Con el 96,27% de las mesas escrutadas, debemos admitir (aunque nos pese a quienes tenemos eso que se llama "sentido común", muy raro de encontrar en el argentino promedio) que la nueva presidenta de la República (segun el diccionario RAE: "Organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el Parlamento para un período determinado") es Cristina Fernández (porque "de Kirchner" es sólo una mera nominación de tinte machista, aunque desgraciadamente esté contemplado en la ley), la primera presidenta "electa" (nótese las comillas).
Por supuesto, en un país donde hay irregularidades a la hora de ir a votar, donde se compran los votos de los sectores menos preparados, y donde la deficiente conformación de los padrones nos impide votar a los que cumplimos 18 hace medio año (mientras otros que acaban de alcanzar esa edad hace 2 meses figuraron), no podemos esperar un resultado decente de las "elecciones". ¿Por qué los estudiantes universitarios no podemos ejercer nuestro derecho, mientras personas que ni siquiera saben lo que es un partido político ni lo que es la constitución, o hasta los muertos (porque hay muertos que vienen del más allá a votar, según los padrones) sí están habilitados?
Sólo esperen, ya pronto el INDEC nos dirá que la canasta familiar (compuesta por caviar y whiskey importado) se ha congelado y no volverá a aumentar, al mismo tiempo que vamos al supermercado a comprar por 200 pesos los ingredientes de una ensalada para cuatro personas. Y si alguien dice en televisión algo contra el peinado de Cristina, prepárese para que le levanten el programa...
Es importante destacar, a mi parecer, que en las Ciudades de Buenos Aires, La Plata, Bahía Blanca, Rosario, entre otras, la ganadora fue Elisa Carrió (segunda posición a nivel nacional), en la capital cordobesa, los primeros dos puestos fueron para Lavagna y Carrió, dejando a Fernández en un tercer lugar.
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