Fúnebre - one shot
Fúnebre
No me gustan los funerales; nunca me han gustado. No entiendo porque aún se esmeran en enterrar los cuerpos si existe la cremación ¿No es acaso un sistema más limpio y simple? Porque ¿qué queda de nosotros en unos meses? Metidos dentro de un cajón sólo nos convertimos en comida para los gusanos.
Suspiro ante la ironía, supongo que los gusanos tienen derecho a comer.
Miro a mi alrededor, necesito un cigarrillo pero no puedo pedírselo a nadie. Todo el mundo está cabizbajo y silente. Sólo se escucha la voz de un hombre que eleva unas oraciones por el alma que parte.
Y aquí caigo nuevamente en mis interrogantes. Si todos asumen que el alma parte a un mundo mejor ¿por qué se entristecen?
No comprendo el razonamiento general, y menos comprenderé esa fascinación extraña que sienten algunas personas por mirar a los muertos dentro de un ataúd. Pocas veces lo hice cuando era niño, y mi madre me obligaba a acompañarla a algún velorio.
“No me gusta ver gente muerta”
Le decía, pero mi madre insistía, y lograba que fuese con ella. Tom siempre se quedaba en casa. Sonrío; Tom siempre logra escaparse de todo.
Lo miro a mi lado, está triste, aunque no llora. Sé que no lo hace porque no puede, los ojos le duelen de tanto llorar. Se le han quedado secos, lo sé porqué me mantuve a su lado en todo momento. Me toco los ojos, pero a mí no me duelen. No puedo llorar. Es extraño, nunca he sabido porque la muerte no me golpea del mismo modo que a los demás. Debo ser un insensible, porque a pesar de ver a mi hermano abatido y dolido, no puedo compartir ese pesar. Creo que si en este momento me pincharan con una aguja, no sentiría nada.
Miro mis manos, la ironía crea un montón de frases para lo que me está pasando. Nada puede dolerme, nada puede hacerme daño. Ya no soy corpóreo. Será mi carne la que alimentará a los gusanos. Río, porque se me olvidó mencionar que prefería la cremación.
Soy tan estúpido, si al menos hubiese sido una muerte un poco más glamurosa. Pero fue de ese tipo de muertes que se pueden considerar un ‘ops’, y ya está. Dejas de vivir, aunque no de existir.
Observo nuevamente a mi hermano. Sonrío. Mañana moveré de sitio su guitarra favorita para que sepa que sigo existiendo, sólo espero no asustarlo demasiado.
No me gustan los funerales; nunca me han gustado. No entiendo porque aún se esmeran en enterrar los cuerpos si existe la cremación ¿No es acaso un sistema más limpio y simple? Porque ¿qué queda de nosotros en unos meses? Metidos dentro de un cajón sólo nos convertimos en comida para los gusanos.
Suspiro ante la ironía, supongo que los gusanos tienen derecho a comer.
Miro a mi alrededor, necesito un cigarrillo pero no puedo pedírselo a nadie. Todo el mundo está cabizbajo y silente. Sólo se escucha la voz de un hombre que eleva unas oraciones por el alma que parte.
Y aquí caigo nuevamente en mis interrogantes. Si todos asumen que el alma parte a un mundo mejor ¿por qué se entristecen?
No comprendo el razonamiento general, y menos comprenderé esa fascinación extraña que sienten algunas personas por mirar a los muertos dentro de un ataúd. Pocas veces lo hice cuando era niño, y mi madre me obligaba a acompañarla a algún velorio.
“No me gusta ver gente muerta”
Le decía, pero mi madre insistía, y lograba que fuese con ella. Tom siempre se quedaba en casa. Sonrío; Tom siempre logra escaparse de todo.
Lo miro a mi lado, está triste, aunque no llora. Sé que no lo hace porque no puede, los ojos le duelen de tanto llorar. Se le han quedado secos, lo sé porqué me mantuve a su lado en todo momento. Me toco los ojos, pero a mí no me duelen. No puedo llorar. Es extraño, nunca he sabido porque la muerte no me golpea del mismo modo que a los demás. Debo ser un insensible, porque a pesar de ver a mi hermano abatido y dolido, no puedo compartir ese pesar. Creo que si en este momento me pincharan con una aguja, no sentiría nada.
Miro mis manos, la ironía crea un montón de frases para lo que me está pasando. Nada puede dolerme, nada puede hacerme daño. Ya no soy corpóreo. Será mi carne la que alimentará a los gusanos. Río, porque se me olvidó mencionar que prefería la cremación.
Soy tan estúpido, si al menos hubiese sido una muerte un poco más glamurosa. Pero fue de ese tipo de muertes que se pueden considerar un ‘ops’, y ya está. Dejas de vivir, aunque no de existir.
Observo nuevamente a mi hermano. Sonrío. Mañana moveré de sitio su guitarra favorita para que sepa que sigo existiendo, sólo espero no asustarlo demasiado.