[EXO Fanfiction] Sultriness (KaiSoo/ SuDo)

Mar 19, 2015 23:28

Título Fanfiction: Sultriness
Autor: stellasometimes
Parejas: Jongin/Kyungsoo, Joonmyun/Kyungsoo, leve mención de Baekyeon (Baek+Taeyeon)
Género: Drama, sligh!angst, romance, infedilidad, sligth smut, broken (?)
Extensión: Oneshot
Palabras: 3806~
n/a: Holi (?) esto salio sin previo aviso, le ofreci a Nat un drabble por su cumpleaños, y terminó en un oneshot no tengo idea cómo de más de 3k. Aún flipo cómo hile esta idea en una noche, sí hay errores avisenme por favor, lo he corregido todo el día, pero creo que aún hay errores 8( Espero les guste, la redacción fluyo rápido, quizá sea algo extraño de leer al principio... gracias a Nat por dejar a mi disposición la idea del "Drabble" ♥
Resumen: Do Kyungsoo jamás había sido infiel, y nunca había planeado serlo. Su pareja era increíble, tenían todo un futuro y sueños construidos en conjunto, él era feliz. O eso creía hasta que el contador llego a su vida y ya no era sólo Joonmyun en su vida.

Sultriness

El color carmesí que adorna el piso de la habitación, producto del efecto que el sol madrugador provoca al aparecer a contra luz por encima de las cortinas color borgoña, se ve ligeramente entintado por una sombra difusa y temblorosa. La sombra se oculta tras las alfombras y luego se congenia en una perfecta, pero poco elegante, imagen sintética.

En el enredo de sábanas, almohadas y ropa tirada al azar sobre el colchón, yace un hombre semi desnudo. Su postura es relajada y dominante. Así la nota Kyungsoo cuando siente su cuerpo paralizado por la mirada penetrante que el hombre tiene sobre su cuerpo. Recorre lentamente su cuello y luego bajan por sus clavículas, marcan a fuego su abdomen blanco y tensado por los nervios, para terminar con una ligera y torcida, por no decir egocéntrica, sonrisa tirana al llegar a la parte de su pelvis que está tan sólo cubierta por su bóxer. Kyungsoo está empalmado.

El hombre, de piel morena y sonrisa salvaje, de perfectos rasgos faciales y dueño de un fascinante abdomen muy bien definido por horas de ejercicios. Le pide a Kyungsoo con un ligero, pero poderoso movimientos de cejas, que se acerque a la cama. Él tiembla. La sombra que estaba oculta sobre la alfombra se mueve y se camufla con las sábanas blancas. El hombre, que por cierto, Kyungsoo aún no conoce muy bien, sin mencionar que su nombre es algo nuevo. Jongin, o algo así. Lo toma por las muñecas y lo hace ponerse de rodillas al frente suyo. Ambos están cara a cara. O quizá cara y a mentón, porque el hombre es bastante más alto que él y lo odia por eso.

- ¿Haces esto a menudo?-masculla el hombre de piel morena. Sincroniza la mirada con Kyungsoo y le sonríe con desfachatez. Él aprieta la quijada con el contacto de las manos frías del contador, como lo conoció ayer en la cena, y luego bota un suave gemido cuando siente los labios del hombre probando sus labios.

La habitación de un segundo a otro se vuelve blanca y por consecuencia, Kyungsoo se olvida de quién es. El hombre se da cuenta de que su nueva pareja no tiene intenciones de contestar su anterior respuesta, así que procede a enterrar sus dientes sobre su cuello. El chico gime y él lo contempla. Su piel blanca ahora se ve decorada de un rojo sangre, parecido al que envuelve a la habitación, y lo intersecta de nuevo -. Responde- susurra sobre su oído y luego lo toma de las caderas para masajear la zona. Las piernas de Kyungsoo tiemblan y las palabras se entre cortan escabulléndose en las paredes, le cuesta pensar en este momento, y la sonrisa perfecta del contador no ayuda en nada, si es completamente sincero.

-J-jamás.

