Porque me importas

Jan 08, 2010 23:57

Aquí os traigo mi primer yaoi... o shonen ai, de Prince of Tennis. El principal culpable de este fic es el capítulo 123 de dicha serie, el ending de dicho capítulo y, sobretodo, esta imagen.
No seais muy crueles conmigo, que es mi primer yaoi ^^U (creo que me ha quedado un poco pasteloso T.T)

Título: Porque me importas
Autor: Zania_85
Fandom: Prince of Tennis
Pairing: Kaidoh/Inui
Género: Romance
Rating: PG
Resumen: Kaidoh tiene problemas con el examen de física. Si no aprueba, no podrá participal en la final e Inui decide ayudarlo haciendo que Kaidoh sea consciente de algo que no llegó a imaginar.


El infierno. Esto era como estar en el infierno. Rodeado de miles de formulas que no lograba entender. Pero aquello no era lo peor. Quedaba poco menos de un mes para la final del torneo de Kantou y si suspendía los exámenes de este trimestre quedaría fuera del club y no podría participar en el campeonato. Hasta ahora había logrado sacar adelante con más o menos todos los exámenes que tenía. Solo quedaba el de física y aun no sabía si sería capaz de sacarlo adelante.
Cerró la taquilla, suspiró y se dio un cabezazo contra ella. Tenía que hacer algo para sacar el examen de física, lo que fuese. No podía permitirse fallar.

- ¿Te ocurre algo, Kaidoh?- le preguntó una voz tras él.
- Inui-senpai.
- ¿Qué te pasa?- le preguntó con el ceño fruncido.
- Física.- respondió Kaidoh apartando la mirada hacia otro lado.
- ¿Física?- preguntó Inui sin entenderle.
- Es mi último examen. Si suspendo…

Volvió a suspirar. La idea de suspender el examen le aterraba más de lo que estaba dispuesto a admitir. Inui, por su parte, sonrió mientras se reajustaba las gafas.

- De acuerdo, Kaidoh. Te ayudaré a aprobar tú examen de física. Tendremos que suspender los entrenamientos por un tiempo.
- ¡Pero, Inui-senpai…!- se quejó Kaidoh ante la idea de suspender los entrenamientos.
- Kaidoh, si suspendes este examen, no servirá de nada todo el entrenamiento.
- No es solo por eso senpai. También están tus exámenes.
- Yo he tenido el último esta mañana, así que no tienes que preocuparte por eso. Además, en cuanto termines el examen, prepararé un menú especial para ponernos al día en el entrenamiento.

Y por eso estaba ahora en la clase, totalmente vacía, esperando a que Inui llegase y, por alguna razón la idea de estar solo con él en aquella clase vacía le ponía extrañamente nervioso.

- Siento el retraso.- se disculpó Inui nada más entrar en el aula, haciendo que Kaidoh se sobresaltase.- Tenía turno de limpieza en mi clase y he tenido que quedarme más tiempo.
- No pasa nada, senpai.

No dijo nada más, nada del inexplicable estado de nervios en el que se encontraba. Había estado a solas con Inui miles de veces durante los entrenamientos ¿Por qué aquello debía de ser distinto? Era una estupidez, sin embargo, el tener tan cerca a Inui le incapacitó de poder pensar de modo coherente e hizo que el lápiz se le resbalase de las manos en varias ocasiones, yendo a parar al suelo. Fue en una de esas veces cuando Kaidoh lo vio por primera vez.

- ¿Te encuentras bien, Kaidoh?- le preguntó Inui cogiendo él mismo el lápiz antes de que Kaidoh pudiese reaccionar.- Hoy no pareces tú mismo.- añadió mientras le devolvía el lápiz.

Al hacerlo, Kaidoh se percató de algo. Pudo ver algunos rasguños en la palma de la mano de Inui y, antes de que este pudiese retirarla, se la sujetó. La palma de la mano estaba cubierta de ampollas, callos y pequeños rasguños.

- ¿Qué es todo esto, senpai?- le preguntó Kaidoh preocupado.
- No es nada por lo que debas preocuparte.

Sin embargo Kaidoh se preocupó. Sabía de que eran esas marcas. Les habían salido en la mano miles de veces, cuando se esforzaba más de la cuenta en sus entrenamientos, pero nunca había tenido tantas como Inui. Eso le hizo preguntarse hasta donde había llegado Inui en su entrenamiento para acabar con la mano así.
Ni si quiera lo pensó, directamente le cogió y tiró de él sin decir una palabra, haciendo que Inui se viese obligado a seguirle.

