Título: Everyland
Autor: aisisgallo
Género: J2 AU
Capítulos : 23 + Epílogo
Pairings: Jared/Jensen ; Chris/Steve
Clasificación: NR-17
Palabras: 51.000 +/-
Resumen: El mundo de Jensen se ha hundido tras una tragedia que no está siendo capaz de superar. Y de pronto ocurre algo que le lleva a un lugar más allá del mundo real. Pero ¿es solo su imaginación quien le lleva hasta allí, o es algo más?
Capítulo 1,
Capítulo 2,
Capítulo3,
Capítulo 4,
Capítulo 5,
Capítulo 6,
Capítulo 7,
Capítulo 8,
Capítulo 9,
Capítulo 10,
Capítulo 11,
Capítulo 12,
Capítulo 13,
CAPÍTULO 14
- ¿Quieres que durmamos juntos? ¿En la misma cama? - Susurró contra la boca de Jared.
Jared asintió con la cabeza agarrando a Jensen por la cintura y tirando de él hasta que sus cuerpos se tocaron.
- Si quiero.
Jared levantó sus manos hasta la cara de Jensen y empezó a acariciarle suavemente con las yemas de sus dedos. La sensación era increíble, no era capaz de recordar la última vez que había podido tocar a alguien así, ni siquiera cuando era niño. Cada roce con la piel de Jensen provocaba una descarga de sensaciones que viajaba desde sus dedos, recorriendo el brazo, bajando por su columna vertebral y terminando directamente en su polla, que con cada contacto daba un pequeño tirón.
Jensen podía sentir cómo todo el cuerpo de Jared se estremecía por la sensación del contacto en sus manos, y le dejó hacer durante un rato, mientras le miraba extasiado. Jared respiraba de forma entrecortada por su boca abierta, tenía las mejillas sonrojadas por la excitación, y sus ojos seguían el recorrido que dibujaban sus dedos, absorbiendo con avidez la imagen de cada centímetro de su piel, como si quisiera grabarlo en su mente a fuego.
Recorrió toda su cara hasta llegar a la mandíbula, y desde ahí descendió por el cuello con manos temblorosas, hasta llegar a donde la camisa de Jensen no le dejaba continuar. Se detuvo allí un momento y levantó la mirada hasta los ojos de Jensen. - ¿Puedo? - pregunto con expresión suplicante. - Yo… yo necesito… tocarte con mis manos, ¿puedo?
Jensen asintió con la cabeza sin dudarlo, e inmediatamente soltó un par de botones de su camisa y se la sacó por la cabeza. Jared alargó las manos hasta sus hombros, y luego empezó a descender hacia su pecho, acariciando cada centímetro de piel hasta llegar a sus pezones. Cuando pasó las yemas de sus dedos sobre los pezones de Jensen, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, y echó la cabeza hacia atrás, con los ojos apretados y la boca ligeramente abierta, mientras seguía acariciando las dos pequeñas protuberancias.
- Dios Jared. - Jensen no podía creerse lo duro que se había puesto simplemente con aquello. Al ver cómo Jared se excitaba hasta niveles increíbles solo por acariciarle, se había visto contagiado por esa excitación, y estaba dispuesto a jurar que si Jared le seguía acariciando un rato más, iba a correrse sin necesitar de más.
Al oír la voz de Jensen, Jared volvió a la realidad y enderezó su cabeza para mirar a Jensen. - Jensen, yo… yo no sé…
- Tranquilo, yo me encargo. - Dijo Jensen inclinándose hacia delante y besándole intensamente, colando su lengua en la boca de Jared, y explorando cada rincón, hasta que este se deshacía en gemidos que no paraban de salir de su garganta. Jensen le quitó la camisa, entreteniéndose un rato en acariciar aquella extraña y suave membrana que unía sus brazos a su cuerpo, haciéndole estremecerse con cada caricia, y su siguiente objetivo fueron los pantalones y el resto de la ropa que aún llevaban puesta.
Poco después, los dos estaban tumbados en una de las camas, completamente desnudos, besándose y acariciándose el uno al otro. No fueron mucho más allá, las sensaciones que estaba experimentando Jared a través de sus manos eran tan intensas, que Jensen no quiso ir más allá por el momento, y tras una intensa sesión de caricias, acabaron masturbándose el uno al otro, mientras se seguían besando como si la vida les fuera en ello, y se corrieron prácticamente a la vez, gimiendo el nombre del otro y quedando exhaustos tumbados el uno al lado del otro.