Directo. Kyungsoo jamás le ha sido infiel a su pareja. De hecho, si Joonmyun se enterara de lo que está a punto de hacer lo mataría. Y más si supiera con quién lo va a hacer: su nuevo contador, contacto directo de Sehun, que lleva puntualmente apenas 12 horas de conocerlo-. Eres muy malo Kyungsoo yah-el envolvente sabor de Jongin penetra la boca de Kyungsoo, lo hace deleitarse del más delirante y sabroso néctar, que se le hace adictivo. Toma la iniciativa y toquetea el estómago trabajado del contador centímetro por centímetro, y sin saber cómo, dos segundos después está tendido sobre el colchón boca abajo y con el hombre saboreando cada rincón de su espalda con sus jugosos labios.

-Jongin… nhm-hay algo en las suplicas de Kyungsoo que provocan que Jongin continúe, y ni siquiera se plantee el detenerse. El leve sonrojo que se asoma en las mejillas del hombre que está a punto de poseer, que va acompañado de jadeos y un poco de saliva sobre el colchón, produce un espasmo de placer sobre la columna vertebral del contador y lo transforma en otra persona. Muerde, lame y marca cada centímetro de su espalda a contra luz con un bordo mesclado con un rojo carmesí, y luego concentra las suplicas de su acompañante en sus manos que tocan sus muslos sin descaro. Frota sin descaro y marca a fuego en las yemas de sus dedos la temperatura corporal de Kyungsoo-. S-sin marcas… ah.

Otro gemido fluye por la habitación y ahora es Kyungsoo quien ruega por contacto encorvando cada vez más su espalda para sentir a Jongin. De forma inconsciente, claro.

El contador sabe cómo darle placer a un hombre, él lo saca por conclusión cuando se encuentra de rodillas con el trasero elevado y con su rostro chocando contra la almohada para deleitar a su amante con esa vulgar y erótica panorámica. Jongin revolotea sus manos sobre sus muslos abultados, luego por sus glúteos suaves y pálidos, para luego besar lo que a él se le plazca. Kyungsoo es suyo por todo el día, y quizá por toda la semana. Joonmyun jamás se enterara; se fue de viaje de negocios a Tailandia.

-Pídeme lo que quieras- dice el contendor cuando observa a Kyungsoo mordiéndose los labios bruscamente y con las piernas temblando. Su erección la tiene a contra palma hace unos instantes y lo ha torturado ya por demasiado tiempo.

-Hazme tuyo.

Jongin obedece. Lo hace suyo por toda la madrugada rojiza y bochornosa de verano. Lo hace suyo en el mismo departamento de su jefe. Lo posee encima de las mismas sábanas que Joonmyeon lo hace todas las noches. Continúan hasta la noche de ese mismo día y luego se duermen envueltos de sudor post-coital y con un ligero sabor a engaño rasguñándoles el rostro.


Las sábanas quedan envueltas con un ligero aroma al perfume del contador, que es ácido y masculino, acompañado de hedor sexual y, aunque Kyungsoo no lo quiera aceptar, al olor de Joonmyun por debajo de las sábanas. A su lado Jongin está durmiendo completamente desnudo, y de vez en cuando susurra entre sueños. Kyungsoo sonríe porque luce como un adolescente frágil y delicado.

Ha engañado a Joonmyeun. Lo ha hecho con su contador. Y lo peor de todo; lo ha disfrutado.

-Ya despertaste-la voz de Jongin se impregna en su piel e inconscientemente se olvida de su horrorosa existencia, porque ahora la reconoce en el primer acorde. El contador luce encantador con el rostro adormilado y con el pelo despeinado. Se restriega la mano sobre los ojos y sus labios lucen agrietados. Kyungsoo lo besa de improviso.

-Buenos días.

-Ughm-un ligero rosa colorea las mejillas de Jongin y extrañamente se vuelve tímido. Tanto que le tiembla el labio inferior y no puede mirarle a los ojos. Kyungsoo queda en shock.

Esa mañana se quedan conversando con normalidad. Una normalidad que le causa terror a Kyungsoo. Inesperadamente se encuentra con un Kim Jongin endeble, que no le gustan las películas de terror y que ama los cachorros. Que le encanta la jardinería y que ama bailar, aunque ya no tiene tiempo de hacerlo. El Jongin poderoso y dominante está desapareciendo frente a sus ojos. La sombra de anoche se lo está devorando y ahora daña su control mental. Él no recaerá. No frente a este Kim Jongin dulce y adorable que le da cosquillas sobre las costillas.

