[EXO fanfiction] Christmas gift (HanSoo)

Dec 31, 2015 20:11

Autor: stellasometimes
Título fanfiction: Christmas gift
Pareja: Luhan/Kyungsoo (leve Sehun+Jongin)
Extensión: Oneshot
Género: Fluff, school!life, romance, AU.
Palabras: 5.500 ~
n/a: Este fanfic fue escrito como un regalo de "Amigos Secretos" con motivo de fin de año de la Secta Pingüino ⊙ө⊙ Por lo tanto mención honrrosa a mis bellas, que aunque surgió de la nada, aquí estamos presentando los regalos ;w; linnafishing, ohbany, goniland Feliz años nuevo, gracias por todo, fue un placer conocerlas :) Espero que a la personita que me tocó le guste mucho este intento de fic (?) y como ya habrán notada la pairing (oh sí) mi amiga secreta es goniland !!!! <3 Juro que quería hacer un fic de 50k pero no había tanto tiempo jejejej espero lo disfrutes *3*
Resumen: Luhan está aburrido de escuchar sufrir a Kyungsoo por un "amor no correspondido" así que tomara la decisión de escoger el regalo de Kyungsoo para Jongin.



✧Christmas gift

Luhan nunca se había percatado de lo adorable que podía llegar a verse Kyungsoo mientras hacía pucheros. Realmente nunca le había prestado verdadera atención a sus facciones tanto como hoy. El frío que corría por las calles los días de diciembre era aterrador, y aunque Luhan llevase esa gruesa chaqueta que su madre le había regalado la navidad pasada, definitivamente necesitaba de algún local con calefacción para seguir mirando regalos. Además Kyungsoo iba cubierto por un impermeable negro enorme que lo hacía lucir mil veces más adorable, y estaba seguro que no era normal que quisiera morderle uno de sus mofletes si seguía haciendo mohines por el frío que estaba cayendo.


- ¿Hyung, crees que esto le guste a Jongin?

La víspera de navidad era una de esas fechas que Luhan jamás entendería por completo. No era que no comprendiera el propósito de la fecha, de los adornos y el exceso de gente que existía comprando regalos para sus seres queridos en las tiendas comerciales. Sino más bien, lo que no entendía era el por qué la navidad significaba, de alguna manera, querer confesarte a la persona que en todo el año no fuiste capaz de decirle un simple «hola, me gustas».

Kyungsoo era uno de sus mejores amigos en la escuela. Si bien eran de distintos grados, y ambos tenían personalidades completamente diferentes, de alguna manera se complementaban a la perfección. Y si bien él no tenía ningún problema en acompañar a su dongsaeng a comprar algún presente para Jongin -su amor platónico-, quizá el hecho de que llevasen más de dos horas en busca de algo grandioso para él ya le estaba hartando.

-Da igual lo que le regales Kyunggie-dijo mientras botaba un suspiro y se apoyaba en el mostrador que tenía cerca-. Si se lo regalas tú, estará bien.

El menor lo observó en silencio, como si de verdad Luhan hubiese dicho algo que valiera realmente la pena, le mostró una pequeña sonrisa y asintió cortésmente. Luhan observó alrededor de la tienda en busca de algo que valiese la pena, definitivamente debía de existir algo en este sitio que Kyungsoo le pudiese regalar al menor, y antes de que se levantara en busca de ese algo, un objeto hizo clic en su cabeza. Agarró una bufanda de color marrón enorme que estaba cerca del mostrador en el cual estaba apoyado, observó detenidamente las facciones del menor, que lo miraba con algo de duda y antipatía a la vez y luego se la colocó en frente de la cara. - Esta bufanda estará bien Kyungsoo yah, luce acogedora.

- ¿Una bufanda?- Alzó una ceja al ver lo que Luhan le estaba enseñando, tomó el tejido entre sus manos y la acaricio con la duda entre los dedos, la inspeccionó junto su amigo y antes de que Luhan pudiese decir algo se la arrebató de las manos- ¿Es una broma, cierto?-Cuestionó.

El mayor sonrió de medio lado y luego se encogió de hombros-. Simple y encantadora, como tú Kyunggie ~

-Basta con ese aegyo hyung-frunció el ceño el menor. Luhan se carcajeó por su rostro serio y luego notó que ya nada de ese encantador y adorable Kyungsoo quedaba, ahora sólo existía una mirada de hielo y cejas gruesas que los juzgaban-. No lo sé… no me convence.

