Titulo: Sólo son sueños.
Fandom: Full Metal Alchemist
Claim: Edward/Alphonse (Elricest)
Evento: Moraleja #5: "Los proyectos son sólo sueños si no hay acción de su parte para convertirlos en realidad.."
Palabras: 859
Advertencias: Incesto, shonen-ai, Angst y algo de lime.
Palabras: 889
Disclaimer: Full metal alchemist es propiedad de Hiromu Arakawa.
Notas: ...
“Los proyectos son sólo sueños si no hay acción de su parte para convertirlos en realidad”
Sólo había deseado traer de vuelta la feliz familia que habían sido antes.
¿Qué tan malo podía ser eso?
Al parecer, lo suficiente como para ser maldecido de por vida y verse despojado de la única cosa viviente que aún le quedaba como un recuerdo de la que había sido su feliz e incompleta familia: su hermano. Su padre nunca estuvo con ellos, ni siquiera cuando su madre murió. Él no se había presentado en los funerales, él jamás la había llamado cuando todavía estaba con vida, nunca. Su hermano era todo lo que le quedaba hasta ese momento y por culpa de su insensatez y su soberbia, también lo había perdido.
En parte, sólo en parte lo había hecho.
Atando su alma a una de las viejas armaduras de la habitación donde el pecado se había cometido, él había ofrecido su brazo por retener el alma de su hermano a su lado.
Sólo en aquellos momentos a solas se detenía a pensar en cuan egoísta había sido su deseo de hacer que su hermano permaneciera a su lado sin una forma humana, sino que combertido en una fría y parlante armadura andante. Su conciencia le pesó aún más cuando su piel rozó la suavidad del colchón bajó su espalda y sintió la abrigadora sensación de calor que las mantas sobre su cuerpo le ofrecían. Con la culpabilidad en los ojos que tenía cada noche a la hora de dormir, miró hacia la cama contigua en busca de su hermano, que se hallaba sentado ahí sin poder dormir; observando la luna a través de la ventana o escribiendo algo en una libreta que solía llevar consigo, donde apuntaba las cosas que quería hacer cuando su cuerpo fuera recuperado.
Edward detuvo su mirada hacia donde se suponía estaba sus ojos en el brillo de aquel casco. La ilusión de los deseos de Al lo mataban por dentro, haciéndolo aún más desdichado con el pasar del tiempo y ver que nada resultaba. Como si sintiera su mirada hacia él, Alphonse se giró hacia su hermano y de haber estado en su cuerpo humano, Edward estaba casi seguro de que Al le estaría mostrando una sonrisa para calmarlo o volviendose con los ojos bajos hacia el suelo, disculpándose por algo que ni siquiera había hecho ni a propósito, porque así era él, y Ed lo sabía: demasiado bueno para ser su hermano, demasiado bueno para seguir diciéndole «hermano mayor» después de todo lo que había hecho y los sufrimientos que ahora le estaba haciendo pasar.
“Lo haremos juntos” recordaba, y aquellas palabras le aliviaban tanto como le atormentaban: feliz por un lado, porque se mantendrían unidos; e infeliz y despreciable por otro al hacerle pasar por todo lo que sólo él merecía sufrir. ¿Cuántas veces había intentado su hermano de disuadirlo de sus planes y él cabeza dura e idiota no lo había escuchado?
- ¿No puedes dormir, hermano?-le preguntó. En el acto, Edward regresó al presente.
-No.
- ¿Te encuentras bien?
No queriéndole preocupar más, asintió.
-Sólo estoy pensando. En cualquier momento dormiré-le sonrió falsamente, enseñando los dientes.
A veces ni siquiera quería pensar, quería poder librarse de esos dolorosos pensamientos y dejar de recordar. Y si eso podría ayudar a su hermanito a ser feliz, incluso podría dejar de existir si con eso podía lograrlo.
Su vida, su alma, su corazón o cualquier parte de él. Todo, todo cuanto de él se pidiera para regresarlo de vuelta lo pagaría gustosamente para verlo sonreír por al menos un segundo antes de morir por recuperarlo.
Porque incluso aunque Al le hubiese dicho que no lo odiaba por el daño que le había causado, el estaba seguro de que definitivamente lo aborrecería si después de todos los males que le había producido todavía se atreviera a pidiera una cosa enferma.
Su amor. No como el de un hermano, sino el de un amante.
Un amante al que podría besar
Uno que le acompañaría en las frías noches como esa.
Él realmente merecía pudrirse en el infierno por tratar de corromper la inocente alma de su hermano con esos pensamientos indecentes, por esos sueños incorrectos y por esos anhelos prohibidos. Su cuerpo reaccionaba con el mero pensamiento de él entre sus piernas, mientras degustaba con deleite su suave piel con besos y lo embestía a un ritmo lento y suave para no dañarlo.
Pero antes que todo, debía recuperar el cuerpo que amaba carnalmente con cada fibra de su ser, sólo para lograr estar lo más cerca de sus sueños, sin que se cumplieran jamás. Nunca llevaría sus perversiones a cabo: llevaría consigo ese oscuro secreto hasta la tumba.
Era un verdadero enfermo y si moría en el intento de recuperar el cuerpo de su hermano, al menos su vida habría valido para algo: Su miserable vida por su hermano. No era un cambio justo, pensaba, pero no tenía otra cosa más que ofrecerle a la puerta y no herir a nadie más por sus errores en el intento.
« Un verdadero enfermo »
Sí, es lo que era realmente.