No. Fue sólo sexo casual con el atractivo contador de sonrisa seductora y que es demasiado obstinado para obtener un no como respuesta.

-La próxima vez deberías poner otras sábanas-dice un pensativo Jongin mientras se dispone a colocar su ropa interior al frente de la cama. Kyungsoo lo contempla-. Aún está su olor en ellas- cierto. Aún huele a Joonmyun, hasta Jongin lo notó.

-No habrá otra vez-dice a carcajadas Kyungsoo. El contador se paraliza y se queda inmóvil mirando a su amante, que ahora se resume a una persona ajena y con cara de burla-. Ya fuimos, no volveremos a ser Jongin ah.

- ¿Tú te lo crees Do?-dice a la ligera, casi bromeando. Sólo que para él no lo es, sino más bien es una sentencia, porque el ya no quiere a nadie más en su vida que no sea Do Kyungsoo. Le costó meses poder hacerlo suyo. Observándolo a distancia mientras Kyungsoo iba de visita a la oficina y flirteaba frente a sus narices con su actual jefe. El trabajo de meses para poder llegar al departamento del señor Kim no fue fácil. No se irá por la borda así de rápido.

El hombre que está sobre la cama sonríe mientras gatea sobre las sábanas sucias y queda de frente a su amante-. No volverá a pasar Kim Jongin.

Esa mañana hacen una promesa. La cual decía que no volverían a tener sexo nunca más mientras Kyungsoo estuviera saliendo con Joonmyun. Los dos dieron su palabra tras un desayuno ligero y algo melancólico, con bastantes bromas de mal gusto, cortesía de Kim Jongin; el contador que ama los chistes vulgares.

Al día siguiente rompen la promesa y lo hacen de nuevo en el departamento del jefe, pareja de Kyungsoo. Pero ahora con una ligera sensación de angustia. El sexo se vuelve abrumador y un poco más delicado. Sofocante y tenebroso. Todo junto y mezclado en un engaño congeniado.

Joonmyun llega en tres días más y Jongin lo sabe, por supuesto que Kyungsoo igual.

El contador termina su extensa ducha y luego camina por el pasillo hasta llegar al living. Observa cómo la figura de Kyungsoo está sentada arriba del reposa brazos del sillón que da a una ventana. Hay un humo oscuro y grisáceo que rodea su elegante silueta acompañado de un fuerte olor a nicotina con tabaco bastante tóxico. Un escalofrío recorre el cuerpo del contador por la presencia algo tenebrosa que se le está presentando, pero deja de lado su temor y procede a toser exageradamente, para así llamar la atención del mayor.

- ¿Fumas?-pregunta asombrado Jongin. Pues sinceramente no se lo esperaba.

-Lo deje hace un tiempo, le prometí a Joonmyun hacerlo-Kyungsoo no gira su cabeza para ver a su amante, que luce inquieto porque quiere saber cómo alejar ese encendedor de los dedos de su acompañante, y prosigue con su charla mientras observa el cielo celeste que le ilumina el rostro-. Cuando me pongo nervioso me entran ganas. Llevo casi dos años sin tocar un paquete-dice casi rogando porque le crea-. Tenía esta cajetilla escondida.

-Ya veo.

Kyungsoo fuma tres cigarrillos consecutivos en aproximadamente treinta minutos y quince segundos bajo la mirada traslucida de su amante. Jongin prometió no volver a pisar su departamento sin la presencia de Kim JoonMyun en ella, nunca más.

- ¡Estoy allá en veinte minutos!- es Baekhyun tras el teléfono. Kyungsoo lo ha llamado cuarenta minutos después que el contador abandonara el departamento.

La sensación de asco calando su cuerpo, y el engaño con la traición destruyendo sus músculos duelen. Lo asfixian mientras se inunda en una nube de nicotina sintetizada en cenizas dentro de una lata de cerveza y se desploma en su propia escoria. ¿Por qué le hizo eso a Joonmyun? El ama a su novio, lo hace y se proyecta a vivir siglos y milenios juntos. ¿Qué paso? ¿Qué hizo Kim Jongin con sus sueños y anhelos en tan sólo 12 horas?

