[fic] Messere | Assassin's Creed
Título: Messere.
Fandom: Assassin's Creed.
Personajes: Sofia Sartor.
Palabras: 437.
Advertencias: spoilers de Revelations.
Notas: situado en la secuencia 3. Parte de Sapere aude.
Estaba inquieta. Había decidido que volvería al interior de la librería y que esperaría sentada a que el misterioso hombre, Ezio Auditore, regresara. Pero la verdad era que Sofia había sido incapaz de abandonar el patio, con la boca de aquella puerta secreta abierta de par en par llamándola. A pesar de la oscuridad, parecía tentarla a echar un vistazo; incluso a dar uno o dos pasos en su interior. Después de pasearse alrededor de ella unos minutos, con el corazón en un puño, volvió a lanzar una mirada dentro de la puerta.
Nada. No podía distinguir siquiera una luz lejana que le indicase que ese pasadizo llevaba a algún sitio. El aire helado y húmedo venía desde abajo, y si se esforzaba podía escuchar el silbido del viento contra la piedra envejecida. Quizás conducía a una cisterna subterránea, o eso podía elucubrar por el olor a agua estancada que de vez en cuando traía la brisa. Sofia metió un poco más la cabeza, siempre sujeta por las manos a cada costado de la entrada. Sospechaba que el camino era más bien una bajada precipitada y no quería arriesgarse a no poder subir. Sin embargo, la tentación seguía allí, llamándola a entrar.
¿Sería aquello el comienzo de una aventura? Un extraño había llegado a su casa y, ¡pam!, había abierto una puerta secreta cuya existencia había ignorado en todos esos años. Sofia quería interpretarlo como una señal de que, por una vez, ella podía lanzarse a hacer alguna locura; pero seguía indecisa. ¿No era en el fondo una simple librera que prefería vivir aventuras desde las páginas de un libro, a salvo de cualquier peligro y contratiempo? Se frotó las manos, nerviosa, y decidió volver al interior de la tienda tras echar un último vistazo.
Después de acomodarse en una silla y abrir de nuevo el libro que había estado estudiando momentos antes de la llegada del señor Auditore, optó por despejar la mente y olvidarse del asunto. Si de verdad había algo de interés allí abajo, confiaba en que Ezio regresaría tal y como había dicho y se lo haría saber. Si no era ése el caso, quizás lograría acumular ella misma el valor para entrar y ver si ese conducto llegaba hasta las entrañas de Constantinopla o no era más que parte del alcantarillado. En cualquier caso, no se sentía preparada en ese momento para investigar a qué profundo recodo de la tierra conducía la puerta. Sofia se aferró al libro y, por suerte, la lectura la atrapó de inmediato; como si nada hubiese perturbado la tranquilidad de la tienda en aquella mañana tan apacible.
-fin-
Fandom: Assassin's Creed.
Personajes: Sofia Sartor.
Palabras: 437.
Advertencias: spoilers de Revelations.
Notas: situado en la secuencia 3. Parte de Sapere aude.
Estaba inquieta. Había decidido que volvería al interior de la librería y que esperaría sentada a que el misterioso hombre, Ezio Auditore, regresara. Pero la verdad era que Sofia había sido incapaz de abandonar el patio, con la boca de aquella puerta secreta abierta de par en par llamándola. A pesar de la oscuridad, parecía tentarla a echar un vistazo; incluso a dar uno o dos pasos en su interior. Después de pasearse alrededor de ella unos minutos, con el corazón en un puño, volvió a lanzar una mirada dentro de la puerta.
Nada. No podía distinguir siquiera una luz lejana que le indicase que ese pasadizo llevaba a algún sitio. El aire helado y húmedo venía desde abajo, y si se esforzaba podía escuchar el silbido del viento contra la piedra envejecida. Quizás conducía a una cisterna subterránea, o eso podía elucubrar por el olor a agua estancada que de vez en cuando traía la brisa. Sofia metió un poco más la cabeza, siempre sujeta por las manos a cada costado de la entrada. Sospechaba que el camino era más bien una bajada precipitada y no quería arriesgarse a no poder subir. Sin embargo, la tentación seguía allí, llamándola a entrar.
¿Sería aquello el comienzo de una aventura? Un extraño había llegado a su casa y, ¡pam!, había abierto una puerta secreta cuya existencia había ignorado en todos esos años. Sofia quería interpretarlo como una señal de que, por una vez, ella podía lanzarse a hacer alguna locura; pero seguía indecisa. ¿No era en el fondo una simple librera que prefería vivir aventuras desde las páginas de un libro, a salvo de cualquier peligro y contratiempo? Se frotó las manos, nerviosa, y decidió volver al interior de la tienda tras echar un último vistazo.
Después de acomodarse en una silla y abrir de nuevo el libro que había estado estudiando momentos antes de la llegada del señor Auditore, optó por despejar la mente y olvidarse del asunto. Si de verdad había algo de interés allí abajo, confiaba en que Ezio regresaría tal y como había dicho y se lo haría saber. Si no era ése el caso, quizás lograría acumular ella misma el valor para entrar y ver si ese conducto llegaba hasta las entrañas de Constantinopla o no era más que parte del alcantarillado. En cualquier caso, no se sentía preparada en ese momento para investigar a qué profundo recodo de la tierra conducía la puerta. Sofia se aferró al libro y, por suerte, la lectura la atrapó de inmediato; como si nada hubiese perturbado la tranquilidad de la tienda en aquella mañana tan apacible.
-fin-