1er

Dec 07, 2010 23:59



Carta del Destino

Si las cosas fueran fáciles serían aburridas.

Cuando de verdad se desea algo se lucha por eso. Y precisamente los deseos más profundos de nuestro corazón son los más inalcanzables, pero no imposibles.

¿Por qué los humanos no somos transparentes? ¿Por qué no nos mostramos tal cual y somos fieles a nuestros sentimientos? Porque la vida sería más fácil así.

Yo aprendí eso a golpes, golpes que me dio la vida. Bofetadas como de boxeador. Y yo sé cuánto duele una bofetada así. No es que sea boxeador o me haya peleado con uno, pero por las circunstancias es algo que tuve la experiencia de conocer.

Siendo tan joven he conocido muchas más cosas que lo que mis papás han conocido en toda su vida. Ellos nunca conocieron más allá de lo que sus vidas diarias les mostraron.

Y yo, he viajado a países y hecho trabajos y cosas. Pero lo más relevante de haber tenido esa oportunidad fue el conocerlo a él.

Por mucho que haya tenido en mi vida que se pudiera llamar suerte, nada hubiera sido lo mismo si no hubiera estado él.

Y desde niño me hubiera gustado conocerlo y ser amigos desde entonces. Pero alguien más tuvo esa suerte que yo no, de conocerlo mucho antes y considerarse su mejor amigo.

En secreto añoro tener ese título. Aunque algunas veces él me dijo que era muy importante en su vida, nunca me dijo “Eres mi mejor amigo”. Eso solo lo decía a sus muchos otros amigos. Casi a todos los que conocía, pienso yo; todos menos a mí.

Aun así, creo que en realidad no es lo que deseo más de él. Yo quiero ser algo más que un amigo o mejor amigo. Pero perdí esa ilusión hace mucho. Siempre me demuestra que los atributos femeninos son lo suyo.

Creo que estuve a punto de caer más bajo, y sentir algo más que atracción. Pero tuve miedo, y preferí olvidar esos sentimientos a perder su amistad. O la poca que queda ahora.

La gente cambia, y él cambió. Creo que yo también cambié.

Crecimos y nos hicimos adultos. Racionales, serios, viviendo para el trabajo. Y toda esa alegría y sueños que tuvimos juntos, se fue desvaneciendo.

Ya no somos nada, solo compañeros de trabajo. Nos llevamos bien aún, o eso intentamos. Todo por el bien de nuestro trabajo. Y del grupo en el que estamos juntos.

Pero a veces me pregunto, que hubiera sido si hubiera sido honesto conmigo y con él. ¿Me habría aceptado? Yo creo que no.

Las cosas están mejor así.

Y yo seguiré tratando del olvidarlo; o por lo menos ignorarlo.

Leyó entre líneas de nuevo la carta.

Aclaró el hecho de que Kame no decía ningún nombre. Pero por alguna razón, sabía perfectamente que hablaba de él.

De un momento a otro había recibido toda esa información y aún no la procesaba, o no sabía cómo hacerlo.

No se había dado cuenta que había dejado caer la carta resbalándose de sus manos. No pensaba en nada, y su mirada estaba perdida en la nada.

¿Cómo es que había llegado esa carta a sus manos? Por ahora eso no importaba. Lo importante era que esa carta si era de Kame, conocía perfectamente su letra.

Él, Akanishi haciendo honor a su apodo, era tan tonto como para saber como reaccionar ante esa situación. Pero tampoco es que fuera cualquier situación.

Unos momentos antes, estaba tan tranquilo en su departamento fumando un cigarrillo y pensando en escribir una canción o ver una película, solo por pura casualidad revisó los papeles que Nakamaru le entregó personalmente hasta la puerta de su casa. Según él, eran para un posible próximo single que grabarían.

Con todo eso, no tenía sentido como es que una carta tan personal como esa había llegado a parar en sus manos. Y no creía, o más bien no quería creer por nada del mundo que algo así estuvieran leyendo los demás miembros. No. Por razones sin sentido, precisamente él la tenía. Él, de quien hablaba Kame en la carta.

Pensó en llamarle para pedirle una explicación, pero al tomar el teléfono y ver en la pantalla el nombre del chico volvió a pensar en el contenido de la carta, aun sin creer que eso pensara Kame de él. Sin atreverse a llamar, decidió esperar al siguiente día que lo viera en los ensayos.

Así, con una gran confusión Jin se acostó en el futón y mirando al techo poco a poco fue quedándose dormido.

AL entrar al salón de ensayos vió que solo estaban Maru y Ueda platicando sentados en las bancas de fondo. Estaba seguro que no había llegado tarde, o tan tarde como siempre. Pero al consultar su reloj se abrió la puerta entrando Taguchi seguido de Koki que respiraba agitadamente.

Jin reaccionó al escuchar abrirse la puerta pensando que era Kame. Pero al no ver que llegaba preguntó.

-          Oigan, saben acaso donde está Kame? Él siempre es el más puntual.

-          Le hablaron de la oficina- contestó Ueda.

-          Ya tiene un tiempo ahí, creo que ya no tarda.

Y antes de que alguien comentara algo más la puerta se abrió entrando Kame por esta. Jin al verlo sintió un hueco en el estomago. Confundido se quedó mirándolo recordando por milésima vez el contenido de lo que había leído.

Kame quien leia unas hojas mientras entraba, sintió un peso y volteó su mirada a la de Jin. Sus miradas se encontraron pero no duró mucho así ya que Maru habló desviando la atención de Kame.

-          Y ¿para que te querían que te tardaste?

-          Ah, una proposición de un nuevo dorama. Me dieron toda la información sobre eso y aunque no es seguro aún me dijeron que lo pensara.- le dijo recordando la reunión que hace un momento había tenido.

Todos asintieron e hicieron algunos comentarios cortos. Pero de nuevo sintió un peso y volteó a ver a Jin, quien no lo había dejado de ver desde que entró.

-          ¿Qué pasa?- se dirigió Kame a Jin.

No supo porqué, pero en ese momento que Kame le habló sintió un fuego en sus venas y un gran enojo.

-          ¿Qué pasa de que?

-          No lo sé. ¿Hay algo que quieras decirme?

-           Dimelo tú.- y le dirigió una mirada severa.

Kame se sintió atacado y confundido. Él y Jin se miraron por largos segundos hasta que Maru habló.

-          Oye Jin, ¿Qué te pasa? ¿Por qué le hablas así?

Jin no respondió y solo volteó a ver a Maru. Regresó su mirada a Kame y estaba apunto de hablar cuando se escuchó la puerta abrirse. Todos voltearon a ver quién entraba.

La cabeza de Yamapi se asomó.

-          Hola. ¿Hay alguien?

Pasaron unos segundos para que alguien contestara. Finalmente Ueda que estaba cerca de la puerta habló.

-          ¿Qué buscabas Yamashita?

-          No que, un quién. Vine a ver a Jin.- y al decir su nombre lo miró y le dio una sonrisa infantil.

Jin se quedó quieto. Lo saludó con la mano pero recordó la carta de nuevo y volteó a ver a Kame que estaba enfrente de Yamapi. Kame lo había visto entrar y en cuanto lo vió giró su cabeza a otro lado. Como si estuviera incomodo con su presencia. Jin notó eso y se le quedó viendo, hasta que Pi le habló de nuevo.

-          Oe, baka. Vienes tantito? -decía desde la puerta.

-          Ah, si.

Y salió más rápido de lo que quería.

fanfic, akame

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