De la peor manera posible...

Oct 21, 2010 20:56

Esto es lo que ha hecho tanto amor fosterbuloso este fin de semana, que ¿qué pasa? Que luego termino como termino... escribiendo perversiones. Y oye, ya de escribirlas, que menos que dedicarlas, ¿no? xD

Para mis pichonas TimConeras, arkady_, barbara_novak y nbs79, y muy especialmente para nuestra querida abaut_time, que no pudo asistir pero en la que no dejamos de pensar y echar de menos durante todo el finde ♥ ¡Va por vosotras, luvs! ^^




Autor: yokana_yanovick
Fandom: Lie To Me
Pairing: Cal/Gillian
Spoilers: 3x03
Palabras: 3.163



De la peor manera posible

Tras la finalización del caso Farr, Gill había vuelto a su despacho. Salió de aquella comisaría disgustada, porque parece ser que era lo único que le provocaba Cal últimamente, disgustos. No hablaba con ella, no le comunicaba sus planes y además pretendía que fuera su compañera de delitos. Ya lo había conseguido en más de una ocasión, pero aquello, era de lejos, diferente. Como siempre, en lo que respecta a personas cercanas, Cal ve lo que quiere ver. Lealtad lo había llamado. Le entró la risa, ¿qué demonios pensaba que había hecho durante todo este tiempo?

Su aparición fue como de costumbre, cuatro zancadas, ni un sólo toque en la puerta y se quedó en medio de su despacho, a la espera. Se ve que iban a retomar la conversación donde la habían dejado.

-¿Que es lo que pasa, Gill?

El primer disparo a bocajarro.

No tenía humor para aquello, no al menos durante un día que la tensión se había acumulado en sus hombros y la angustia en su pecho. No necesitaba otro enfrentamiento.

Ni siquiera se giró para mirarle cuando contestó malhumorada.

-¿De qué, Cal?

-Tu actitud, Wallowski... cualquier cosa. Tú eras la que quería hablar, ¡hagámoslo! -dijo con un movimiento de manos, casi como si fuera gracioso, casi como si no le importara. Como bien había dicho no se iba a ir a ninguna parte, no al menos sin una respuesta. Se dio la vuelta para hacerle frente.

-Pensé que ya había quedado claro, de hecho, ¿cómo es posible que me preguntes eso, Cal? Eres tú el que no deja de ocultar cosas, no yo -le apuntó con un dedo acusador.

-Ya no oculto nada, amor -se encogió de hombros, como si la cosa no fuera con él.

-¿Ya no? ¿Hasta cuando? ¿La próxima vez? -se exaltó- Hasta el momento, ¿qué me dices de una deuda que nos puede llevar a juicio por fraude?, o unas relaciones con el FBI de las que, si te soy sincera, no tengo ni idea de que pensar pero que hasta el momento sólo nos ha traído problemas.

-No seas injusta, Wallowski nos ha ayudado con otros casos -respondió a la defensiva.

-No, Cal, lo que no es justo es que pongas en peligro años de trabajo por un... -se detuvo.

-Dilo -la miró desafiante.

No contestó.

-Tu cara lo está gritando, puedes decirlo en voz alta.

-...por una relación sexu... -Cal la interrumpió.

-Por un polvo, puedes decirlo. Todo sería mucho más fácil si dijeras lo que piensas.

Gillian se acercó a él furiosa, pero su voz salió grave, suave, peligrosa.

-¿Por qué por una vez en tu vida no te aplicas el cuento, Cal? ¡Todo sería mucho más fácil si “yo” -dijo enfatizando- supiera en qué demonios piensas!

Cal se acercó desafiante a su cara, tan cerca que su respiración le calentaba los labios.

-¿Qué quieres saber, amor? -hubiese parecido una petición dulce sino hubiese sido con la crudeza con la que habló.

-Quiero la verdad, Cal -contestó con suavidad mientras se apoyaba en la mesa de su despacho. La intensidad y la cercanía con la que la miraba estaba comenzando a ponerla nerviosa. Aun así, no sirvió de nada, Cal no permitió aquel pequeño espacio entre ellos y volvió a colarse en su espacio personal para analizarla de cerca.

