Autor: Siryn
Fandom: Naruto
Disclaimer: Todo de Kishimoto.
Advertencias: Ninguna.
¿Cuántas veces puede una persona ver a otra y saber que está enamorada? Primero capta tu atención y hasta podrías pensar que es amor a primera vista. Lo ves algo seguido, tal vez, por asuntos laborales como es mi caso. Al principio solo piensas que es lindo, por lo menos en comparación a todas las personas que conoces. Después tu curiosidad va en aumento y te das cuenta que su color favorito es el azul ya que todo lo que hasta ese momento le has visto, es en ese color.
Te das cuenta que sus ojos son grandes y de un hipnotizante negro, que sus pestañas son largas y rizadas. Notas que sus manos son grandes y pasa por tu mente la idea de ser tocados por ellas. La palabra “Enamorado” llega a tu mente y desde ese momento ya no eres el m ismo. Tus manos pasan de cálido a frio mientras estas junto a el y aunque nunca has cuando mas de los buenos días, tu mundo se viene abajo solo con eso.
Sabes que no tienes ni la más mínima posibilidad, ya que una vez se atrevió a llevar a su hermosa novia al trabajo. Una pelirosa que a tu punto de vista no va con él y piensas que lo que el en verdad necesita es alguien con quien divertirse, alguien que le pueda mostrar otras cosas. Pero claro, como en las novelas clásicas, tú y el son de mundos diferentes. Tu un pobre cajero de una tienda X en X lugar y él un alto ejecutivo de la industria publicitaria, entonces te preguntas... ¿Porque se tendría que fijar en alguien como yo?
Si bueno, esa es mi pequeño dilema, a mis 20 años, soy Uzumaki Naruto y mi vida no pudo haber cambiado tanto desde ese día…
Aunque me gradué de publicista no trabajo como tal. Es muy difícil encontrar un buen trabajo en estos días y aunque no tengo a nadie que mantener, no me puedo quedar tranquilo en mi casa viendo pasar las horas. Mi tío Jiraiya siempre ha velado por mí desde que mis padres murieron. El es dueño de una pequeña tienda “Fun Paradise” y me ha dado el trabajo que tengo hasta el momento.
Mi apartamento es pequeño y no tengo muchas cosas. Se podría decir que me he ido acomodando con mi estilo de vida y aunque hago pequeños trabajos publicitarios con mis amigos, no me siento completo, es como si me faltara algo. Rechace a Hinata, una de mis vecinas. Ella representaría a la novia perfecta, que cualquier chico quisiera tener, bonita, inteligente y amable. Pero no me sentía atraído hacia ella en ese sentido. Haciendo un resumen de mi vida, nunca me he enamorado. A veces me quedo en el piso de mi pequeño cuarto con la mirada perdida en el techo, pensando en ¿Cómo se sentirá el estar enamorado? Sentir los labios de otra persona sobre los tuyos, brazos que te aprisionen haciéndote sentir seguro. Creía que todas esas cosas sobre el amor y la atracción no eran para mi, hasta creí que no me importaba… eso… hasta que lo conocí a él…
Un día como cualquier otro en la tienda “Fun Paradise”. La tienda no era grande, pero teníamos lo necesario y lo que las personas buscaban. Éramos cuatro a cargo de la tienda Neji, Gaara y Kiba, tres personas totalmente opuestas. Esa noche mi turno era con Gaara. El estaba en la caja registradora mientras yo ordenaba las sodas en su respectivo estante.
-Otra vez esa mirada- pensé para mí
Cada vez que me quedaba con Gaara podía sentir su mirada sobre mí, sus penetrantes ojos verdes nunca me perdían de vista y eso me ponía inquieto, en ese momento sonó la campanita sobre la puerta de la entrada, un cliente había entrado a mis espaldas. Me daba curiosidad… pero si volteaba mi rostro me encontraría con la mirada de Gaara, así que decidí soportar la curiosidad. Vi el reloj en mi muñeca, eran las siete de la noche. Mi cliente favorito siempre venia a la tienda alrededor de esta hora. Mil cosas pasaban por mi mente en ese momento y en mi afán de colocar rápido las botellas se me resbalo una de ellas, se dirigía directo a mi rostro, cerré mis ojos a esperas del golpe… pero no paso nada mas... los abrí lentamente y frente a mí una mano la sostenía.
-Ten más cuidado, ¿de acuerdo?- dijo una voz que yo conocía muy bien
La sangre llego a mis mejillas haciendo que estas ardieran de vergüenza. Frente a mí la sonrisa que tanto amaba. Mi corazón a punto de salirse de mi pecho.
