Radioterapia - Quinta sesión - Reflexiones
En ocasiones me siento muy fuerte, orgullosa de haber llegado hasta aquí, deseando acabar y pasar página. En otras me siento terriblemente cansada (y no me refiero al agotamiento físico, que también).
En esos momentos bajo la cabeza y pienso... ¿Por qué a mi? ¿Por qué me ha tocado la china?, y envidio terriblemente al resto de la gente que sigue tranquilamente con sus vidas.
Me agota que el tiempo pase tan despacio, me agota el tener que levantarme todos los días para ir al hospital, o que el médico me diga como esta mañana que por las sesiones que llevo estoy a punto de empezar a notar más efectos secundarios.
Me asusta tener que seguir continuamente con las revisiones, pensando que un día todo esto puede volver.
Este fin de semana ha sido muy intenso... amigos, familiares y una boda muy sencilla a la que me hacía muchísima ilusión acudir. Se me han acumulado millones de sensaciones y emociones, y he deseado más que nunca volver a la normalidad.
También ha habido algo que me ha llamado la atención, y ha sido algo tan simple como ver mis propias fotos en la casa de mis padres. Una de ellas, era de la boda a la que había ido justo dos días antes de que me ingresaran en el hospital y... el cambio en mi aspecto es tremendo. De hecho, he comprendido nada más verla por qué estos días estoy notando menos expresividad en mi cara, y es debido a que mis cejas se han reducido considerablemente, aparte de que también he perdido algunas pestañas.
La gente dice que me ve muy bien, pero yo no opino lo mismo, y estoy deseando recuperar mi aspecto normal. Os puede parecer muy superficial, pero no puedo evitarlo.
También me he dado cuenta de otra cosa... hay personicas en mi vida, amigos, que se han transformado como en una segunda familia para mi. Me siento tremendamente agradecida. Desde su modestia, me dicen que no han hecho nada, pero esa sensación de protección, de preocupación en mis momentos duros, de alegría en las batallas vencidas... para mí significa muchísimo.
En los momentos buenos hay mucha gente a tu alrededor, pero esas pocas personas que me han apoyado en los malos... se pueden dar por seguros de que envejecerán a mi lado.
En esos momentos bajo la cabeza y pienso... ¿Por qué a mi? ¿Por qué me ha tocado la china?, y envidio terriblemente al resto de la gente que sigue tranquilamente con sus vidas.
Me agota que el tiempo pase tan despacio, me agota el tener que levantarme todos los días para ir al hospital, o que el médico me diga como esta mañana que por las sesiones que llevo estoy a punto de empezar a notar más efectos secundarios.
Me asusta tener que seguir continuamente con las revisiones, pensando que un día todo esto puede volver.
Este fin de semana ha sido muy intenso... amigos, familiares y una boda muy sencilla a la que me hacía muchísima ilusión acudir. Se me han acumulado millones de sensaciones y emociones, y he deseado más que nunca volver a la normalidad.
También ha habido algo que me ha llamado la atención, y ha sido algo tan simple como ver mis propias fotos en la casa de mis padres. Una de ellas, era de la boda a la que había ido justo dos días antes de que me ingresaran en el hospital y... el cambio en mi aspecto es tremendo. De hecho, he comprendido nada más verla por qué estos días estoy notando menos expresividad en mi cara, y es debido a que mis cejas se han reducido considerablemente, aparte de que también he perdido algunas pestañas.
La gente dice que me ve muy bien, pero yo no opino lo mismo, y estoy deseando recuperar mi aspecto normal. Os puede parecer muy superficial, pero no puedo evitarlo.
También me he dado cuenta de otra cosa... hay personicas en mi vida, amigos, que se han transformado como en una segunda familia para mi. Me siento tremendamente agradecida. Desde su modestia, me dicen que no han hecho nada, pero esa sensación de protección, de preocupación en mis momentos duros, de alegría en las batallas vencidas... para mí significa muchísimo.
En los momentos buenos hay mucha gente a tu alrededor, pero esas pocas personas que me han apoyado en los malos... se pueden dar por seguros de que envejecerán a mi lado.