Jun 27, 2011 18:05
Ahora que estaba en la cima de una colina, con el viento helado golpeándole el rostro y un par de patines con los que apenas podía mantenerse en pie, estaba comenzando a pensar que tal vez no había sido tan buena idea.
Tal vez aún podía retractarse.
Pero no lo haría, no, porque John Lennon no se retracta jamás, y menos si es para darle la razón a Paul McCartney.
-… ¿Seguro que quieres hacer esto? -preguntó, viendo lo inclinado y escarpado que se veía desde arriba- Si decides retirarte ahora, tal vez no me burle tanto de ti…
Paul rio nerviosamente, y negó con la cabeza.
-Oh no, te demostraré que sí sé usar los patines, y que puedo llegar hasta abajo más rápido que tú.
Y por un momento Paul se preguntó si de verdad valdría más su dignidad que su pobre cuello, pero sólo fue un momento. Sí, lo valía. No iba a retirarse primero, y si John no lo hacía tampoco, entonces iría hasta las últimas consecuencias, sin importar lo dolorosas que estas fueran.
-Bueno, entonces basta de habladurías y hagamos esto de una vez para que pueda almorzar decentemente -dijo George, quien a pesar de eso tenía una sonrisa burlona en su rostro. A veces se sorprendía del grado de estupidez al que podían llegar algunos.
-No nos apresures, Harrison -espetó John, mordiéndose el labio inferior- Y ya almorzaste en el hotel.
-Tu estómago es como un maldito agujero negro -agregó Paul, sin apartar la mirada de la meta que había marcado Ringo. Joder, se veía tan lejana.
-¡Hey, apresúrense! -gritó Ringo a lo lejos, agitando los brazos en el aire. También comenzaba a desesperarse, si lo iban a hacer de verdad, que lo hicieran ya.
-Ya escucharon, Ringo se siente solo y yo tengo hambre -dijo George colocando una mano en el hombro de cada uno, John soltó un respingo y casi se resbala, pero logró mantenerse de pie.
-¡No hagas eso, maldita sea! -gruñó John, volteando a ver a Paul para darle una mirada de “ríndete, con un carajo”. Pero no funcionó.
-Mi pronóstico es que se romperán mínimo un hueso cada quien, tal vez no puedan tocar un instrumento en un largo tiempo o terminen inmóviles en una sala de urgencias, además esas rocas puntiagudas se ahí no se ven muy agradables, ni ese matorral... ilesos no van a salir -dijo George, como si estuviera dando el clima-, pero me muero de hambre. Buena suerte.
Y tras decir eso los empujó colina abajo.
No tuvieron ni siquiera un segundo para agarrarse de algo. De pronto todo el suelo se movió y tuvieron que luchar para mantenerse de pie. Paul casi lo logra, pero las ruedas de los patines chocaban con un montón de rocas que era imposible maniobrarlas, escuchó el grito de John y luego su propio grito. Quería voltear para ver que le había sucedido, pero no podía apartar la mirada del suelo Sin embargo, el suelo pronto dejó de existir como tal y todo comenzó a girar, sintió como era golpeado en todos lados, de pronto veía el cielo y luego le entraba tierra por la boca. Una y otra vez. Después vino el golpe en la cabeza.
Murmuró algunas cosas sin sentido antes de intentar incorporarse, pero todo giró tan bruscamente, que volvió a caer al suelo.
Mientras tanto, Ringo intentaba tranquilizar a John, quien no dejaba de gritar maldiciones mientras se sostenía la rodilla. Tenía ramitas en el cabello y rasguños por todos lados, incluso un par de moretones que seguramente lo matarían al día siguiente.
-¡Goddamit, it fucking hurts like hell!
-Tal vez esté rota… -murmuró Ringo, mirándolo con lástima a su lado.
-¡Pues revísala! -le gruñó John.
-Ehh… -definitivamente eso era algo que no quería hacer, así que buscó con la mirada al George, pero este se encontraba sentado junto a Paul, viendo como estaba inconsciente en el suelo.
-Fuck, supongo que tendré que esperar si quiero un maldito sándwich -dijo, con el ceño fruncido.
-¿Estás feliz ahora? -gruñó Paul desde su cama. Tenía una venda en la cabeza y no podía levantarse sin sentir mareo. Además de que cada movimiento de su cuerpo, por pequeño que fuera, dolía.
-Fuck off, podría haber terminado peor, ¿ok? -respondió John a su lado, con la rodilla vendada y la mirada fija en la televisión frente a ellos.
Quedaron en silencio por un momento. Paul cerró los ojos, pensando en que no le vendría mal dormir un poco.
-…¿Y al final quien ganó?
-Cállate John. Agradece que estás vivo, maldición.
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