Fandom: The vampire diaries
Claim: Damon
Tabla:
AquíTema: #30 Obsesión // #11 Quebrar // #25. Labios
Notas: ordenados cronológicamente según su publicación. Obsesión y Quebrar pertenecen a la tercera temporada, estando este último justo al final. Labios se sitúa en el capítulo 4x07.
Obsesión
Me descubro a mi mismo pensando en ella. Algo que en realidad no debería ser una sorpresa, porque lo hago con más frecuencia de lo que debiera. Miro a Stefan. Él también lo hace, sólo que aún sigue atrapado en esa fantasía.
Niego con la cabeza.
De nuevo se repite todo. Los dos luchando por una mujer. Y para colmo de males, no por una mujer cualquiera, sino por una réplica exacta de la que nos enfrentó en su día. El maldito gen Petrova nos vuelve a atrapar. Sólo que en esta ocasión, nosotros somos los vampiros y ella la humana. Y aunque el elegido tiende a ser Stefan, esta vez sí puedo presentar batalla.
Porque soy capaz de generar dudas reales. Nada de espejismos motivados por capricho.
De repente mi pensamiento salta. Mi cabeza se ocupa en Elijah y en Klaus. Vuelvo a negar con la cabeza.
- ¿Qué ocurre? - me pregunta mi hermano volviendo al presente.
- Déjà vu - respondo alejándome. - El mismo estúpido déjà vu - sonrío.
Quebrar
Puedo precisar el instante en que sentí que me partía.
Él se agarró a mi tratando de aferrarse a la vida. Desesperado, vi como se apagaba mientras yo le sostenía. Hasta que su cuerpo se desplomó ya sin fuerzas, rendido ante la llegada de la muerte. Indefenso.
La confusión se dispersó y quedó la realidad. Sentí el sudor frío del miedo adueñándose de mi.
Durante un milisegundo, sólo percibí la ausencia de un amigo, de mi mejor amigo. Pero en seguida llegó la desolación por otra pérdida. Una que me dejaba sin aliento, una que me oprimía el corazón.
Me puse en marcha.
Mi ansiedad por llegar crecía y la impaciencia se volvía angustia. El camino se hacía eterno y no podía parar el tiempo. No podía regresar lo bastante aprisa para calmar la inquietud.
Quería llegar cuanto antes. La impotencia me estaba matando. Y por desgracia, todo lo que podía hacer para mitigar el dolor, era conducir.
Labios
Hubo otras ocasiones, no es la primera vez que nos besamos. Cada una vino con su significado y con su propia carga. Como si nunca pudiera haber nada perfecto. Como si siempre hubiera un pero. Cada vez que nuestros labios se juntaban, algo parecía interponerse. Quizá la lástima, tal vez la culpa o los remordimientos.
Sin embargo esta vez es distinto. Sus labios tienen un sabor diferente. Saben a urgencia, a liberación, a hambre. Incluso saben mejor que la sangre.
Su boca me busca sin reservas, con convicción. Su aliento me atrapa y me sirve de guía. Me dejo arrastrar. Mi espalda en la pared, luego la suya. Sujeto su cintura contra la mía.
Y dejo de pensar. Porque de repente sus labios ya no son suficiente. Se quedan cortos, muy cortos.
Ambos necesitamos más.