Creemos un personaje, y jueguemos, juguemos toda la noche... el arte de la seducción, el misterio y el encanto.
El afán por diferenciarse es muy humano, porque sabemos que todos estamos hechos de la misma materia y somos de la misma condición humana, pero no todos de la misma inteligencia ni del mismo espíritu. Tenemos que crearnos a nosotros mismos con unos juegos que practicamos en la vida diaria con una manera de vestir, de comportarnos, con unos gustos y unas formas de vida. Es artificio claro, que en el carnaval de Venecia se lleva a la teatralidad, a la exageración, incluso a la exacerbación, pero sin paso a lo grotesco. Todo está medido dentro de la desmesura. No hay estridencias