en la cuenta de que esa relación amor-odio era mucho más sencilla que aquella de la que era protagonista.
En definitiva, aquella tarde salió un rato antes del toque de queda a los terrenos del colegio sin tan siquiera avisar a alguien. Hacía bastante viento, lo que daba una horrible sensación de bochorno y hacía que aún menos gente saliera del refugio que daban las frías piedras. Tras pensarlo un rato no se dirigió a la Casa de los Gritos, como cuando quería que Sirius lo encontrara, o hacia el “Árbol de los Merodeadores”, donde hasta McGonagall podría verle. En esta ocasión fue hacia el puente que daba al inicio del lago; estaba en el lado contrario al campo de Quiddich y no era demasiado transitado.
De un salto se subió a la barandilla de madera y giró para poder observar a los peces que pululaban por las cristalinas aguas. Pudo ver en ellas reflejadas las luces del ocaso, junto con su propia figura, mientras que dejaba vagar su mente. Definitivamente, se comía demasiado la cabeza, a todo tenía que montarle una teoría o razonamiento. Últimamente estaba especialmente enfrascado con cierta persona a quien no encontraba clasificación, razones o historia. Y Remus es de los que se exaspera cuando no encuentra la respuesta a algo.
- ¿Tienes idea de lo peligroso que es eso? -escuchó a su espalda. No tuvo ni que girarse, pues aunque no hubiera reconocido la voz, el agua reflejaba el rostro del buscador.
- No se en qué estaba pensando el día que te voté como encargado de guardar el mapa -le contestó, mirando cómo sus propios pies se balanceaban hacia delante, hacia detrás, mientras el moreno se sentaba también en el pasamanos, éste al contrario para poder mirarlo de frente.
- No me hizo falta mirarlo. Todos están preocupados por ti, lo sabes, ¿no? -dijo sin reproche alguno, como incitándole a que le contase qué le pasaba. El otro se hizo el desentendido, aún mirando sus piernas en movimiento-. Sirius lleva un buen rato buscándote. Dice que no es normal en ti, que tú no eres de los que se arriesgan a salir por la noche para que les quiten puntos. Opina que eres un desconsiderado por no haber dejado ni una nota. Ahora debe estar a punto de amenazar a los cuadros para saber adónde has ido.
Pasaron unos momentos en los que ninguno dijo nada. Cada uno se centraba en su propio punto del paisaje, no buscando evitar al otro pero tampoco intentando conseguir su atención. Tras unos instantes de reflexión, en los que Remus se maldijo a sí mismo en infinidad de lenguas, levantó la mirada y enfocó hacia los ojos avellana.
- ¿Y tú, James? ¿Por qué no me dices que estabas preocupado por mí, que llevabas un rato buscándome y que piensas que soy un desconsiderado? -a decir verdad su voz no mostraba enfado, amargura o resentimiento. Es como si estuviera preguntando un párvulo, “Señorita, ¿por qué el cielo es azul y el césped verde?” o más bien, “¿por qué con James todo es diferente?”.
Como respuesta el buscador se acercó al rostro pálido, con una sonrisa apacible, pegando habas frentes y haciendo que sus narices rozaran. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para aguantar la risa ante la visión de un Remus TAN sonrojado.
- Porque todo eso ya lo sabes -sonrió aún más, de aquella forma a la que el licántropo le gustaría inmortalizar para siempre. Pero en vez de mostrar su lado más débil, se limitó a poner cara de resignación y suspirar “en eso tienes razón”, mientras que el moreno bajaba de un salto.
Mientras el castaño bajaba, se permitió tardar lo suficiente como para poder hilar un par de pensamientos. Allí estaba, el maldito Potter, causante de su actual jaqueca y de un montón de sensaciones contradictorias. Allí estaba, con su estúpida sonrisa despreocupada y la mano extendida hacia él.
- Si no nos damos prisa, nos va a llover. Al parecer el viento ha traído nubes de tormenta… -comentó el foco de sus pensamientos. “Lluvia en plena ola de calor de Junio”, apuntó mentalmente el hombre lobo. La mano extendida lo cogió por la muñeca y comenzó a correr, teniendo como consecuencia que casi cayeran. Un trueno estalló y pronto sintieron las refrescantes gotas de lluvia rodar por sus rostros.
Quizás no tuviera la respuesta al porqué del mundo, ni la de qué y porqué James. Pero ese día de lluvia en Junio fue memorable porque sí tuvo una revelación: no importa el qué, cómo, cuándo, dónde o por qué, hay experiencias que aparecen para ser vividas, recordadas y sentidas.
Y no importa que estés enamorado de aquel muchacho rebelde que mira desde una ventana cómo corres bajo la lluvia tirado por su mejor amigo; en ocasiones tienes que extender la mano y dejarla caer con gracia y sutileza sobre la de aquella persona que, sabiendo que piensas en ella, se sienta junto a ti sobre el viejo puente de madera.