Un par de viñetas y se libran de mí, lo prometo
Fandom: Hetalia
Claim: Suecia/Noruega
Género(s): general
Advertencias: ... ¿el fetiche con las gorras de Suecia cuenta?
Palabras: 160
Notas: Mi headcanon tan speshul, ¿cierto? Agradezcan que no he escrito de Soul Eater. O más de KHR!. O DE PRINCESS TUTU.
Hundió profundamente la cara en su almohada, protegiéndose de los rayos del sol y de otro despertar. Vislumbró a Suecia, recortado y luminoso entre las cortinas recién abiertas, y supo imaginar al instante su expresión. Sabía comunicarle sin palabras cuándo era hora de abandonar ese hueco de sábanas tibias para dedicarse a sus tareas. Noruega nunca se lo dijo, pero aspiraba a ser así algún día: hablando sólo cuando fuese de vital importancia o cuando sus cuerdas vocales se atrofiaran más de la cuenta.
-T’n-dijo, y le extendió algo, un algo que olía a nuevo y se sentía suave al tacto.
Noruega tomó la gorra con el dedo índice, girándola una, dos, tres veces, hasta haberla revisado en todos sus ángulos.
-No es blanca.
-El az’l te qu’da m’jor.
-Gracias.
Se la puso directamente sobre su cabello desarreglado, sin molestarse en peinarlo con los dedos ni nada parecido, y salió luego de la cama.
-No era necesaria, de todos modos.
Claim: Dinamarca/Noruega
Género(s): humor, o algo parecido
Advertencias: dorkiness
Palabras: 152
-Ése es tu lado del cuarto. Este es el mío. Quédate en el tuyo, y no habrá problemas-explicó escuetamente Noruega.
Jugueteó un poco con sus dedos en el aire, como si en una porción de vacío estuviera flotando uno de sus duendes.
-¡Pero eres mi esposa!-protestó Dinamarca con un puchero-. Los esposos duermen juntos, sin mencionar que esta casa es mía.
A Noruega no podía importarle menos, como hizo patente su fría indiferencia, dándole al otro la excusa perfecta para cruzar la línea de tiza dibujada en el suelo y aprisionarlo contra la pared. Noruega aguardó pacientemente, sin oponer resistencia ni hacer ningún movimiento innecesario, y dejó que la falta de aire se encargara de romper el beso.
-Ahora estás maldito. Despídete de tus dientes, porque se caerán todos en una semana-enfrentó la desorbitada mirada de Dinamarca con una sonrisilla microscópica, sintiéndose repentinamente elevado, feliz-. Te advertí que no pisaras mi lado.
Claim: Suecia/Noruega
Género(s): general
Advertencias: ... ¿el fetiche con las gorras de Suecia cuenta?
Palabras: 160
Notas: Mi headcanon tan speshul, ¿cierto? Agradezcan que no he escrito de Soul Eater. O más de KHR!. O DE PRINCESS TUTU.
Hundió profundamente la cara en su almohada, protegiéndose de los rayos del sol y de otro despertar. Vislumbró a Suecia, recortado y luminoso entre las cortinas recién abiertas, y supo imaginar al instante su expresión. Sabía comunicarle sin palabras cuándo era hora de abandonar ese hueco de sábanas tibias para dedicarse a sus tareas. Noruega nunca se lo dijo, pero aspiraba a ser así algún día: hablando sólo cuando fuese de vital importancia o cuando sus cuerdas vocales se atrofiaran más de la cuenta.
-T’n-dijo, y le extendió algo, un algo que olía a nuevo y se sentía suave al tacto.
Noruega tomó la gorra con el dedo índice, girándola una, dos, tres veces, hasta haberla revisado en todos sus ángulos.
-No es blanca.
-El az’l te qu’da m’jor.
-Gracias.
Se la puso directamente sobre su cabello desarreglado, sin molestarse en peinarlo con los dedos ni nada parecido, y salió luego de la cama.
-No era necesaria, de todos modos.
Claim: Dinamarca/Noruega
Género(s): humor, o algo parecido
Advertencias: dorkiness
Palabras: 152
-Ése es tu lado del cuarto. Este es el mío. Quédate en el tuyo, y no habrá problemas-explicó escuetamente Noruega.
Jugueteó un poco con sus dedos en el aire, como si en una porción de vacío estuviera flotando uno de sus duendes.
-¡Pero eres mi esposa!-protestó Dinamarca con un puchero-. Los esposos duermen juntos, sin mencionar que esta casa es mía.
A Noruega no podía importarle menos, como hizo patente su fría indiferencia, dándole al otro la excusa perfecta para cruzar la línea de tiza dibujada en el suelo y aprisionarlo contra la pared. Noruega aguardó pacientemente, sin oponer resistencia ni hacer ningún movimiento innecesario, y dejó que la falta de aire se encargara de romper el beso.
-Ahora estás maldito. Despídete de tus dientes, porque se caerán todos en una semana-enfrentó la desorbitada mirada de Dinamarca con una sonrisilla microscópica, sintiéndose repentinamente elevado, feliz-. Te advertí que no pisaras mi lado.