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Seis.
(Escuchen con
ESTITO de fondo, les gustará♥)
Sehun toma un sorbo de su bebida energizante y lanza la lata en la diminuta papelera al lado de su escritorio. Han pasado semanas desde que por última vez oyó algo sobre Jongin. El sr. Wu lo promovió tan pronto como Jongin objetó por su transferencia. Afortunadamente, el CEO reconoció su duro trabajo y le ofreció una elección entre altas posiciones fuera de la compañía.
Tras haberse decidido por una posición decente en el departamento de relaciones al cliente, Sehun hizo múltiples intentos de accidentalmente correr hasta donde estaba Jongin pero cada vez, fallaba tristemente. O Jongin estaba fuera de su oficina, o su nuevo jefe lo necesitaba para mandarlo a hacer unos importantes recados.
Por las noches, se estira sobre el sofá y se pierde, mirando dramas románticos en la televisión. Trata realmente de dejar a Jongin solo, pero sus nervios consiguen lo mejor de él. Le envía textos de textos sin recibir nada de respuesta. Mantiene la esperanza de que siquiera, Jongin los lea. Todavía mantiene su punto -todavía piensa en Jongin; incluso habiendo estado separados por un tiempo.
Tales pensamientos pronto se conducen hacia un carril depresivo. ¿Qué pasaría si Jongin no lo elige? ¿Qué pasaría si decide quedarse con Kyungsoo? ¿Qué haría entonces Sehun, marchitarse? Ya ha pasado lo que siente tener un corazón roto y no cree que sea capaz de soportar otro. Pero al mismo tiempo, se siente como una terrible persona.
Sí, Jongin le reveló su mala relación con Kyungsoo. Y sí, Sehun tomó eso como un signo de que todavía tenía oportunidad con él. ¿Está bien pensar así? Una cosa fue mantener sus sentimientos cuando no sabía sobre Kyungsoo, pero fue un juego completamente diferente cuando supo que Jongin estaba en una relación. Llegar a un punto con esto, habría sido muy difícil.
Lo que tuvo con Jongin, no fue cosa de una vez. A él, de verdad le importa y al final, ése se ha vuelto el factor decisivo. No puede dejar de lado sus sentimientos por Jongin. Lo piensa constantemente. Cada vez que se prepara una taza con café, recuerda aquellos mocca’s por las mañanas. Cada anochecer cálido, piensa cuando se quedaba en la oficina de Jongin, mirando el atardecer, juntos. Cada vez que llueve, recuerda el acalorado momento que compartieron en el auto de Jongin. Incluso recuerda su fragancia, a qué sabía y como se sentía; y eso envía zumbidos a su mente en diez mil diferentes direcciones.
La mente de Sehun piensa tan rápido y sus emociones están tan desaliñadas, que no le toma demasiado tiempo por fin alcanzar su punto de quiebre.
Se encuentra a sí mismo fuera del apartamento de su hermana. Toca la puerta gentilmente entonces, debatiéndose si debería o no darse la vuelta y salir corriendo; pero ella abre antes de que pueda tomar una pausa para pensarlo.
Ella se sorprende cuando ve a su pequeño hermanito de pie allí, con lágrimas que brotan de sus ojos. Entonces, de pronto se está lanzando a sus brazos y llorando todo lo que puede, como solía hacer cuando eran más jóvenes. Siempre desde que eran niños, ella se ha encargado de cuidarlo. Se volvió natural en ella desde el incidente en que Sehun se vio envuelto cuando era apenas un niño.
Había estado jugando con algunos amigos cuando se aventuraron a acudir a la casa abandonada cruzando la calle. Como un reto, sus amigos le dijeron que se adentrara en el clóset y contara hasta treinta. Sehun no era de los que se negaran a un desafío. De cualquier forma, sus entonces llamados “amigos”, pensaron que sería una buena idea encerrarlo en el clóset. Pasaron horas antes de que alguien pudiera encontrarlo y para entonces, estaba sollozando, hecho un desastre histérico. Sehun nunca se recuperó del todo y, como resultado, sufre algún que otro ocasional ataque de claustrofobia. A pesar de que ahora no lo recuerda, ella sí, y se culpa a sí misma por no haber estado allí para salvarlo.
“Oh Dios mío, Sehun… ¿Qué ha pasado?” Pregunta, rodeándolo con sus brazos, tan fuerte como puede. Lo que sea que haya ocurrido, debe de ser realmente malo; puesto que él nunca acude a ella a menos de que sea algo que de verdad lo tenga alterado -como ahora.
