Érase una vez una empresa que tenía un gran servicio. Un maravilloso y esplendoroso servicio. Un servicio tan fantabuloso que era muy, muy, muy, muy pero que muy difícil de mejorar. Y eso preocupaba muchísimo a los empresarios que, como buenos empresarios que eran, necesitaban complacer al máximo al usuario. Así que los empresarios preocupados por
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