-Sólo tienes que hacer la pregunta, querida... -una vez más le miró a los ojos, parecía tan convencido que no pudo evitar caer en la trampa a sabiendas de que lo era.

-¿Hay algo más que no sepa?

La respuesta no tardó en llegar.

-Sí.

Se sorprendió, lo cierto es que hubiese asegurado que pretendía convencerla de que todo estaba bien y que no volvería a ocurrir nada parecido, o sencillamente que aunque así fuera tenía la solución a cualquier problema que pudiera surgir.

Se cruzó de brazos tan sólo para poner algo más de espacio entre ellos. Esto era nuevo y presentía que necesitaba estar preparada.

-¿Y es...? -le instó cuando le vió quedarse en silenció sin intención de continuar.

Acercó su cara hasta ella incluso más si era posible.

-Te deseo, amor. ¿Es un problema para ti? -dijo inclinando la cabeza hacia un lado.

Abrió los ojos como platos, lo que le faltaba, hubiese reaccionado igual si la hubiese insultado.

-¿Me estás tomando el pelo? -dijo con toda la calma que fue capaz de reunir.

-No -contestó con una sonrisa, como si hubiese dicho lo mas gracioso del mundo. -Querías sinceridad, aquí la tienes -dijo con un ademán.

No se lo podía creer. ¿Ahora pretendía reírse de ella? ¿Manipularla? Se alejó de él como una exhalación hacía el otro extremo de la sala.

-Tómate las cosas como quieras, Cal. Pero no quiero enterarme de que vamos a ser embargados cuando llegue el camión de la mudanza -le advirtió con un temblor en el labio de una rabia que no pudo controlar.

-No me tomo nada de ninguna manera, querías respuestas, ¿ahora no me crees? -dijo encogiéndose de hombros.

-¿Quieres explicarme a qué demonios viene esto? -dijo haciendo aspavientos con las manos- Pensé que querías solucionarlo, ¡no enredarte en un montón de juegos mentales que no llevan a ningún lugar a parte de a cabrearme cada vez más!

Antes de que se diera cuenta Cal volvía a estar encima de ella, la diferencia es que ahora tenía una pared detrás en lugar de una mesa.

-Deja de tratar de intimidarme -le advirtió acercándo su cara a la de él esta vez.

-No trato de intimidarte, me gusta estar cerca de ti, ¿no has oído lo que te he dicho?

No sabía como lo había pasado por alto la primera vez pero esta vez notó que su aliento olía ligeramente a alcohol.

-¿Estás borracho? -preguntó cautamente sin atreverse a creerselo del todo.

-Puede que el señor Johny Walker haya ayudado a soltarme, pero aun sé lo que estoy diciendo.

-Creeme que no lo parece, vete a casa, Cal -hizo un ademán para alejarse de él pero Cal se interpuso en su camino.

-Mírame -levantó la voz exigente.

Hizo lo que le pedía, con suerte podrían terminar pronto aquella pantomima.

-Quizá no te hayas dado cuenta la primera, ni la segunda vez, ¿qué tal una tercera? Te deseo, de la peor manera posible... ¿Entiendes lo que te digo?

-Entiendo que no es importante hablar de algo absurdo estando como están las cosas -tenía que hacer esfuerzos sobre humanos para mantener a raya su enfado y la necesidad de su compañero por cambiar constantemente de tema.

-Lo es ¡maldita sea! -Cal alzó la voz, y más de lo que le hubiese gustado, incluso él mismo se sorprendió, pudo verlo en su cara.

-¿De verdad quieres hablar de esto, Cal? -preguntó con cuidado mientras trataba de no explotar.. Pudo verle dudar y retroceder confuso, aunque sólo fuese durante una milésima de segundo.

Se acercó a él de nuevo. ¿Quería jugar? Bien. Los dos sabían hacerlo.