-Gr… gracias…. Sai-san- logré articular
Coloco la botella en el estante y se dirigió a la caja donde Gaara le daba una mirada fulminadora. Pero eso no me importo. No podía estar más feliz. Esa corta oración se repetía una y otra vez en mi cabeza, acompañada de esa hermosa sonrisa.
“Ten más cuidado…. Ten más cuidado… ten más cuidado… ten mas… no sé lo que te gusta tanto de ese idiota sonriente…………………… -¿Qué demonios fue eso?- me pregunte en el instante
No sabía cómo explicar lo que acababa de pasar. Esa ni siquiera había sido mi voz -Quizá fue producto de mi imaginación- pensé mientras buscaba un poco de lógica en todo aquello.
Termino mi turno, comenzamos a cerrar la tienda. Salí rápidamente, mi castidad peligraba como siempre a la hora de la salida cuando iba a cambiarme de ropa, Gaara siempre intentaba hacerme cosas extrañas cuando estábamos los dos solos.
Llegue a mi pequeño apartamento a las 11 pm, todavía pensando en mi cliente favorito. Deje que mi imaginación volara al cien por ciento como siempre lo hacía. Siempre nos imaginaba juntos y el sonriéndome solo a mí. Deje mis cosas por ahí y me recosté en mi pequeña cama para seguir soñando un poco más.
Cerré mis ojos para poder saborear el momento en el cual ese dulce sueño llegara al punto en que me gustaba, donde nuestros labios comenzaban a tocarse. El se acercaba lentamente a mi rostro primero tocándolo con sus suaves manos para mantenerlo prisionero para así hacer llegar sus labios a los míos. Nuestras agitadas respiraciones se mezclaban, mi corazón latía desesperado y nuestro dulce beso comenzaba.
Creo que era por el pequeño encuentro que tuvimos que este sueño se sentía más real que de costumbre. Podía sentir como si mano viajaba por mi cintura quedando momentáneamente quieta en mi cadera. Su tacto quemaba mi piel, sus labios se volcaban contra los míos. No quería abrir los ojos, aquello era demasiado bueno -Así que, así se sentiría un beso con esa persona- pensé mientras dejaba que él me estrujara contra su pecho.
A medida de que el sueño avanzaba y aquello se sentía cada vez mejor, comencé a sentir algo raro en mi cuerpo. Era un sentimiento nuevo, era una ansiedad, necesitaba algo pero no sabía “el que”. A pesar de que estábamos en pleno beso, mi boca comenzó a secarse y la ansiedad por devorar aquellos labios se agrando. Comencé a sentir un cosquilleo en las uñas de las manos. Quería rasguñar “algo”, busqué la espalda de mi opresor, cuando la tuve bajo mis manos hundí mis dedos en su piel sintiendo como esta se estremecía bajo ellos.
Escuché un suave susurro en mi oído, fue bajo y grave con una profunda voz que me dijo…
-Es hora de que despiertes………. Naruto.
Mis ojos se abrieron de par en par. Mi corazón todavía retumbaba en mi pecho como loco, la sed que me atormentaba estaba se desvanecía pero la ansiedad de usar mis dedos como cuchillos no. Mire a mi alrededor, todo seguía en paz y las pocas cosas que tenía seguían en su lugar.
Me levante lentamente sobre mi cama, solo los típicos sonidos de la noche me acompañaban… o por lo menos eso pensaba. Di una nueva ronda con mi mirada, nada nuevo…. O tal vez si, en una de las esquinas de mi cuarto había algo extraño, todo estaba oscuro pero ahí definitivamente había algo, frote un poco mis ojos para aclararme la vista. Todo quedo en absoluto silencio en ese momento, como un hueco donde ni el aletear de un mosquito se escuchaba. Ahí estaba el. Era un joven de cabello negro y unos hermosos ojos de color carmesí. Su sonrisa de medio lado no me daba la más mínima confianza. Todo lo que traía puesto era negro haciendo que su blanca piel brillara y se viera perfecta y suave bajo los rayos de luna. Yo estaba ahí perplejo sin poder moverme, no me importaba ni siquiera el ¿Cómo había entrado a mi casa? Aquellos ojos no soltaban los míos pero de aquel silencio un pequeño zumbido comenzó a estremecer mis oídos cada vez más fuerte, vi una vez más aquella figura. Levanto su mano y puso su dedo sobre sus labios indicándome que no hiciera ruido.