Nunca en la vida había visto a Kyungsoo tan inseguro como el día de hoy. Era un simple regalo, de esos que vas a la tienda y a penas revisas si tienen boleta de cambio, a simple vista era muy sencillo de buscar. Pero al parecer su dongsaeng quería dejarle una muy buena impresión a Jongin, se estaba esmerando bastante en buscar un presente no muy pretensioso, pero a la vez no demasiado simple, algo que lo representara; Luhan le había sugerido un pingüino de felpa, pero según el menor era una de las peores ideas que se le podía ocurrir a un mortal en la tierra.

Kyungsoo aún se notaba nervioso, y eso colocaba más histérico a Luhan. Los ojos del menor tenían un tinte oscuro que no sabía cómo interpretar; quizá era inseguridad, o tan sólo un poco de nerviosismo. Ese pequeño puchero ya estaba amenazando por salir a escena de nuevo, y bueno, no es que Luhan quisiera detenerlo realmente, sería demasiado cínico decir que no le gustaba. O negara que tuviera una cierta obsesión con las caras adorables de Kyungsoo.

No es que le gustara su dongsaeng, o que tuviera una cierta fascinación por él. Claro que no. Era tan sólo que Do Kyungsoo era demasiado lindo, demasiado adorable, demasiado tentador, insoportablemente atractivo e imponente para negarse a sus encantos. Y es que Kyungsoo, como dijo una vez Baekhyun, es la clase de chico que vuelve gay a los heterosexuales y heterosexuales a las lesbianas, una especia de ser que encantaba a cualquiera que se dejara caer por su carisma-no carismático. Y si bien él no era totalmente consciente de ese encanto, Luhan sí lo era, a veces demasiado. Se dejaba llevar por la apariencia adorable de su dongsaeng y luego caía en la cuenta de lo mortal que podía llegar a ser a veces.

-Si yo tuviera que confesarme ante alguien-dijo Luhan suavemente, con esa tranquilidad tan característica de él. Le quitó a Kyungsoo la bufanda de entre sus manos y, aunque al principio el menor se negó e hizo resistencia, Luhan pudo arrebatárselo de las manos. Con aquello sólo consiguió que el menor frunciera más el ceño-, tomaría la bufanda como mi arma mortal para conseguir el corazón de aquella persona que me gusta.

- ¿Cómo…?

Luhan miró fijamente a los ojos a Kyungsoo, ambos se fundieron en un silencio molesto, casi asfixiante y agobiante. Era como si de repente ya nadie estuviese a su alrededor, como si de pronto todo el mundo constituyera tan sólo en ellos dos. Luhan tomó suavemente el tejido entre sus dedos y sin que el menor lo anticipara, enrolló alrededor de su cuello la enorme bufanda. Con suma delicadeza Luhan pasó el tejido alrededor de la pequeña figura de su dongsaeng, y sin quitarle la mirada de encima, le sonrió al finalizar su gran hazaña. Kyungsoo se quedó congelado-. Me gustaría que recibieras este regalo que compré para ti-dijo. La cara de Kyungsoo se volvió de todas la tonalidades de rojo que pudiesen existir y sólo gimió en silencio; la mirada de Luhan le estaba intimidando-, me sentiría muy triste si lo rechazaras… ¿Sabes por qué?

Kyungsoo, sin saber qué decir o hacer, negó nerviosamente con su cabeza. Su cabeza se había vuelto en blanco, sus neuronas ya no estaban realizando sinapsis y el único ruido que hacía su mente era «alerta, alerta, Luhan se ha vuelto loco». Y mientras se ahogaba de vergüenza entre medio de la enorme bufanda, el mayor aprovechó de tomar su mano en silencio y la alzó ante su cara. - Porque me gustas Kyungsoo yah.

Pasaron exactamente dos minutos en silencio. Kyungsoo quería enterrarse bajo cincuenta mil metros bajo tierra, y si era posible, llevar consigo a Luhan a lo más profundo de las tinieblas. La gente que estaba comprando a su alrededor comenzó a cuchichear por lo ocurrido y estaba seguro que había escuchado a la cajera del local decir “que era una escena digna de un manga Yaoi”. Antes de que Kyungsoo pudiera decir algo, ya que aún estaba entorpecido por lo ocurrido, Luhan comenzó a reírse estrepitosamente ante su cara abochornada y luego procedió a sacarle la bufanda alrededor del cuello- ¿Te deje sin habla, eh? -sonrió socarrón.