Después de un rato en el que los dos se dedicaron a recuperar el aliento, Jared se giró en la cama y se tumbó con la cabeza apoyada sobre el pecho de Jensen, que suspiró complacido y le rodeó los hombros con un brazo.
- Creo que deberíamos dormir, ya han sido suficientes emociones por un día. - dijo Jensen dejando un beso en el pelo de Jared.
Durante un rato, Jared no contestó nada, y Jensen estaba ya casi convencido de que se había quedado dormido, cuando empezó a hablar.
- Jensen, yo… estaba pensando en lo que has dicho esta mañana. ¿Qué va a pasar cuando te duermas?
Jensen había intentado evitar el tema durante toda la tarde. No quería preocupar a Jared más de lo necesario, aunque él no había parado de dar vueltas al asunto.
- No sé lo que va a pasar, Jared. - dijo soltando un suspiro. - Pero como te he dicho esta mañana, voy a volver. Estate seguro de ello. Puede que tarde algo más, pero tarde o temprano tendré que dormirme en Nueva York, y entonces estaré otra vez aquí contigo.
Jared asintió con la cabeza dándole la razón, aunque no pudo ocultar un gesto de preocupación.
- Hemos dejado pagadas dos noches de habitación, así que si te despiertas y yo sigo dormido, simplemente quédate aquí. Hay comida en la mochila para que pases todo el día. Tú quédate aquí y no salgas de la habitación, no sabemos si alguien nos ha seguido hasta Shandir. Aquí estarás seguro hasta que yo despierte. ¿De acuerdo?
Jared volvió a asentir y luego se acercó a Jensen y le besó en la boca. - Estaré aquí cuando te despiertes. Lo prometo. - dijo. Y luego se tapó con la colcha.
El cansancio de todo el día les venció a los dos, y pocos minutos después, ambos estaban profundamente dormidos.
Jensen despertó tumbado en la cama de un hospital. Lo primero de lo que fue consciente, fueron los pitidos de la máquina que controlaba su constantes vitales. Después de eso, el habitual olor a desinfectante de todos los hospitales invadió su nariz, haciéndole sentir una náusea, y sin abrir los ojos, respiró lenta y profundamente intentando calmar los nervios.
Supuso que bien Chris o Steve estarían en la habitación con él, pero de momento no quería que se dieran cuenta de que estaba despierto. Tenía que tranquilizarse y pensar en lo que iba a hacer para poder volver con Jared lo antes posible.
En un principio, le había parecido que fingir un ataque de nervios para que le sedaran, era la opción más sencilla, pero luego se preguntó si un sedante fuerte podría afectar a sus “viajes” al otro lado, no quería arriesgarse a que le dejaran tan drogado que no pudiera volver a Shandir.
La sola idea de no poder volver, hizo que los latidos de su corazón se aceleraran por la angustia, y antes de que pudiera controlarse, se encontró con Chris inclinado sobre él, mirándole de cerca mientras le agarraba una de sus manos.
- Eh, Jensen, vamos tranquilo, estoy aquí contigo.
Jensen abrió lentamente los ojos, e intentó levantar la mano hacia Chris, pero le fue imposible. - ¿Qué coño…? - Con el ceño fruncido inclinó la cabeza hacia delante para mirarse la mano, y vio que tenía las dos muñecas atadas a las barras laterales de la cama. - Chris, ¿qué coño significa esto? - dijo en tono enfadado, sintiendo cómo la rabia se apoderaba de él.
Una cosa era que sus amigos quisieran ayudarle, y entendía su preocupación, pero que le ataran a una cama como si fuera un loco peligroso era demasiado.
- Chris suéltame. - dijo intentando mantener un tono lo más sereno posible,
- Yo no… no puedo Jensen.
- Chris, ¡SUÉLTAME!
La mirada de Chris se llenó de culpabilidad y de tristeza, y Jensen habría jurado que sus ojos se llenaron de lágrimas. - Jensen lo siento, de verdad. Siento mucho todo esto, pero entiende que lo hacemos por tu bien.
Jensen respiró profundamente intentando contenerse y no darles la razón montando un espectáculo. - Escúchame Chris, te voy a decir algo muy en serio, y quiero que te quede claro que estoy razonando perfectamente. - Chris tragó saliva al oír la rabia contenida en la voz de Jensen. - Entiendo que os preocupéis por mí, pero esto sobrepasa los límites. Te juro por Dios que si no haces que me suelten ahora mismo, nuestra amistad se ha acabado para siempre, y en cuanto salga de aquí no volveréis a verme en vuestra vida.
