En Bogotá, los transexuales le temen a "limpieza social" de grupos armados
Hace unos días se pusieron sus mejores atuendos y organizaron un desfile de moda. Ese día los transgénero de la calle intentaron olvidar las amenazas crecientes, inclusive de muerte, que se extienden a prostitutas y drogadictos por parte de grupos de "limpieza social" en Bogotá.
Un transexual sin techo en un desfile de modas en Bogotá, el 25 de noviembre de 2009. Ese día los transgénero de la calle intentaron olvidar las amenazas crecientes, inclusive de muerte, que se extienden a prostitutas y drogadictos por parte de grupos de "limpieza social" en Bogotá.
Hace unos días se pusieron sus mejores atuendos y organizaron un desfile de moda. Ese día los transgénero de la calle intentaron olvidar las amenazas crecientes, inclusive de muerte, que se extienden a prostitutas y drogadictos por parte de grupos de "limpieza social" en Bogotá.
Ya pasó la fiesta, organizada por el Día mundial contra la violencia de género, y cayeron las máscaras. Acomodados en sillas de plástico, son un pequeño grupo con rasgos cansados que visten una sudadera gris tan triste como sus rostros, uniforme obligatorio en este hogar de paso del centro de Bogotá.
Al hablar exigen no ser identificados ni por su nombre de pila, ni por ningún otro. "Estamos tocando temas delicados. Aquí cualquiera puede decir afuera: estos están hablando con periodistas internacionales y sales (del hogar) y te hacen pam pam", explica una 'trans', imitando el sonido de un revólver.
P. cuenta que llegó a Bogotá con 13 años procedente de Medellín. "Mi papá comenzaba a rechazarme, ya sabes, por mis ademanes. Ya en el barrio me comenzaban a discriminar". Desde entonces, y por casi 20 años, su vida no ha sido más que una sucesión de historias de "prostitución, bazuco, marihuana".
"Amenazas ha habido siempre. Pero ahora la situación está muy crítica. A nosotros nos mataron una compañera hace unos días, Catherine. Le metieron cinco tiros", relata.
"Es gente que viene en carros negros. Que se viste con pasamontañas. Siento miedo, porque uno no sabe. Le puede llegar la hora inesperada".
Otra residente del hogar de paso se une a la tertulia. "Ayer nos pusieron el tote así", cuenta imitando un arma apuntada en su cara. Y otro miembro del grupo asegura: "hay más amenazas", "ahorita están por lo de la limpieza".
Es difícil saber, al escuchar los testimonios, cuáles son parte de la paranoia, inducida por el bazuco -droga hecha con residuos de pasta base de cocaína que genera pánico- o de vivencias reales.
Sin embargo, Marta Lucía Ortiz, la coordinadora de la Casa de Justicia del barrio de los Mártires en Bogotá, zona de prostíbulos y "ollas" (lugares de consumo de la droga y otras actividades delincuenciales), confirma que mataron a "Catherine" al igual que a una defensora de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero) en los dos últimos meses.
Según Ortiz, una reconocida líder de la comunidad 'trans' de la capital colombiana también ha recibido amenazas, así como otra activista que ha tenido que dejar la ciudad.
Un informe de la Corporación Nuevo Arco Iris, observatorio del conflicto colombiano, asegura que grupos descendientes de paramilitares están presentes en diez de las 20 localidades que conforman Bogotá.
En febrero y marzo, algunos distritos de Bogotá se atemorizaron ante una ola de panfletos amenazantes prometiendo muerte y escarmientos para "homosexuales y prostitutas".
Y un trabajador social muy próximo a esta comunidad, que también pidió no ser identificado, confirma que "aunque la violencia de género ha existido siempre, hemos visto un aumento este año. Los mismos habitantes de la calle aumentaron su ingreso a hogares de paso por temor", cuenta.
"Lo que está ocurriendo en Bogotá es que hay más población desplazada, y de paso, más grupos irregulares que hacen su propia justicia, no sólo contra la comunidad LGBT sino contra los habitantes de la calle en general".
"Se distribuyen listados de personas no deseables, con nombres y ubicación. Hacen un auténtico trabajo de inteligencia", añade.
Los ponen en lugares bien concurridos: "parques, paraderos de buses", según este trabajador: "comienzan con la fachada de proteger a la comunidad y terminan cobrando y armándose", asegura.
Mientras, los 'trans' de la calle tienen la culpa interiorizada: "el mismo 'trans' se ha encargado de fumar bazuco y despelotarse en la calle", cuenta uno, casi justificando los crímenes