- Espera Kaidoh ¿A dónde vamos?- le preguntó Inui sin acabar de entender su comportamiento.
- A la enfermería.- respondió Kaidoh con firmeza sin siquiera detenerse.- Tiene que curarse las manos.
- Mis manos están bien.- dijo Inui, aunque en ningún momento detuvo el avance de Kaidoh y se dejó llevar por él.- A penas suponen una molestia y hay un 90% de posibilidades de que mañana estén curadas.

Kaidoh no discutió. Sabía que no serviría de nada discutir, al igual que sabía que lo que le acababa de decir Inui no era cierto. A él le habían tardado varios días en curarse las ampollas y cicatrices de la mano así que, o Inui estaba equivocado en sus datos, cosa que dudaba, o le estaba mintiendo.

La enfermería estaba completamente vacía y no había rastro de la enfermera. Kaidoh chasqueo la lengua. Por suerte, él se había tenido que curar miles de veces heridas como esas. Sabía perfectamente lo que tenía que hacer. Como los rasguños parecían estar cicatrizando, así que se limitó a echarle una pomada en las ampollas y le vendó las manos.

- Normalmente no se suele vendas la mano.- le dijo Kaidoh mientras las vendaba sin apartar la vista de estas.- Pero tenías tantas ampollas, que pensé que sería mejor que, por hoy, quedasen así.
- No tenías que tomarte tantas molestias.- le dijo Inui en tono de disculpa.
- Sé que te estás entrenando muy duro, senpai.- dijo Kaidoh con seriedad, pero sin atreverse a alzar la vista.- Sé perfectamente como acaba uno teniendo las manos como las tienes tú. Solo estoy preocupándome por ti.
- No tienes por qué. Sabía que había un 75% de posibilidades de que mis manos acabasen lastimadas, tal vez no tanto, pero, a la larga, los resultados del entrenamiento podrían ser satisfactorios. Es un pequeño precio a pagar para lograr ganar el torneo. Además…- añadió sonriendo mientras colocaba una mano sobre la cabeza de Kaidoh.- ¿No se supone que es el senpai el que cuida del kouhai?

Kaidoh acabó de vendarle la mano a Inui y, sin pararse a pensarlo y con mucho cuidado, cerró las manos sobre las de su senpai. Recordó que, la primera vez que él mismo tuvo heridas de ese tipo, cuando solo era un crio obsesionado con jugar al tenis, su madre le vendó las manos de la misma manera en que lo había hecho con Inui y luego las cogió entre las suyas en un gesto de cariño y le besó la frente. También recordaba que él no llegó realmente a preocuparse por el estado en el que podían acabar sus manos tras el entrenamiento aquel día, sin embargo, su madre había estado preocupada. Se había preocupado por él, porque él era importante para ella y, aunque entonces no lo había entendido muy bien, ahora si que lo comprendía. Viendo las manos de Inui, Kaidoh entendió perfectamente lo que había sentido su madre.

- Pero entonces ¿Quién cuida de ti, senpai?

Se preocupaba. Se preocupaba por él y nunca había sido consciente de cuanto lo hacía hasta aquel día. Ya no le quedó más opción que reconocerlo. Se preocupaba por Inui porque le importaba, más de lo que estaba dispuesto a reconocer.

- Kaidoh.- lo llamó Inui, pero él no levantó la vista.- Kaidoh, mírame.

Kaidoh alzó la vista y, antes de poder hacer nada, tenía los labios de Inui sobre los suyos. Se quedó paralizado, sin saber qué hacer. No esperaba aquella reacción por parte de Inui, ni tampoco la suya. Le gustó sentir los labios de Inui sobre los suyos más de lo que hubiera podido imaginar. Le gustaba… quería a Inui. No había más explicación. En algún punto desde que se conocieron, sin apenas darse cuenta, Kaidoh había empezado a sentir por él algo más que amistad, pero ¿Qué había de Inui? ¿Significaba ese beso que sus sentimientos podían ser correspondidos de alguna manera?
Cuando finalmente se separaron, Kaidoh no pudo evitar sonrojarse por lo que acababa de pasar mientras que Inui se limitó a sonreír mientras le acariciaba la mejilla.

- Me alegro.- dijo Inui sonriendo, a lo que Kaidoh le miró sin entender.
- ¿Qué?
- Me alegro de saber que la persona que más me importa también se preocupa de mi.

Kaidoh no dijo nada, simplemente bajó la vista mientras una sonrisa se formaba en su rostro. Solo aquellas palabras por parte de Inui podrían hacerle realmente feliz.
Apoyó la cabeza sobre el pecho de Inui mientras este le abrazaba sin pensar en nada más que en lo que ocurría en aquel momento y ese sentimiento de felicidad que le embargaba por momentos.

FIN

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