-Y dime, ¿cómo me deseas, Cal? ¿Encima de la mesa? ¿En tu despacho? ¿En tu cama? -posó una mano en su pecho suavemente y se acerco hasta casi susurrárselo en los labios. Vio tensarse los músculos de su mandíbula y supo que sabía lo que estaba haciendo. Bien, así por lo menos estarían enfadados los dos.

-No hagas esto, Gill -y el tono de advertencia podía haberle helado la sangre de no haber sido porque la tenia hirviendo.

-Has sido tú el que ha comenzado -dijo adoptando de nuevo un tono áspero- ¿verdad que no es agradable que te tomen el pelo? -definitivamente tenía que notar la ira que salía de cada poro de su piel.

Dio un par de zacadas y la volvió a dejar arrinconada contra la pared.

-Dime que no es un problema para ti que me folle a Wallowski y la conversación termina aquí. Te juro que no te volveré a molestar con “banalidades” -puntualizó.

No pudo evitar tensarse.

-¿Qué demonios importa, Cal? Fóllate a quién quieras pero que eso no ponga en peligro a esta empresa -le advirtió.

-¿Es una amenaza? -inclinó la cabeza hacia un lado y se acercó hasta sus labios, casi tanto que juraría que los había rozado sin querer.

Se irguió. No llevaba bien las intimidaciones.

-Ya lo creo que sí... -dijo con voz furibunda mientras entrecerraba los ojos.

Cal pasó por alto la respuesta y sus ojos cayeron hasta sus labios, entonces fue consciente de que los tenía entreabiertos, a la espera, expectantes, se maldijo y los apretó.

-Aun no has contestado a mi pregunta...

Le miró fijamente.

-No es un problema para mí.

La miró durante unos segundos que le parecieron horas.

-Mientes...

-¿Estás seguro? -le preguntó desafiante-. Creo que la última vez que lo hice no te diste cuenta.

No dijo nada, pero le conocía demasiado bien, podía ver su mente calibrar las opciones que tenía, y vio en silenció como escogió atacarla.

-Bien, así que esposas, ¿eh? Creo que llevo fantaseando con verte “sólo” con ellas desde aquel maravilloso caso en el que te excitaste besándome...

Le entró un escalofrío al recordar que, efectivamente, tenía razón. Cabrón.

-¿Que pretendes demostrar, Cal? ¿Que tienes razón? ¿Es eso lo que quieres? -las palabras salieron de su garganta raspándole las cuerdas vocales.

En una zancada más cerró el espacio entre ellos y quedó apoyada en la pared con el cuerpo caliente de Cal presionandola contra él. Apoyó suavemente la mano en su cintura y se acercó a su oído para susurrarle.

-Pretendo demostrar que importa, Gill. Dime que en algún momento yo no he sido un problema para ti...

A pesar de estar más centrada en el cuerpo y el susurro caliente de Cal sobre ella, no pudo evitar que se le escapara una sonrisa.

-Siempre eres un problema para mí, Cal... -y cuando noto su sonrisa en el cuello por primera vez se permitió relajarse contra él, aunque solo fuese durante unos segundos.

-Te deseo, Gill... -esta vez el susurro parecía sincero, sentido y se dio cuenta que deseaba creerle por encima de todas las cosas.

Cal separó su cara para mirarla, mientras notaba sus dedos acariciar su cintura dulcemente.

Entreabrió los labios y comenzó a inclinarse sobre ella a una velocidad que la estaba volviendo loca. Ya ni siquiera sabía que demonios discutían, y en el momento en el que los labios de su compañero apenas la rozaron, tampoco le importó, llevó la mano hasta su cuello y le atrajo hasta ella para besarle con ganas. Se recreó en el beso hasta que le faltó el aire y cuando aún jadeaban en la boca del otro, Cal volvió a susurrar.

-Ahora bien... ¿Por qué me echas en cara algo que tú acabas de hacer...?

Se le heló la sangre.

Le miró a los ojos y allí estaba, ¿eso era esto? ¿La demostración de una teoría? La mirada dura de su compañero lo confirmó.

-Serás hijo de... -le dio un empujón y se alejó de él.

