¡¡Feliz Amigo Invisible, firenzesun!!

Dec 24, 2012 20:30

PARA:firenzesun
DE PARTE DE: Amigus anonimus

Título: En silencio
Fandom: Star Trek: The Original Series (TOS)
Personaje/pareja(s): Kirk/Spock
Rating: PG-13
Resumen: A veces, cuando él y Spock estaban solos veía… algo, una chispa en sus ojos, un atisbo de sonrisa en sus labios, pero pronto desaparecía. Si Spock sentía algo se esforzaba mucho en luchar contra ello, y Jim lo entendía. Él no era la opción lógica.
Disclaimer: Star Trek, por desgracia, no me pertenece.
Advertencias: Ninguna.



En silencio

- Debería echarte de aquí, te estás acabando todo mi brandy.

Jim sonrió a McCoy y dio un largo trago a su bebida, retándolo a que lo hiciera. Bones suspiró teatralmente pero volvió a llenarle el vaso antes de recostarse en su silla para observarlo con los ojos entrecerrados.

- No es que no me guste que estés aquí, pero necesitas descansar y lo sabes - dijo McCoy.

Jim se encogió de hombros y se obligó a no bajar la vista. Fingió una débil sonrisa mientras le daba vueltas al vaso con las manos, haciendo tiempo antes de responder.

- Después de tanta acción siempre me cuesta dormir.

Bones no dijo nada, pero su mirada decía lo siento.

Su última misión había sido en Alpha 97, un planeta supuestamente inhabitado que por sus características parecía susceptible de albergar dilithium. Un equipo bajó a la superficie para hacer una primera inspección del terreno, y en cuestión de minutos fueron rodeados y atacados por un grupo de humanoides. Dos oficiales de seguridad fallecieron, otro resultó herido en el brazo y Spock recibió un disparo en el pecho.

Bones había dado de alta al joven de seguridad, pero Spock seguía en la Enfermería. McCoy le había dado un fuerte sedante y aseguraba que se recuperaría pronto; Jim le creía, pero no podía evitar sentir una especie de inquietud al verle aún inconsciente, así que se dijo que se quedaría a hacerle compañía a McCoy hasta que despertara. Entonces se aseguraría de que Spock estaba bien y se iría a la cama.

Jim se permitió suspirar. Por mucho que se fuera a la cama, estaba seguro de que las caras de los jóvenes muchachos que habían muerto no le dejarían dormir. Siempre era duro perder a alguien bajo su mando, se sentía como si hubiera hecho algo mal, como si hubiera podido evitarlo de alguna forma.

El buen doctor le conocía bien, por supuesto, y era evidente que sabía por qué Jim seguía allí después de tantas horas. Kirk le sonrió en agradecimiento y alzó el vaso en un silencioso brindis en honor a los dos fallecidos. McCoy imitó el gesto y se llevó el vaso a los labios, pero en ese momento la Enfermera Chapel llamó a la puerta y les informó que Spock había despertado.

Algo dentro de Jim se aligeró al escuchar la noticia. Dejó que McCoy pasara primero y que empezara a reconocerle antes de entrar él mismo. Spock alzó la mirada, enarcando las cejas al verle.

- Jim.

Su voz sonó suave, casi emotiva, o quizás Kirk ya empezaba a imaginarse cosas. Lo que no se imaginó fue la pequeña curva de sus labios en una de aquellas sonrisas que no lo eran exactamente y que eran tan inusuales en Spock. Tampoco imaginó la opresión en el pecho que sintió al verla, pero eso no era ninguna novedad y lo echó a un lado rápidamente.

- ¿Cómo te encuentras? - le preguntó a Spock, sentándose a los pies de su cama.

- Estimo que la recuperación completa…

Jim le dio unas palmadas en las piernas, riendo. A su lado, Bones resopló; casi podía verle poner los ojos en blanco.

- Me refiero a cómo te encuentras ahora, Spock, no a cuándo te recuperarás.

Una de las cejas de Spock se levantó en ese gesto tan característico suyo, y Jim no pudo evitar sonreír. Ya sabía que su herida no era tan grave y que se recuperaría pronto, pero hasta que no lo había visto por sí mismo no acabó de creérselo.

- Me encuentro en un estado aceptable teniendo en cuenta las condiciones, Capitán.

- Aceptable - refunfuñó McCoy.

Jim rio de nuevo y Bones le empujó un poco al pasar hacia su despacho. Le gustaba ser gruñón, pero Kirk estaba seguro de que estaba sonriendo. Abrió la boca para decírselo a Spock cuando vio que éste lo observaba atentamente.