-Eres un idiota-dijo demasiado serio el menor. Le dio un golpe en el hombro y luego le frunció el ceño casi asesinamente-. ¿Qué mierda te pasa?

- ¿Te gustó la idea de mi confesión?-ignoró al menor-. ¿Sabes? Siempre he querido confesarme a alguien con algo así- suspiró-, aunque Yixing me dice que es algo cursi.

Kyungsoo quería decir que era asquerosamente cursi y que ni en sus peores pesadillas le diría que sí a una de sus confesiones. Pero no dijo nada y tan sólo se quedó en silencio, contempló al mayor mirar con anhelo el tejido y su sonrisa se amplió por unos segundos, Luhan se veía lindo.

Quizá no era tan mala idea. Aunque claro que no iba a decirle esas frases clichés y sacadas de una teleserie cursi a Jongin, pero bueno, podía darle su propio toque a la confesión.

-Me llevaré la bufanda hyung.

- ¡¿En serio?! -chilló-. Pensé que dirías que era horriblemente cursi y gay. Debió convencerte mi confesión Kyunggie ~

-Ya cállate hyung.


Jamás había comprendido con exactitud ese “crush” que Kyungsoo decía sentir por Kim Jongin. Es decir, comprendía que Kim Jongin era la perfección rencarnada en un ser humano; bailaba como un ángel caído del cielo, era guapo, carismático, poseía una sonrisa endemoniadamente perfecta, y unos abdominales al parecer pulidos por un artista renacentista-los había visto una que otra vez en los ensayos y las duchas-. Para tener tan sólo dieciséis años era todo un personaje en el instituto, las chicas y los chicos le sobraban, y cómo no, Kyungsoo no había sido la excepción.

Recuerda la primera vez que Kyungsoo le habló sobre Jongin, lo había ido a buscar al término de la clase de baile -en la cual Luhan era parte junto con Jongin- y su dongsaeng se había quedado prendado viendo cómo el moreno se cambiaba la camiseta al frente de toda la clase. Luhan podría jurar que alguna clase de llama interna se encendió en el cuerpo del menor, esa tarde Kyungsoo se volvió más callado de lo normal y preguntaba a cada segundo si existía alguna posibilidad de ser parte del taller -siendo que en todas su jodida vida había bailado-.Desde aquella vez Kyungsoo jamás se perdió de alguna clase de baile, al menos que el maestro dijera en voz alta que no se aceptaban visitas, o cuando el coro de la escuela tenía ensayos hasta tarde y el menor se excusaba de que no podía ir a verlo.

Siempre le había causado curiosidad el saber por qué Kyungsoo tenía esa clase de sentimientos cursis por alguien así. Jongin era una gran persona, no lo podía negar. Pero no le prestaba demasiada atención a Kyungsoo, o a su alrededor, o en general, Kim Jongin no le prestaba atención a nadie más que el baile. A Luhan le parecía que Jongin vivía en una especie de burbuja, lejos de la tierra y de los humanos, que compartía una enorme cercanía y conexión con el baile y, de vez en cuando, con algunos alumnos de la clase.

El viento de invierno corría por afuera del salón de baile, Luhan ya se había dado una pequeña ducha para sacarse el sudor de encima del ensayo anterior y mientras esperaba a Yixing salir del salón se sentó en un banco que estaba a las afueras del lugar. El día de hoy Jongin no había asistido a la clase, el maestro había dicho que el menor había sufrido un resfrío no menor y que por dos semanas no podría asistir a los ensayos, por lo cual le pidió amablemente a Yixing si podía guiar a la clase estos días.

Como ya era su último año en el instituto debía asistir más horas extra programáticas a la institución, pero por suerte los talleres aún no finalizaban y podía encontrar alguna distracción; algo que no fueran libros aburridos, facsímiles de matemática y logaritmos. Estaba contento porque al fin iba a terminar el instituto, después de rendir el examen de ingreso a la universidad pensaba en ir a China con sus padres para ver cómo estaban sus familiares y darse al fin unas vacaciones. Todo iba de maravilla.