Un fuerte ruido opaco al zumbido anterior, mi ventana exploto en pedazos mientras yo ni siquiera podía moverme, aquella persona solamente me sonrió, una sonrisa llena de picardía que hizo que mi piel se erizara. Una cosa entro por entre los vidrios quebrándose. No le encontré forma al principio, pero después pude distinguirlo, su forme asimilaba la de un humano, pero su expresión era desencajada y aterrorizante. Me vio fijamente, de sus manos sobresalían unas enormes uñas y sus ojos eran del mismo carmesí que aquella persona…. No, no eran el mismo, este le faltaba el hermoso brillo. Me miraba con intensidad y acerco una de sus manos a mi rostro, debería de estar temblando del miedo en ese momento, pero por algún motivo estaba de lo más relajado. De la boca de aquel ser salía una clase de espuma rasguñaría mi rostro si no me movía, pero, no lo hice, me quede ahí mirándolo fijamente, casi como si lo desafiara a hacerme algo… -¿Qué demonios estás haciendo?- grito mi subconsciente.
Una palabra salió de mis labios… jamás la había dicho antes. Era un nombre, que tampoco conocía, pero que salió tan natural de mis labios, mi vista comenzó a nublarse mientras ese nombre no dejaba de sobresalir en mi mente. Comencé a marearme, las paredes de mi cuarto temblaban y mis labios tomaron voluntad propia diciendo aquel nombre -Sasuke- una oscuridad invadió mi vista, mis sentidos se desconectaron de aquella escena y lo último que escuche fue un estruendo muy cerca de mí, sentí mi almohada bajo mi cabeza y ya no supe nada más.
No era mi cama, eso lo sabía muy bien… era demasiado cómoda para serlo. No quería pensar en nada que no fuera lo bien que se sentía el estar ahí recostado. Tome la almohada y la apreté contra mi pecho, tenía un delicioso aroma que me embriagaba. Ni siquiera quería abrir los ojos, si ese era un sueño, no quería despertar. Algo frio toco mi mejilla, aun así me rehusaba a abrir los ojos, pero aquella sensación bajo por mi cuello hasta llegar a mis hombros haciendo que mi piel se erizara, no lo pude soportar más, me levante y abrí mis ojos a lo que tuviera frente a mí.
Lo primero que vi me pareció tan familiar, eran aquellas profundas pupilas negras que pensé había visto en mi sueño. Un rostro muy cerca del mío que hizo un retumbo en mi corazón. Aquella sonrisa picara asomaba por sus labios mientras me veía con intensidad, la sangre corrió a mis mejillas traicionándome en aquel momento cambiando de mi color habitual a un rojo lleno de timidez. Logre quitar mi vista de aquella que me hipnotizaba y vi a mi alrededor. Al parecer era una habitación de algún hotel.
-Pensé que nunca despertarías- interrumpió una penetrante vos
Gire mi rostro en búsqueda de aquella vos. Era el, estaba sentado sobre el borde de la ventana del cuarto. Todavía estaba de noche, la luna lo iluminaba y eso asía que sus ojos brillaran de una forma intrigante, pero que de alguna manera me transmitían nostalgia.
-¿Qui… quien eres tú?- logré articular
-Al parecer todavía no lo recuerdas
-A que te refieres… yo no te he visto jamás en mi vida…
-En esta vida… no, pero en las anteriores tu y yo…
-No sé de qué me hablas, tengo que trabajar mañana. Me iré de regreso a mi casa, así que si me disculpas…- dije mientras comenzaba a salir de aquella cama.
-¿A trabajar… mañana?- rio un poco, continuo -¿Dónde crees que estas, Uzuratonkachi?- termino de decir mientras sonreía con ironía
“Uzuratonkachi”… esa palabra había quedado como un eco en mi cerebro. Era la primera vez que la escuchaba, pero de alguna manera sabia que ya la conocía desde antes. Pero no era momento para pensar en esas cosas, tenía problemas más graves que esos.