Lo sedujo. Lo abstrajo y lo derrumbó.

Baekhyun nunca ha visto llorar a Kyungsoo. Ese día no es la excepción. Pero lo ve ahogado en un aura de miseria y agonía; en una pena que él no puede remediar. Lo consuela mientras están tomando en conjunto una cerveza y su amigo ya va por el quinto cigarrillo de la tarde. Kyungsoo habla horas, que saben eternas para Baekhyun, de cómo ha roto sus proyecciones y sueños con Joonmyun. Cómo ha sido un total y completo imbécil que se ha dejado llevar por algo tan banal y superficial como el sexo casual. Por alguien como Jongin. Su amigo lo mira y no dice nada. Agradece internamente que ya queden sólo 2 cigarrillos dentro de la cajetilla.
El teléfono de Kyungsoo suena. Es Joonmyun, al parecer llega mañana porque el trato ha ido excelente con los clientes.

“Te amo Kyungsoo, espérame con algo delicioso”.

“Claro Myunnie”.

Ese día Baekhyun le ofrece quedarse a dormir “Taeyeon comprenderá” dice. Pero Kyungsoo se niega, para luego, horas más tarde, llorar toda la noche en silencio mientras huele el olor de Kim Jongin impregnado en sus sábanas. Las abrazas y recuerda todo. Absolutamente todo. Desde el primer gemido hasta la última carcajada.

“Ya fuimos, no volveremos a ser Jongin ah”.

Esa noche llueve. Los meteorólogos de la televisión dicen que es normal que llueva en verano, y que al menos el agua ayudara a llevarse la suciedad y la miseria de la calles. Kyungsoo no puede estar más de acuerdo y espera, con toda su alma puesta en el aluvión, que la lluvia de ese verano se lleve consigo toda su miseria.



El cielo está nublado, pero no llueve. Sólo hay un ambiente fresco que envuelve a la ciudad y las calles que lucen limpias y despejadas. Kyungsoo, ya aburrido de sentirse como una mierda de humano oculto bajo las sábanas, salió de compras para preparar la cena que Joonmyun le pidió, y se deja llevar de a poco por el pintoresco día que acontece Seúl.

La noche se ha llevado sus penas y temores y, ahora, intenta sólo pensar en su futuro con Joonmyun. En uno feliz e idílico donde todo será perfecto; sin Kim Jongin entrometiéndose.

Estaba a punto de creerse su nuevo paradigma. Caminaba con las bolsas de papel entre sus brazos cuando de repente sonríe ligeramente al ver un trio de cachorros que van atados a tres correas distintas, no alcanza a ver el rostro de la dueña, o dueño. Pretende seguir su camino, lleno de pensamientos enérgicos y esperanzadores (o al menos con los rastros de ellos) pero se ve intersectado por los cachorros que le sacan la lengua con entusiasmo y se montan sobre sus piernas.

-Al parecer les gustas-conoce esa voz. Pero debe ser su imaginación; Jongin no tendría tres cachorros tan felpudos, con correas de color rosa y collares con estrellas de diamantes -. ¿Vas a preparar la cena?

Por la mismísima mierda.

-H-hola-Kyungsoo evita hacer contacto visual con su interlocutor y se agacha a acariciar a los cachorros en la cabeza. Claro, haciendo un desastre con la comida en el intento. Jongin suelta una carcajada y se ríe sin descaro de Kyungsoo, que deja todo tirado en el piso - ¡¿De qué te ríes idiota?!-grita enfadado.

-Perdón-aún lleva una sonrisa en el rostro, pero el ceño fruncido de Kyungsoo es tan adorable que no puede evitar lanzar un suspiro. Sí, uno de esperanza-. Te ayudo.

Al primer segundo que cruzan miradas, Jongin siente su pecho ardiendo. El corazón acelerado y el vértigo apoderándose de su cuerpo. Se está enamorando, supone por la forma en que sus piernas tiemblan cuando Kyungsoo le devuelve una sonrisa nerviosa, y lo rectifica cuando rosan las manos al momento de tomar la misma manzana y siente como le quema la piel.