Estaba a punto de entrar al salón para ir a apurar a Yixing, ya que se estaba congelando afuera, cuando vio una sombra acercarse a él. Un chico cubierto de un impermeable negro enorme y grueso le estaba mirando fijamente a los ojos mientras le tenía tomado el brazo, bajó su mirada rápidamente y notó que entre sus dedos tenía una bolsa marrón con un moño rojo afuera, luego intentó mirar a la cara a ese pequeño ser que le estaba saludando -o eso interpretó Luhan-y notó a los enormes ojos de Kyungsoo puestos sobre él. Luhan sonrió ligeramente y le sacó el gorro de la cabeza al menor.

- ¿No es un poco grande este impermeable?-dijo entretenido. Kyungsoo se quedó en silencio- ¿Qué haces acá Kyungsoo yah? Estoy casi seguro que los de segundo ya no tienen clases por estas fechas. -El rostro de Kyungsoo lucía rojo, Luhan lo había atribuido al frío que estaba cayendo y a que su dongsaeng tenía una piel muy blanca, entonces cualquier estimulo volvía su piel de color rojo. Su respiración era apresurada, al parecer había corrido para llegar a tiempo a la clase, o eso había sacado por conclusión- ¡Hey! Así que le trajiste el regalo a Jongin.

- ¿Él vino?

Luhan frunció el ceño al notar que Kyungsoo realmente no le estaba oyendo. No sabe por qué, pero el hecho de que viniera sólo para ver a Jongin y no estuviera interesado ni un poco en él le molestó mucho. Quizá demasiado para ser sensato. Estaba a punto de decir que Kim Jongin no iba a venir nunca más a la clase de baile y que se había jodido, cuando Zhang Yixing asomó su nariz entre medio de los dos -. Kyungsoo ssi ¿Qué haces por acá? Te ves muy lindo con esa chaqueta.

-Menos mal que saliste-dijo enfadado Luhan -. Pensé que ya te había perdido dentro de ese salón.

-Oh mi pequeño Luhan, ya llegué. Qué lindo que te preocupes por mí -Yixing tomó por las mejillas a Luhan en forma de burla y empezó a lanzarle pequeños besos. Luhan le lanzó un manotazo y comenzó a carcajearse.

-Yixing gege-dijo Kyungsoo serio - ¿Jongin vino?

Yixing se detuvo un minuto para mirar hacia el vacío, comenzó a cabecear con los ojos cerrados y con el dedo índice encima de su mentón, dando a entender que estaba meditando con respecto a la presencia o ausencia del pequeño Jongin. - ¡Oh, el no vino!-dijo con entusiasmo-. Está con un resfrío no menor, y el maestro dijo que quizá no vendría en dos semanas.

-Oh-Kyungsoo apretó la bolsa de regalo que tenía entre sus dedos y tan sólo abajó su cabeza hacia el suelo-. Por eso no había venido el lunes tampoco…

La voz de decepción de Kyungsoo caló hasta lo más profundo de Luhan. Le comenzó a doler el pecho con tan sólo pensar en el mohín de tristeza y de desilusión que su dongsaeng estaba haciendo por culpa del idiota de Jongin. Sin pensarlo demasiado estiró su brazo en dirección hacia el menor y le dio una pequeña caricia sobre la ropa, Kyungsoo levantó su cabeza rápidamente y se le quedó mirando, intrigado. Sus ojos grandes estaban mirándole fijamente y de alguna manera el cuerpo de Luhan se sentía cálido, alegre, como si el coraje que sentía hacia segundos atrás se hubiera disuelto en esa pequeña y corta sonrisa que él menor le estaba dirigiendo en ese minuto. Sólo a él.

-Pero él debe estar bien Kyungsoo yah-ambos dirigieron su mirada hacia Yixing, sin entender muy bien las palabras del chino-, Oh Sehun, el maknae de la clase ha ido a verlo toda la semana. O eso me dijo el maestro-sonrió.

- ¿Oh Sehun? -preguntó curioso Luhan. Kyungsoo tensó notoriamente su mandíbula ante la pronunciación de aquel nombre. - ¿Qué tiene que ver Sehun con Jongin?

- ¿No lo sabes Lulu?-negó con la cabeza, y antes de escuchar lo que Yixing tenía que decir miró en dirección a Kyungsoo; lucía perdido en algún otro mundo. - Sehun está saliendo con Jongin.

- ¡¿Qué?!

-Bueno, algo así me dijo Taemin. Tú sabes cómo son los rumores Han, pero los han visto juntos por mucho tiempo, creo que hasta Seulgi los vio besarse.

- ¿Sehun es gay?-preguntó casi atónito Luhan- ¿No que estaba saliendo con Seohyun, la de primero?