“¡Y-Yo no sé qué hacer!” Balbucea. “¡Lo amo demasiado!”
“Ven adentro y hablemos de esto. Sabes que siempre estoy aquí para ti, Sehun. No tienes que esperar tanto tiempo para venir y hablar conmigo, ¿de acuerdo?”
Sehun estornuda y la aleja un poco para poder limpiarse las lágrimas con la arrugada manga de su camisa. “De acuerdo.”
Es la primera vez que habla de Jongin y le hace algún bien poder liberarse de algo del peso en su pecho. La hermana de Sehun no lo juzga ni lo castiga por haberse visto envuelto con un hombre como Jongin.
Ella se sienta y escucha cuidadosamente su historia. Un vez que ha terminado, reteniendo las partes acontecidas en las últimas semanas, ella le tiene preparadas unas sabias palabras:
“Necesitas darle algo de espacio, Sehun” comienza. “Sé que es duro; pero él está obviamente confundido… y con razón. Necesitas ver esto un poco desde su perspectiva. Probablemente de verdad se siente culpable, y hasta que no pueda llegar a un acuerdo con sus otros sentimientos, correr hacia él solo hará las cosas peor.”
“Lo sé. Es solo que me cuesta demasiado.” Responde. Sus ojos aún hinchados de haber llorado.
“Estoy segura de que todo estará bien. E incluso si no, si tú realmente lo amas como dices, entonces será suficiente con verlo feliz con cualquiera que sea la decisión que escoja.”
Las palabras de su hermana dan siempre en el clavo y van directamente al punto. Es exactamente lo que necesita oír y hace que ponga las cosas en perspectiva. Hay una buena oportunidad de que Jongin, de hecho, pueda elegir a Kyungsoo. Ese pensamiento es algo complicado para tratar y sobrellevar; pero su hermana tiene razón. Él ama a Jongin y no lo elije, dejará que se vaya si eso significa verlo feliz.
Pasa esa noche con su hermana. Acurrucados juntos en la cama, comiendo helado y mirando cursis películas en la televisión. Cae dormido sintiéndose mucho más ligero. Lentamente cambiando sus percepciones de la vida. No todo es plateado o dorado. Algunas veces las cosas se dan para mejor, y otras no. Sin embargo, muy dentro de él, desea que ese amor le pertenezca, siquiera alguna vez.
Después de muchas insistencias y empujones por parte de sus amigos, Kyungsoo finalmente se decidió por salir con ellos -y está bien. Nunca creyó que podría divertirse con cosas tan sencillas como salir a cenar, salir con gente nueva, y hacer nuevos amigos. Lentamente, Kyungsoo empieza a sentir que la sombra está empezando a elevarse.
Originalmente pensaba que la vida se trataba solamente de Jongin; pero en realidad no es así.
La vida se trata de vivir, aprender, experimentar cosas nuevas y lo más importante, -encontrar la felicidad. Las dos últimas semanas han sido muy difíciles, pero necesarias. ¿Le gustará a Jongin el nuevo Kyungsoo? ¿Realmente importa lo que piense ahora? Todavía no está seguro. Todavía tiene un montón de preguntas, un montón de arrepentimientos y un montón de cosas que le gustaría decir. Está en ese largo camino de la curación, ahora. Si ese camino incluirá a Jongin o no, eso todavía es un misterio.
Ha encontrado incluso su don en la cocina. Chanyeol y Baekhyun no dejaban de desvariar acerca de lo genial que era su comida. Cierto, Jongin siempre lo disfrutó; pero nunca se dio cuenta de cuánto talento tenía realmente. Así que como pago por el lugar en el que se queda, empieza a cocinar las cenas para sus dos amigos, quienes son unos impulsadores de ego, por no decir menos.
Ese viernes, Kyungsoo está en el súper mercado local escogiendo productos frescos para la nueva receta que pensó aquella mañana. Llena su canasta, dibujando una gentil sonrisa sobre sus labios, cuando se da la vuelta y se encuentra con la última persona que esperó ver allí -Jongin.
Sus ojos se encuentran y, por un momento, el tiempo se detiene mientras se evalúan el uno al otro. Jongin luce desgastado y confundido; pero esa confusión pasa a ser pronto una peculiar sensación que Kyungsoo no puede descifrar del todo. Finalmente, su ensimismamiento desaparece y ellos se acercan el uno al otro en medio del súper mercado:
“Hey”, declara Jongin con simpleza.