- Parece que necesitas descansar, Jim.

- Ahora lo haré - respondió él, sabiendo que no tendría otro remedio que irse pronto -. Sólo quería asegurarme de que mi Primer Oficial favorito estuviera bien.

Jim le guiñó un ojo, divertido por la reacción de Spock, que parpadeó y ladeó un poco la cabeza como si pensara que lo que había dicho no tenía sentido alguno.

- Es ilógico usar el término “favorito” si no hay, al menos, dos oficiales entre los que elegir.

- Aunque hubiera veinte, estoy seguro de que tú serías mi favorito igualmente.

El Vulcano pareció meditarlo durante unos segundos mientras sus ojos parecían buscar algo en los de Jim. Intentó mantener su sonrisa juguetona, pero sintió que algo se le removía por dentro al pensar en que Spock pudiera comprender la verdad que había tras sus palabras. Su boca le traicionaba con demasiada frecuencia.

- Bueno, vale ya de flirteos. Los dos necesitáis dormir y yo quiero perderos de vista un rato.

Bones entró en la habitación como un torbellino, con un hipospray en la mano. Jim disimuló su suspiro aliviado al tener una razón para romper el contacto visual y obedeció al doctor, levantándose y dejando que lo llevara hacia la puerta. Entonces se giró para despedirse de Spock, y fue entonces cuando lo vio.
Las mejillas de Spock estaban teñidas de verde. Estaba ruborizado. No estaba mirando hacia ellos, y parecía totalmente inexpresivo, excepto por sus manos, que estaban cerradas en puños sobre las sábanas.

Hacía un segundo se encontraba bien, ¿qué le pasaba? Jim intercambió una mirada confusa con Bones, que murmuró un cuidaré de él antes de echarle de la habitación y cerrar la puerta en sus narices.

Cuando despertó al cabo de pocas horas Jim decidió que iría a echarle otro vistazo a Spock antes de empezar a redactar informes sobre la misión del día anterior. Se aseguraría de que a Spock no se le pasara por la cabeza ponerse a trabajar en nada y de paso le preguntaría a Bones si el Vulcano estaba bien. Se había quedado un poco preocupado anoche.

Bostezando, entró en la Enfermería y allí preguntó a Chapel, quien le dijo con una especie de triste resignación mal disimulada que Spock ya no se encontraba allí. McCoy le había dejado ir esa misma mañana después de hacerle prometer que descansaría y se tomaría las cosas con calma. Jim le dio las gracias a Chapel y se dirigió hacia el Puente. Estaba dándole demasiadas vueltas a todo este asunto. Confiaba en Bones, y si le había dejado ir era porque estaba seguro de que Spock se encontraba bien. Kirk sacudió la cabeza, obligándose a sacarse las preocupaciones de encima, y enderezó la espalda. Tenía trabajo que hacer.

* * *

Jim suspiró mientras miraba las estrellas desde la sala de observación. A veces le gustaba subir allí después de un largo turno a despejar un poco la mente. La verdad es que hoy lo necesitaba; no había parado de trabajar en todo el día.

El espacio era inmenso, bello, aterrador. Y allí estaba el Enterprise, su pequeña Enterprise, llena de gente capaz y leal que tenía tantas ganas de explorar sus confines como él. Aún tenían un universo que descubrir y mil aventuras que vivir. Subir a la sala de observación siempre le ayudaba a recordar eso. Jim sintió que una sonrisa se asomaba a sus labios.

La puerta se abrió entonces, sacándolo de sus pensamientos con un sobresalto. Jim se giró a tiempo de ver a Spock entrar y desviar la mirada instantáneamente de la de Jim.

- Capitán, desconocía que estuvieras aquí - dijo Spock -. Me retiraré.

- No, quédate - Jim le hizo un gesto con la mano y tras un segundo Spock dio un par de pasos hacia delante -. Quería preguntarte cómo te encuentras.

No parecía estar muy descansado, notó Jim enseguida. Tenía ojeras y una especie de pesadez en los hombros que le impedía mantener la espalda tan recta como de costumbre. Debía de seguirle doliendo la herida. De hecho, probablemente tendría que seguir en la cama.

- Me encuentro en mejor estado que ayer, Capitán.

Jim frunció el ceño. Ya le había llamado Capitán dos veces… hacía tiempo que no lo hacía fuera del turno. Y seguía sin dirigirle la mirada, clavándola en cambio en las estrellas que tenían enfrente con una expresión totalmente vacía; la noche pasada había puesto exactamente la misma cara. Sus ojos siempre delataban al Vulcano, pero esta vez no le miraban a él y Jim se encontró perdido durante unos segundos. ¿Se encontraba tan mal que decidía enmascarar su dolor así?