-Entonces… -el más bajo se levanta y le sonríe a los cachorros. Jongin le prosigue y lo queda mirando con una ceja alzada- ¿Nos vemos…?

-No, recuerda. No nos veremos-sonríe con angustia. Una que no sabe si merece ser demostrada.

-Oh, verdad.

El silencio incomodo que se forma se ve devorado por los ladridos de uno de los cachorros de Jongin, aumentan cuando un gato atraviesa la calle, y sin que nadie se lo espere, uno de ellos se escapa de los dedos torpes del contador. Kyungsoo observa con sus ojos enormes al cachorro siguiendo a la bola de pelos amarillenta.

- ¡Jjangah! -Jongin le pasa rápidamente la correa de los otros cachorros para salir corriendo tras, al parecer, su perrita- ¡Sostenlos por favor!

-Espera Jong-

Pero Jongin desaparece y Kyungsoo se queda parado mirando cómo atrapa a la cachorrita a una cuadra de distancia. Se tira al suelo, ignorando a la gente, y le empieza a darle mimos y a gritarle “quién es una chica mala” con voz de bebé y con mohines demasiado infantiles. Es tan horrorosamente lindo que le dan ganas de llorar por lo adorable y perfecto que es el moreno.

Pero el ama a Kim Joonmyun. A nadie más.

Kyungsoo acompaña a Jongin a la entrada de su departamento. Sí, lo hace. Por qué, no lo sabe muy bien, sólo sabe que la conversación se extendió tanto, que simplemente dio cuenta dónde estaba cuando llego a una puerta de madera brillante y el paseo abruptamente se terminó.

-Hasta nunca Kyungsoo-es lo que dice el contador, con una voz que intenta suene decidida, pero que en el fondo oculta una tristeza terrible y miserable que Jongin prefiere tratar sólo, mientras le da la espalda y abre con su hombro la puerta del pent-house. Los cachorros salen disparados hacia dentro del lugar y la silueta de Kim Jongin se diluye en cámara lenta tras el umbral.

Todo se va derrumbando.

-Espera-dos, tres, cuatro pasos hacia su sentencia final y Kyungsoo sella todo en un beso. Uno desesperado y que va acompañado de las manos del contador alejándolo con una fuerza desmedida.

-A-adiós.

El beso que sella la despedida es salado, y él lo saborea con todo su esplendor todo el camino a casa. La angustia le vuelve a calar los huesos y de repente todo se vuelve hielo; el viento, las lágrimas, el beso de Jongin.

Frio y abrumador.

Es un estúpido.



Kyungsoo al llegar a su piso cambia de inmediato las sábanas, el cubrecama y las toallas del baño, de nuevo. Limpia la cocina, ordena el living comedor hasta que el departamento queda brillante y sin ni un solo rastro de polvo. Su alrededor se siente limpio y acogedor. Todo lo contrario a él; que se siente vacío y sucio.

Prepara la cena con normalidad. Se da el tiempo de no estropearlo con su asqueroso ser, y la cena queda decente. No como habitúan quedar sus comidas, pero se puede comer. JoonMyun llega en cuatro horas más.

Le pican los dedos, la garganta igual. Sabe lo que significa, estuvo tres meses luchando con esos deseos. Ahora los conoce a la perfección, y los signos de dependencia a la nicotina han vuelto y al parecer con un hambre voraz. Baekhyun escondió los cigarrillos en algún lugar del departamento y sus nervios no lo dejan pensar con claridad. Piensa Kyungsoo.

Joonmyun. Joonmyun. Jongin. Joonyun. Joonmyun.

Y en la caverna de recuerdos desfasados hay algo que brilla. Ve a un Byun Baekhyun traslucido caminando hacia su alcoba de manera sospechosa y lo descifra.

¡El armario!

Bingo.

El paquete de color negro con bordes metálicos reluce al fondo del inmueble. Las manos temblorosas de Kyungsoo lo toman y siente como se deslizan suavemente por sus dedos. Los necesita. Adopta una posición neutra al lado de su ventana. Piernas cruzadas y la mirada fija al horizonte repleto de edificios enormes con publicidad luminosa. Las lágrimas se acumulan en su garganta y no le permiten seguir ahogándose en su infidelidad.

