Sobre las bodas, la madurez y yo

Jul 23, 2009 04:09

Una de mis amigas más cercanas del secundario se casó el año pasado. Y a principios de este año ya tenía una hija.

Otra amiga de la iglesia a la que iba antes se casó en abril.

El domingo me mandó un mail una de mis mejores amigas para avisarme que el lunes al mediodía se casaba. Que se había organizado tan urgente porque le salió un viaje y quería que el novio se fuera con ella en la mejor condición legal posible. Que me hubiera invitado, de no ser porque fue tan rápido y con tan escasos recursos económicos que se hacía totalmente imposible.

De más está decir que me alegré por ella. Y la llamé enseguida para desearle lo mejor en esta nueva etapa de su vida, llena de tantos cambios.

El lunes me junté a almorzar con otra de mis mejores amigas. Y me contó que hay una gran posibilidad de que el año que viene para esta fecha se esté casando. Y me recordó nuestro trato: yo seré su testigo de matrimonio, mientras que ella será la mía el día que encuentre a alguien.

Y ahí el shock. Mi shock. Porque veo que el mundo avanza. La gente avanza en sus vidas. Y yo... Bueno, me siento un poco estancada. Como si no pudiera seguir adelante. Como si algo me lo impidiera. Y las bodas me hacen abrir los ojos cada vez más. Como si el mundo me gritara: "¡Hey! ¿Y vos para cuándo?"

Una boda me suena a madurez. A responsabilidad. A compromiso inquebrantable con el otro y con uno mismo.

Y yo me veo inmadura, irresponsable, e incapaz de comprometerme seriamente con algo o alguien.

Tampoco es que quiera casarme ya. Es que no soy capaz de imaginar que eso pueda pasarme a mí. Y no tiene absolutamente nada que ver con el hecho de que no tengo pareja. Tiene más que ver con la visión que tengo de mí misma, de mi entorno y de mi prójimo.

Quizá Dios (o el Destino, o el Universo, o como quiera llamarse) no me ha permitido avanzar y conocer al hombre de mi vida para dejarme crecer. Para dejarme cambiar mi visión. Para que esté lista.

Yo misma no me siento en condiciones ahora mismo. Porque cuando me enfrento al espejo (en cuerpo y alma) no me gusta lo que veo. Porque el reflejo me parece demasiado duro y real.

reflexiones, boda, amor

Previous post Next post
Up