Yixing se encogió de hombros y le brindó una sonrisa despreocupada-. Creo que descubrió que le iba más que le dieran por culo. No lo sé Luhan, yo sólo cumplo con informar.

Luhan todavía impactado miró hacia el cielo. Sehun había sido un traidor, el semestre anterior le había jurado de cabeza que le gustaban las chicas. Además toda la escuela conocía el supuesto noviazgo que llevaba con Seohyun. Bueno, de todos modos era de esperarse que Sehun descubriera que le iban más los hombres que las mujeres, siempre había dudado de esa formarse de sentarse tan peculiar suya, y la forma con que lo miraba y se lamia los labios cuando estaban en las duchas juntos para que luego Sehun se ofreciera amablemente a pasarle el jabón en la espalda…

Cuando todas las piezas del rompecabezas ya estaban unidas -o al menos Luhan ya había unido varios cabos sueltos- la tensión se concentró en Kyungsoo. Claramente Yixing no tenía idea de lo que sentía Kyungsoo por la pequeña joya de la clase, y aunque Luhan sabía que su amigo no había dicho lo de Jongin con mala intensión la mala vibra se podía sentir en el aire.

Kyungsoo estuvo cabizbajo por varios segundos, y cuando parecía que se había recuperado intentó sostener una sonrisa impecable al mantener la conversación con sus dos hyungs, pero lamentablemente era demasiado expresivo para que no se notase su molestia y decepción en los ojos. Luhan lo entendía, por supuesto que lo hacía, y como siempre, de manera refleja, sus manos se dirigieron al cuerpo del menor, ahora último a su cuello. Estaba tenso y tibio, la piel se sentía cálida, y aunque quisiera negarlo, Kyungsoo en sí le producía escalofríos. Su rostro no denotaba nada, estaba vacío; como si le hubieran quitado el alma y se la hubieran quemado en enfrente de sus ojos.

Dicen que la compasión no es buena. Luhan quiere obviar eso esta tarde, y aunque su pecho le duela y los brazos le tiriten por las ansias que tiene de abrazar a Kyungsoo hasta asfixiarlo, intenta controlar sus arrebatadas emociones y le da en silencio su mano al menor. Como se lo esperaba Kyungsoo no hizo nada, permaneció estático y tan sólo lo miró por el rabillo del ojo. -Kyungsoo yah ¿Vamos a comer Tteokbokki al puesto de la esquina?

El menor volvió a sí mismo y se le quedó mirando. Un pequeño brillo en sus ojos hizo que algo dentro del organismo de Luhan explotara; ansiaba que esos ojos estuvieran siempre ahí, mirándole, preocupados de él, por él, nadie más podía apropiarse de esos ojos. -No tengo ganas hyung. -Dijo desganado. Comenzó a juguetear con sus dedos y los de su hyung inquietamente, por alguna razón sus dedos chocando con los del mayor no lo hacían sentirse incomodo, y eso no tenía sentido. Por otra parte Luhan no se iba a rendir ante su propuesta.

- ¡Vamos Kyunggie! La comida allí es muy buena. Con Yixing siempre vamos, de hecho, nos hacen hasta descuentos ¿Cierto Xing?

Yixing observó el cómo Luhan tenía tomado de la mano a Kyungsoo, se veía tan natural el semblante de ambos, existía esa comodidad que era notoria a kilómetros. Contempló en silencio la escena y luego asintió con una sonrisa en la cara-. Te gustará Soo ssi.

-No lo sé hyung…

- ¡Que no se diga más!-Luhan apretó con más fuerza la mano del menor y lo jaló con imprudencia hacia su cuerpo. Si seguía viendo ese puchero salir de sus labios, no sabría cómo iba a reaccionar su cuerpo con tanta presión, así que tenía que arrancar de ahí-. ¿Vienes Xing?

-No, disfrútenlo-negó con las manos-, tengo cosas que hacer.

-Pero Xing. -Hizo un puchero horrible Luhan.

-Disfrútenlo- Yixing le cerró un ojo a Luhan, y sin que Kyungsoo se diera cuenta, le hizo una señal de aprobación con los dedos. Luhan quedó sin palabras. - Nos vemos, Luhan. Un gusto verte Kyungsoo ssi.

Y antes de que Luhan gritará un adiós, Yixing ya había desaparecido de al frente de su vista.