Antes de que pudiera hacerlo del todo Cal la cogió por la muñeca y volvió a aprisionarla contra la pared, esta vez con las manos a cada lado de su cabeza.

-Suéltame, Cal o te juro por dios que voy a gritar... -

-Oh, eso espero, amor, que lo hagas... -y sin más presionó contra su cuerpo y la besó con avidez, con necesidad, con ganas de meterse debajo de su piel. Sus manos ya no sujetaban sus muñecas sino que recorrían su cuerpo tratando de aprendérselo de memoria.

La sensación de su lengua y sus manos la mareó pero aún así hizo acopio de todas sus fuerzas para alejarse de él, no iba a permitir que se riera de ella una vez más...

Empujó su pecho pero Cal no estaba dispuesto a dejarla marchar, no todavía. Presionó sus caderas contra ella y pudo notar su excitación, jadeó ante la sorpresa. Cal se acercó hasta su oído para chupar y morder el lóbulo de su oreja. El calor y el deseo que sentía en aquel momento estaba comenzando a nublarle el juicio.

-¿Me crees ahora? -le oyó gruñir sensualmente.

Su mente estaba abrumada por el torrente de sensaciones que se estaban acumulando en todo su cuerpo. Sólo deseaba calor, piel, sexo. Le odiaba por ello, porque necesitaba más, quería más... Quería follárselo allí mismo, maldita sea. Pero tal como vino, se fue. De repente sintió un viento frío en el pecho y los besos y las caricias habían desaparecido. Cal se había separado de ella. No puedo evitar que un sonido de frustración saliera de sus labios.

-¿Qué...? -Atinó a decir sin comprender que ocurría, aún con el corazón palpitando entre sus piernas.

-Creí que querías parar, amor... -sus plabras decían una cosa pero su mirada, sin embargo, deseaba a gritos desnudarla, poseerla allí mismo.

Sabía lo que estaba haciendo pero no le importó, lo único que deseaba en aquel momento era que apagara un fuego que, con mucho ahínco, ella trataba de mantener dormido cada día.

Le cogió de la camisa y tiró de él con fuerza, beso su cuello con ira, le mordió, atacó sus pantalones y cuando le tuvo duro en su mano y podía oirle jadear le susurró al oído; -No te atrevas a parar de nuevo... -no hizo falta más. En un movimiento rápido le subió la falda a las caderas y la embistió.

-Haré lo que tú quieras, amor... lo que quieras -era el deseo quién hablaba y eso la excitó aún más.

-Puedes empezar por quitarte los pantalones, Cal... -Sus manos volaron hasta la parte delantera de su pantalón y deshizo los botones a una velocidad vertiginosa al tiempo que ella se deshacía de su ropa interior. Estaba a punto de sacarle de sus calzoncillos cuando él la detuvo. Gillian le miró sin comprender hasta que vio lo que quería. Volvió a coger sus muñecas, esta vez con suavidad, y las junto por encima de su cabeza. No dejó de mirarla en ningún momento. Con una sóla de sus manos las aferró con fuerza para que no se movieran de allí. Gill comenzó a mover sus caderas contra él, gruñó. Enterró su cabeza en su cuello y le susurró al oído; -no hay prisa, cariño... -con su otra mano se liberó de la ropa interior y se colocó en su entrada. Se alejó apenas para mirarla a los ojos.

-Mírame, Gill... -la buscó.

Gillian enfocó su mirada hacía él y jadeó, casi lloriqueó.

-Házlo, Cal... -le instó sin el menor atisbo de vergüenza, con deseo, necesidad en estado puro, súplica, y no fue capaz de soportarlo por mas tiempo. Se hundió en ella y creyó haber llegado al paraíso. -Dios... - Aún con su mano sujetando sus muñecas, la embistió, cada vez más fuerte, cada vez más duro. Con su mano libre bajó el escote de su vestido y se las arregló para llegar a uno de sus pezones, lamerlo, chuparlo con avidez mientras la penetraba más profundamente a cada embestida.

Los jadeos y las frases inconexas comenzaron a llenar la habitación.