“Hey. ¿Qué estás haciendo aquí?” Pregunta Kyungsoo. Está nervioso. ¿Desde cuándo Jongin viene por aquí? O esto es un encuentro casual o Jongin ha venido con algún propósito. Ambas opciones hacen que su pulso empiece a correr y que sus manos se pongan pegajosas mientras sujeta firmemente la canasta de compras.
“Lo creas o no… Necesito comida. Solo hay una cantidad de paquetes de fideos ramen que un hombre puede comer hasta sentirse nauseabundo.” Responde con timidez. Está básicamente admitiendo que extraña su comida y es obvio por la expresión en la cara de Kyungsoo, que encuentra la situación de su comida, hilarante.
Están quietos por varios minutos; inseguros de cómo proceder con su inesperada conversación, pese a que su reencuentro es refrescante de alguna forma.
“¿Cómo has estado?” Pregunta Kyungsoo, esperando extender la conversación. Tiene la sensación de que está cerca de llegar a algo, aunque de todas formas, no esté seguro de qué.
“Bien, supongo. Es diferente sin ti en casa.” Jongin desvía su mirada. Tal cosa es difícil de admitir.
“Es diferente sin ti también”, confiesa Kyungsoo. “Pero se siente diferente de lo que creí que sería.”
Y lo es.
Ver a Jongin ahora es… confortable. Tal vez es porque Kyungsoo ya lloró todo lo que tenía por llorar. O tal vez es porque las cosas entre ellos son realmente distintas ahora. Llegados a este punto, está empezando a preguntarse si alguna vez hallarán la respuesta.
Jongin está igualmente sorprendido. Tras haber estado varias semanas separado de Kyungsoo, no es tan complicado estar cerca de él ahora. Incluso aunque su conversación sea extraña e incómoda, se siente natural.
Ese pensamiento golpea de pronto a Jongin… y lo golpea duramente.
Abre su boca para hablar; pero no puede encontrar las palabras que tan desesperadamente necesitan decir. Finalmente ha obtenido su respuesta, o al menos cree tenerla, ¿pero cómo se supone que lo diga? ¿Cómo puede soltar las palabras cuando Kyungsoo está mirándolo de esa forma? Aún más importante, Jongin quiere saber qué es lo que piensa. ¿Está pensando en lo mismo que él o en algo completamente diferente?
Pero Jongin no tiene por qué decir algo. Kyungsoo lo entiende todo demasiado bien; porque la misma realización de los hechos lo ha golpeado también. La sonrisa de Kyungsoo es amarga cuando finalmente habla: “Parece como si hubieses encontrado tu respuesta, Jongin.”
El corazón de Jongin se aprieta fuertemente en su pecho. Este momento duele demasiado aunque no como una carga, sino como un alivio. Las lágrimas manchan la visión de Jongin cuando mira a Kyungsoo y se da cuenta de que él también está conteniendo sus lágrimas. Éste es su momento, y de alguna forma, Jongin sabe que va a apreciarlo por el resto de su vida.
“¿Está… bien esto?” Pregunta él, con su voz temblando.
“Yo…” Kyungsoo suspira. “Pienso que sí.”
“Sabes que te amo, ¿cierto?”
“Yo también te amo, Jongin.” Kyungsoo se detiene por un momento, pero continúa antes de que le sea demasiado duro decir sus siguientes palabras: “¿No tienes otro lugar al que ir ahora?”
Jongin sonríe con sus ojos distantes al responder: “Sí. Supongo que sí.”
Kyungsoo suspira profundamente y traga el nudo atorado en su garganta. “Entonces, ¿qué estás esperando? Anda ahora, idiota. Corre.”
Jongin mira a Kyungsoo una última vez, sus ojos brillantes por las memorias de cinco años de amistad; y entonces se da la vuelta y sale corriendo del lugar.
Kyungsoo forma en sus labios la más brillante sonrisa que pudo haber hecho en algún tiempo. Las lágrimas no dejan de caer, pero no las contiene más. Éstas son lágrimas bien gastadas. Fueron cinco años de amistad bien gastados, y no se arrepiente de nada; porque ¿cómo podría arrepentirse de cinco años maravillosos con su mejor amigo?