- Jensen por favor, entiéndelo. - Chris le hablaba en tono desesperado, mientras seguía agarrando su mano.
- Suéltame. - dijo Jensen en tono seco.
- ¿Qué? - Chris parecía confundido.
- Que me sueltes la mano, no quiero que me toques, suéltame.
Chris cambió de expresión como si le acabaran de dar un puñetazo, y lentamente soltó la mano de Jensen mirándole con gesto dolido.
- Solo queremos ayudarte, Jensen. Solo queremos ayudarte. - dijo en un susurro mientras se dirigía a la puerta y salía de la habitación con aspecto abatido.
Una vez que se quedó solo en la habitación, Jensen forcejeó con las correas que le sujetaban a la cama mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas. Peleó con las ataduras de cuero durante más de media hora, pero finalmente, con el cuerpo cubierto de sudor por el esfuerzo y las muñecas rojas y doloridas, se tuvo que dar por vencido.
No podía creer que Chris y Steve hubieran llegado a tanto, tampoco se había comportado de una forma tan desquiciada como para que pensaran que necesitaba estar atado a una cama. No pensaba perdonarles lo que le habían hecho.
Pasó la mañana entre ataques de rabia cada vez que Chris o Steven tenían el valor de entrar en la habitación, y esfuerzos por tranquilizarse y tomarse las cosas con calma cuando le volvían a dejar solo. Cuando conseguía controlarse y pensaba racionalmente, sabía que no tenía motivos para ponerse nervioso. Jared estaba seguro en la posada, e iba a esperarle hasta que despertara. Así que lo único que tenía que hacer era mantenerse tranquilo, e intentar dormirse lo antes posible.
A mediodía, le soltaron una de las manos para que pudiera comer, pero un enfermero se quedó en la habitación hasta que terminó para asegurarse de que no intentaba nada raro, y una vez hubo terminado, volvió a atarle.
Jensen pensó que era el momento perfecto para volver a dormirse, después de la comida, seguro que le entraría sueño. Así que se tumbó y cerró los ojos procurando tranquilizarse lo más posible, pero pronto le quedó claro que la suerte no estaba de su lado.
Estaba empezando a sentir que el sueño le vencía, cuando de pronto una sensación de miedo y angustia se apoderó de él, acelerando su corazón y haciendo que se le formara un nudo en la garganta que apenas le dejaba respirar. Algo malo pasaba en Shandir.
Algo le estaba molestando, pero estaba demasiado dormido para pensar con claridad, y se limitó a removerse en la cama mientras soltaba un gruñido de protesta, el día anterior había sido duro, y estaba demasiado cansado, solo quería descansar.
Estaba tumbado pegado a Jensen, rodeando su cintura con un brazo, y tapado con la colcha hasta los hombros.
“Jared” Oía una voz susurrándole, que no le dejaba dormir. Odiaba los sueños que no le dejaban dormir tranquilo, porque al día siguiente se despertaba como si hubiera pasado la noche en vela.
Se pegó más a Jensen, buscando recuperar el sueño profundo, pero alguien seguía sacudiéndole cada vez más fuerte, y la voz le llamaba subiendo el tono cada vez, hasta que de un susurro pasó a ser un grito en toda regla. - ¡JARED!
- ¡¿Qué?! - Jared se despertó por completo en un instante, con todas las alarmas de su cabeza gritándole que corrían peligro, e intentó levantarse de la cama para defenderse, pero alguien le estaba tapando la boca con una mano y le sujetaba con fuerza contra la cama, impidiéndole cualquier movimiento.
- ¡Suéltame! - gritó Jared mientras intentaba liberarse del agarre.
Jared siguió forcejeando durante un momento, hasta que finalmente consiguió sacar una de sus manos de debajo de las mantas e intentó golpear al extraño, pero sus reflejos eran rápidos, y consiguió sujetarle por la muñeca antes de recibir el golpe.
Al levantar la mano de Jared para sujetarla mejor, el hombre pudo ver claramente tanto la unión de sus dedos como la membrana que unía su cuerpo a su brazo, y se quedó paralizado por la sorpresa. - ¡Dios! - dijo en un susurro mirando totalmente fascinado la mano de Jared. - Eres tú. Ellos estaban equivocados, no es el extranjero, eres tú.
CAPÍTULO 15