Esto estaba mal. Lo sabía. Y aunque su corazón le doliera y las manos le temblaran, las cosas ya estaban hechas. No había vuelta atrás, ya estaba jodido; quería a Do Kyungsoo.

Quizá fueron sus labios llenos de salsa picante que provocaron que la nada ahora se convirtiera en un todo, en un complejo de emociones que no tenían nombre pero sí una razón, en Do Kyungsoo comiendo Tteokbokki y sonriendo de manera cálida porque “hyung tú eres el mejor”.

Y cuando la nada se convierte en un todo es el momento exacto en el que hay que temer. Luhan lo sabe, conoce la sensación de cerca. Porque aunque no sea un experto en temas del amor, sabe y reconoce que el aumento de su frecuencia cardiaca no es debido al frío, ni porque el invierto está en pleno apogeo, ni mucho menos porque esté pasando por un bochorno culpa de la señora Nam que está calentado la comida en un asador muy grande. Esa maldita sensación es culpa de una sola persona.

-Jongin es un idiota. - Kyungsoo pinchó con enojo una de las bolas de arroz y luego infló sus mejillas, intentando deshacer su rabia con algo-. Me esmeré tanto en su maldito regalo, para que valiera mierda.

-No digas eso Kyung. Al menos tus sentimientos eran sinceros.

- ¿Estas bromeando, cierto? -Alzó una ceja Kyungsoo-. Me siento como un imbécil.

-Dámelo a mí-sonrió. - Yo puedo aceptarlo si quieres.

Kyungsoo miró a Luhan resignado, estaba realmente enfadado y dolido. Ya le valía una verga el regalo de Jongin, lo único que quería ahora era encontrar a algún desafortunado ser humano para torturar y así botar toda su mala vibra. Lo necesitaba con urgencia. Ojalá se pillase a Baekhyun en el camino.

-Quémalo-dijo Kyungsoo estirando el brazo. Estaban sentados en unos puestos al aire libre y Luhan estaba mirando con serenidad al menor. Lucía bastante molesto, pero a sus ojos y con el nuevo descubrimiento dentro de cuerpo, a él le parecía hermoso.

-Está linda.

Sabía que estaba mal lo que iba a hacer. Pero su corazón estaba acelerado, las manos le temblaban por la ansiedad, y aunque intentará negarse a sus propios impulsos, ya nada podía hacer.

Acercó su rostro hacia el de Kyungsoo, y sin que nadie dijera nada, Luhan lo besó. Un rose de labios simple y sencillo, casi demasiado inocente. Se sentía tan bien. Estaba en el cielo, los dos segundos más magníficos de su existencia. -Gracias-dijo en un susurro al separarse del menor y ver su ojos abiertos como platos ante su actuación.

Lástima que Do Kyungsoo no era una presa fácil de roer.

- ¡No vuelvas a hacer esa mierda de nuevo sin mi permiso! -golpeó el hombro del mayor y se alejó rápidamente de donde estaban ubicados. Luhan fue rápidamente tras él, como una gacela atrapó al menor y lo tomó por la mano. Kyungsoo soltó el amarre con enojo y lanzó lejos su brazo- ¡Para, Luhan!

- ¡Kyungsoo esper-

- ¡NO ME SIGAS!

Tan rápido como la bruma de invierno subió por el horizonte, Kyungsoo desapareció tan rápido en medio de ella, como si fuese alguna especie de espíritu maléfico que se deshace bajo la noche.

«Mierda»


La había jodido. Y para peor, la había jodido con Kyungsoo. No había pasado ni quince minutos de su gran descubrimiento-de que le gustaba el menor, duh- y ya la había cagado.

No sabía cómo, pero la ansiedad había sido más grande que él. Ver a Kyungsoo así, tan hundido en la miseria no le había gustado para nada, y en algún estúpido momento pensó que él podía reconfortarlo. Creyó por un segundo que podía ser la media naranja del menor.

«Estúpido»

Había pasado una semana del accidente, Kyungsoo no le había dirigido la palabra ni un solo día, mucho menos un mensaje de texto. No fue ni un solo día a verlo después de los ensayos de la clase de baile. Sabía que Kyungsoo tenía todo el derecho a enfadarse, pero maldición, lo extrañaba tanto. Cada noche que pasaba recordaba sus ojos furiosos por haberlo besado, y eso le duele tanto o más que el golpe que le dio en el hombro -que por cierto dolió como la mierda, ese niño pegaba demasiado bien-.

