Necesidad y querencia

Jan 27, 2013 17:05

Fanfic Torchwood. No sé lo bastante de Torchwood para saber dónde se sitúa esto, pero en algún lugar de la segunda, supongo.
Jack/Ianto. Todos los públicos. Jack e Ianto no me pertenecen, son de Russell T. Davies, BBC y puede que alguien más. Sin beneficio económico y respetando su autoría.

El chico no está nada mal. En la escala de uno a diez de Jack, donde uno es “aprobado” y tiene que ver con que cualquier persona (en un amplísimo concepto de la palabra) tiene algún atractivo, si uno se para a pensar, y diez significa que moriría (metafóricamente hablando, en el sentido de que morir fuese algo con más relevancia de lo que es para él) por esa persona sin parase a pensar demasiado, Ianto tiene más de un cinco desde hace tiempo.
Jack no sabe muy bien qué significa el cinco y, las cosas como son, hizo la escala sólo porque se aburría una noche que estaba solo en una celda por motivos que tenían que ver con que cualquier persona es atractiva si uno se para a pensar lo suficiente y con no haber pensado lo suficiente en las consecuencias.
En fin. Ianto. El chico no está nada mal. Tiene sus defectos, ha hecho alguna tontería de consecuencias nefastas por amor y es insoportablemente tímido.
También está el hecho de que tiene ventitantos. Es decir, más de un siglo de diferencia, lo que no tendría mayor importancia si no fuese porque implica más de un siglo de vida vivida. Tiempo suficiente para saber unas cuantas cosas como, por ejemplo, que ése es un problema mayor que lo que uno puede imaginarse con ventitantos.

Jack piensa en todo eso y en que hay aproximadamente un metro de distancia a sus labios. También en que los errores se cometen fuera de casa y en que todo es cuestión de tiempo.

Mientras, Ianto sirve té al otro lado de la mesa. Se siente observado y se ruboriza, la tetera tiembla un poco en sus manos. Tartamudea, tratando de disimular, algo sobre si necesita algo más y Jack responde:

-No, gracias. Tengo todo lo que necesito.

La necesidad, al fin y al cabo, es cuestión de punto de vista y de cuánto quiera uno pararse a pensar. Cuando has perdido lo que más amabas, cuando has perdido lo que más te importaba, cuando has perdido lo que había hecho que volvieses a pensar que la vida podía tener algún sentido después de perder lo que más amabas, cuando has perdido la cuenta de las cosas que has perdido, cuando has sentido, en más de una ocasión, que estabas siendo simple y llanamente realista al considerar que no tenías nadas, cuando... Cuando ETCÉTERA, que no hace falta pensar tanto para llegar a la conclusión: Cuando todo eso, considerar que necesitas algo suena a reírte, sin ningún tipo de respeto, de ti mismo y de tu pasado.
Cierto es que, reírse de sí mismo, de su pasado o del concepto comúnmente aceptado de “necesidad”, es algo que no le cuesta hacer.

Ianto le acerca la taza despacio, casi con miedo, extrañeza en la mirada. Jack sabe que no ha estado pensando en alto pero supone se ha reflejado en su cara y tiene el convencimiento de que está sonriendo con un sarcasmo fuera de lugar.

-¿Seguro que estás bien, que no quieres... nada más?

-Querer no es lo mismo que necesitar.

“Te quiero a ti en mi cama esta noche, lo de cama es una forma de hablar: no necesito una cama.”, piensa Jack y se calla, por algún motivo que no llega a definir pero está seguro es un buen motivo.

Ianto aguanta la risa, se encoge de hombros y hace un gesto de desdén que a Jack le parece lo más adorable que ha visto en años.

-Pues, vale. Estamos especialitos hoy: ¿Quieres algo más?

-Quiero una copa.

-¿De qué, qué quieres que te traiga?

-No, quiero que salgamos a tomarnos una copa. No es necesario, pero eso quiero.

Ianto sonríe, sonríe ampliamente un instante y luego aprieta los labios, se encoge de hombros de nuevo intentando mostrar indiferencia. Quizá haya que redefinir qué es o más adorable que Jack ha visto en años.

-Vale, ¿por qué no?

Necesitar y querer son dos cosas muy distintas. Tras una noche de bares y buena conversación, vuelven a casa y se detienen en silencio en la puerta. Ambos han bebido, ninguno está borracho. Ianto le besa, en un movimiento rápido y casi torpe en un principio. Jack responde, querer es querer.
Detiene las manos de Ianto en su cintura, le mira a los ojos y dice “Buenas noches”, con una estúpida tormenta en su mente sobre conceptos y frases hechas.
Ianto sonríe, se muerde el labio inferior y asiente despacio.

-Hasta mañana.

Mientras le ve alejarse, ese chico veintiañero que no está nada mal, Jack piensa que necesitar y querer son cosas muy distintas. Y en que no tiene todo lo que quiere pero, si creyese en la necesidad, consideraría que tiene todo lo que necesita.

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