Ningún pensamiento, siquiera alguna sensación logra describir como Kyungsoo luce en la orilla del sofá; con un cigarro entre los dedos, con la piel pálida y desteñida. Su cabello es un desastre y su rostro lamentable.

No sabe cuánto tiempo lleva allí sentando, realmente no lo recuerda. Sólo recuerda el cómo los autos pasan por la calle a cada segundo y los semáforos cambian, la gente transitando como hormigas por la vereda y la brisa fría calando su cuerpo. El cielo ya no está claro, pero a Kyungsoo no le importa realmente.

Jongin. Jongin. Jongin.

El color carmesí que adorna la habitación por el sol que se está ocultando, y que se ve ligeramente cubierto por la sombre del edificio de al frente, da la sensación bochornosa de un Seúl disuelto. Y que para Kyungsoo ya no tiene ningún sentido.
El timbre suena, pero él no lo oye. Suena de nuevo y Kyungsoo no quiere dejar el cigarrillo que está acumulando la última lágrima que tiene aferrada con la nicotina. La puerta se abre; es Joonmyun.

-Kyungsoo ¿Dónde estás?-la habitación está complemente a oscuras, y lo único que Joonmyun identifica es la figura de su novio cubierto de un halo negro. Frunce el ceño cuando se acerca y huele el olor tóxico de la nicotina-. ¿Kyungsoo estás fumando?

El hombre no responde, está perdido en el cielo color naranja que le recuerda al contador. O a su madrugada con él. Un gemido retumba en su oído y luego la cara de Jongin teniendo un orgasmo le chirria en la cabeza.

-Cariño, estás llorando… ¿Qué pasa?

Te engañe, es lo que pasa.

Joonmyun nunca había visto llorar a Kyungsoo así. Los ojos los tiene rojos y ni siquiera puede mantenerse estable en su puesto por los espasmos que tiene. El novio tiene miedo, y hace lo que está a su alcance; abrazarlo y consolarlo mientras se calma.

-P-perdóname-Kyungsoo grita mientras reposa su cabeza sobre el pecho de su novio y las lágrimas siguen brotando. Comienza a temblar, Joonmyun está estático- ¡Perdóname Joonmyun!

Los siguientes dos minutos es lo único que Kyungsoo dice, “perdón, no lo haré más”. O intenta decir, a veces se atraganta con su saliva y con sus propias lágrimas.
Luego del octavo “¿Qué pasó cariño?” Sin ninguna respuesta concreta, Joonmyun termina por convencerse a sí mismo que es por lo de los cigarrillos.

De seguro es por eso.

-Está bien, tranquilo-musita como si le estuviera hablando a un niño-. Te perdono, pero prométeme que lo dejaras ¿Vale?-Kyungsoo se paraliza y queda mirando con los ojos abiertos de par en par la sonrisa amable de su novio. Es sincera, demasiado para su alma. Y luego retumba en su cabeza “Prométeme que lo dejaras”-. Sé que debes pensar que me traicionaste y me engañaste, pero todos tienen sus recaídas.

Kyungsoo sabe que Joonmyun no está hablando de su engaño con el contador. Pero se ve arrinconado en un discurso que no sabe cómo interpretar- ¿Lo vas a dejar? ¿Me lo prometes?-su novio le quita el cigarrillo de entre los dedos y bota un largo suspiro cuando revisa la cajetilla con ninguno otro dentro del.

- Lo voy a dejar…

- ¿En serio? Nunca más.

Prometo no volver a ver a Jongin.

-No lo veré nunca más, lo prometo.

La sonrisa ligera que se oculta en las facciones demacradas de Kyungsoo deja conforme a Joonmyun, no obstante se queda pensando en las palabras que su novio utiliza “no lo veré nunca más” y le entra la duda.

-Lo dejare Joonmyun ah-dice Kyungsoo enterrando su cara en el cuello de su novio para luego abrazarlo por la cintura -. Lo siento.

Siento
Que soy real
¿Dónde estás ahora?
Ahora estoy casi en el paraíso
Estoy aquí
Soy tuyo
Recuerda ahora, en soledad
Tú y yo, otro paraíso.

Paradise Lost.
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