-Estamos en algún hotel de mal gusto en alguna parte de Japón. Dentro de algunas horas tengo que presentarme en la tienda para trabajar. Así que tengo que irme- buscaba mis zapatos pero no los veía por ninguna parte
-Tienes razón solamente en un punto…- dijo mientras sostenía muy divertido mis zapatos, continuo -Si estamos en un hotel de mala muerte… pero no precisamente en Japón-
Al escuchar eso no pude contenerme y corrí hacia la ventana donde estaba el, tenía que comprobarlo por mi cuenta. Una fría brisa choco contra mi rostro, quede perplejo ante aquella vista. Verdaderamente no estábamos en Japón. No conocía nada de lo que veía. En realidad… ¡No había nada! Solo arboles y mas arboles -¿Cómo podía haber un hotel rodeado por un mar de arboles?- gire rápidamente y tome por el cuello de la camisa a mi secuestrador -¿Dónde demonios me has traído?- le dije mientras tomaba fuerza para mantenerme con calma -Mi familia no tiene dinero, así que no estés pensando en pedir alguna recompensa. Es mejor que me digas donde estamos-ttebayo- el solo sonrió ante mi escena de furia.
-En primera- se acerco un poco y tomo mis brazos .Ya no tienes que ir a trabajar a esa tienda de mala muerte, de todas formas, hace dos semanas que no te presentas…
-¡DOS SEMANAS!- grito mi yo interno
-En segunda…- tomo una de mis manos y mientras acercaba el dorso de una de ellas a sus labios me dijo -Yo no te he raptado… aunque no creas que no lo he pensado- dio un pequeño beso en mi mano que me erizo la piel -Como ultimo. No puedo dejarte ir. Tu familia te está esperando. Pero, te daré todas las explicaciones que quieras cuando lleguemos a nuestro destino… por ahora, tenemos que irnos…
-¡Espera! ¿Mi familia? A que te refieres con eso. No iré a ninguna parte hasta que…
-Sigues tan terco como siempre Uzuratonkachi- dijo mientras me tomo por la cintura y puso bajo su brazo como si fuera algún tipo de maleta -No tenemos mucho tiempo antes de que ellos vengan, tenemos que irnos-
-¿Ellos? Pero…- un enorme estruendo a nuestras espaldas me quito las palabras de la boca.
Habían tumbado la puerta de aquel cuarto. Reconocería a esa criatura donde fuera, era la misma o por lo menos del mismo tipo que la que me ataco en mi cuarto, eso me recordaba la amargura de saber que nada de lo anterior era un sueño. Ahí me encontraba, bajo el brazo de un completo extraño en algún lugar del mundo y siendo perseguidos por esas cosas y ni siquiera sé porque.
-No hay más remedio- dijo sin mayor apuro
Me acerco a la ventana y como un saco de ropa sucia me dejo caer por ella, alcance a ver su sonrisa, su diabólica sonrisa. Una presión creció en mi pecho, eran tres plantas, no saldría vivo de esta, comencé a pensar en muchas cosas, tal y como dicen que recuerdas tu niñez cuando estas al borde de la muerte. Recordé mis días en la tienda, mis días junto a mi tío, en mi mente comenzaron a formarse imágenes o más bien… eran recuerdos. Esas criaturas y yo peleábamos, yo tenía garras afiladas y mis ojos de un rojo carmesí ardían en pasión por matarlos. Me vi colérico peleando una batalla que no comprendía. Otra persona llegaba a mi lado, no era enemigo ya que no lo atacaba, mas bien, me reconfortaba tenerlo a mi lado. Los ojos de aquella persona eran de un negro azabache que junto con su pelo hacían contrastar la blancura de su piel. Eso me recordó que no era primera vez que lo veía. Esos ojos los había visto antes. Aquel de cabello azabache se acerco a mi otro yo de manera bastante… cariñosa. No podía creer lo que veía, las dos miradas se fundían entre ellas con deseo y pasión. El azabache se acerco a mi otro yo y dejando caer sus labios sobre los míos se unieron en un dulce beso. Mi corazón comenzó a palpitar como loco -¿Aquello de verdad había pasado-? Los labios de aquel pelinegro comenzaron a bajar por mi cuello, en un abrir y cerrar de ojos, pase de ser el espectador a ser la persona entre aquellos brazos. Nuestros ojos se veían fijamente, una calidez fluía en mi cuerpo, calidez que no había sentido nunca. Y aunque su piel era de un frio perpetuo, su rose me quemaba la piel. Vi su boca y de ellos sobresalían dos pequeños colmillos, los toque con mis dedos, en ese momento sabía por instinto lo que tenía que hacer. Tome su rostro y lo coloque sobre mi cuello, y lo que comenzó como un suave beso, se intensifico hasta llegar a sentir un delicioso dolor como de dos picaduras de abeja. De mis labios salió un nombre, ese nombre que había dicho sin pensar anteriormente… Sasuke.
