Títulos: Viva CAU (no, es coña xDDDD none)
Fandom: Lost
Pairing: Locke/Jack (OTP, true fact)
Notas: Me hice shipper tarde, con el pedazo último miradón que se dan en la cuarta temporada, y vuelvo así de mal del perol. Piden sexo parrero y simbólico. PUNTO.
Notas1: SIN SPOILERS
Cuando el sudor parece apretar cada recoveco de su piel por el que desciende para recordarle que, no importa de qué manera, si su intención es mala o buena, a fin de cuentas, “juega” con la vida de otros...Cuando el olor a sangre que no es suya se entremezcla con el aire y es todo su oxígeno...Cuando más que hablar, jadea, y aunque de su boca salgan palabras, lo único que escucha es su propia respiración tambaleándose hasta que ya no logre sostenerla...Jack, imagina. Que no está en esa isla, que está en cualquier otro lado, una cafetería, con su traje de funeral y John Locke frente a él tomándose un té con canela. No entiende a qué viene ese pensamiento (ni porqué asocia esa infusión con el cazador), pero le está asaltando otra vez y mientras le aplasta el mareo, el barro le consume los sesos y se desploma todavía más en el suelo, luchando por permanecer arrodillado, tiene la cara del tipo a su lado, confirmando que va a seguir siendo eso: sólo un pensamiento.
-¿Por qué sigues luchando, Jack?
-¿Por qué sigues intentando que crea que no es necesario?
Ni siquiera hablan demasiado, en su imaginación. Únicamente es el hecho de estar ahí, ajenos, cercanos, separados por una mesa, una.puñetera.mesa. Locke bebe de su taza, a Jack le pesa la corbata y ambos no dejan de mirarse. Como ahora, como en la.isla y no les separa nada, no puede separarles nada...
-¿Por qué no me crees?
-¿Y por qué te crees tú?
Lo tiene ahí, para contrarrestar esa parte, lo que quiera que lo sigue atando fuera, su cuerpo, su garganta seca, su cabeza pidiendo a gritos Encontrarélasolución, Lossacarédeaquí, Séloquehacer, Puedohacerlo, Puedosalvarles, Debosalvarles...
“No sabes claudicar.”
Por supuesto que sabe, por supuesto que ya ha aprendido (es lo que sucede con los hijos). Por eso, Locke no tiene nada que enseñarle; que aparezca, que le hable del puñetero destino, que se sujete a cosas que sólo existen porque él las necesita, da lo mismo. A Jack le da lo mismo.
-No es a mí a quien creo.
-¿¡Ah, no!?
A Jack le da lo mismo. Pero sigue teniendo esa imagen en la mente. El contraste con la superficie cargada, húmeda, sucia, jadeante de lo que, realmente, está sucediendo y luego esa paz, esa quietud, ese acartonamiento que no sabe si es, incluso, más asfixiante que ese momento.
-Creo a la isla.
La mirada de Locke es la misma en ambos lados. Dentro y fuera de su cabeza. Busca algo. Le busca a él, pero no sólo con los ojos, no sólo con lo que se ve y basta. Le busca a él y cuando acompaña sus pupilas con una sonrisa, Jack se pregunta si no será que hace tiempo que ya le ha encontrado, pero no ha dicho nada. No ha dicho nada...y el médico no se ha dado cuenta de que ese hombre le tiene.
-Y ella también te ha atrapado a ti, Jack.
Salta como la demencia de un suicida. El sonido de la mesa que embiste, la silla que se aleja del cuerpo de Locke cuando lo levanta del cuello de la camisa y las uñas de éste tiemblan entre chaqueta y corbata. El aire fabricado es todo lo que les alcanza, el rumor de la isla acentúa todo latir desprendido en tacto y los dedos de Jack que tropiezan con sus clavículas parecen fundirse de inmediato, como si, por fin, volviesen a acariciar las teclas de un piano.
-Eso habrá que verlo.
Y es el preciso instante que Locke decide que ya no hay más ojos y le agarra de la nuca para compartir la satisfacción de su sonrisa.
-Por supuesto.
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