Juego de niños Harry Potter, Drarry, R. Mención de infidelidad.
Le gustaría decir que está allí de casualidad. Que no le busca, como ha hecho siempre, que no le espera, como hace últimamente, que no significa nada, como debería. Que no es su lengua afiliada lo que le hace volver a la vida y que no se estremece de solo pensar en lo que puede pasar esa noche.
Llevan meses jugando a esto. Compitiendo, porque son Harry Potter y Draco Malfoy y todo lo enfrentan como una competición. A ambos les gusta ganar más que respirar, y ninguno de los dos asume la derrota demasiado bien. Sobre todo, cuando está tanto en juego.
¿Que qué está en juego? Ninguno de los dos lo sabe; Draco, sin embargo, empieza a sospechar. Harry solo siente que es importante, este extraño juego de encuentros y desencuentros calculados al milímetro. Siente los cambios que está provocando en su vida, los que se ven y los que no, latiendo bajo su piel. Le eriza el vello de los brazos y hace que su corazón lata más deprisa.
Y se odia por ello, porque encontrarse una noche de sábado con Draco Malfoy en el Caldero Chorreante, mientras Ginny y los niños le esperan en casa, está mal. Muy mal. Casi tanto como su matrimonio. Pero eso era anterior a todo este asunto, y en realidad no tiene nada que ver con este.
Al fin, rozando las doce, llega Malfoy. Harry hace rato que se ha quitado el glamour. Observa como Draco hace lo mismo - un gesto indefinido con la mano, y vuelve a ser él, todo ojos grises y nariz puntiaguda y expresión sardónica -, sentado al lado de la mesa en la que reposa una botella sin abrir de whiskey de fuego y un par de vasos.
- ¿Llevas mucho rato esperando? - en realidad le da igual la respuesta. Harry comienza a abrir la botella mientras contesta. - Qué va. Solo - mira el reloj, la botella sujeta precariamente en la mao - una hora y tres minutos. Una gota de alcohol cae en la superficie ajada de la mesa. Draco se estremece, una expresión de disgusto en su rostro por el descuido, y Harry sonríe, algo salvaje. - ¿Te has aburrido mientras me esperabas? - se sienta frente a él. Sigue alargando algo las sílabas, pero solo cuando están juntos. El resto del tiempo, habla como un ser humano normal. Harry comienza a servir el aclhol mientras Draco se pone cómodo, estirando sus largas piernas por debajo de la mesa. Cuando un pie descalzo le toca la parte interior del muslo, Harry salta ligeramente en la silla. Se mancha la mano de whiskey, y con un gruñido, se la lleva la boca sin pensar. Luego alza la mirada, y ahí está la de él. Gris, concentrada, una sonrisa de gato en los labios finos. Harry se lame los suyos. Luego agarra el pie que está aún en su pierna, y tira. Malfoy se cae al suelo con un grito de sorpresa, y Harry comienza a reírse a carcajadas. Cuando observa la expresión del rostro de Draco reaparecer por la superficie de la mesa, cree que va a morirse.
No ve como la expresión del rostro de Malfoy se dulcifica al verle reír así, pero, cuando se besan, siente la sonrisa de todas formas.
(no sé escribir ni romance, ni UST. lo siento, anon mío x_D)
Harry Potter, Drarry, R. Mención de infidelidad.
Le gustaría decir que está allí de casualidad. Que no le busca, como ha hecho siempre, que no le espera, como hace últimamente, que no significa nada, como debería.
Que no es su lengua afiliada lo que le hace volver a la vida y que no se estremece de solo pensar en lo que puede pasar esa noche.
Llevan meses jugando a esto. Compitiendo, porque son Harry Potter y Draco Malfoy y todo lo enfrentan como una competición. A ambos les gusta ganar más que respirar, y ninguno de los dos asume la derrota demasiado bien. Sobre todo, cuando está tanto en juego.
¿Que qué está en juego? Ninguno de los dos lo sabe; Draco, sin embargo, empieza a sospechar.
Harry solo siente que es importante, este extraño juego de encuentros y desencuentros calculados al milímetro. Siente los cambios que está provocando en su vida, los que se ven y los que no, latiendo bajo su piel.
Le eriza el vello de los brazos y hace que su corazón lata más deprisa.
Y se odia por ello, porque encontrarse una noche de sábado con Draco Malfoy en el Caldero Chorreante, mientras Ginny y los niños le esperan en casa, está mal. Muy mal.
Casi tanto como su matrimonio. Pero eso era anterior a todo este asunto, y en realidad no tiene nada que ver con este.
Al fin, rozando las doce, llega Malfoy. Harry hace rato que se ha quitado el glamour. Observa como Draco hace lo mismo - un gesto indefinido con la mano, y vuelve a ser él, todo ojos grises y nariz puntiaguda y expresión sardónica -, sentado al lado de la mesa en la que reposa una botella sin abrir de whiskey de fuego y un par de vasos.
- ¿Llevas mucho rato esperando? - en realidad le da igual la respuesta. Harry comienza a abrir la botella mientras contesta.
- Qué va. Solo - mira el reloj, la botella sujeta precariamente en la mao - una hora y tres minutos.
Una gota de alcohol cae en la superficie ajada de la mesa. Draco se estremece, una expresión de disgusto en su rostro por el descuido, y Harry sonríe, algo salvaje.
- ¿Te has aburrido mientras me esperabas? - se sienta frente a él. Sigue alargando algo las sílabas, pero solo cuando están juntos. El resto del tiempo, habla como un ser humano normal.
Harry comienza a servir el aclhol mientras Draco se pone cómodo, estirando sus largas piernas por debajo de la mesa. Cuando un pie descalzo le toca la parte interior del muslo, Harry salta ligeramente en la silla. Se mancha la mano de whiskey, y con un gruñido, se la lleva la boca sin pensar. Luego alza la mirada, y ahí está la de él. Gris, concentrada, una sonrisa de gato en los labios finos.
Harry se lame los suyos. Luego agarra el pie que está aún en su pierna, y tira. Malfoy se cae al suelo con un grito de sorpresa, y Harry comienza a reírse a carcajadas. Cuando observa la expresión del rostro de Draco reaparecer por la superficie de la mesa, cree que va a morirse.
No ve como la expresión del rostro de Malfoy se dulcifica al verle reír así, pero, cuando se besan, siente la sonrisa de todas formas.
(no sé escribir ni romance, ni UST. lo siento, anon mío x_D)
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