Y mientras Kyungsoo mira a Jongin desaparecer en la distancia, derrama una lágrima por cada recuerdo, por cada sonrisa, por cada caricia, y por cada beso que ellos compartieron. Llora porque sabe que esto es lo correcto. Llora por Jongin y por él mismo.
“No me arrepiento de haber pasado ni un solo día contigo, Jongin. Incluso los tiempos difíciles que hemos atravesado, son preciosos para mí... incluido éste, es un tesoro.”
Cuando Sehun llega a su departamento al día siguiente, casi tropieza con sus propios pies al ver a Jongin descansando con la espalda sobre la pared al lado de su puerta. Piensa antes de acercarse a él. ¿Qué ocurre si éste es el momento? ¿Qué si Jongin solo ha venido a rechazarle y decirle adiós? Sehun no sabe si podrá soportar el rechazo; pero recuerda las palabras de su hermana, así que planta una valiente cara a lo que sea que el mundo fuera a darle.
“¿J-Jongin?” Pregunta con un precavido tono por lo bajo en sus sílabas.
Y cuándo Jongin lo mira, Sehun suelta todo el aire que no sabía que había estado conteniendo, porque luce aliviado.
“Hola, Sehun” Jongin se acaricia la nuca, inseguro de cuál será su siguiente movimiento.
Sehun va hacia la puerta, encuentra sus llaves y le quita el seguro. “¿Te gustaría pasar? Estaba a punto de prepararme algo para comer. Debo de tener suficiente para dos personas.” Evita la mirada que Jongin le está dando. No puede volverse a mirarlo porque tiene miedo de lo que sea que verá en sus ojos. ¿Lástima? ¿Arrepentimiento? No puede simplemente tragarse tales pensamientos.
“Eso estaría bien” declara Jongin con simpleza. Esta es la primera vez que va a estar dentro de la casa de Sehun. Su pulso está yendo tan rápido que casi puede sentirlo incendiarse, como si su cuerpo se estuviera quemando.
Ellos entran al departamento y Jongin le sonríe a la vista. Es exactamente el tipo de lugar en el que imaginó que el más joven viviría. Es pequeño y simple, con solo unas cuantas decoraciones. Un departamento que encaja con un joven soltero.
“¿Te gustaría algo para beber?” Pregunta Sehun, dirigiéndose a la cocina y de ahí al refrigerador. Jongin no tiene tiempo de responder antes de que el otro le extienda una soda. La toma sin quejarse y sus dedos se tocan ligeramente, causando un agitado calor que se extiende a lo largo del brazo de Jongin. Extrañaba esa sensación -de ser tocado ligeramente, solo para tener su cuerpo reaccionando de tal manera. Ese calor pronto se propaga a lo largo de su caja torácica y siente su corazón volcarse cuando ve a Sehun ocupado en medio de la pequeña cocina.
Habla tan rápido mientras hace sus sándwiches que Jongin no puede seguirlo del todo. A él no le importa la comida, el trabajo, o lo que sea sobre lo que Sehun esté hablando. Todo lo que quiere ver ahora, es esa sonrisa que le detiene el corazón, el brillo en esos ojos, y el rosado tinte en sus mejillas que aparecerían, solo con Jongin acercándose. Ahora mismo, el más joven luce nervioso y Jongin no lo culpa. Está nervioso también. Vino aquí con un propósito y mientras más mira a su ex-secretario caminar por la cocina, más seguro está de la decisión que ha tomado.
Toma un largo sorbo de su bebida y acomoda la lata sobre el mostrador antes de acercarse a Sehun.
Él nota la cercanía de la presencia de Jongin, pero trata de ignorarla. Algo está a punto de pasar. Oh Dios, ¿qué es? ¿Va a rechazarlo? ¿Decirle que lo siente? No es hasta que un par de cálidas manos sujetan las suyas, que Sehun finalmente deja de hacer lo que está haciendo.
“He pasado por mucho, Sehun, al igual que tú. Y lo menos que puedes hacer, es mirarme.” La voz de Jongin es amable y sincera.
Finalmente, Sehun se encuentra con su mirada y sus rodillas están a punto de doblarse cuando levanta una de sus manos hasta acomodarla a un lado de su cara. La otra mano desordena ligeramente su cerquillo y se termina por mover hasta acomodarse tan ligeramente sobre la curva de su cuello, que no hace sino enviar corrientes eléctricas a lo largo de la espalda de Sehun. Todo su cuerpo se enciende mientras sus sentidos caen en un vago estado de euforia. Ésta es la primera vez que Jongin lo toca de forma tan íntima y lo afecta profundamente.