Mi cuerpo dio un pequeño giro en el aire y después nada… no sentía nada. Había regresado a la realidad. Abrí mis ojos temeroso y veía los troncos de los arboles, vi mis pies y estaban sobre la tierra, vi hacia arriba y ahí estaba la ventana, no había sido mi imaginación. Vi mis manos y estaban bien, no temblaban como siempre. Me sentía fuerte, me sentía como si no fuera yo, era como si algo dentro de mí hubiera despertado. Escuche un estruendo y vi como un cuerpo salía disparado de la ventana hacia uno de los arboles cercanos. Aquella criatura se coloco en el marco de la ventana y salto hacia aquel árbol como si no fuera nada. Corrí hacia el árbol en busca de Sasuke, cuando llegue el estaba bastante mal herido, aunque él no lo quería demostrar.
-Sabía que no morirías solo con una pequeña caída, dobe.
-¡Teme! Deja de estar bromeando, te ves muy mal herido-dattebayo.
-¿Teme… dattebayo? Jaja- kof kof- tosió un poco mientras comenzaba a levantarse -Comienzas a sonar a alguien que solía conocer.
-No tengo muy claro las cosas todavía, pero sé que tú eres…
-Todavía tienes que recordar muchas cosas, no hagas conclusiones dobe- dijo mientras trataba de hacerse el fuerte
-Estás muy débil… yo sé lo que te regresara tus fuerzas… y tú lo sabes también, ¿Verdad?
-No sé de lo que hablas dobe
-Sí que lo sabes, ven aquí- dije mientras descubría mi cuello -Ven aquí y toma un poco de mi sangre
-¿Sabes lo que me estas pidiendo?
-No quiero perderte… tengo este sentimiento de no querer apartarme de tu lado, porque yo…
-Naruto… no me tientes de esta manera- en un abrir y cerrar de ojos ya me tenia contra el tronco de un árbol
Estaba entre sus brazos y aquel frondoso árbol, la criatura se acercaba y nosotros como en aquel recuerdo nos perdíamos en nuestras miradas. Tome su cabeza y la coloque en mi cuello. Su lengua trazo una línea, mi respiración era agitada, sus dientes comenzaron a rosar mi piel, profundizando cada vez más, el dolor incrementaba a cada segundo, pero no me importaba, sus brazos me estrujaron mas contra su pecho. Podía sentir como parte de mis energías me dejaban y a medida de que el tomaba mi sangre otras imágenes se formaron en mi mente. Imágenes de él y yo juntos peleando contra aquellos seres. Tenía muy claro que el era un vampiro, aunque todavía me costaba aceptarlo, pero yo era otra cosa, yo era… mi visión comenzó a nublarse, aquellos labios se separaron de los míos.
-Naruto, Naruto… ¿estás bien?- dijo con preocupación en su voz el azabache
-Claro que sí, no te preocupes teme- vi como sus ojos habían cambiado y ahora eran de un rojo carmesí. Entre una estela nublada vi como tres criaturas se abalanzaron sobre nosotros
Sasuke me tomo en sus brazos y coloco suavemente en el suelo. Me sentía un poco débil y un poco frustrado de no poder ayudarlo ya que aquellos eran tres contra uno. Sasuke que todavía estaba frente a mí, levanto su brazo para golpear al primer monstruo que llegaba a nosotros lanzándolo varios metros atrás haciendo impactando en un tronco de árbol. Para el segundo se agacho y con su pie hizo que este cayera para así con un fuerte puñetazo destrozarle el cráneo, rápidamente fue al tercero y lo tomo del cuello… todo comenzaba a parecer un borrón de colores…
-Al parecer sigues tan generoso como siempre
Una vos sonó a mi lado, sabía que la conocía… pero
-Lamento la tardanza, pero ya estoy aquí…Naruto-kun.
-¿Quién… eres?- en ese momento un par de pupilas negras se posaron frente a mí, parecidas pero no iguales
-¿Qué demonios estas estás haciendo estúpido Sai?- grito una voz muy furiosa desde atrás
-¿SAI?- grito mi yo interno
-Vi como tenias algunos problemas… decidí ayudar
-¿AYUDAR? No vi tu horrible rostro peleando con nadie… deja de estar tocando lo que no te pertenece si no quieres volver a ser polvo- dijo como un peligroso reto
-Jaja ¿Polvo? Tú me harás polvo Sasuke-kun
-Sí, ven aquí y descúbrelo…
Ya no pude escuchar más de aquella tonta pelea, mis ojos se cerraron y todo quedo en una inmensa oscuridad.
Continua
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