La semana había sido una tortura. No entendía cómo, ni por qué, pero Kyungsoo estaba presente a cada segundo que tenía un momento para pensar. De repente aparecían sus ojos, sus labios gruesos y rosas se le insinuaban cruelmente en su cabeza, esa hermosa sonrisa de corazón no le dejaba dormir por las noches. Y como no, a cada momento recordaba los suaves labios del menor rosando con los suyos; tan dulce y maravilloso.

Estaba perdido.

Mientras intentaba terminar el último facsímil de ciencias que le quedaba, recordó el regalo frustrado de Jongin, que ahora era suyo. Aún estaba en la misma bolsa que la había envuelto Kyungsoo, y como ya había verificado, aún mantenía su olor. La tuvo entre sus dedos varios segundos, con el aroma ya memorizado, y la textura impregnada en sus manos le dio una última caricia; en serio ya había perdido la cordura.

Y como si fuera un chiste hacia su poca cordura oyó como algo golpeaba a su ventana, y eso era jodidamente imposible porque su alcoba estaba en un segundo piso. Al menos que los ladrones de Corea ya hayan aprendido a trepar paredes, o un ninja lo estuviese persiguiendo.

Cuando un segundo golpe sonó en su ventana Luhan sopesó la idea de que un psicópata quería entrar hacia su alcoba. Tomó lo primero que encontró a mano, que fue su espada luminosa de Star Wars -no lo juzguen, por favor- y luego fue temblando hacia la ventana. Al tercer golpe Luhan abrió con fuerza la cortina y se asomó casi implorando que no hubiera nadie afuera mirándolo. Pero cuando abrió los ojos lo único que vio fue a Kyungsoo afuera de su casa con varias piedras en una mano. Luhan no entendía nada.

- ¡Kyungsoo! ¿Qué haces acá? -gritó Luhan desde su segundo piso. El menor llevaba el mismo impermeable negro gigante que lo hacía lucir adorable, le lanzó una mirada asesina desde abajo e hizo el amague de tirarle otra piedra en la cara. Luhan se tapó con los brazos, pero al final nada llegó.

-Baja ya hyung, antes que me arrepienta.

Sin que Kyungsoo dijera nada más, Luhan bajó corriendo las escaleras para encontrarse con su dongsaeng. No lo podía hacer esperar más, afuera debía de estar congelando, y joder, Do Kyungsoo quería hablar con él. Debía de tener una suerte de oro. Tomó el primer sweater que halló en el perchero de la entrada de su casa y le gritó a su madre que iba a ir a comprar un poco de leche, a las 10:30 am, muy lógico.

Se estaba colocando la última manga del tejido cuando se encontró de frente con la pequeña silueta de Kyungsoo. Por un segundo tuvo un pequeño Deja bu y recordó cuando el menor estaba a las afueras de su ensayo de baile; sus mejillas estaban rojas y su respiración era irregular, hoy lucía incluso hasta un poco más tímido, y eso, muy en el fondo, satisfacía enormemente a Luhan.

- ¿Pasó algo Kyungsoo?-dijo lo más formal posible Luhan. Kyungsoo lo miró fijamente y negó con su cabeza-. ¿Qué haces aquí tan tarde? Son las diez de la noche. Tus padres deben estar preocupados…

-Te vine a ver. -Habló Kyungsoo serio. Sus manos parecían inquietas, y sólo atinaron a tomar a su hyung por el brazo y comenzó a arrastrarlo fuera del patio de la casa.

-Pero qué….

-Cállate y sígueme-exigió el menor. Luhan no se opuso.

Caminaron durante unos quince minutos en silencio, Luhan no sabía a donde iban exactamente, pero se sentía tan extasiado por el amarre que Kyungsoo tenía sobre su brazo que no pudo negarse a nada, podía llevarlo a un callejón oscuro para golpearlo libremente ahí y él estaría feliz.

Cuando llegaron a una tienda de abarrotes cualquiera, Kyungsoo detuvo su marcha. - ¿Por qué me besaste?-preguntó serio.

Había algo en la mirada del menor que le estaba produciendo escalofríos. Pese a lo serio de la situación Kyungsoo lucia demasiado tranquilo, esperaba amenazas de muerte, improperios e incluso había pensado en algún muñeco vudú. Pero nada de eso llegó, y ahora, con tan sólo Do Kyungsoo enfrente suyo y sus enormes ojos negros a la luz de la luna, su piel blanca nieve y la respiración apresurada cayendo en forma de halo, Luhan había rectificado el por qué el menor era demasiado para él.