“Creo que encontré mi respuesta”, murmulla Jongin. Su corazón está latiendo demasiado rápido y su respiración es inestable. Él necesita saber cuál es la respuesta. Que todo lo que ha pasado no ha sido en vano. Jongin mira dentro de los ojos de Sehun y ve la incertidumbre, el miedo y el dolor por el que lo ha hecho pasar. Quiere hacer esto bien. Quiere demostrarle que es más que pequeños encuentros amorosos en hoteles y citas en auto.
Y Sehun no puede mirar hacia otro lado. Lo capturan sus profundos iris, sus suplicantes labios y su piel besada por el sol. El calor de las manos de Jongin y su respiración, son intoxicantes. Solía querer quedarse así con Jongin por tanto tiempo; pero ahora que está ocurriendo, duda que sea real.
“J-Jongin… Yo…”
“¿Sehun?, ¿puedes hacerme un favor ésta vez?” Jongin está tan cerca que casi puede saborear la esencia del menor.
“¿Qué?” Pregunta Sehun vagamente. Luce aturdido y Jongin toma eso como una oportunidad para hacer su movimiento.
“Por alguna vez, sólo… cállate.”
Y entonces, por primera vez, ambos comparten un beso honesto. No hay miedo, ni arrepentimiento, ni culpas ésta vez. Jongin se inclina sobre Sehun y presiona sus cuerpos juntos, ansiando el calor construido entre ellos cuando lo empuja contra el mostrador de la cocina. Sus labios encajan juntos perfectamente en un ritmo natural. Jongin quiere más que solo un beso; pero al mismo tiempo, esto es todo lo que necesita cuando Sehun toma una parte de su camisa y lo atrae más hacia él, como si no pudiera tener suficiente.
Todo este tiempo, ha estado pensando en Sehun. No importaba qué tan duro tratara, todos sus pensamientos siempre regresaban al muchacho desaliñado. Jongin supone que en lo profundo de sí, ya lo sabía; pero tenía miedo de admitir que sus sentimientos por Kyungsoo habían cambiado.
Jongin siguió persistiendo con Kyungsoo porque pensó que podría arreglar su relación; cuando en realidad, no había nada que debía arreglarse. Algunas veces la gente solo cambia. Es así de simple. Jongin se dio cuenta de eso cuando vio a Kyungsoo en el super mercado. Kyungsoo lucía tan feliz y contento hojeando los productos -algo que no había visto en el otro por un largo tiempo. El factor decisivo fue cuando se dio cuenta de que ser amigos con Kyungsoo, era mucho más fácil que ser amantes. Y hasta se atreve a decir, que él pareció entenderlo también.
No le toma demasiado tiempo a Sehun el fundirse en el abrazo de Jongin. No se da cuenta de que está llorando hasta que le limpia una lágrima de su mejilla y sonríe amablemente.
Jongin desenreda sus palabras antes de detener su beso: “Lamento haberte hecho pasar por esto. Sé que no hay nada que pueda hacer o decir, pero…”
“Sí lo hay.” Sehun lo interrumpe mientras se pierde en la profundidad de los ojos del otro. “No me dejes. Quédate conmigo, Jongin. Eso es todo lo que pido y todo lo que necesito.”
“S-Sehun”, la voz de Jongin se quiebra.
“Te amo, Jongin. Te amé desde que puse un pie por primera vez en tu oficina.”
Jongin se ahoga en medio de sus lágrimas. Te amo. Esas han sido las dos palabras que más desesperadamente ha querido oír todos los días de su vida. El amar a alguien incondicionalmente y ser amado de la misma forma. Y ahora, por fin lo ha obtenido.
“También te amo, Sehun.”
Jongin se da cuenta de que no puede tener nunca suficiente de sus labios. Está desesperado por ese calor, ese cuidado, ese amor. Quiere ser una parte de su vida y al mismo tiempo, todo lo que puede hacer ahora es rezar porque esta vez perdure para siempre.
El amor no funcionó para ninguno de ellos la primera vez; pero tal vez, solo tal vez, por fin han encontrado un eterno amor en el otro.
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Lo que sigue es el final, gracias por leeer y comentar ;___;
-Admin Kissys