Autor: Mar aka
moon_overdoseFandom: Harry Potter
Rating: PG-13 por palabras y contenidos oscuros
Word Count: 863
Notas de Autor: Lo primero que escribo de Harry Potter en años y siento que le he dado una patada en el culo al canon. Pretende ser medio angsty o algo así y he intentado que salga, pero va a ser que no xD Para
lies_for_power antes
mundosuicida. Que te aproveche y gracias por sacarme del bloqueo artístico, bitch.
Hermione rebuscó entre su ropa la varita, sabía que tenía que estar ahí joder. Ella misma la había dejado ahí.
Palpó la madera con dedos temblorosos y la sacó de un bolsillo interior en su abrigo, preparada para usarla.
El suelo crujía, el parquet podrido de la vieja cocina se rompía y descascarillaba bajo el peso de sus zapatos corriendo por su salvación.
-¿Dónde estás, pequeña traidora?
La varita sujeta firmemente en la mano derecha, la izquierda apoyándose en las paredes huecas de la casa para impulsarse. Necesitaba correr a todo lo que sus piernas le diesen si se quería salvar.
Oía el viento silbar y colarse entre las desvencijadas ventanas de la casa y si se llevaba la mano a la ceja partida podría sentir la sangre caliente empaparle los dedos, heridos también a causa del forcejeo.
Tiró del pomo de la primera puerta que encontró. No se abría. Empujó, dio una patada y la puerta quedó descolgada de sus goznes. Había llegado al salón principal, si atravesaba la habitación podría hallar la salida de la casa y escapar de esa pesadilla.
-No huyas, te encontraré. El señor quiere verte muerta, apestosa rata de biblioteca… -canturreaba la voz femenina de su perseguidora.
Arrojó al suelo un florero, una mesa y algunos muebles poco pesados que encontró por el camino. No es que fuesen a ayudarla de alguna manera a parar a su enemigo pero se suponía que era lo que había que hacer, dificultar el paso al depredador.
Se enganchó la manda del abrigo en el pico de algún mueble y estiró del tejido hasta romperlo, su vida era más importante que aquello.
Y allí lo vio.
Estaba oculto en las sombras, apoyado en el quicio de una puerta que daba a la desordenada y polvorienta cocina. Había harina en el suelo y algo que lo hacía resbaloso.
Corrió hacia allí sin pensarlo dos veces aunque quien estuviese al otro lado de la puerta pretendiese matarla también. La esperanza era lo último que se debía perder, era lo políticamente correcto, era como la norma no escrita de las situaciones de vida o muerte, o algo así.
-¿Quién eres? -susurró una vez al lado de la otra persona.
-Por una vez en tu puta vida, ¿quieres cerrar la jodida boca, sangresucia?
Hermione obedeció y tomó la mano que la figura de Draco Malfoy le ofrecía. La empujó contra la puerta que daba al patio trasero, había sido descolgada y los restos reducidos a astillas puntiagudas de madera caoba, estaban esparcidos por entre la hierba.
Oyó el sonido de una maldición a sus espaldas y jamás supo si había sido suya, de Draco o de Bellatrix.
Pero entonces la envolvió la sensación de Draco prácticamente lanzándose sobre ella y gritándole.
-¡Ahora Granger! ¡Vamos a aparecernos juntos, en la casa de Snape! ¡A la de tres! ¿De acuerdo?
Ella asintió con firmeza y cuando oyó salir de la boca de Draco la palabra mágica, pensó en desaparecerse, en caer a la puerta de la sucia y pequeña casucha del profesor de Pociones.
La sensación de ser absorbida por un tubo muy delgado y reducirse a un espagueti, sumada al taponamiento de sus oídos, le indicaron que ya estaba en camino hacia el lugar donde aparecerían.
Abrió los ojos y se encontró en una angosta calle adoquinada, gris y maloliente. Frente a la puerta de una casa que parecía desolada, como si nadie hubiese vivido allí en años. No, siglos.
Draco estampó con fuerza una llave sacada de Merlín sabe dónde contra la pequeña cerradura, y la giró para acceder a la casa.
Dentro hacía un agradable calor y dos tazas de chocolate caliente reposaban sobre la mesa.
-Ahora entra. La Orden me dijo que estarías allí.
-Nadie te ha preguntado.
-Pero es lo correcto Granger -puso los ojos en blanco -. Y corrígeme si me equivoco, Merlín sabe que estuviste haciendo lo correcto durante todo el tiempo. Te observé.
-¿Y se supone que esto es correcto? -chilló ella caminando hacia el salón y dejándose caer, llorando, en uno de los feos sofás de color verde botella.
Draco cerró la puerta con llave y se llevó rápidamente a los labios la taza de chocolate.
-¿Salvar tu vida? ¡Es tan correcto que deberías agradecérmelo el resto de tus días, sangresucia asquerosa!
-¿Y tú, tú estás siendo políticamente correcto, Malfoy? -gritó Hermione, lanzando una mirada venenosa al rubio.
-Esa es la diferencia entre tú y yo, tú morirías por hacer lo correcto. ¡¡Yo jamás dejaría que alguien me matase sólo porque la forma de salvar mi culo no-sea-correcta!!
Alguna vez le gustaría hacer algo incorrecto y supo que lo estaba haciendo cuando se levantó y su mano se estrelló por cuenta propia en la cara del rubio. Quizá ahora podía entender por qué Draco era como era.
Porque sienta bien romper las reglas del juego, sienta bien no hacer siempre lo correcto. Y tal vez lo que ella consideraba correcto no lo era tanto y sus reglas cayeron en picado cuando Draco tiró de su mano y la abrazó y Merlín, no podía estar bien sentirse a gusto en una situación así.
-Juguemos a hacer lo correcto, pequeña Granger.