Con el corazón en la mano y sus nervios a flor de piel dio un largo respiro, cerró los ojos, y prosiguió a ampliar su sonrisa de la forma más natural que pudo-. Pues… no lo sé Kyunggie-dijo. Paseo su mano por encima de la mejilla izquierda del menor y trago saliva, su piel era tan suave y hermosa -. No quiero que pienses que quería aprovecharme de ti o algo así.

- ¿No fue así?-cuestionó. Pero no quitó la mano del mayor de su rostro, aún no lograba entender por qué el contacto físico con Luhan era tan gratificante-. Digo, estaba deprimido porque Jongin se fue con el nalgón de Sehun, algo de aprovechamiento debió haber.

-Quería reconfortarte.

- ¿Por qué?

«Pues porque me gustas, joder»

-No me gusta verte triste Kyungsoo yah -Luhan colocó su rostro serio. Estaba molesto, muy molesto. No podía creer que Kyungsoo había llegado a gritarle y a exigirle razones de por qué lo beso. ¿No es obvio el por qué la gente besa? Es decir, no podía creer que algo así estuviese pasando. - No quiero verte triste por un idiota que en lo único que piensa es en bailar y apenas sabe del planeta tierra, Kyungsoo mírame-. Tomó por la cara al menor y obligó a que fijara su vista en él.

- ¿Esa es acaso una excusa?-gritó-. Ni siquiera conoces a Jongin, él… no… -el menor disminuyó lentamente el tono de voz, y el anterior grito ahora hacia ecos en sus oídos. Kyungsoo se desmoronó en el pecho de Luhan y, aunque ninguna lágrima cayó de sus ojos, Luhan podía sentir el calor de Kyungsoo fluyendo por su pecho -. Maldito.

-Tonto. -Pasó su mano por encima de su cabello y se río en silencio; Kyungsoo había temblado por el pequeño rose-. ¿Por qué viniste a verme?

-Te extrañé, hyung.

Cuando la nada se convierte en un todo es cuando hay que temer, lo sabía a la perfección Luhan. Son sus manos impactadas en frio y en nerviosismo, la ansiedad acumulada en los dedos, los labios de Kyungsoo chocando contra los suyos, sus mejillas de un perfecto color carmesí, sus ojos cerrados y sus pestañas largas acariciando sus propias mejillas, el amarre que el menor tenía alrededor de su cintura, la nada convirtiéndose en un todo.

No es compasión. Es la seguridad de la noche que transforma los «te extraño» en un «te quiero» empalagoso ahogado en sonrisas, en porqués que nadie quiere oír, en la noche de diciembre cercana a la navidad que devora todos los miedos.

- ¿Quieres ir a mi casa? Está helando Kyunggie ~ - Luhan no sabía porque la mano de Kyungsoo era tan cómoda, pero en serio agradecía enormemente que aún le quedaran diez minutos caminando hasta su casa. El rose de sus dedos debía ser la mejor sensación que podía existir, además las mejillas rojizas del menor eran el mejor regalo que podía haber recibido jamás.

Quizá sí tenía algo que agradecerle al idiota de Sehun.

-Tengo que llamar a casa, hyung-dijo en un tono casi inaudible. El frío nocturno ya estaba cayendo con fuerza, y al parecer el tiempo amenazaba con una nevada justo para la víspera de navidad-. Tengo frío.

-Vamos -apretó su mano-, te daré algo tibio y llamaremos a tu casa.

Kyungsoo no dijo nada, pero Luhan no necesitaba escuchar la voz del menor para saber que su respuesta iba a ser un sí. Se miraron de reojo, y aunque Kyungsoo tenía su boca cubierta por su enorme bufanda Luhan pudo notar sus ojos en forma de media luna y la curva de sus labios asomarse por encima del tejido. Esos ojos oscuros y grandes se estaban fijando en él, y aunque no podía asegurar que el día de mañana seguiría ahí, al menos hoy, esta noche de invierno cubierta de una ráfaga de nerviosismo, los ojos, y Kyungsoo en sí, ser fijarían sólo en él.


n/a: Luhan y Kyungsoo están chiflados, sí.
n/a 2: Amo el HanSoo y lo siento si no es lo que esperabas uwu
n/a 3: Feliz próximo 2016 a todos <3
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