Gillian subió y apretó aún más su pierna contra la cadera de Cal mientras empujaba sin descanso sobre ella. Cal bajó sus manos para acaparar sus pechos que ahora descansaban por encima del escote, desnudos, juguetones. Aprovechando el momento ella le deshizo de la camiseta que llevaba solo para sentir su pecho contra el de ella, desnudo, piel contra piel. La liberación no duró demasiado, Cal volvió a coger sus dos muñecas y a ponerlas a cada lado de su cabeza mientras se contenía por no llegar demasiado rápido.

Gill sonrió ante aquel ataque de posesividad al saber exactamente de donde provenía.

-Te lo dije, amor, no mentía. Tu fantasía se convirtió en la mía... -succionó su cuello y aumentó la velocidad de las embestidas.

Los jadeos que ahora salían de su boca casi le impedían respirar. Cal empujó tan correcta y profundamente dentro de ella que creyó morir y resucitar al mismo tiempo. Arqueó la espalda contra la pared, echó la cabeza hacía atrás, apretó los ojos y un orgasmo a modo de grito contenido salió de sus labios. Cal no había visto nada más hermoso y excitante al mismo tiempo en toda su vida. Aceleró el paso de sus acometidas y aun con los temblores de Gill a su alrededor, sus pezones rozándole el pecho y su cuello expuesto tan sólo para él. Se corrió en ella de manera cegadora, explosiva, casi dulce, como tan sólo Gill podía conseguir.

Se quedaron en aquella posición durante largos minutos tratando de recuperar el aliento, normalizar la respiración, procesar los acontecimientos.

-¿Cal? -su nombre apenas fue un susurro contra su oído. Pudo escuchar el miedo y la duda en él.

-Lo sé, amor -La soltó paulatinamente y acarició sus muñecas con el pulgar a modo de disculpa.

Se vistieron en silencio. Los pensamientos de Gillian viajaba por su mente a tal velocidad que estaban consiguiendo marearla casi tanto como el orgasmo que había tenido tan sólo unos segundos antes, pero al final, todo se reducía a una simple pregunta.

¿Y ahora qué?

Abrió la boca para hablar cuando Cal negó con la cabeza y posó el dedo índice sobre sus labios. Al principió fue tan sólo un gesto, pero le vio contenerse de continuar acariciándola. Finalmente su deseo pudo más y se inclinó sobre ella para robarle un beso. Después se aclaró la garganta y habló.

-Hay cosas que sencillamente están ahí, amor, puedes ocultarlas mejor o peor, pero suceden. La única diferencia es tomar el camino correcto o equivocado. Y creo que después de todos estos años sabes que no se me dan demasiado bien las elecciones... Aun así, creo que hoy hemos hecho lo correcto... juntos -su voz, su mirada, todo había cambiado completamente, estaba mirando a Lightman en estado puro.

-¿Te refieres a Wallowski o al hecho de que acabamos de tener sexo? -dijó terminando la frase con una pequeña sonrisa y sintiendo como la cara se le calentaba de verguenza al decirlo en voz alta.

-Es una frase multifuncional -le sonrió al tiempo que alzaba las cejas.

-¿Era tan difícil decir lo siento? -susurró sin mirarle.

-Sí, cuando se trata de ti, amor -tocó suavemente su barbilla para hacer que le mirara a los ojos de nuevo- porque eso quiere decir que en algún momento te he decepcionado, y eso es algo que no me perdono con facilidad...

Le miró fijamente, tan abierto emocionalmente que la abrumó. Eran contadas las ocasiones en las que Cal se exponía de tal modo y sabía que tan sólo ella tenía el lujo de estar presente cuando ocurría.

El corazón aún le latía a mil por hora y no podía dejar de odiarle un poco cuando conseguía alterar sus emociones del enfado a la ternura pasando por un deseo abrasador con tan sólo una sola frase. Sin embargo, y a pesar de todo, en aquel momento supo que nada había cambiado realmente, que finalmente estarían bien, como lo estaban siempre.

cal/gillian, cal lightman, fanfic, gillian foster, lie to me

Previous post Next post
Up