- ¿Estás seguro de que te encuentras bien, Spock? Quizá deberías…

Cuando Jim alargó la mano para tocarle, el cuerpo de Spock se tensó con un espasmo. El brazo de Kirk quedó suspendido en el aire durante un segundo de sorpresa hasta que lentamente lo retiró. Una sensación desagradable le removió el estómago. ¿Qué estaba ocurriendo?

- Debo retirarme - Spock habló de pronto -. El Doctor McCoy me ha recomendado que permanezca en mis habitaciones. Buenas noches, Capitán.

Y se fue sin esperar respuesta. Jim tardó unos segundos en reaccionar, pero cuando lo hizo fue directamente a buscar a Bones en la Enfermería.

- ¿Qué le ocurre? - preguntó Jim nada más entrar.

- Nada nuevo, que yo sepa.

McCoy ni siquiera preguntó a quién se refería. En cualquier otro momento a Jim le hubiera preocupado ser tan transparente, pero ahora no tenía tiempo de pensar en ello. Tenía que entender lo que estaba sucediendo.

- Está tenso, Bones, como si se encontrara muy mal y tratara de esconderlo.

El doctor se apoyó en la mesa de su despacho y cruzó los brazos con una expresión pensativa.

- Le he dado un sedante hace poco, no debería dolerle demasiado. ¿Qué ha ocurrido exactamente?

Jim se lo contó todo mientras veía cómo la expresión de McCoy se ensombrecía a cada palabra suya. Suspiró y se pasó una mano por la cara.

- No sé por qué siempre me toca a mí contar estas cosas, pero no creo que lo que Spock sienta sea dolor, Jim.

- ¿Qué es entonces? - Jim no entendía nada.

- Ayer os dije que dejarais de flirtear antes de que te fueras, ¿te acuerdas? Después volví con Spock para administrarle algo para el dolor y me preguntó que por qué había dicho eso. Parecía algo alterado, pero no le di mucha importancia porque estaba herido y pensé que probablemente necesitaba meditar. Pensé que no le daría más vueltas cuando se encontrara mejor, pero ya veo que no es así.

No.

No podía tratarse de eso. Spock no podía haber descubierto lo que Jim sentía. Siempre lo había mantenido a raya… o lo había intentado. Flirteaba con Spock, sí, pero eso era algo natural para él, Spock debía saberlo.

Jim nunca había querido decirle nada. Él era el Capitán, y la Federación no veía con buenos ojos que tuviera una relación con nadie bajo su mando, menos aún con su Primer Oficial. Además, no quería que pareciera que favorecía a Spock o que tomaba decisiones subjetivamente. Mantenerlo en silencio le daba a sensación de que sus acciones no se basaban en sus sentimientos, pero ya no podía recordar las veces que había desobedecido a la razón e incluso a órdenes directas para salvarlo.

De todos modos Spock jamás querría tener una relación con él. A veces, cuando él y Spock estaban solos veía… algo, una chispa en sus ojos, un atisbo de sonrisa en sus labios, pero pronto desaparecía bajo una máscara de cordialidad. Si realmente Spock sentía algo se esforzaba mucho en luchar contra ello. Jim lo entendía; él no era la opción lógica, todo lo contrario.

¿Y ahora qué?

Bones lo miraba como si le estuviera leyendo el pensamiento y la respuesta fuera obvia.

- Deberías hablar con él, Jim.

¿Y hacer qué? ¿Decírselo todo? ¿Para qué? Spock le diría que era algo ilógico, que no podría suceder nunca, que no era apropiado que los dos oficiales con más rango de la nave tuvieran una relación de ese tipo. Todo eso Jim ya lo sabía.

- Lo pensaré - dijo al fin.

Bones asintió con gesto comprensivo y Jim se marchó hacia su habitación. Necesitaba pensar antes de hacer o decir alguna locura. Todo lo que Jim había estado ocultando había salido a la luz; era cuestión de tiempo, al fin y al cabo.

Cuando llegó al pasillo que daba a su habitación se dio cuenta de que había alguien esperando frente a su puerta. Cuerpo delgado, pose rígida, manos en la espalda; era inconfundible. Jim se obligó a sonreír.

- Spock, ¿querías algo?

- En 12 horas reprenderé mis deberes como Primer Oficial. Es ilógico y poco profesional dejar que asuntos personales interfieran en mi trabajo. Deseo hablar contigo.

Jim sintió como si le hubieran dado un golpe en el estómago. Ni siquiera había tenido que tomar la decisión de ir a verle, al final. Se preguntó cuán directo sería Spock al dejarle en evidencia. Resignado, Jim asintió y entró en la habitación, Spock siguiéndole a dos pasos de distancia.

Se quedó allí, de pie y sin girarse. No sabía qué cara poner, qué decir.

- ¿Y bien? - preguntó, aún de espaldas.

Spock no esperó un segundo más, hablando como si hubiera memorizado lo que tenía que decir. A Jim no le sorprendería.

- Recientemente el Doctor McCoy mencionó la palabra “flirteo” refiriéndose a nuestras interacciones. Quiero dejar constancia de que no pretendo iniciar ningún tipo de relación, romántica o sexual, y espero que no malinterpretaras mis acciones. Mi comportamiento fue ilógico.

¿Qué?

Jim se giró tan de golpe que Spock se tensó de la sorpresa. Volvía a tener rubor en las mejillas, como si estuviera avergonzado, como si fuera él quién tuviera que disculparse y no Jim. Como si fuera él quien… No, no era posible.

- Flirtear es algo normal, Spock, no pasa…

Por primera vez desde que podía recordar, Spock le interrumpió, su voz un susurro frustrado.

- Los Vulcanos no se comportan de ese modo.

Spock tenía las manos en la espalda, pero Jim podía ver la tensión en sus brazos y en su mandíbula, en la intensa mirada que dirigía a cualquier sitio menos a él.

No puede ser, pensó Jim, el corazón palpitándole con fuerza. Spock no podía estar admitiendo sentir algo por él, lo debía estar malinterpretando. Pero entonces Spock lo miró; en sus ojos había intensidad, pasión y deseo. Jim podía reconocer esos sentimientos, y estaba seguro de que sus ojos también le delatarían, así que bajó la mirada. Pero en esos ojos también había visto rabia y vergüenza. Spock repudiaba esos sentimientos, le humillaba sentirse así. De hecho, una vez ya le había dicho que se avergonzaba de sentir amistad hacia él.

Jim sentía el pecho oprimido. Ahora sabía sin duda alguna lo que Spock sentía y no podía hacer nada al respecto, Spock jamás lo permitiría. Jim siempre había pensado que él tampoco lo haría; no estaba bien visto, no era profesional, no deberían. Pero ahora... ahora que veía una oportunidad solo quería dar unos pocos pasos, abrazarlo como siempre había deseado, descubrir por fin si sus besos serían precisos y controlados como los de un Vulcano o si serían salvajes y devastadores como él creía. Quería que Spock se dejara ir, que lo mordiera, que lo marcara. Quería, quería... ¡lo quería todo! Lo deseaba todo, a él.

Oyó un suspiro tembloroso de Spock, que lo miraba como si deseara hacer lo mismo que Jim a él y se odiara por ello, y supo que decirle lo que sentía lo empeoraría todo. Spock lucharía contra ello y tendría razón al hacerlo. No era lógico, no deberían. Jim odió lo débil que se sintió, lo difícil que le estaba siendo tomar la decisión correcta.

Se obligó a esbozar una sonrisa.

- A veces los amigos bromean flirteando un poco - dijo -. No hay nada malo en eso. Nunca se me ocurriría pensar que tú querrías algo conmigo, no te preocupes.

Spock alzó las cejas, sorprendido, como si no entendiera por qué Jim ignoraba su especie de confesión silenciosa. Luego lo miró a los ojos y pareció comprender que le estaba intentando quitar importancia para que todo volviera a ser normal entre ellos. Asintió casi imperceptiblemente.

- Ve a la cama, Spock. Necesitas descansar.

Spock dudó un segundo, pero finalmente ladeó un poco la cabeza.

- Buenas noches, Capitán.

- Jim - le corrigió él.

Spock parpadeó un par de veces, y casi pareció que no se pudiera creer que Jim le estuviera tratando con familiaridad después de lo que había pasado. Pero pronto asintió y dijo Jim. Sonrió y Spock, por fin, se marchó.

Jim se sentó en la cama y se pasó una mano por el pelo, el corazón aun golpeándole en el pecho, deseando más. Respiró hondo, intentando recuperar el control.

Quizás algún día, cuando ya no tuvieran obligaciones. Quizás algún día, si Spock se reconciliaba con sus emociones. Quizás...


fic, ai1213, ship:kirk/spock, fandom:star trek

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